Visitando la localidad de Médano de Oro en la Provincia de San Juan en la fiesta del espárrago y el alcaucil.
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Imagen ilustrativa. Edificios de la ciudad de Santa Fe Argentina |
La geografía tiene por objeto el estudio de las estructuras espaciales o la organización del espacio. Debe explicar los elementos y los factores que fundamentan el orden interno de dicho espacio. La geografía rural se ocupa de interpretar y valorar las estructuras rurales: los elementos que las integran, los factores que las animan, las funciones que desempeñan y la evolución histórica que han experimentado y que explica su situación actual.
El grado de evolución y modernización del espacio rural estrechamente relacionado con la capacidad técnica, la inversión de capitales y el sistema socioeconómico de la sociedad que lo ocupa.
Los cambios habidos en los espacios rurales del mundo han sido enormes. Al mismo tiempo que se ha producido y se produce un impresionante éxodo rural, el cual se desarrolla junto a una clara modernización del campo a través de
Pero los cambios en los países desarrollados no han consistido tan solo en la producción de excedentes agrarios, sino que las modificaciones introducidas en los usos no agrarios del suelo se revelan tan importantes como las agrarias. Asimismo, la investigación en biotecnología está avanzando aceleradamente, hecho que puede modificar radicalmente los presupuestos de los espacios agrarios actuales.
La geografía agraria, en consecuencia, estudia los espacios, la sociedad y la actividad agraria, actividad que tiende a satisfacer una demanda de productos agrarios, obtenidos en el campo. Las estructuras de éste surgen de aquella actividad. Estructuras que con sus elementos, sus factores, y sus flujos constituyen el objeto de análisis de la geografía agraria.
La geografía rural tradicional que era exclusivamente agraria se orientaba al análisis de los paisajes agrarios y se identificaba con la geografía regional, la cual estudiaba básicamente regiones agrarias. El cambio de una economía de subsistencia por otra cada vez mas comercial ha introducido un vuelco total en la organización de los espacios rurales.
La organización actual de cada espacio rural concreto obedece al modelo socioeconómico que en él domina y al grado de desarrollo técnico y de integración económica que mantiene tanto lo que respecta a la estructura de los núcleos de poblamiento como a las formas de los campos de cultivo, a la propia densidad y distribución de la red viaria, así como a los flujos que desarrolle con otros espacios rurales o con los núcleos urbanos inmediatos, que son los que abastecen a una gran parte de los insumes agrarios.
El espacio rural está condicionado por unos factores físicos representados por el complejo ecológico, que por sus diferencias zonales, regionales y comarcales, introduce una gran diversidad de aprovechamientos agrarios. Como resultado de la conjugación de los hechos naturales de los factores históricos y del valor de los sistemas socioeconómicos actuales, van a cristalizar a escala planetaria unos grandes sistemas agrarios que afectan a cientos de millones de personas y dan singularidad a vastísimos conjuntos territoriales.
Fragmento de GARCIA RUIZ, Juan Pablo “Revenición como condicionante en la dinamica socioeconómica en Colonia Rodas” Inédito FFHA, UNSJ 2000
Fuentes consultadas:
MOLINERO, Fernando “ Los Espacios Rurales” Oikos Tau, Barcelona (1990)
ROBLEDO, Margarita “Degradación de Suelos en Médano de Oro” Dpto. de Geografía, FFHA, UNSJ, inédito (1998)
Con estos datos, según Naciones Unidas, cada ciudadano chino dispone de 2.138 metros cúbicos de agua al año, cuatro veces menos que la media de los países desarrollados.
Por su distribución geográfica y los distintos climas que acoge, la distribución interna del agua en China tampoco es equilibrada, con un norte árido y a menudo semidesértico, y un sur tropical y sujeto a monzones.
El gigante asiático vive las peores inundaciones desde hace doce años, que ya han dejado más de 1.500 muertos y desaparecidos, pero no puede garantizar el suministro en todo el país.
Sin embargo, el Gobierno chino se muestra incapaz de ordenar el mapa hidrográfico más allá de obras faraónicas, como la presa de las Tres Gargantas, en el curso del Yangtsé, o el futuro Eje de Desviación de Aguas Sur-Norte previsto para 2014, y ve cómo proliferan sin remedio los accidentes.
En las últimas semanas han aparecido mareas negras en las costas, plagas de algas y fertilizantes que cubrieron miles de kilómetros cuadrados o escapes residuales que mataron toneladas de peces, entre otros sucesos.
China es uno de los países más contaminados del mundo, debido en gran parte a la acelerada industrialización que ha vivido el país, cuya riqueza se ha construido a costa de explotar recursos sin ningún tipo de control o supervisión.
Las últimas estadísticas oficiales señalan que los accidentes medioambientales se han multiplicado por dos respecto al año pasado, con 102 sucesos sólo en los seis primeros meses de 2010.
El Ministerio de Protección Ambiental presentó la semana pasada los resultados demoledores de un estudio oficial llevado a cabo este año en miles de muestras de las aguas de superficie del país.
Así, según la valoración oficial, sólo el 49,7% de las aguas es apto para el consumo y el 26,4% es absolutamente inservible para cualquier uso humano y se destina a la industria.
De hecho, más de un centenar de las 600 mayores ciudades de China sufren cortes regulares y otras 400 viven problemas temporales de suministro según la temporada.
La industria pesada y la actividad agrícola, que abusa de pesticidas y fertilizantes industriales, son las causas principales del deterioro del agua, además de en las pobres medidas de aprovechamiento, ya que sólo el 38% del agua se trata para poder ser reutilizada.
Greenpeace estima que cerca de 100 millones de chinos -uno de cada catorce- realiza sus actividades cotidianas (cocinar, beber, lavarse) con aguas contaminadas que afectan directamente a su salud.
A su vez, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifró en 100.000 las muertes anuales que China sufre por enfermedades directamente relacionadas con la polución de sus aguas.
Ya en 2007, el Gobierno chino asumió que se vertieron 30,3 millones de toneladas métricas de residuos en las aguas del país, que han dejado el 70 por ciento de los ríos, lagos y reservas "gravemente contaminados", incluyendo fuentes tan importantes como los ríos Yangtsé y Amarillo, además de lagos como el Taihu y el Chaohu, tercero y quinto de mayor capacidad.
"La crisis medioambiental, particularmente para el agua, está llegando a China antes de lo esperado", reconoció Pan Yue, viceministro de Protección Ambiental.
El Banco Mundial (BM) elaboró un informe en el que consideraba que la contaminación del aire y las aguas en China son problemas con "consecuencias catastróficas para generaciones futuras", que cuestan más de 100.000 millones de dólares anualmente, superiores al 5% de su PIB.
Fuente: ElMundo.es
El Mediterráneo es una de las zonas con más posibilidades de convertirse en un desierto, un peligro que acecha al 38% de la superficie terrestre. La alarmante conclusión pertenece a un estudio de investigadores españoles publicado en 'International Journal of Life Cycle Assessment'.
Los científicos midieron el impacto de la actividad humana en su entorno a través de un método conocido como Análisis de Ciclo de Vida (ACV) y de un sistema de información geográfica (GIS, en sus siglas en inglés). Por primera vez, incluyeron indicadores de desertificación y clasificaron 15 áreas naturales según su grado de aridez.
De las zonas estudiadas, ocho fueron catalogadas como áreas en peligro de desertificación, lo que representa un 38% de la superficie de la Tierra.
"En el caso de España, la cuenca del Júcar, del Segura y el sureste del Ebro son algunas de las zonas con más riesgo de desertificación debido a sus condiciones climatológicas", explica Montserrat Núñez, principal autora del estudio.
Globalmente, África del Norte, Oriente Próximo, Australia, el suroeste de China y el oeste de América del Sur son las zonas más amenazadas. En una escala del 1 al 10, estas regiones del desierto subtropical tienen un riesgo de desertificación de 7,6, según esta investigación. En el caso del Mediterráneo, el riesgo sería de 6,3 sobre 10. Las zonas marinas y las praderas obtuvieron un 4 en esta escala.
