sábado, 9 de octubre de 2010

Más allá de la era del petróleo. (Parte 2/3)


EL NUEVO “CONSENSO DE WASHINGTON”

La necesidad de un rol militar vigoroso de EEUU en la protección de los activos energéticos en el extranjero, ha sido un tema principal de la política exterior norteamericana desde 1945, cuando el presidente Roosevelt se encontró con el rey Abdul Aziz de Arabia Saudita y prometió proteger el reinado en reciprocidad por el acceso privilegiado al petróleo saudita.
En la más famosa expresión de este lazo, el presidente Carter afirmó en enero de 1980 que el flujo irrestricto de petróleo del Golfo Pérsico está entre los intereses vitales del país y que para proteger ese interés, los EEUU empleará “cualquier medio necesario, inclusive la fuerza militar”. Este principio fue citado posteriormente por el presidente Reagan como la razón para ´reembanderar´ los buques tanques kuwaitíes con la enseña norteamericana durante la guerra Irán-Irak de 1980-1988, y protegerlos con buques de guerra norteamericanos, una actitud que llevó a esporádicos choques con Irán. El mismo principio fue invocado subsecuentemente por George Bush como justificación para la Guerra del Golfo en 1991.
Considerando estos hechos pasados, es importante reconocer que el uso de la fuerza militar para proteger el flujo de petróleo importado ha gozado generalmente de amplio apoyo bipartidario en Washington. Inicialmente la visión bipartidista estaba enfocada fundamentalmente en el área del Golfo Pérsico, pero desde 1990 se ha extendido también a otras áreas. El presidente Clinton buscó ansiosamente establecer estrechos lazos militares con los estados de Azerbaiján y Kazajstán del mar Caspio, luego de la ruptura de la URSS en 1991, mientras que G. W. Bush ha buscado ávidamente aumentar la presencia de EEUU en las regiones productoras de petróleo de África, y llegando a favorecer el establecimiento de un Comando en África de EEUU (Africom) en febrero.
Uno podría imaginarse que la actual debacle en Irak sacudiría este consenso, pero no hay evidencia que sea así. En realidad, parece que sucede lo contrario: temerosos, posiblemente de que el caos en Irak se extienda a otros países de la región del Golfo, las principales figuras de ambos partidos llaman a vigorizar el rol militar de EEUU en la protección del suministro de energía importada.
Quizás la expresión más explícita de este consenso de élite es el informe de un grupo independiente, “Consecuencias de la dependencia de EEUU del petróleo sobre la seguridad nacional”, respaldado por muchos Demócratas y Republicanos prominentes. Fue publicado en octubre de 2006 por el bipartidario Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), encabezado conjuntamente por John Deutch, vicesecretario de defensa en la administració n Clinton, y James Schlesinger, secretario de defensa en las administraciones de Nixon y de Ford. El informe advierte sobre los crecientes peligros que se ciernen sobre el fluir seguro del petróleo importado. Concluyendo que sólo los EEUU tienen la capacidad de proteger el comercio global del petróleo contra la amenaza de una obstrucción violenta, argumenta sobre la necesidad de una presencia militar fuerte de EEUU en las áreas claves de producción y en los senderos marinos que traen el petróleo extranjero a las playas norteamericanas.
La toma de conciencia sobre este nuevo “Consenso de Washington” sobre la necesidad de proteger las fuentes externas de petróleo con tropas norteamericanas, ayuda a explicarse muchos desarrollos recientes en Washington. Lo que es más relevante, echa luz sobre la posición tomada por el presidente Bush al justificar su determinación de retener una potente fuerza norteamericana en Irak, y sobre el por qué los Demócratas encuentran tan difícil oponerse a esa posición.
Consideremos el discurso liminar sobre Irak del 13 de septiembre. “Si nos sacaran de Irak” profetizó, “se envalentonarí an los extremistas de toda clase...Irán se beneficiaría del caos y vería alentado en sus esfuerzos por obtener armas nucleares y dominar la región. Los extremistas podrían controlar una parte clave de la oferta energética global” Y luego viene el golpe: “Cualquiera sea el partido político al que pertenece o cualquiera sea su posición acerca de Irak, deberíamos poder coincidir en que Norteamérica tiene un interés vital en prevenir el caos y proveer esperanza en Medio Oriente”. En otras palabras, en Irak ya no se trata de democracia o armas de destrucción masiva o terrorismo, sino de mantener la estabilidad regional para asegurar el flujo seguro de petróleo y mantener estabilizada a la economía norteamericana; era casi como si estuviera hablando a la multitud bipartidaria que apoyó el informe de CFR que citábamos.
Es muy claro que los Demócratas, o por lo menos los principales Demócratas, encuentran extraordinariamente difícil rebatir este argumento de plano. En marzo, por ejemplo, la senadora Hillary Clinton dijo al New York Times que Irak está “justo en el centro de la región petrolera” y por lo tanto “se opone directamente a nuestros intereses” que se convierta en un estado fracasado o en un peón de Irán. Esto significa, continuó, que será necesario mantener indefinidamente algunas tropas de EEUU en Irak, para proveer apoyo logístico y entrenamiento a los militares iraquíes. El senador Barack Obama también ha hablado de la necesidad de mantener una presencia militar robusta en Irak y el área circundante. Así, mientras consideran adecuado el retiro de la mayoría de las brigadas de combate de EEUU de Irak, ha abogado por “una fuerza que pueda prevenir el caos en una amplia zona”.
Dada esta perspectiva, es muy duro para los Demócratas desafiar a Bush cuando dice que se necesita una presencia militar ´duradera´ de EEUU o cambiar la actual política del Gobierno, bloqueando una retirada militar importante o algún otro hecho imprevisto. Del mismo modo, será difícil para los Demócratas evitar un ataque norteamericano a Irán si se puede presentarlo como un paso necesario para prevenir que Irán amenace en el largo plazo la seguridad del suministro de petróleo en el Golfo Pérsico.
Tampoco podemos anticipar un cambio dramático en la política de EEUU en la región del Golfo por parte del nuevo gobierno, ya sea Demócrata o Republicano. Si algo cambiara, podemos esperar un aumento del uso de la fuerza militar para proteger el flujo transoceánico del petróleo, a medida que el nivel de amenaza aumenta junto con la necesidad de nuevas inversiones para prevenir reducciones aun mayores en el suministro global.

