Un año después del terremoto que mató a alrededor de 300.000 personas en Haití, los 3.000 millones de dólares que prometió la comunidad internacional para la reconstrucción del país se están dedicando a muchas cosas menos a una de las que más podría ayudar al país: plantar árboles.
Andrés Oppenheimer - columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald, Miami EEUU
Es cierto que cuando hay más de 800.000 personas que viven en carpas, el 95% de los escombros dejados por el terremoto sin retirar, el 90% de la población sin electricidad y con un brote de cólera, resulta difícil concentrarse en algo que no se el auxilio inmediato.
Sin embargo, leyendo el informe "Haití: un año después'' publicado esta semana por el Departamento de EEUU, me llamó la atención no encontrar la palabra "árboles'' en el documento de casi 10.000 palabras. En él se afirma acertadamente que la deforestación ha hecho al país vulnerable a devastadoras inundaciones y arruinó la agricultura, pero nada dice de un programa masivo, al estilo del Plan Marshall, para que los países donantes planten decenas de millones de árboles en el país.
Otra evaluación, conocida el miércoles, de la Comisión Interina de Recuperación de Haití (IHRC), liderada por el primer ministro haitiano Jean-Max Bellerive y el ex presidente estadounidense Bill Clinton, afirma que se está concentrando en siete sectores cruciales -incluye la creación de empleos, viviendas, y la limpieza de escombros- pero no menciona entre las prioridades la reforestación.
En los últimos 100 años, los haitianos talaron el 98% de los árboles del país para calentarse y cocinar. Cuando uno llega en avión a Haití, es como entrar a un desierto: casi no se ven espacios verdes. Sin árboles, la tierra no puede retener el agua de lluvia, dejando a la gente sin agua potable y a los agricultores sin tierras fértiles. Las lluvias torrenciales resbalan por las laderas de las montañas provocando inundaciones que matan a miles de personas.
El informe del IHRC menciona, casi al pasar, que en 2010 EEUU financió la plantación de un millón de árboles, pero el experto en reforestación de la FAO, Walter Kollert, dice que se necesita plantar 220 millones de árboles para aumentar el actual 2% de áreas forestadas al 10%, en tanto otro experto, Javier Escobedo, señala que "no existe ningún programa masivo financiado por la comunidad internacional. Me sorprendería si lo que se está financiando para reforestación supera el 2% del total''. El ministro haitiano de agricultura, Joanas Gue, me confirmó: "no existe un plan maestro para la reforestación de Haití financiado por la comunidad internacional''. Lo único que hay es un plan del gobierno de u$s 100 millones para plantar 10 millones de árboles en los próximos 5 años, pero sólo se ha recibido u$s 25 millones -principalmente del BID y de EEUU- y se necesitan por lo menos 20 millones de árboles anuales para empezar a hacer una diferencia, afirmó.
Mi opinión: Además de darles techo y comida a los desamparados, los esfuerzos internacionales de reconstrucción de Haití deberían incluir programas para plantar decenas de millones de árboles por año, aún si eso implicara demorar la reconstrucción de edificios públicos. Y los donantes internacionales deberían entregar cocinas de gas a los pobres, para que dejen de talar árboles para cocinar. La vecina República Dominicana -que comparte con Haití la isla La Española- empezó a subsidiar cocinas de gas a la población hace 50 años, y el país conservó sus bosques. Sin árboles, Haití no tendrá agua, ni alimentos, ni empleos, sino tan sólo más miseria.
¿Tiene sentido reconstruir Haití sin reforestar? Por lo que veo desde hace tiempo, el país más pobre del continente tiene pocas posibilidades de recuperarse si no soluciona su problema ecológico.''
Sin embargo, leyendo el informe "Haití: un año después'' publicado esta semana por el Departamento de EEUU, me llamó la atención no encontrar la palabra "árboles'' en el documento de casi 10.000 palabras. En él se afirma acertadamente que la deforestación ha hecho al país vulnerable a devastadoras inundaciones y arruinó la agricultura, pero nada dice de un programa masivo, al estilo del Plan Marshall, para que los países donantes planten decenas de millones de árboles en el país.
Otra evaluación, conocida el miércoles, de la Comisión Interina de Recuperación de Haití (IHRC), liderada por el primer ministro haitiano Jean-Max Bellerive y el ex presidente estadounidense Bill Clinton, afirma que se está concentrando en siete sectores cruciales -incluye la creación de empleos, viviendas, y la limpieza de escombros- pero no menciona entre las prioridades la reforestación.
En los últimos 100 años, los haitianos talaron el 98% de los árboles del país para calentarse y cocinar. Cuando uno llega en avión a Haití, es como entrar a un desierto: casi no se ven espacios verdes. Sin árboles, la tierra no puede retener el agua de lluvia, dejando a la gente sin agua potable y a los agricultores sin tierras fértiles. Las lluvias torrenciales resbalan por las laderas de las montañas provocando inundaciones que matan a miles de personas.
El informe del IHRC menciona, casi al pasar, que en 2010 EEUU financió la plantación de un millón de árboles, pero el experto en reforestación de la FAO, Walter Kollert, dice que se necesita plantar 220 millones de árboles para aumentar el actual 2% de áreas forestadas al 10%, en tanto otro experto, Javier Escobedo, señala que "no existe ningún programa masivo financiado por la comunidad internacional. Me sorprendería si lo que se está financiando para reforestación supera el 2% del total''. El ministro haitiano de agricultura, Joanas Gue, me confirmó: "no existe un plan maestro para la reforestación de Haití financiado por la comunidad internacional''. Lo único que hay es un plan del gobierno de u$s 100 millones para plantar 10 millones de árboles en los próximos 5 años, pero sólo se ha recibido u$s 25 millones -principalmente del BID y de EEUU- y se necesitan por lo menos 20 millones de árboles anuales para empezar a hacer una diferencia, afirmó.
Mi opinión: Además de darles techo y comida a los desamparados, los esfuerzos internacionales de reconstrucción de Haití deberían incluir programas para plantar decenas de millones de árboles por año, aún si eso implicara demorar la reconstrucción de edificios públicos. Y los donantes internacionales deberían entregar cocinas de gas a los pobres, para que dejen de talar árboles para cocinar. La vecina República Dominicana -que comparte con Haití la isla La Española- empezó a subsidiar cocinas de gas a la población hace 50 años, y el país conservó sus bosques. Sin árboles, Haití no tendrá agua, ni alimentos, ni empleos, sino tan sólo más miseria.
¿Tiene sentido reconstruir Haití sin reforestar? Por lo que veo desde hace tiempo, el país más pobre del continente tiene pocas posibilidades de recuperarse si no soluciona su problema ecológico.''
Fuente:
Andrés Oppenheimer
DiarioDeCuyo.com.ar
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