La sobreexplotación de los acuíferos, la aridez, la erosión y el riesgo de incendio son los principales responsables de la desertificación. "El uso insostenible del suelo puede llevar a su degradación. Si ésta se produce en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, como España, la degradación se denomina desertificación y los efectos pueden ser irreversibles, pues generan áreas totalmente improductivas", afirma Núñez.
La primera parte del estudio, en el que han colaborado científicos de la Universidad Tecnológica de Mendoza (Argentina) y de la Autónoma de Barcelona, se ha centrado en desarrollar el método de investigación, que permitirá también comparar el impacto de una misma actividad humana en lugares distintos. En la actualidad, está siendo puesto en práctica tanto en Argentina como en España.
Las fábricas chinas tienen la mala fama pero los agricultores y ganaderos contaminan incluso más que ellas. Así lo asegura el primer censo oficial de China sobre la polución en el país, que ha sido hecho público esta semana. Asimismo, el estudio revela que la contaminación del agua es dos veces más grave de lo que se pensaba, pues en las cifras disponibles hasta ahora se habían omitido los residuos agrícolas.
Para elaborar el informe han sido necesarios dos años de trabajo. Han participado 570.000 personas y se han recopilado datos de seis millones de fuentes, entre las que se incluyen fábricas, granjas, hogares e instalaciones de tratamiento de residuos. El próximo censo no estará disponible hasta 2020.
Según este informe, las tierras que cultivan los agricultores contaminan el agua mucho más que las emisiones de sus fábricas. Según algunas fuentes citadas por 'The Guardian', la publicación del censo se pospuso debido a la oposición del ministro de agricultura chino, que en el pasado había insistido en que los agricultores sólo eran responsables de una pequeña parte del problema medioambiental.
Algunos grupos medioambientales consideran que este informe supone un pequeño paso en el camino hacia la transparencia del sistema chino.
Durante la presentación del censo, el portavoz del Ministerio de Agricultura, Wang Yangliang, reconoció los problemas derivados de los métodos de la agricultura intensiva: "Los fertilizantes y los pesticidas han sido importantes para aumentar la productividad pero su uso inadecuado ha tenido también un grave impacto en el entorno", afirmó. "El rápido desarrollo de la ganadería y de la acuicultura ha producido gran cantidad de alimentos pero son grandes fuentes de contaminación en nuestras vidas".
Mientras que las altas cifras de contaminación procedente del medio rural se explican en parte por el enorme tamaño del sector agrícola chino, también reflejan la enorme dependencia de métodos artificiales como fertilizantes.
El Gobierno afirma asegura que son necesarios porque China dispone sólo del 7% de la superficie terrestre para alimentar al 22% de la población mundial. Y un 'lobby' industrial está presionando para que se utilicen más productos químicos.
Otro grave problema es la poca fiabilidad de los datos. Numerosas empresas y gobiernos locales ofrecen cifras de emisiones contaminantes muy por debajo de la realidad. Asimismo, todavía no se miden diferentes formas de contaminación y algunos datos no se hacen públicos. El viceministro de protección medioambiental, Zhang Lijun, asegura que durante los próximos años aumentarán los sistemas de medición.
Fuente: ElMundo.es
¿Crisis u oportunidad? En esa dialéctica se debaten los expertos que estudian el fenómeno del aumento de la temperatura planetaria que provoca el calentamiento global.
Si bien la información científica disponible da cuenta de la probabilidad de crecimientos en la frecuencia de fenómenos extremos -inundaciones en algunos puntos geográficos y prolongadas sequías en otras latitudes-, estos cambios pueden ser aprovechados si existe una política de Estado que se adapte a la nueva realidad.
"La gente tiene que entender que el cambio climático es algo natural y tiene que ver con la evolución de la Tierra. Pero el problema es que la vida del hombre, sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, está en colisión con el sostenimiento del planeta. Este choque está haciendo que el hombre genere cambios que la naturaleza no soporta. El problema no es el cambio, sino la velocidad del mismo", explica Pablo Canziani, director del Programa de Estudios de Procesos Atmosféricos en el Cambio Global (Pepacg) de la Universidad Católica Argentina.