(Continúa en próximo posteo)

por Michael Klare* Resumen: el profesor Klare, agudo analista de la geopolítica de los recursos naturales y crítico de los gobiernos de EEUU, esboza el panorama que se presenta al mundo, y en particular EEUU, ante el inevitable fin de la era del petróleo tradicional, y barato. *Profesor estadounidense, especialista en temas de defensa, autor de los libros “Guerra por los Recursos” y “Sangre y petróleo”. Artículo publicado por The Nation. 12-11-2007. Traducción de Hugo Palamidessi

FUENTE: InfoMORENO Nº 226

viernes, 8 de octubre de 2010

Más allá de la era del petróleo. (Parte 1/3)

El pasado mayo, en una no proclamada y casi no percibida acción, el Departamento de Energía proclamó un giro fundamental, casi de época en la historia de EEUU y, en verdad, del mundo entero: nos estamos acercando al fin de la Era del Petróleo y entramos en la Era de la Insuficiencia. El departamento dejó de hablar de ´crudo´ (oil) en sus proyecciones sobre la disponibilidad futura de petróleo, y comenzó a hablar de ´líquidos´. El departamento indicó que la producción global de ´líquidos´ aumentaría de 84 millones de barriles equivalentes de petróleo diarios (mboe en inglés, NdT) en 2005 hasta unos 117.7 mboe en el 2030 –apenas suficientes para satisfacer la demanda mundial, pronosticada en 117.6 mboe.

Además de sugerir el grado hasta el cual las empresas petroleras han dejado de ser meras suministradoras de petróleo y son ahora proveedoras de una amplia variedad de productos líquidos –incluyendo combustibles sintéticos derivados de gas natural, maíz, carbón y otras sustancias- este cambio sugiere algo más fundamental: hemos entrado en una nueva era de competencia intensificada por la energía y de confianza creciente en el uso de la fuerza para proteger las fuentes de petróleo de ultramar.

Para apreciar la naturaleza del cambio, es útil hurgar un poco más a fondo en la curiosa terminología del Departamento de Energía. ´Líquidos´, explica el departamento en su Perspectiva Internacional de Energía (International Energy Outlook) de 2007, abarca `petróleo´ convencional así como líquidos ´no-convencionales´ , notoriamente arenas bituminosas (bitumen), aceite de esquistos, biocombustibles, líquidos de carbón y líquidos de gas. Habiendo sido una vez un componente relativamente insignificante del negocio de la energía, estos combustibles han llegado a asumir mucha importancia ante la declinante producción de petróleo convencional.

En realidad, el Departamento de Energía proyecta que la producción de líquidos no-convencionales se cuadruplique, saltando de unos 2.4 mboe por día en 2005 a 10.5 mboe en 2030. Pero la historia real no es el crecimiento impresionante en los combustibles no-convencionales sino el estancamiento en la producción de petróleo convencional. Mirado desde esta perspectiva, es difícil escapar a la conclusión que el cambio de “oil” a “líquidos” en la terminología del departamento, es un no tan sutil intento de disfrazar el hecho de que la producción mundial de petróleo está en, o cerca de, su capacidad pico, y que podemos esperar pronto una caída en la disponibilidad global de petróleo convencional.

El petróleo es, por supuesto, una sustancia finita, y los geólogos han avisado desde hace tiempo que terminará desapareciendo. La extracción de petróleo, como la de otro recurso no renovable, seguirá una curva parabólica en el tiempo. La producción crece rápidamente al principio y luego gradualmente se hace lenta hasta aproximadamente la mitad de la fuente original se haya agotado.; en este punto se llega a un pico en la producción sustentable y la producción empieza una declinación irreversible hasta que se torna demasiado caro extraer lo poco que queda. La mayoría de los geólogos creen que hemos ya alcanzado el punto medio en el agotamiento de la herencia original de petróleo en el mundo, y el único debate real es sobre cuan cerca hemos llegado de ese punto, habiendo algunos expertos que pregonan que estamos ahora en el pico, mientras otros dicen que todavía estamos a unos pocos años o quizá a una década de llegar a él.

Hasta hace muy poco, los analistas del Departamento de Energía estaban firmemente en el campo de los optimistas furiosos que clamaban que el pico del petróleo estaba tan lejos en el futuro que no era preciso pensarlo mucho. Dejando de lado el aspecto científico del asunto, la promulgación de esa visión tan rosa obviaba cualquier promoción de mejoras en la eficiencia del combustible para automotores o de urgir adelantos en el desarrollo de combustibles alternativos. Dada las prioridades de la Casa Blanca, no es de sorprenderse que esta visión prevaleciera en Washington.

Sin embargo, en sólo los seis últimos meses los signos de un inminente pico en la producción de petróleo convencional han hecho imposible ignorarlos, aun a los conservadores analistas de la industria. Estos signos han venido, por un lado del mundo pacífico de las transacciones comerciales y fijación de precios, y por otro del análisis de los expertos internacionales en energía.

Lo más dramático quizás, haya sido el aumento espectacular de los precios del petróleo. El precio del crudo liviano, dulce, cruzó la longeva barrera psicológica de los U$S 80 por barril en el New York Mercantile Exchange (NYMEX) por primera vez en septiembre, y desde entonces ha crecido hasta U$S 90. Muchas razones han sido mencionadas para el aumento de los precios del crudo, incluyendo conmociones en la región productora de petróleo del Delta en Nigeria, sabotajes en oleoductos en México, aumento de la actividad de huracanes en el Golfo de México y temores de ataques turcos a los santuarios de la guerrilla kurda. Pero la realidad subyacente es que la mayoría de los países productores de petróleo están bombeando a máxima capacidad y encuentran difícil aumentar la producción para enfrentar la creciente demanda internacional.

Aun una decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de inflar la producción en 500.000 barriles por día, no logró parar el impulso alcista de los precios. Preocupados porque un aumento excesivo de los costos del petróleo disparara una recesión mundial y redujera la demanda de sus productos, los países de la OPEP acordaron, en una reunión en Viena el 11 de septiembre, aumentar su producción conjunta. “Pensamos que el mercado está un tanto alto” explicó el ministro del petróleo kuwaití, Mohammad al-Olaim. Pero la movida logró poco para calmar el aumento de los precios. Claramente, OPEP tendría que emprender un mucho mayor crecimiento de la producción para alterar el entorno del mercado, y no está claro que sus miembros tengan la capacidad de hacerlo, ahora o en el futuro.

Un signo de alerta de otro tipo fue provisto por la decisión tomada por Kazajstán en agosto de 2007, de suspender el desarrollo de la región petrolífera gigante de Kashagan, en su sector del Mar Caspio, iniciado en un principio por un consorcio de compañías occidentales a fines de los años 90. Se dijo que Kashagan es el proyecto petrolífero más promisorio desde el descubrimiento de petróleo en Prudhoe Bay, Alaska, a fines de los `60. Pero la empresa ha encontrado enormes problemas técnicos y todavía no ha producido un solo barril de petróleo. Frustrado por el fracaso de obtener algún beneficio económico del proyecto, el gobierno kazajo ha argumentado riesgos ambientales y excesos de costos para justificar la suspensión de las operaciones y pedir mayor opinión sobre el proyecto.

Como el ascenso dramático en los precios del petróleo, el episodio de Kashagan es una indicación de las crecientes dificultades de la industria en su esfuerzo para impulsar la producción para enfrentar el aumento de la demanda. “Todas las compañías petroleras están peleando para hacer crecer la producción” Peter Hitchens, de Teather & Greenwood, dijo al Wall Street Journal en julio. “Se torna más y más difícil llevar los proyectos en tiempo y dentro del presupuesto”.

Que esta debilidad de la industria no es un problema temporario sino el síntoma de una tendencia de largo plazo, fue confirmado por dos importantes estudios publicados el verano pasado por organizaciones conservadoras de la industria. El primero de estos fue publicado el 9 de julio por la Agencia Internacional de Energía (IEA), afiliada de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, el club de las principales potencias industriales. Titulado “Informe del mercado petrolero en el mediano plazo”, es una evaluación llana de la ecuación global oferta-demanda en el período 2007-2012. La noticia no es buena.

Prediciendo que la actividad económica mundial crecerá en promedio el 4.5 % por año durante este período –en gran parte impulsado por el crecimiento desenfrenado en China, India y el Medio Oriente- el informe concluye que la demanda global de petróleo aumentará un 2.2 % por año, empujando el consumo mundial de, aproximadamente 86 millones de barriles por día (Mbd) en 2007, a 96 mbd en 2012. Con suerte y nuevas inversiones masivas, la industria petrolera será capaz de aumentar la producción suficientemente como para satisfacer –apenas- la demanda más alta que se anticipa para 2012. Más allá de eso sin embargo, parece poco posible que la industria pueda sostener cualquier aumento en la demanda.”El petróleo parece estar muy justo en estos cinco años” declaró la agencia.

En la base de la conclusión general de este informe hay una cantidad de preocupaciones específicas. Lo más notable es que señala una declinación preocupante en el flujo de los campos más antiguos en los países no-OPEP, y la necesidad correspondiente de una mayor producción de los países OPEP, muchos de los cuales están localizados en áreas proclives a conflictos de Oriente Medio y África. Las cantidades involucradas conmueven. A primera vista parecería que sería una meta considerada razonable la necesidad de unos 10 Mbd extra entre 2007 y 2012, o sea 2 Mbd por día cada uno de los cinco años. Pero eso no toma en cuenta que hoy día el mundo necesita unos 5 millones extra: 3 para compensar la declinación en los pozos antiguos, más 2 millones de demanda adicional. Este es un desafío intimidatorio y posiblemente inalcanzable, especialmente si se considera que casi todo el petróleo adicional tendrá que provenir de Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudita, Argelia, Angola, Libia, Nigeria, Sudán, Kazajstán y Venezuela, países que no inspiran el tipo de confianza que se necesitará para verter centenares de miles de millones de dólares en nuevos trépanos, ductos y otras partes esenciales de infraestructura.

Causas similares de ansiedad pueden encontrarse en el segundo estudio principal publicado en el último verano, “Enfrentando las duras verdades acerca de la energía”, preparado por el National Petroleum Council (NPC), una importante organización de la industria. Como se supone que presenta una visión ´equilibrada´ del dilema de la energía nacional, el informe NPC fue ampliamente elogiado en Capitol Hill y en los medios; a su brillo se agregaba la identidad de su autor principal, el ex ejecutivo en jefe de ExxonMobil, Lee Raymond.

Al igual que el informe IEA, el estudio de NPC empieza proclamando que, con la combinación correcta de políticas y mayor inversión, la industria es capaz de satisfacer la demanda de EEUU y del mundo de petróleo y gas natural. “Afortunadamente el mundo no se está quedando sin recursos energéticos” afirma el informe corajudamente. Pero los obstáculos al desarrollo y distribución de esos recursos abundan, de modo que se requiere urgentemente políticas y prácticas prudentes. Aunque “no hay una única y fácil solución a los múltiples desafíos que enfrentamos” los autores concluyen que “confiamos que la rápida adopción de estas estrategias” permitirá a los Estados Unidos satisfacer sus necesidades de energía en el largo plazo.

Sin embargo, al leer más profundamente el informe, surgen serias dudas. Aquí otra vez las preocupaciones surgen de las crecientes dificultades de extraer petróleo y gas de lugares poco favorables y de los riesgos geopolíticos asociados con la creciente dependencia de proveedores inamistosos e inestables. De acuerdo a NPC (usando datos tomados de IEA), se estima que se necesitarán, en los próximos 25 años, U$S 20 billones en nueva infraestructura para asegurar que estará disponible la energía suficiente para satisfacer la demanda mundial que se prevé.

El informe afirma luego algo obvio: “Será necesario un clima de inversión estable y atractivo para atraer el capital adecuado para la evolución y expansión de la infraestructura energética”
Aquí es donde debería empezar cualquier observador astuto para alarmarse realmente, puesto que, como señala el informe, no es de esperar un clima así. A medida que el centro de gravedad de la producción mundial de petróleo se desplaza definitivamente hacia los países de la OPEP y los estados cuya producción está centrada en lo estatal, como Rusia, el mercado llegará a ser dominado más por los factores geopolíticos que por los mercantiles.

“Estos corrimientos plantean profundas implicaciones para los intereses, estrategias y elaboración de políticas de EEUU” afirma el estudio. “Muchos de los cambios esperados podrían elevar los riesgos de la seguridad energética de EEUU, en un mundo donde es probable que la influencia de EEUU decline a medida que el poder económico se desplaza a otras naciones. En los años venideros, las amenazas a la seguridad de las principales fuentes mundiales de petróleo y gas natural pueden empeorar”.

Las implicaciones son obvias: los principales inversores no parece que vayan a expeler los billones de dólares necesarios para acrecentar sustancialmente la producción en los años venideros, lo que sugiere que la producción global de petróleo convencional no alcanzará los elevados niveles predichos por el Departamento de Energía, sino que afrontarán pronto una declinación irreversible.

Esta conclusión lleva a dos impulsos estratégicos obvios: primero, el gobierno buscará aliviar los escrúpulos de los principales inversores en energía prometiéndoles proteger sus inversiones en ultramar por medio del despliegue de fuerzas militares estadounidenses; y segundo, la industria buscará contener su apuesta, desplazando una parte cada vez más grande de sus fondos de inversión hacia el desarrollo de líquidos no-petrolíferos.


(Continúa en próximo posteo)

por Michael Klare*

Resumen: el profesor Klare, agudo analista de la geopolítica de los recursos naturales y crítico de los gobiernos de EEUU, esboza el panorama que se presenta al mundo, y en particular EEUU, ante el inevitable fin de la era del petróleo tradicional, y barato.

*Profesor estadounidense, especialista en temas de defensa, autor de los libros “Guerra por los Recursos” y “Sangre y petróleo”. Artículo publicado por The Nation. 12-11-2007. Traducción de Hugo Palamidessi

FUENTE: InfoMORENO Nº 226

miércoles, 6 de octubre de 2010

El nivel del mar aumenta tres milímetros al año.


