Días y noches infernales con temperaturas que superaron los 42 grados y no bajaron de los 36, aún cuando el sol se había ocultado. Esta es una situación que no se daba desde 1931 en un verano en San Juan y llevó al colapso una buena parte de la red eléctrica de la provincia. Granizadas impactantes que dejaron a varios productores con las manos vacías y gente sin vivienda. Una sequía tan fuerte como no se veía desde hace una década, hizo peligrar la producción agrícola y ganadera en varios puntos de la provincia. Esto dificultó la llenada de los diques, limitó la actividad turística y hasta se redujo la producción de energía hidroeléctrica local. Ese fue el panorama, poco usual, que presentó este último verano, que termino ayer.
El verano infernal y atípico del 2010 ya se veía venir, aun antes de empezar. En octubre del 2009 hubo días cuyas temperaturas superaron los 41 grados. Según los registros diarios de el climatólogo Germán Poblete, desde 1960, esa fue la primera vez que en la provincia hacían más de 40 grados en octubre. A esto se sumó que la antesala de este último verano no fue tranquila. El 2009 fue el año repleto de fenómenos climáticos. Fue una situación que se dio en todo el país. Excesos tales como olas de calor, sequías, granizadas e inundaciones, sobre todo en el centro del país, fueron, según el Servicio Meteorológico Nacional, los fenómenos más extremos ocurridos en los últimos 50 años. Por ejemplo, a principios de noviembre, en Jáchal se registró una temperatura de 42,5 grados, convirtiéndose en una de las tantas ciudades argentinas que superaron el valor máximo de 5 décadas.
Así, en este último enero, otra vez el infierno pareció ascender a tierra sanjuanina. Ese mes dejó a los pobladores calcinados. Sólo en 4 días durante todo el mes la temperatura mínima fue inferior a 20 grados y hubo 6 días en los que la máxima superó los 40. Con esas cifras, la temperatura promedio de enero fue de 29,5 grados y se convirtió en la más alta en los registros que el Germán Poblete guarda desde enero de 1931 a la actualidad. El resultado fue que esta última temporada estival fuera la más caliente en 79 años. Uno de los motivos por los que la media resultó tan elevada fue que el enero de 2010 tuvo una temperatura máxima media de 36,5 grados, cuando lo normal es 32,8 grados. El climatólogo explicó que lo que produjo temperaturas máximas y mínimas tan elevadas fue el ingreso y la permanencia de una fuerte masa tropical (cálida). Esa masa fue demasiado intensa y persistente y los frentes fríos que ingresaron fueron muy débiles y escasos, por lo que no pudieron hacer descender el calor.
Febrero no se quedó atrás. Poblete también dijo que fue más cálido de lo normal, aunque en menor medida que el mes que lo antecedió. En la primera mitad del mes se registró una media promedio de 28 grados, cuando lo normal es que sea de 24,7. Además, la máxima media registrada en la primera quincena fue de 34,5 grados, cuando lo normal es 31,4. Y la mínima media fue de 22,4, cuando lo histórico es 17,8.
La sequía fue otra de las características de este verano atípico. Ya en abril del año pasado, el dique de Ullum alcanzó un nivel de agua mínimo histórico. En ese momento, los especialistas indicaron que la cota iba a seguir bajando. y que se iba a igualar a la marca mínima de 1993, cuando descendió a los 755,7 metros a raíz de una gran sequía que vivió San Juan. En octubre del 2009, el panorama de sequía fue inminente. Se anunció oficialmente que el río San Juan iba a traer un 30% menos de agua. Ese fue el pronóstico oficial después de realizar un relevamiento en la cordillera. En ese momento, el titular de Hidráulica de la provincia, Jorge Millón, dijo que había que ser prudente a la hora de usar los recursos hídricos de la provincia porque se avecinaba un verano muy seco. Por la falta de lluvia, uno de los sectores más afectados fue Valle Fértil. Una tormenta de fines de febrero de este año, vino a traer la calma entre los pobladores del lugar.