"Va a existir un corrimiento de las fronteras agropecuarias", asegura el experto. Es decir que donde hoy se siembra un cultivo, mañana quizá no habrá posibilidades por los cambios que traerá el clima. Y da un ejemplo: en Comodoro Rivadavia hoy se podrían cultivar vides. A eso se suma el flagelo de la sobreexplotación. "Hoy tenemos zonas de la pampa húmeda que han perdido el 90% de los recursos naturales del suelo", cuenta Canziani.
El científico asegura, en ese sentido, que "el costo de la inacción es mucho mayor que el costo de la prevención". Sin embargo, para que esto realmente llegue a suceder es necesario un esfuerzo global que consiga frenar el calentamiento de la Tierra en menos de 2°C. La urgencia de estas medidas se comprende si se toma en cuenta que, desde 1990, las temperaturas promedio se han elevado en 0,8°C.
"Las medidas para revertir una crisis deben ser urgentes, siempre y cuando el cambio climático sea moderado", afirma Canziani.
Respecto de las políticas adoptadas en el país hasta el momento, el científico no derrocha elogios: "Tenemos que empezar a trabajar de manera mancomunada con el Estado, con las empresas y el sector científico. Hay una postura desde el sector empresarial que tenemos que combatir. El desarrollo en la Argentina se hace sin ninguna participación del sistema científico".
Y da algunos ejemplos, como el escaso nivel de atención que le han prestado algunos sectores agropecuarios a los estudios del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) sobre el manejo del suelo, muchos de los cuales podrían haber prevenido las brutales sequías que hoy padecen varias provincias. Tal como lo asegura el científico, es notable la poca actividad interdisciplinaria en el país en materia de cambio climático.
Un reciente informe difundido por la Auditoría General de la Nación (AGN) da cuenta de que el área de Desarrollo Sustentable, que depende de la Secretaría de Ambiente de la Nación, no elabora planes que incluyan el uso de energías limpias. Según la AGN, "la variable energética prácticamente no está contemplada" en la subsecretaría, tanto que tampoco se hacen investigaciones para obtener nuevos combustibles de bajo impacto ambiental.
El informe habla de la "necesidad de jerarquizar el tema", porque hay oficinas casi sin empleados y programas que no se ejecutan por falta de financiamiento.
En el desarrollo de los biocombustibles, Canziani dice que la Argentina tiene un potencial enorme; sin embargo, según su criterio, el enfoque es equivocado. "Se ha puesto un esfuerzo grande en el desarrollo de biocombustibles de primera generación (a partir de alimentos) que producen un gran impacto ambiental. Habría que poner el acento en los de segunda y tercera generación, que se consiguen en a base de sustancias no alimenticias y residuos."
Tal es el caso del biogás. "Hay un proyecto en Olavarría en donde se rescata biogás de un relleno sanitario y se inyecta en la red domiciliaria con un aporte interesante", agrega.
El otro tema central sobre el que habría que trabajar en el país para combatir el cambio climático es en la eficiencia energética. Ese es uno de los puntos centrales de la campaña que encabeza la Fundación Vida Silvestre Argentina, capítulo local de la Worldwide Wildlife Fund (WWF).
"Es vital que comencemos a pensar políticas que apunten a la buena utilización de los recursos naturales. Está muy bien la ley que obliga a cambiar las lámparas incandescentes por las de bajo consumo, pero no es suficiente", indica Diego Moreno, director general de Vida Silvestre Argentina.
Estas iniciativas locales son fundamentales si se quiere conseguir buenos frutos de los acuerdos internacionales que pueden lograrse en materia de cambio climático. Aunque el panorama no es alentador para que en la ciudad de Copenhague, Dinamarca, los líderes mundiales sellen un acuerdo superador al Protocolo de Kyoto respecto de los compromisos para reducir gases de efecto invernadero, la Argentina debe comenzar a trabajar seriamente en el tema para tener un mejor punto de partida cuando los consensos se concreten.