  • Los datos recogen la crecida de los océanos desde 1992 hasta la actualidad
  • La Tierra sufre cambios en su ecosistema que afectarán a poblaciones futuras
  • El aumento del nivel oceánico podría hundir islas como Las Maldivas

El director de Observación de la Tierra de la Agencia Espacial Europea ha asegurado en Torrent (Valencia), en el marco del congreso Recent Advance in Quantitative Remote Sensing, que el nivel del mar aumenta una media de 3 milímetros cada año.

Los datos presentados recogen la crecida de los océanos desde 1992 hasta la actualidad que, según el profesor José Antonio Sobrino, director de la Unidad del Cambio Global de la Universitat de València (UV) y organizador del simposium, "ha aumentado en los últimos 18 años cerca de 2 centímetros".

Un total de 250 expertos en teledetección de más de 25 países han acudido esta semana a Torrent para debatir en la tercera edición del Congreso Internacional de Teledetección sobre los avances científicos que permiten observar el planeta desde el espacio. Muchos de ellos coinciden en que la Tierra está sufriendo cambios en su ecosistema que podrían afectar a las poblaciones del futuro.

Uno de tantos es el aumento del nivel oceánico, que podría hundir islas como Las Maldivas o provocar el traslado de poblaciones a lugares más seguros, según ha asegurado en el congreso Eva Oriol, la primera mujer responsable de misiones internacionales de la ESA.

Los mayores expertos de la NASA y la ESA están exponiendo durante toda la semana en L'Auditori de Torrent sus conclusiones sobre la técnica que permite hacer un seguimiento de la salud del planeta en tiempo real. La teledetección estudia desde satélite la evolución de fenómenos naturales como la desertización, el deshielo, los volcanes o el aumento de la temperatura de la superficie terrestre.


Fuente: ElMundo.es

martes, 5 de octubre de 2010

La crisis mundial de los ríos.

Primer análisis fluvial global

Los ríos que distribuyen el 80% del agua que consume el mundo entero están seriamente amenazados. En otras palabras, el agua que beben 5.000 millones de personas podría dejar pronto de ser apta para el consumo humano. Las cifras se desprenden del primer estudio a gran escala de la calidad de todos los ríos del planeta. Hasta ahora, los científicos y los políticos que han de tomar decisiones que afecten a los cauces fluviales sólo disponían de un mosaico de estudios locales que complicaba el trabajo en ríos multinacionales. Más de 250 ríos en todo el globo atraviesan fronteras nacionales.

La investigación, realizada por investigadores de The City College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y de la Universidad de Michigan (EEUU) y publicada en la revista 'Nature', ha analizado los principales factores que comprometen la calidad ambiental de las aguas dulces a escala global. Entre ellos, destacan los residuos agrícolas, la contaminación química y las especies invasoras, pero el estudio ha contemplado el efecto de 23 agentes diferentes, como las presas o la pérdida de humedales.

Falta de datos

Según los investigadores, estos agentes no sólo ponen en peligro la calidad de los ríos y la salud humana, sino que amenazan al 65% de los hábitats fluviales del mundo. "No podemos seguir estudiando de forma independiente la seguridad del consumo humano y la salud de los ecosistemas de forma independiente", explica Charles J. Vörösmarty, director del City College y autor principal del estudio. "Necesitamos unir ambas cosas. La herramienta que hemos creado permite ponerlos a jugar en el mismo campo".

Los autores reconocen que los resultados son "conservadores" debido a que no tienen suficiente información de otros factores como los compuestos farmacéuticos y los residuos de la minería. Pero a pesar de ello, han podido configurar mapas continentales que detallan los niveles de estrés que soporta cada cauce, sin importar las fronteras que atraviesa.

Sin embargo, no todos los ríos se comportan de igual manera. Según explica la profesora de la Universidad de Maryland Margaret A. Palmer en un análisis que acompaña la investigación, el Nilo, por ejemplo, tiene más presión aguas arriba, pero sus efectos sobre la población aumentan a medida que desciende la corriente. El Nilo abastece de agua a más de 180 millones de personas.

En cambio, el Amazonas tiene mayores efectos sobre la población local en su cauce superior y los efectos descienden a medida que el río avanza hacia la densidad de los bosques primarios. Los investigadores advierten de que esto podría cambiar si se intensifica aún más la deforestación de la selva amazónica.

"Es absolutamente esencial tener información y herramientas que puedan ser compartidas por todas las naciones", dice Vörösmarty.


Fuente: EMundo.es

lunes, 4 de octubre de 2010

30 años de la Ley de Hijo Único en China.

El Gobierno chino conmemoró el pasado 25 de septiembre el 30 aniversario de la ley del "hijo único", controvertida ley que prohíbe a gran parte de las familias del país tener más de un hijo pero que, según las autoridades, ha servido para controlar la superpoblación del pueblo más numeroso de la tierra.

La agencia oficial Xinhua recordó que el 25 de septiembre de 1980 cuando una circular del Partido Comunista de China ordenaba a los miembros de esa formación y a los de la afín Liga de la Juventud Comunista que tuvieran sólo un hijo, una norma que después se aplicaría a toda la población nacional. Según la Comisión de Población y Planificación Familiar de China, que se encarga de aplicar esta política, China actualmente tendría 1.700 millones de habitantes si no se hubiera puesto en práctica esta norma, en lugar de los 1.335 actuales. Ello ha contribuido a la mejora de muchos indicadores sociales, como la renta per cápita, la esperanza de vida (ahora de 73 años), la extensión de la educación o la disminución en el número de personas que viven en la pobreza (250 millones hace 3 décadas, 40 millones en la actualidad).

No obstante la política del "hijo único" ha tenido también efectos negativos para el país, como el envejecimiento de la población, que ha llevado al país asiático a considerar la posibilidad de elevar la edad de jubilación, como se debate en algunos países de Occidente. O los abortos selectivos y los abandonos de niñas por familias que prefieren tener un hijo varón, lo que ha desembocado en otros problemas, como el desequilibrio de sexos o el tráfico de bebés y esposas (en algunos pueblos apenas hay mujeres debido a la citada preferencia por tener chicos y no chicas).

También debe mencionarse la aplicación de esterilizaciones y abortos forzosos a matrimonios que violan la ley, en algunas localidades chinas, o el hecho de que la política sea considerada un tanto clasista, ya que las multas por tener más de un hijo son muy elevadas para personas de clase baja pero son llevaderas por los ricos, por lo que muchos de ellos se saltan la ley.

El país asiático confía en estabilizar su población e incluso comenzar a tener un crecimiento demográfico negativo hacia mediados de siglo, y ya antes será probablemente rebasada por la India como el país más populoso del mundo.

La política del hijo único establece que las familias sólo pueden tener un vástago, pero también incluye muchas excepciones a esta regla. Pueden tener un segundo hijo, por ejemplo, las parejas en las que tanto el marido como la esposa no tengan hermanos, y también aquellas madres de familias rurales que hayan tenido una niña en el primer embarazo.

