jueves, 22 de abril de 2010

Las grandes sequías de los últimos 1.000 años jugaron un importante papel en la historia.

Las lluvias estacionales que traen los vientos monzones al continente asiático alimentan prácticamente a la mitad de la población mundial. Cuando faltan a su cita anual, el planeta pasa hambre. Un estudio de los anillos de los árboles que abarca un periodo de 700 años, revela la existencia de cuatro megasequías en los últimos 1.000 años que asolaron a la especie humana, según publica la revista 'Science'. La investigación ha corrido a cargo de un equipo de investigadores del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia en Palisades, Estados Unidos.

Los científicos han tomado muestras de 300 árboles en toda Asia, y han definido un 'Atlas de la Sequía del Monzón de Asia' o 'MADA', según sus siglas en inglés, en el que se detalla el efecto del agostamiento en vastas extensiones de espacio y tiempo. El estudio, dicen, mejora los modelos climáticos convencionales, que no logran definir con precisión los efectos de los monzones asiáticos e impiden planificar acertadamente el futuro del calentamiento global.

La reconstrucción cubre tres episodios climáticos clave en el último milenio: la parte final de la Anomalía Climática Medieval, la Pequeña Edad de Hielo y el periodo contemporáneo de cambio climático basado en el ser humano.

Exiten pruebas que apuntan a una influencia de las variaciones cíclicas de la temperatura de la superficie marina en los cambios monzónicos. Algunos expertos sugieren que el calentamiento global podría alterar esos ciclos y posiblemente los haría menos intensos, aunque aún no se ha alcanzado un consenso sobre este punto.

En algunas especies arbóreas, la lluvia determina la anchura de sus anillos anuales de crecimiento. Esas marcas del paso del tiempo son las que han leído estos científicos durante más de 15 años para elaborar su estudio. Los árboles a analizar debían ser lo suficientemente viejos para haber vivido las grandes sequías, y el equipo ha tenido que recorrer bosques desde Siberia a Indonesia y el norte de Australia, tan occidentales como los paquistaníes y tan orientales como los japoneses.

El 'MADA' registra al menos cuatro sequías épicas, que están relacionadas con grandes catástrofes históricas. El clima podría haber jugado un importante papel en la caída de la penúltima familia real china, la dinastía Ming, en 1644. Entonces se produjo una grave sequía, que algunos textos de la época describen como la peor en cinco siglos. Los anillos de los árboles revelan que duró tres años, y que fue más mordaz en el noroeste chino, en las inmediaciones de Pekín. Parece que la falta de agua podría haber incentivado las rebeliones que acabaron con los Ming.

El monzón volvió a fallar entre 1756 y 1768, un periodo que coincide con el colapso de los reinos de los actuales Vietnam, Tailandia y Birmania. La sequía enturbió las estructuras políticas hasta Siberia, y los anillos arbóreos indican también que el oeste de la India se vio gravemente afectado. Este agostamiento no aparece documentado en textos históricos, pero los investigadores rastrearon sus consecuencias en los anillos de varias tecas en Tailandia, y más tarde en varios cipreses vietnamitas.

La sequía que asoló la India entre 1790 y 1796 se sintió a lo largo y ancho del globo. Trajo consigo levantamientos civiles y tumultos. La más sonada de estas rebeliones, la Revolución Francesa.

Pero la peor de todas fue la 'Gran Sequía' de la era victoriana, entre 1876 y 1878. Afectó a los trópicos y provocó hambrunas que acabaron con la vida de 30 millones de personas. En base a las pruebas que aportan los anillos arbóreas, esta falta de lluvias fue especialmente terrible en la India, pero se extendió hasta la lejana China y la actual Indonesia. Las políticas de la era colonial intentaron medrar con las consecuencias de este fenómeno climático, pero el hambre y el cólera agitaron a la población, que se sublevó contra Francia.


Fuente: ElMundo.es

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