El NCDC sitúa el incremento de la temperatura de la superficie terrestre el año pasado en 0,62 grados centígrados respecto a los datos registrados de media en el pasado siglo, alcanzando el mismo nivel que en 2005, según informa el organismo en un comunicado. "Estos resultados arrojan que el clima está reflejando la influencia de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera producto de la quema de combustibles fósiles y de la destrucción de los bosques. Es una evidencia del calentamiento global", ha dicho David Easterling, responsable de la división científica del NCDC.
Algunas zonas del globo, como Rusia y Paquistán, sufrieron en 2010 olas de calor e inundaciones que provocaron la muerte de miles de personas, arruinaron cosechas y anegaron incontables hectáreas de explotaciones agrícolas, lo que llevó a alcanzar nuevas cifras récord en el precio de los alimentos. Aunque no es posible vincular directamente el calentamiento global con estos fenómenos, el progresivo aumento de las temperaturas incrementa la posibilidad de fenómenos meteorológicos extremos en el futuro, tales como olas de calor, sequías e inundaciones, ha señalado Easterling. 2010 fue también el año más húmedo de la historia, y una atmósfera más cálida retiene más agua, lo que puede dar lugar a más inundaciones, ha explicado el científico.
Este estudio aporta datos similares al de otro llevado a cabo por el Instituto Goddard de Estudios del Espacio de la NASA. La agencia espacial estadounidense cifra la subida de la temperatura de la superficie terrestre en 0,75 grados centígrados por encima de la media contabilizada entre 1951 y 1980. La tendencia de las temperaturas, incluyendo los datos de 2010, muestra que estas han ido aumentando aproximadamente a un ritmo de 0,2 grados por década desde finales de los años 70, según la NASA. "Si esta tendencia hacia un mayor calentamiento prosigue, tal como se prevé, y si los gases de efecto invernadero continúan aumentando, el récord alcanzado en 2010 no permanecerá como tal durante mucho tiempo", ha lamentado James Hansen, director del Instituto Goddard de la NASA.
Los inviernos especialmente fríos que se están viviendo en partes de Europa y Estados Unidos serían, de acuerdo con algunos científicos, un "efecto paradójico" del cambio climático. El aumento de las temperaturas significa una reducción del hielo en el Ártico, el calentamiento de la zona y la inyección de aire frío en dirección sur durante el invierno, según un estudio publicado el mes pasado en el Journal of Geophysical Research. El calentamiento del aire sobre el mar de Kara (norte de Siberia) y el de Barents (entre Noruega y Rusia), por ejemplo, parece llevar vientos fríos a Europa en invierno.
"Estas anomalías podrían multiplicar por tres las probabilidades de inviernos extremadamente fríos en Europa y el norte de Asia", ha afirmado Vladimir Petoukhov, autor principal del citado estudio y científico del Instituto Postdam de Investigación del Impacto del Clima de Alemania. "Los últimos inviernos severos que se han vivido, como el del último año, no contradicen el calentamiento global, como algunos aseguran; es más, lo complementan".
Al igual que la NOAA y la NASA, la Organización Meteorológica Mundial de Naciones Unidas y el Centro Meteorológico Hadley de Reino Unido publicarán a finales de este mes sendos informes sobre las temperaturas globales en 2010.
Fuente: ElPais.com
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