Además, las familias de minorías étnicas como los tibetanos, los mongoles o los uigures, entre otras, pueden tener hasta tres hijos, dado el escaso porcentaje que estos pueblos representan en el total nacional.

Fuente: DiarioDeCuyo.com.ar

jueves, 30 de septiembre de 2010

Vivir hacinados es más 'verde'.

La ciudad vertical respeta más el medio ambiente - ¿Y si Benidorm no estaba tan mal?

Vive usted en una casa unifamiliar de dos plantas. Tiene un perro, una piscina, un jardín y una barbacoa para hacer chuletones los fines de semana. Allí, al aire libre y sobre el césped recién recortado, tiene la sensación de alejarse un poco del asfalto, de estar más en contacto con la naturaleza. Enhorabuena, ha alcanzado el sueño de muchas familias españolas, el sueño americano de Annette Bening en American Beauty. El problema de ese sueño es que es el mismo de millones de personas en todo el mundo, el mismo que tienen sus vecinos de la casa adosada y los de un poco más allá. Y no parece que sea demasiado ecológico, según señalan los expertos.

Porque ese sueño implica que las ciudades crezcan a lo ancho y no a lo alto, que las viviendas se desparramen por un suelo cada vez más escaso y que el gasto energético de sus habitantes afecte de forma más directa al cambio climático. Solución: todos a Nueva York, a Shanghai o, ya puestos, a Benidorm. A los ojos de la mayoría, las colmenas de turistas de la ciudad alicantina pueden parecer una agresión a cualquier sentido de la estética, pero para algunos arquitectos representa un modelo mucho más sostenible que el de las urbanizaciones que se expanden por la periferia. "Benidorm es genial", asegura el arquitecto Luis Fernández-Galiano. "Es una ciudad densamente poblada, pero construida en vertical, lo que supone muchos menos problemas medioambientales que los que causan las urbanizaciones de la sierra de Madrid. Puede que sea un sueño para muchos vivir en una casa en lugar de en un edificio, pero un sueño multiplicado por dos millones es una pesadilla".

En España, el problema de la expansión horizontal de las ciudades se ha definido con el nombre de ciudad dispersa, pero el término más utilizado es el de sprawl, que en inglés significa extenderse o repantigarse. Dentro de los retos planteados para luchar contra el cambio climático, el tema de la expansión horizontal de las ciudades quizá haya sido uno de los más olvidados. Un informe de la Unión Europea sobre 2006 se titula precisamente El reto ignorado (Urban sprawl in Europe. The ignored challenged), y señala que en los últimos 20 años se ha asentado un desarrollo urbano de baja densidad en la periferia de las ciudades. La expansión a lo ancho necesita que se construyan infraestructuras para que la zona recién habitada sea accesible e implica un mayor uso del transporte. En síntesis: supone un ingente gasto de recursos. "El consumo de hormigón en España", apunta el estudio, "ha aumentado un 120% desde 1996, llegando a un nivel de 51,5 millones de toneladas en 2005".

Ésa es la verdad incómoda de arquitectos como Luis Fernández-Galiano. En una conferencia organizada por la Fundación BBVA, el catedrático de proyectos arquitectónicos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid aseguraba que la planificación de las ciudades es la solución a los problemas del clima. "Mi verdad incómoda es compatible con la de Al Gore. Él no trató este tema, pero es igualmente importante. Han pasado ya 20 años del Panel Intergubernamental del Cambio Climático y ahora toca preguntarnos cómo ocupamos este planeta. El modelo de ciudad americana se está extendiendo, pero tenemos que abandonar esas utopías agrarias y concentrarnos en las ciudades", explica el arquitecto.

El modelo de la ciudad americana se asienta donde se amasa el sueño de la nación, en la California cinematográfica de las grandes urbanizaciones. Es ese mundo nuevo, lleno de ilusiones, donde todo parece fácil y accesible, el que impone una familia tradicional viviendo feliz en su casa-jardín. "Es una utopía de cuento de hadas", comenta Fernández-Galiano, "al estilo de El show de Truman. Y esa ciudad se ha extendido a Europa, África y Rusia. Pero ese sueño se ha acabado. No sirve para atajar los problemas medioambientales a los que hacemos frente. La palabra clave es densidad. Por eso defiendo lugares como Barbate o Benidorm, porque permiten concentrar a la población para poder dejar el resto del territorio salvaje".

La imposición de estos paisajes de casas bajas viene impuesta a veces desde los propios gobiernos europeos. El caso más actual y el que ha despertado las críticas de los arquitectos es el de la Comunidad de Madrid. La Ley de Medidas Urgentes aprobada recientemente por el Gobierno de Esperanza Aguirre limita a cuatro alturas (tres pisos más un ático) los edificios que se levanten a partir de ahora en la región. La norma ha levantado sarpullidos en los arquitectos de Madrid. "Esta ley supone una ruptura del modelo cultural", comenta Pedro Ortiz, portavoz de urbanismo del Colegio de Arquitectos de Madrid. "Es la sustitución de la ciudad, del urbanismo latino por el modelo anglosajón. No es una lectura de la ley. Éste ha sido uno de los argumentos dados por Esperanza Aguirre para justificar su ley. Quiere una ciudad anglosajona. Quiere que Madrid se parezca a Inglaterra".

La Comunidad de Madrid se defiende asegurando que la sostenibilidad de un barrio no tiene por qué definirse por la altura de sus edificios, sino por una correcta ordenación del territorio. "Los modelos de desarrollo de este tipo son escandinavos, de países que suponen un modelo ecológico y sostenible. Lo importante es que las casas estén bien orientadas, que exista una gestión de residuos correcta y un aprovechamiento de las aguas pluviales", explica un portavoz de la Consejería de Medio Ambiente y Urbanismo.

Pero las cifras de Madrid no hablan precisamente de sostenibilidad. El informe de la UE mencionado anteriormente dedica un apartado especial a la comunidad titulado Región de Madrid. Un crecimiento económico rápido y un débil sistema de planeamiento: el estudio explica que el suelo urbano creció un 50% en los años noventa, mientras que la población sólo creció un 5,4%. Una de las razones de ese extraordinario desarrollo urbano se produjo por la demanda de segundas viviendas.