La primera granizada de la temporada veraniega fue el 5 de enero y afectó la zona de La Chimbera. Varias hectáreas de plantaciones de uvas se vieron dañadas. Hubo piedras que tenían el tamaño de un limón. Unos días después, la piedra azotó el departamento de 25 de Mayo. Hasta ese momento, San Juan venía esquivando por el momento las granizadas, que si ya habían afectado y duramente, los distritos de Lavalle y General Alvear, en la vecina provincia de Mendoza, donde las pérdidas en algunos lugares fue del 100%. La última granizada dejó a 300 familias en la calle. "Con temperaturas tan altas, es normal que ocurran estos episodios climáticos", dijo Poblete. Por su lado, desde el Servicio Meteorológico Nacional, afirmaron que la tendencia, es que habrá un aumento de fenómenos extremos y que eso será más frecuente en los próximos veranos. Los cambios climáticos ocurridos en todo el planeta es la explicación que le dan los especialistas a lo ocurrido en el último verano.
Lo que el verano dejó
El calor
El sistema eléctrico local tuvo que pasar una prueba de fuego por las altas temperaturas ocurridas a fines de enero y que alcanzaron los 43,8 grados. Como consecuencia del colapso, 600 familias se quedaron sin luz. Esto fue porque se rompieron dos transformadores. El 22 de enero el consumo eléctrico alcanzó un récord histórico de 296 MWh, según dijeron desde Energía San Juan. Nunca antes se había alcanzado un valor tal, y el antecedente más reciente data de febrero del 2009 cuando llegó a los 292 MWh. La demanda de energía, por la utilización de artefactos para refrigerar, provocó ese día, unos 150 cortes aislados en el Gran San Juan y alrededores. Pero esto no fue todo. Por el calor, dos autos se incendiaron. Las altas temperaturas hicieron que un Ford Sierra y un Renault 13, se recalentaran. Uno de los vehículos se quemó íntegramente y afectó una medianera.
La sequía
La situación hídrica de la provincia pasó por un año malo. Durante el verano, el caudal del río San Juan fue uno de los más bajos de la década, incluso menos que lo que se había pronosticado a inicio de la temporada. La situación fue tan compleja que el dique Caracoles no pudo embalsar con normalidad, sumado a la ya conocida bajante que muestra el Ullum, donde afectó las actividades recreativas y turísticas por la falta de agua en las playas. Se priorizó el agua para consumo humano y después el regadío. Otra consecuencia de la sequía fue que los diques generaron un 43% menos de energía. Como la provincia vende su energía, hubo un perjuicio económico. La sequía se produjo porque no hubo fuertes precipitaciones níveas en alta montaña y por ende, el derrame de agua fue escaso. Aún así, el EPSE aseguró que no corría ningún riesgo el suministro eléctrico domiciliario e industrial porque la provincia está interconectada a la red nacional de electricidad.
El granizo
La primer granizada del 2010 ocurrió el 6 de enero en La Chimbera. Afectó principalmente la franja comprendida por las calles 25 y 12, donde causó daños de consideración en un sector destinada a producir uvas de mesa para exportación. De acuerdo a lo informado por los productores de la zona, el fenómeno climático también perjudicó la localidad de Cochagual y también una pequeña porción de tierras en Tupelí, 25 de Mayo. Cuatro días después otro temporal volvió a azotar el departamento 25 de Mayo. La piedra, que cayó durante 15 minutos, destruyó casi todo en unas 6.000 hectáreas y afectó a unas 300 familias. Se les cortó la luz y el suministro de agua potable. Estos fenómenos climáticos hicieron que los productores se volcaran masivamente a consultar y comprar químicos para prevenir peronóspera y oidium, enfermedades que aparecen en las plantaciones después de las lluvias y granizadas.