Nota de LA GEOGRAFIA: En el siguiente ensayo se analiza desde una perspectiva objetiva y basandose en el método geográfico la interrelación entre el medio y el hombre a partir de la obra del extinto cantante Michael Jackson. A continuación se expone un fragmento del innovador enfoque científico de la música.
(...)
Un hombre es esclavo de sus palabras, reza el refrán; para muchos suena a sentencia; tal vez porque no hay una correspondencia entre lo que se predica y lo que se ejecuta. La palabra es acción pero también, abstracción; a veces se congela en discursos inertes que no salen de la retórica.
No creo que sea el caso de Michael Joseph Jackson.
Antes que se desate el vendaval, la inevitable vorágine de peros y acusaciones, aclaro que este escrito no es la obra de una fan cegada en su idolatría; no puedo llamarme a mí misma fan cuando puse al propio Michael entre paréntesis durante aquella época en que era moda pegarle. Sería una falta de respeto a los verdaderos seguidores llamarme fan. Aún así, hago esto motivada por otra necesidad. Tras el furor de su muerte, decidí apagar las voces de los medios, de los filtros que tomaban su historia como el pan caliente que salvaba la venta, y en una soledad que agradezco me permití escucharlo, estudiarlo en el contexto de su obra, siempre con la pregunta ¿Quién fue ese hombre en el espejo?
El ser humano suele percibir parcialidades, construir imágenes desde ángulos que luego propaga como totalidad. Creer que se puede entender a Michael Jackson a través de la óptica de una cámara lo veo erróneo. Nada cuesta correr el lente y aumentar la perspectiva.
Lo que voy a exponer a continuación no es un análisis absoluto, sólo un acercamiento a su faceta solidaria. No es sencillo hacerlo ya que estamos hablando de una de las personalidades más fascinantes como complejas de este último tiempo, aún así se puede hacer un recorte dentro de su producción como uno de los caminos para llegar al hombre
A través de un corpus de canciones, sobre todo de índole social como así también discursos, entrevistas y reflexiones por él publicadas, se puede encontrar en el pensamiento y acción de Michael cuatro pilares sólidos: espacio- semilla- plan de acción- ejecutores, bajo una conjugación y una armonía entre los mismos.
El lugar es la tierra, la naturaleza. Hay una especie de mirada telúrica en torno al planeta, seguramente sustentada por sus influencias religiosas. Lo natural se construye como un espacio sacro, donde cada elemento es manifestación de lo divino. Michael Jackson expresa abiertamente su fascinación y profundo respeto por los elementos naturales. Refleja su armonía y equilibrio en conexión directa con el ser humano. Se trata de un todo vital donde cada pieza se corresponde y retroalimenta en una misma energía
(...)
En esta unión, si la mano del hombre construye, los beneficios serán evidentes, pero si destruye, las consecuencias se acercarían a la catástrofe. De ahí que, junto con el mensaje de alabanza, aparezca la reflexión.
La canción más significativa en ese plano es “Earth song”. Por medio de la pregunta retórica nos coloca en el foco de la tormenta como los máximos destructores del medio ambiente. Existe una oposición entre un pasado de sueños frente a las acciones humanas que a lo largo de la historia contribuyeron al daño paulatino. Si quebramos el ciclo natural anticipamos esa especie de “Apocalipsis”.
¿Qué hay del amanecer?
¿qué hay de la lluvia?
¿qué hay de todas las cosas
que dijiste que tendríamos que gana?
¿qué hay de los campos de concentración?
¿Tienes un momento?
¿qué hay de todas las cosas
que dijiste que eran tuyas y mías?
(……….)
¿Qué le hemos hecho al mundo?
Mira lo que hemos hecho
¿Qué hay de toda la paz
que le prometiste a tu único hijo?
¿qué hay de los campos florecientes?
¿Tienes un momento?
¿Qué hay de todos los sueños
que dijiste que serían tuyos y míos?
(Earth song)
La toma de conciencia tuvo un correlato en la vida del propio Michael : Neverland zoo, la participación de embajadores y comisiones de Heal The world y Heal L.A en congresos y foros de medioambiente; el albergar en su rancho Neverland víctimas de desastres naturales como inundaciones e incendios; donaciones y obras benéficas para restaurar parques, monumentos históricos.
(...)
Michael se trazó un camino, más allá de las curvas impensadas, tuvo clara su meta y la impulsó bajo una sabiduría que fascina; supo reconocer los elementos cruciales que nuclean la existencia humana. Los cuatro símbolos que me he permitido discriminar como parte de este análisis se presentan como un todo indivisible; marcan la coherencia con la que él siempre se manejó. No leo un mensaje entre líneas ni contradicciones en su accionar solidario.
De pronto, esos retratos del hombre excéntrico que duerme en una cámara de oxígeno, que compra los huesos del hombre elefante, que pierde sus rasgos a través de cirugías, que niega el tiempo y su raza, se me hacen chismes de viejas.
Prevalece otro rostro, otras orientaciones, prevalecen Heal The wolrld, Heal L.A, Heal The Kids, las estadísticas y los testimonios certeros de todas sus obras, la fuerza de sus palabras, su transparencia; la capacidad para preocuparse y ocuparse, siempre mirando al frente, aún en sus días finales.
Al comienzo de este escrito me hice una pregunta ¿Quién fue ese hombre en el espejo? Ahora, después de la breve odisea (sólo la punta del ovillo de Ariadna) puedo contestarla: uno de los últimos grandes humanistas de nuestro tiempo.