En conclusión, para combatir el cambio climático, gastar menos combustible y ahorrar en infraestructuras, lo mejor es viajar en ascensor. En este debate no hay sólo un trasfondo ecológico, sino sociológico. La ciudad densa al estilo de Nueva York facilita el contacto con la gente, tiene mayores posibilidades de encuentros fortuitos y genera un mayor tráfico de ideas que el que se logra en los barrios residenciales. El sociólogo Mario Gaviria, otro defensor de Benidorm como lugar turístico ("pese a que a muchos les parezca una horterada"), insiste en la defensa de la ciudad mediterránea "compacta, densa y continua. Lo demás es el más allá". "En lugares como Benidorm se va a todos sitios a pie, las aceras suelen ser anchas, se utilizan piscinas colectivas y en un mismo lugar se encuentran todo tipo de mezclas, desde el lupanar hasta la iglesia, desde el gimnasio hasta la tienda. Todo está en el mismo sitio. Esto desaparece en las urbanizaciones de adosados, donde toda esa mezcla se ha sustituido por el centro comercial", expone.

Gaviria define el interés por el jardín de casa como la "ideología de la clorofila", y señala las contradicciones de un ecologismo mal entendido que se contenta con tener algo verde cerca de los ojos. "En España estamos infrapoblados todavía. Tenemos que hacer ciudades para unos quince millones de personas más dentro de 20 años. Las nuevas tendrán que seguir ese modelo mediterráneo, proporcionar agua y energías renovables. Así haremos ciudades sostenibles de verdad y no yéndonos a las afueras con una parcelita de césped", concluye.

Aun así, los ecologistas no tienen muy claro que Benidorm sea un ejemplo de nada y opinan que el problema no ha de centrarse en la altura de los edificios, sino en la ordenación del territorio. "Hay distintos modelos dependiendo del lugar donde se construya, pero no me parece que una ciudad como Benidorm, a pie de playa, sea sostenible en sí misma", matiza Juan López de Uralde, director de Greenpeace España.

En eso están de acuerdo todos, en la importancia de planificar las ciudades, sobre todo las de nueva construcción. A miles de kilómetros de aquí, el arquitecto Norman Foster proyecta en la capital de Emiratos Árabes Unidos, Abu Dabi, una nueva ciudad salida de la nada. Se trata de Masdar, una superficie de seis kilómetros cuadrados pensada al milímetro, cuya energía sólo provendrá de fuentes renovables y cuyos canales interiores aportarán la sombra necesaria en el desierto.

Para muchos, el proyecto es un ejemplo de una ciudad pensada para los nuevos tiempos compatibles. Desde la ética resurge el debate sobre qué tipo de lugares han de construirse para que los seres humanos ocupen el suelo sin dañar el medio ambiente. La solución está en manos de los gobernantes. "Son ellos los que determinan cómo hacemos las ciudades", señala Fernández-Galiano. "Es muy raro que los arquitectos renuncien a un encargo por razones éticas". El catedrático matiza sus palabras recordando una frase del arquitecto Miguel Fisac, fallecido en mayo de 2006: "Mis obras más importantes son las que no he hecho".


Fuente: ElPais.com
2007

viernes, 24 de septiembre de 2010

La expansión urbana descontrolada en Europa.

Europa es uno de los continentes más urbanizados de la Tierra. Alrededor del 75 % de su población vive en zonas urbanas. Sin embargo, el futuro urbano de Europa es una cuestión que suscita gran inquietud. Más de una cuarta parte del territorio de la Unión Europea se puede considerar suelo urbano.
En 2020, aproximadamente el 80 % de los europeos residirá en zonas urbanas. En 7 países, la proporción será del 90 % o más. En consecuencia, se agudiza la demanda de suelo en las ciudades y sus alrededores. Día tras día, todos somos testigos de cambios rápidos, visibles y conflictivos en los usos del suelo, que modifican los paisajes y afectan al medio ambiente de las ciudades y de su entorno como nunca antes.
Las ciudades se extienden y se reducen las distancias entre ellas y el tiempo que se tarda en pasar de una a otra. Esta extensión de las ciudades tiene lugar por toda Europa, impulsada por los cambios en el estilo de vida y las pautas de consumo, y se conoce generalmente con el nombre de «expansión urbana descontrolada». Los datos disponibles demuestran de manera concluyente que la expansión urbana descontrolada ha acompañado al crecimiento de las ciudades europeas durante los últimos 50 años.
Se habla de expansión urbana descontrolada cuando la tasa de cambio del uso del suelo de rústico a urbano es superior a la tasa de crecimiento demográfico de una determinada zona durante un período determinado. La expansión urbana descontrolada debería considerarse, con razón, uno de los principales retos comunes a los que debe hacer frente la actual Europa urbana.
Un reciente estudio de ámbito europeo revela que las ciudades crecen rápidamente y sin freno: más del 5 % en un decenio equivalente a tres veces la superficie de Luxemburgo. Las zonas donde más se aprecian los efectos de la expansión urbana descontrolada están en países o regiones que registran una elevada densidad demográfica y un nivel elevado de actividad
económica (Bélgica, los Países Bajos, Alemania meridional y occidental, el norte de Italia o la región de París) y/o un rápido crecimiento económico (Irlanda, Portugal, Alemania oriental o la Comunidad de Madrid). La expansión urbana descontrolada se pone especialmente de manifiesto en los países o regiones que se han beneficiado de las políticas regionales de la UE y de su financiación. También se observan nuevas pautas de desarrollo, en torno a pequeñas ciudades o en el campo, a lo largo de los corredores de transporte y de muchas zonas del litoral que suelen estar conectadas a valles fluviales.
En Europa, el crecimiento de las ciudades ha estado impulsado históricamente por el aumento de la población urbana. Pero en la actualidad, a pesar de la escasa o nula presión demográfica, existen diversos factores que siguen impulsando la expansión, cuyo origen está en el deseo de llevar un nuevo estilo de vida en el extrarradio, lejos del centro de las ciudades.
Entre las causas que generan estas tendencias, hallamos las socioeconómicas, tanto micro como
macro. La calidad de los sistemas de transporte, el precio del suelo, las preferencias individuales en materia de vivienda, las tendencias demográficas, las tradiciones y limitaciones culturales y el atractivo de las zonas urbanas existentes son factores que influyen en la forma en que se desarrolla un área urbana. Otra de las causas principales es la aplicación de políticas de ordenación en el ámbito local y regional. Incentivada por los Fondos de Cohesión y por los Fondos Estructurales de la Unión Europea, que financian el desarrollo de las infraestructuras, la expansión descontrolada se ha acelerado en respuesta a la mejora de las conexiones de transporte y el aumento de la movilidad personal. Las ciudades son por naturaleza lugares donde se concentran grandes cantidades de personas en pequeñas superficies. Esto presenta ciertas ventajas evidentes para el desarrollo económico y social. En algunos aspectos, puede incluso ser beneficioso para el medio ambiente. Por ejemplo, el uso del suelo y el consumo de energía tienden a ser menores en las áreas urbanas en comparación con las áreas de población dispersa. El tratamiento de los residuos y de las aguas residuales se beneficia de economías de escala. De este modo, los problemas tradicionales de salud ambiental derivados de un agua potable que presenta riesgos, unos saneamientos inadecuados y unas viviendas deficientes básicamente han desaparecido de las ciudades de la Unión Europea. No obstante, la población urbana todavía sufre problemas ambientales severos y localizados, como la exposición al ruido, episodios de contaminación atmosférica de gran repercusión, la gestión de los residuos, las restricciones de agua potable y la falta de espacios abiertos.
Sin embargo, la actual tendencia hacia la creación de nuevas áreas urbanas de baja densidad está generando un aumento del consumo. En los últimos 50 años, la cantidad de espacio por persona en las ciudades europeas ha aumentado más del doble. En los últimos 20 años, la superficie construida en muchos países de Europa occidental y oriental ha aumentado un 20 %, mientras que la población sólo ha crecido un 6 %. En particular, el transporte (es decir, la movilidad) sigue siendo un reto crucial para la ordenación urbana. Las infraestructuras de transporte tienen muy diversos efectos sobre los paisajes, como el sellado del suelo, que agrava las consecuencias de las inundaciones, y la fragmentación de los espacios naturales, por mencionar tan sólo dos de ellos.
La movilidad y la accesibilidad son factores clave para la cohesión territorial de Europa. También son elementos esenciales para mejorar la calidad de vida de las comunidades. Se cree que los kilómetros recorridos por carretera en áreas urbanas aumentarán un 40 % entre 1995 y 2030. El parque de automóviles de la UE 10 todavía no ha alcanzado los niveles de la UE 15, lo que indica que todavía cabe esperar un mayor crecimiento.
Si no se hace nada al respecto, es previsible que la congestión de las carreteras aumente de forma significativa hasta 2010 y que los costes que acarrea se eleven hasta aproximarse al 1 % del PIB de la Unión Europea. Sin embargo, las infraestructuras de transporte implican algo más que ir añadiendo kilómetros de carretera y ferrocarril. Dichas infraestructuras deben formar parte de un enfoque global, que tenga en cuenta el verdadero impacto de las inversiones dirigidas a crear y sostener las economías urbanas locales. Debe ser parte de un desarrollo equilibrado y policéntrico, que reduzca los daños al medio ambiente.
Pero las estrategias e instrumentos para controlar la expansión urbana descontrolada dependen en gran medida de la realidad actual de Europa, donde existen varios niveles de gobierno interrelacionados, desde el ámbito local hasta el europeo. Esto es así especialmente en el caso de los importantes flujos financieros que moldean los presupuestos de ordenación. En la actualidad, las políticas de ordenación suelen ser reflejo de la lógica del mercado. Sería mejor que reflejasen una visión del desarrollo urbano, en la cual se integrasen plenamente las consideraciones ambientales y sociales en las políticas de ordenación territorial en todas las fases del ciclo, desde la identificación del problema y la formulación de las políticas hasta su aplicación y posterior evaluación. Esto podría comportar varios beneficios, como por ejemplo:
• coherencia en todas las fases del ciclo político;
• mayor cooperación entre organismos en todos los niveles de responsabilidad;
• un uso efectivo de los Fondos Estructurales y Fondos de Cohesión a escala comunitaria, combinados con la normativa ambiental, a fin de evitar y paliar la expansión urbana descontrolada;
• corrección de los fallos del mercado que favorecen la expansión urbana descontrolada, mediante estímulos relacionados con el precio del suelo en y entre zonas urbanas, así como en su entorno;
• comparación e intercambio de buenas prácticas para desarrollar ciudades más compactas;
• creación de zonas verdes en las ciudades.

Referencias
EEA (2006), Urban sprawl in
Europe — the ignored challenge,
Informe nº 10/2006 de la AEMA,
Agencia Europea de Medio
Ambiente, Copenhague.


Fuente: Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA Briefing, 2006) ISSN 1830-2254

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Cinco países se disputan el Ártico.

Los Estados limítrofes negocian el reparto del Polo, rico en petróleo y vital para las comunicaciones.


Cinco países iniciaron en 2008 conversaciones para repartirse el Ártico, una de las últimas zonas de la Tierra que aún no tiene como dueño a ningún Estado y que se calcula que alberga bajo el hielo una cuarta parte de las reservas mundiales de petróleo (consulte el gráfico). Dinamarca, anfitriona de la cumbre, quiere que Estados Unidos, Noruega, Canadá y Rusia acaten las reglas de juego establecidas por Naciones Unidas en 1982 para llevar a cabo un eventual reparto. "Esta reunión es el principio de un proceso que puede durar años", afirma en una entrevista telefónica Lars Kullerud, presidente de la Universidad del Ártico, una red internacional de universidades con sede en esa región.

"Es el principio de un proceso que puede durar años", afirma un experto.

Están en juego 1,2 millones de kilómetros cuadrados de fondo marino que han ganado atractivo para algunos gracias al cambio climático. El deshielo facilita un mayor acceso a las bolsas de hidrocarburos y abre nuevas rutas marítimas, que permiten un ahorro de hasta 8.600 kilómetros en un viaje entre Tokio y Hamburgo. Los cinco países limítrofes quieren asegurarse cuanto antes una parte del pastel y sus ministros presentarán sus demandas durante la cumbre de tres días que ayer empezó en Ilulissat, una pequeña ciudad de Groenlandia que tiene el mayor glaciar del mundo.

Las bases para un acuerdo están sentadas. "Se trata de un paso importante, porque las partes se sientan en la misma mesa para reconocer que existe un desacuerdo, para cooperar en algunos ámbitos y, quizá, empezar a encontrar una solución al problema de la soberanía", dice Pablo Pareja, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pompeu Fabra y autor de un estudio sobre el Ártico. "El Ártico es un espacio todavía no asignado. Tradicionalmente ha sido considerado alta mar", añade.

La región ártica, en la que viven sobre un enorme casquete de hielo entre dos y cuatro millones de personas, se ha convertido en los últimos años en objeto de disputa. El derecho internacional, plasmado en la Convención sobre el Derecho del Mar de Naciones Unidas, establece que los países con salida al mar tienen derecho a extender su zona de soberanía hasta 200 millas naúticas (370 kilómetros) desde la costa. Pero este límite se puede ampliar si un país demuestra que su plataforma continental, que es el lecho marino anexo al continente, va más allá de esa distancia.

Esta salvedad abrió las puertas a las reclamaciones. Para probar que sus demandas están fundamentadas, varios países han organizado expediciones cartográficas para reivindicar el mayor territorio posible. El momento más tenso se produjo en 2007, cuando un equipo ruso en submarino plantó una bandera del país en el fondo marino.

La resolución al conflicto puede durar años, entre 10 y 15, según el Gobierno danés. Estados Unidos no ha ratificado todavía el tratado de la ONU (se firmó en 1982 y entró en vigor en 1994) y, hasta que no lo haga, el litigio no se cerrará. "Una vez adoptado el tratado, hay 10 años de plazo para plantear reivindicaciones y, aunque Washington lo firme en breve, como parece probable, todavía tendrá esa década para protestar", explica Lars Kullerud.