El debate más áspero a nivel internacional se centra en la cantidad de dinero que deberán aportar los países desarrollados para transferir tecnología a los que están en vías de desarrollo.
Ese Fondo de Mitigación y Adaptación al cambio climático debería alimentarse con dinero de los países desarrollados. Las cifras en discusión van de los 63.000 millones de dólares a los 100.000 millones anuales de 2013 a 2017.
Respecto de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la apuesta es superar lo previsto por el Protocolo de Kyoto, que vence en 2012, y cuyos parámetros ya no serán alcanzados. En ese sentido los países europeos se comprometen a reducir un 20% las emisiones respecto de 1990.
Sin embargo, los Estados Unidos aún no se pronunciaron al respecto y los países africanos amenazan con boicotear la cumbre de Copenhague.
"Es esencial que todos los países en desarrollo, que forman el G-77, como la Argentina, tengan acceso a la financiación mundial para la mitigación de gases de efecto invernadero y la adaptación a los impactos del cambio climático", expresó Sarah Jones, directora de Programas Internacionales de FVSA.
Mientras tanto, el reemplazo de los combustibles fósiles por las energías renovables como la solar, la eólica, la geotérmica, la mareomotriz o la biomasa avanzan lentamente.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) alertó que la demanda mundial de energía aumentará un 40% en 2030. La AIE asegura que "contener el cambio climático es posible", pero que requerirá "una profunda transformación del sector de la energía". Y propone que para 2030, el 37% de la electricidad mundial provenga de las energías renovables, que el 18% corresponda a la producción nuclear y que el carbono sólo represente el 5%.
Alfredo Esteves, investigador del Conicet de la Universidad de Mendoza y presidente de la Asociación Argentina de Energías Renovables y Ambiente, sostiene que la crisis energética que comenzó en 2001 se prolongó innecesariamente. "Hoy se debe recurrir a aumentos de tarifas (por eliminación de subsidios) para paliar los fondos que se precisan para cubrir lo necesario para la provisión de la energía", dice.
El Gobierno lanzó el programa Generación de fuentes renovables (Genren), cuyo objetivo para 2016 es contar con el Sistema Interconectado Nacional con un abastecimiento de energía renovable equivalente al 8% de la demanda.
Para conseguirlo, la estatal Enarsa licitará 1000 megavatios (MW) de energía renovable (en módulos de 50 MW) en contratos a 15 años. Además se reglamentó la ley 26.190 que establece incentivos fiscales, desgravaciones impositivas y remuneraciones diferenciales para las inversiones destinadas a la construcción de usinas. Sin embargo, esa cifra en ese plazo parece poco. Fuentes del sector explican que 1000 MW es lo que la Argentina debería agregar al año con un crecimiento del 5% anual. Esa potencia serviría para abastecer a las ciudades de Córdoba y Carlos Paz. Para tener una idea, la central nuclear de Atucha genera 350 MW.
En la actualidad la participación de las energías renovables en la matriz energética es del 5%. Y más del 80% de la torta lo ocupan combustibles fósiles como el gas y el carbón.
Hace dos meses, Greenpeace presentó el informe [R]evolución Energética en el que propone un 20% de participación de energías limpias en 2020, más de un 30% para 2030 y 60% para 2050.
"Si tomamos el costo general, en la actualidad la Argentina está pagando 10.000 millones de dólares anuales para la generación de electricidad de todo el país. Este costo va a aumentar considerablemente: en 2030 será de 30.000 millones y de 60.000 millones para 2050. En el escenario alternativo, el costo va a aumentar a 30.000 millones de dólares, o sea la mitad de lo que va a aumentar en el escenario de referencia", dijo el coordinador de la Unidad de Energía y Clima de Greenpeace Internacional, Sven Teske. Ese modelo propone inversiones e incentivos para las nuevas tecnologías con inversiones anuales de 700 millones de dólares, sumados a aportes internacionales.
Depende del cristal con el que se mire este nuevo escenario puede traducirse en crisis o en oportunidad. Es hora de decidir.