Un hombre es esclavo de sus palabras, reza el refrán; para muchos suena a sentencia; tal vez porque no hay una correspondencia entre lo que se predica y lo que se ejecuta. La palabra es acción pero también, abstracción; a veces se congela en discursos inertes que no salen de la retórica.
No creo que sea el caso de Michael Joseph Jackson.
Antes que se desate el vendaval, la inevitable vorágine de peros y acusaciones, aclaro que este escrito no es la obra de una fan cegada en su idolatría; no puedo llamarme a mí misma fan cuando puse al propio Michael entre paréntesis durante aquella época en que era moda pegarle. Sería una falta de respeto a los verdaderos seguidores llamarme fan. Aún así, hago esto motivada por otra necesidad. Tras el furor de su muerte, decidí apagar las voces de los medios, de los filtros que tomaban su historia como el pan caliente que salvaba la venta, y en una soledad que agradezco me permití escucharlo, estudiarlo en el contexto de su obra, siempre con la pregunta ¿Quién fue ese hombre en el espejo?
El ser humano suele percibir parcialidades, construir imágenes desde ángulos que luego propaga como totalidad. Creer que se puede entender a Michael Jackson a través de la óptica de una cámara lo veo erróneo. Nada cuesta correr el lente y aumentar la perspectiva.
Lo que voy a exponer a continuación no es un análisis absoluto, sólo un acercamiento a su faceta solidaria. No es sencillo hacerlo ya que estamos hablando de una de las personalidades más fascinantes como complejas de este último tiempo, aún así se puede hacer un recorte dentro de su producción como uno de los caminos para llegar al hombre
A través de un corpus de canciones, sobre todo de índole social como así también discursos, entrevistas y reflexiones por él publicadas, se puede encontrar en el pensamiento y acción de Michael cuatro pilares sólidos: espacio- semilla- plan de acción- ejecutores, bajo una conjugación y una armonía entre los mismos.
El lugar es la tierra, la naturaleza. Hay una especie de mirada telúrica en torno al planeta, seguramente sustentada por sus influencias religiosas. Lo natural se construye como un espacio sacro, donde cada elemento es manifestación de lo divino. Michael Jackson expresa abiertamente su fascinación y profundo respeto por los elementos naturales. Refleja su armonía y equilibrio en conexión directa con el ser humano. Se trata de un todo vital donde cada pieza se corresponde y retroalimenta en una misma energía
(...)
En esta unión, si la mano del hombre construye, los beneficios serán evidentes, pero si destruye, las consecuencias se acercarían a la catástrofe. De ahí que, junto con el mensaje de alabanza, aparezca la reflexión.
La canción más significativa en ese plano es “Earth song”. Por medio de la pregunta retórica nos coloca en el foco de la tormenta como los máximos destructores del medio ambiente. Existe una oposición entre un pasado de sueños frente a las acciones humanas que a lo largo de la historia contribuyeron al daño paulatino. Si quebramos el ciclo natural anticipamos esa especie de “Apocalipsis”.
¿Qué hay del amanecer?
¿qué hay de la lluvia?
¿qué hay de todas las cosas
que dijiste que tendríamos que gana?
¿qué hay de los campos de concentración?
¿Tienes un momento?
¿qué hay de todas las cosas
que dijiste que eran tuyas y mías?
(……….)
¿Qué le hemos hecho al mundo?
Mira lo que hemos hecho
¿Qué hay de toda la paz
que le prometiste a tu único hijo?
¿qué hay de los campos florecientes?
¿Tienes un momento?
¿Qué hay de todos los sueños
que dijiste que serían tuyos y míos?
(Earth song)
La toma de conciencia tuvo un correlato en la vida del propio Michael : Neverland zoo, la participación de embajadores y comisiones de Heal The world y Heal L.A en congresos y foros de medioambiente; el albergar en su rancho Neverland víctimas de desastres naturales como inundaciones e incendios; donaciones y obras benéficas para restaurar parques, monumentos históricos.
(...)
Michael se trazó un camino, más allá de las curvas impensadas, tuvo clara su meta y la impulsó bajo una sabiduría que fascina; supo reconocer los elementos cruciales que nuclean la existencia humana. Los cuatro símbolos que me he permitido discriminar como parte de este análisis se presentan como un todo indivisible; marcan la coherencia con la que él siempre se manejó. No leo un mensaje entre líneas ni contradicciones en su accionar solidario.
De pronto, esos retratos del hombre excéntrico que duerme en una cámara de oxígeno, que compra los huesos del hombre elefante, que pierde sus rasgos a través de cirugías, que niega el tiempo y su raza, se me hacen chismes de viejas.
Prevalece otro rostro, otras orientaciones, prevalecen Heal The wolrld, Heal L.A, Heal The Kids, las estadísticas y los testimonios certeros de todas sus obras, la fuerza de sus palabras, su transparencia; la capacidad para preocuparse y ocuparse, siempre mirando al frente, aún en sus días finales.
Al comienzo de este escrito me hice una pregunta ¿Quién fue ese hombre en el espejo? Ahora, después de la breve odisea (sólo la punta del ovillo de Ariadna) puedo contestarla: uno de los últimos grandes humanistas de nuestro tiempo.
por Prof. SILVANA BORTOT
Descargar el artículo completo aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario