El espacio geográfico es el objeto de estudio
de la Geografía,
la cual es la ciencia que estudia la interrelación entre el hombre y el medio.
El espacio en Geografía es la epidermis de la Tierra donde se localizan factores naturales y
sociales. Desde la óptica de la Geografía Humana se puede decir que el espacio es
el lugar donde se desenvuelve el ser humano, por lo tanto es una construcción
social.
Ya los griegos tenían erigido un concepto de
espacio, lo que ellos llamaban la
Ecúmene o mundo conocido, es decir el mundo habitado en
contraposición con el mundo desconocido o Anecúmene que era otro espacio
diferente.
Hoy en día el concepto de espacio desconocido
es prácticamente nulo y se habla de un espacio globalizado en lugar de la
antigua Ecúmene, a la vez y como contracara de aquel espacio surgen los
espacios regionales o locales que tienen su propia identidad.
Si se dijo que el espacio es una construcción
social y que hay distintos espacios locales, se puede determinar que cada
comunidad o institución es un espacio, como por ejemplo la escuela que es el
espacio particular que se analizará en ésta oportunidad.
La escuela no solo ocupa un espacio físico,
sino que también es un espacio formado por el concepto de comunidad donde intervienen
distintos elementos propios de toda sociedad como la convivencia, el respeto
mutuo, la familia, los valores, la ética, el saber etc. La institución escolar
ocupa un espacio primordial otorgado por la Ley de Educación Nacional siendo el pilar fundamental
en la formación del ciudadano que será quien tenga la tarea de construir el
espacio del futuro.
El espacio geográfico es histórico ya que los
elementos que lo conforman, sean naturales o sociales, están en constante
dinámica por lo tanto dicho espacio va a evolucionar o involucionar con el
transcurso del tiempo por medio de la intervención del ser humano. En ese
sentido y siguiendo con la analogía con el espacio que ocupa la Institución Escolar
se puede decir que ese espacio ha evolucionado en nuestro país.
Desde la organización del Estado la educación
y la escuela han ido creciendo gradualmente de acuerdo a las necesidades de
cada época, así después de la declaración de independencia la urgencia era
enseñar a leer y escribir a los niños sin aún haber organizado un sistema
educativo como se conoce hoy. Hacia fines del siglo XIX ya con la Ley de Educación Común Nº 1420
sancionada y con un país que se colmaba de inmigrantes a la vez que se
consolidaba como agro-exportador, era necesario en primer lugar lograr asimilar
al inmigrante a la cultura local y también formar al ciudadano en materia
tecnológica de la época que requería ya una mano de obra con mayor
especialización de acuerdo al empuje económico que estaba viviendo el país.
Más de cien años después, la Ley 1420 cargaba sobre sus
espaldas el peso del Positivismo y el Conductismo siendo difícil poder lograr
resultados esperados en el ser humano y habiendo moldeado al individuo con un
icono particular. La escuela era el espacio donde se formaba al ciudadano bajo
una receta preestablecida resultando dificultosa la articulación con el resto
del espacio social ya que la escuela solo era el lugar donde se daba y recibía
conocimiento.
La Ley de Educación Común dejó una
fuerte impronta en la estructura social argentina, así se llega a fines del
siglo XX con la sanción de la Ley
24195 o Ley Federal de Educación que reemplazó a la anterior donde la
estructura de la educación y por lo tanto del espacio institucional cambió
radicalmente.
La Ley Federal planteaba cambios estructurales que fueron
difíciles de asimilar después de haber tenido más de un siglo de educación con
el viejo sistema. La escuela vio en pocos años implementar cambios diferentes
al anterior sistema, se tomó como base el Constructivismo, se privilegió la
democratización de la institución por sobre todas las cosas donde se ponían a
un mismo nivel directivos, docentes, alumnos y padres teniendo voz y voto en
las decisiones inherentes al espacio educativo.
Más allá que todos coinciden que el objetivo
fundamental de la nueva ley era positivo, los resultados sugirieron otra cosa.
Se afirma que la pluralidad de contenidos que pregonaba la ley conllevó a un
vaciamiento de los mismos ya que se incrementó el currículum pero se siguió con
la misma carga horaria que anteriormente, por lo tanto se recortaron los
espacios de la mayoría de las materias para darle lugar a las nuevas que se
implementaron. En muchos casos los nuevos contenidos no eran significativos
agravado en el sentido que la carga horaria que se recortó correspondía a
materias primordiales para el desarrollo del individuo como actor principal del
espacio social en el cual se insertaría cuando egresara.
Otra falencia es que se desconoció
prácticamente por completo el espacio correspondiente a la Educación Técnica
tan necesaria para el progreso de una sociedad en vías de desarrollo y un país
inserto en un espacio global que requería especialistas en distintas áreas de
la producción y el desarrollo.
Si se suma el hecho que espacios tan
importantes dentro de la educación como la Educación Técnica
y la carga horaria de materias primordiales además de la política de perjuicio
a la industria nacional y la apertura a la importación con el agregado que la
ley 24195 fue aprobada de manera apresurada se puede inferir que determinados
intereses políticos (se presume externos con obsecuencia del gobierno nacional) influyeron, para
desculturar a la sociedad.
Por ende, la Ley Federal prometía
ser una panacea que resultó siendo una caja de Pandora, por un lado se habían
ganado ciertos espacios, pero por otro se perdieron muchos más. En el medio
estaban los actores principales; los alumnos que tuvieron acceso a un
conocimiento superficial y el docente que vio diezmado su fuente laboral.
El docente perdió su espacio tradicional,
debió dar más importancia a reunir la mayor cantidad de puestos posibles a la
vez que debía perfeccionarse (no siempre eficientemente porque el mismo sistema
no lo permitía) para poder acceder a esas fuentes, por consiguiente debió
priorizar otros espacios en detrimento del espacio escolar ya que estaba
impedido de dedicar tiempo extra a afianzar el conocimiento en los alumnos y
establecer lazos de relación con la institución en sí y sus actores.
Transcurridos los primeros años del siglo XXI
se derogó la Ley
24195 y se sancionó la Ley
26206 o Ley de Educación Nacional que en un principio apunta a subsanar las
falencias de la anterior para lo cual se cambiaron las estructuras nuevamente
pero afianzando las bases del Constructivismo que hace pensar en un espacio
institucional en armonía con las necesidades de la sociedad actual.
No se puede permitir que la educación siga
perdiendo el espacio que le corresponde, solo la misma permitirá el desarrollo posible
que toda sociedad avanzada debe alcanzar.
Lic. Juan Pablo García Ruiz
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