domingo, 14 de noviembre de 2010

El modelo educativo de la democracia en Argentina. (parte 1/2)


1 – INTRODUCCIÓN

Con el advenimiento de la democracia en 1983, el Gobierno del Dr. Alfonsín mostraría una especial preocupación por la democratización interna y externa del sistema educativo, El gobierno atribuyo una gran importancia; simbólica y real; a la política cultural y educativa, destinada a largo plazo a remover el autoritarismo que anidaba en las instituciones, las prácticas y las conciencias. Las consignas generales fueron la modernización cultural, la participación amplia y sobre todo el pluralismo y el rechazo a todo dogmatismo. De este modo, la significante democracia ocupó el lugar central en todos los discursos de la época; por ejemplo, uno de los más famosos (y reiterados) enunciados de Alfonsín fue: “con la democracia se come, se cura y se educa”, la cual le sirvió de muletilla para ganar las elecciones presidenciales en 1983. La misma conlleva un significado de gran connotación política y social. . En las escuelas secundarias se percibía un espíritu de participación muy grande motivado en gran parte por las organizaciones estudiantiles universitarias que formaban un movimiento importante en este proceso de democracia y particularmente para el gobierno de Alfonsín.

Así, el discurso creó una cadena de equivalencias alrededor de la noción de democracia y se articuló con significados relacionados con el bienestar de la sociedad: nutrición, salud, educación, libertad, representación política, etc. Durante el período de gobierno de Alfonsín se llevaron a cabo campañas de alfabetización, libre ingreso a todos los niveles del sistema educativo, libertad de cátedra y de agremiación de estudiantes y docentes, en las universidades y en el campo científico volvieron los mejores intelectuales. Además de volver a la vida académica, los intelectuales se incorporaron a la vida política. Las principales acciones de Alfonsín estuvieron dirigidas a la autorización del funcionamiento de los centros de estudiantes a nivel secundario y universitario, la reincorporación de los docentes cesanteados en el periodo autoritario, la supresión de los exámenes de ingreso en la escuela media y la posibilidad de ingreso irrestricto en las universidades, la modificación del régimen de evaluación de los conocimientos adquiridos abandonando la escala numérica por otra conceptual, el cambio de los planes de estudio de la materia Formación Moral y Cívica en el secundario y la normalización de las universidades públicas.

La reinstalación de la democracia encontró un país educativo desigual e inequitativo. Esta desigualdad aún no pudo ser saldada, pero es innegable que en 1983 emerge una intensa corriente de renovación que perdura hasta nuestros días. Una inmensa mayoría de los actores educativos rechazaba la organización piramidal, burocrática y centralizada del sistema. Enormes transformaciones sociales y políticas estaban aconteciendo en las ciencias, la tecnología, las teorías y metodologías educativas que empujaban a la mayoría de los países del mundo a emprender reformas estructurales.

El gobierno consideró fundamental la democratización del sistema educativo y subrayó el deber del Estado de garantizar la educación pública e hizo referencias tácticas a la necesidad de una Ley General de Educación.


2- EDUCACIÓN PARA LA DEMOCRACIA

Luego de la decadencia del Estado de Bienestar y de la restauración de la democracia en 1983 después de la dictadura militar del periodo 1976-1983, el objetivo político de la educación en democracia fue transformar una cultura autoritaria y desmantelar el orden autoritario a partir de la transmisión de valores democráticos. Se privilegió el papel originario del sistema educativo de finales del siglo XIX para generar una cultura participativa por parte de la ciudadanía. A pesar que el sistema educativo fue el principal instrumento de afirmación de la concepción autoritaria del anterior periodo, la acción de Alfonsín en torno a la democratización de las relaciones sociales en la educación fue importante.

La gestión educativa del gobierno radical manifestó una visión restringida de los elementos que constituían la esencia del orden disciplinador del autoritarismo anterior. Se absolutizó el papel del Estado en la transición democrática en torno al cambio de las normas, reglamentos y prácticas que permitieron desmontar el sistema autoritario que rigiera en la etapa anterior. Pero en el orden instrumental, los cambios realizados en el primer periodo solo estuvieron vinculados a los contenidos de las materias dirigidas a la formación cívica ciudadana.

Reconstruir las escuelas como ámbitos de convivencia democrática era una de las tareas prioritarias del nuevo periodo. Es imposible una educación de calidad en el marco de situaciones donde predomina la lógica burocrática, la falta de participación, la intolerancia y la discriminación ideológica. El avance obtenido en el gobierno de Alfonsín fue importante. Sin embargo, en muchas ocasiones al absolutizar los aspectos vinculados con la transmisión de valores ciudadanos, no se adoptaron las políticas necesarias para desmantelar la estructura autoritaria construida en torno al orden instumental. Éste orden estuvo fundamentado en el deterioro y la diferenciación de la calidad educativa brindada.

Las principales acciones desde el Ministerio de Educación de la Nación estuvieron dirigidas a la autorización del funcionamiento de los centros de estudiantes a nivel secundario y universitario, la reincorporación de los docentes cesanteados en la dictadura, la supresión de los exámenes de ingreso en la escuela media y la posibilidad de ingreso irrestricto en las universidades, la modificación del régimen de evaluación de conocimientos adquiridos abandonando la escala numérica por otra conceptual, la modificación de los planes de estudio de formación moral y cívica del nivel secundario, la normalización de las universidades públicas, etc.

Las transformaciones para elevar la calidad de la educación en base a profundas modificaciones curriculares, una nueva estructura del sistema, la descentralización de los servicios, la generación de nuevas formas de vinculación con otros actores sociales, el desarrollo de mecanismos de evaluación de la calidad educativa, la realización de acuerdos interjurisdiccionales sobre contenidos de la enseñanza, etc no fueron llevadas a la práctica, se implementaron sobre el final de la gestión o solo fueron experiencias piloto.

El Congreso Pedagógico Nacional fue un importante proceso de debate educativo. El gobierno democrático supo generar un amplio espacio para la discusión, sin embargo no logró comenzar a implementar los acuerdos allí alcanzados. La parcial intervención del Estado Nacional en la transformación educativa fue complementada en algunas jurisdicciones con profundos cambios en los contenidos y en las prácticas educativas.

La recuperación de la democracia significó también la recuperación del rol protagónico del Estado docente en los discursos oficiales. Pero el efecto democratizador de la intervención estatal en la realidad escolar fue solo parcial. Ello se debió a que el importante rol desempeñado en el desmantelamiento del orden autoritario no estuvo acompañado de políticas educativas dirigidas a retomar sus responsabilidades en torno a brindar reales posibilidades de acceso a una educación de calidad para todos los argentinos.

Si bien éste proceso fue un avance, también produjo situaciones contradictorias y a veces violentas. Modificar las formas pero manteniendo los contenidos generó mayores condiciones para que los actores del sistema educativo, en particular los estudiantes de escuelas medias, expresaran su disconformidad con la falta de atractivo y significación social de los conocimientos escolares. La derogación de las normativas disciplinarias impidió que la insatisfacción estudiantil estuviera en condiciones de ser encauzada a través de los métodos “autoritarios”. Pero en muchos casos tampoco pudo ser contenida por la “autoridad” genuinamente ganada por el saber docente y el interés por el estudio de nuevos contenidos escolares. En ciertos momentos de la primera etapa democrática se vivió una situación paradojal. La ausencia de transformaciones profundas de las condiciones escolares de aprendizaje permitió que desde algunos sectores se propusiera un retorno al orden educativo autoritario como reacción ante las manifestaciones de disconformidad estudiantil.

por Juan Pablo García Ruiz

Elizabeth Gonzalez

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