"Todo el mundo está esperando a Estados Unidos", concluye el presidente de la Universidad del Ártico. Uno de los objetivos de la reunión de Ilulissat es que todos se comprometan a respetar dicho tratado.

En un mundo que explota al máximo sus recursos naturales, el Ártico es una de las pocas zonas que permanecen vírgenes. Un 25% de las reservas desconocidas de petróleo y gas están bajo estas aguas. Excavar para llegar hasta el crudo no ha estado hasta ahora al alcance de las petroleras, pero el cambio climático ha hecho más fina la capa de hielo, mientras la tecnología ha mejorado mucho. La operación puede ser, pese a todo, muy cara, pero con el barril de brent a 130 dólares extraer crudo del Ártico puede resultar rentable.

El oro negro no es la única ventaja de ser propietario de una porción de esta zona. "Con el deshielo se puede abrir una vía de navegación permanente por el norte y tener acceso a una vía como ésta es clave para países como Estados Unidos, que ahora tienen que llegar al otro lado del mundo a través del estrecho de Malaka (en Asia), el cabo de Agujas (en Suráfrica) y el cabo de Hornos (en América Latina)".

Hay dos pasos, el del noreste (no navegable), y el del noroeste, que se abrió durante unos meses por primera vez en 2007. Los investigadores calculan que los barcos podrán utilizar este último paso todo el año a partir de 2050 por el cambio climático.

Las ONG han pedido que los países limítrofes lleguen a un acuerdo que dé garantías medioambientales al Ártico, una propuesta con la que coinciden algunos países que están fuera de la disputa, como Francia y España.


Comercio y riqueza

- Reservas de crudo Un 25% de las reservas de petróleo y gas natural por descubrir está en el Ártico.

- Rutas comerciales El paso del Noreste no es navegable, mientras el paso del noroeste ya está abierto varios meses al año, y se prevé que a partir de 2050 esté en funcionamiento durante todo el año. A través del paso del

noroeste, entre Tokio y Nueva York hay 14.000 kilómetros; si el recorrido pasa por el canal de Panamá, son 18.200.- Población. En el Ártico viven entre dos y cuatro millones de personas, repartidas entre Canadá, Dinamarca, Noruega, Rusia y EE UU, incluidos más de 20 grupos indígenas.


Fuente: ElPais.com

(España, 2008)

martes, 21 de septiembre de 2010

Más de la mitad de la población mundial vive en las ciudades.

La Cruz Roja advirtió sobre los riesgos de una rápida e improvisada urbanización del planeta.

NAIROBI (EFE).- Más de la mitad de los 6.800 millones de personas que forman la población mundial vive ya en las ciudades, según la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), que hoy alertó de los riesgos de una rápida e improvisada urbanización del planeta.

El Informe Mundial de Desastres 2010, presentado hoy en Nairobi por Matthias Schmale, vicesecretario general de la FICR, advierte de que "2.570 millones de habitantes urbanos en los países de ingresos bajos y medios están expuestos a niveles inaceptables de riesgo".

Entre esos riesgos destacan el consumo de comida rápida, la urbanización acelerada, el mal gobierno local, el crecimiento demográfico de las urbes, la asistencia sanitaria deficiente y la creciente violencia urbana.

El cambio climático también puede aumentar los riesgos de desastres, en un mundo donde nunca antes había habido una cantidad de población tan elevada en barriadas insalubres, ya que la pobreza urbana y los riesgos de catástrofes están estrechamente vinculados, según el informe.

Entre las medidas que pueden evitar desastres figura un mejor gobierno urbano para evitar la marginación o la aceleración del cambio climático.

También se destaca la mejora de los servicios sociales o la implicación de la comunidad internacional y organizaciones no gubernamentales (ONG) frente a la desigualdad entre ciudades equilibradas y aquellas peor gestionadas.

Los representantes de la FCIR y de Naciones Unidas aseguraron que una mayor atención a los suburbios habitados por personas con un menor número de recursos se convierte en pieza clave para minimizar los riesgos frente a posibles desastres.

Fuente: LaNacion.com.ar

jueves, 16 de septiembre de 2010

El río Amazonas, en riesgo de secarse.

El más caudaloso del mundo

Los pilotos de las aerolíneas y turistas que llegan hasta Leticia, sur de Colombia, son los más sorprendidos. El río Amazonas, considerado el más caudaloso del mundo está reducido a enormes playas de arena. Gran cantidad de agua desapareció y el intenso verano que sacude al país amenaza con extinguir lo que queda.

Desde el aire se divisan los estragos de la sequía. En la tierra el problema es aún mayor. Los pobladores no ven la lluvia desde hace dos meses y han tenido que presenciar la desaparición del río Amazonas al que adoran y exhiben a nivel mundial.

El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), lanzó una voz de alarma y advirtió que el Amazonas pasó de 13 y 15 metros de profundidad a seis metros en sólo dos semanas en áreas donde tienen estaciones de control, un bajonazo nunca antes visto, según las autoridades ambientales del sur de Colombia.

Lo preocupante es que enormes embarcaciones cargadas con enlatados, cerveza, víveres y demás no pueden llegar hasta el puerto de Leticia, capital de Amazonas, porque quedan ancladas por falta de profundidad.

La mercancía es sorteada por expertos nadadores que ganan dinero transportándola hasta el muelle porque los barcos llegan a 300 metros distancia. Los braceadores (nadadores), han encarecido el transporte de la mercancía y movilizarla se ha convertido en un dolor de cabeza.

Y es que a Leticia sólo se llega por barco y avión. En la región no hay carreteras y la mayoría de los pobladores, en su mayoría de escasos recursos, tienen que moverse por vía fluvial porque resulta más económico.

Más de 100 toneladas de alimentos están represadas y no han podido ser movidas desde distintas regiones del Amazonas a espera de las lluvias, la creciente del río y el retorno de las embarcaciones.

Jairo Jimeno López, quien nada en el Amazonas desde hace 35 años, dice que jamás había visto tan reducido el río. "Los peces se ven por encima, desde las canoas se alcanza a ver la profundidad cuando eso no sucedía", dice con cara de asombro.

Lo mismo repite Olbar Andrade, gobernador del Amazonas, quien se muestra alarmado por la noticia. "El problema no es nuevo, desde hace varios años veo como el agua desaparece, pero este año la situación ha empeorado. Veíamos que el río corría con fuerza y hoy no sucede lo mismo", expresa al destacar que le preocupa la gran cantidad de peces y animales acuáticos que puedan morir como consecuencia de la sequía.

Ricardo José Lozano, director del Ideam en Colombia dijo a ELMUNDO.es que aunque en Colombia la situación del río Amazonas es alarmante, en Perú y Ecuador es peor.

Y cita el periódico El Comercio de Perú donde se informa que el bajonazo en el caudal del afluente contempla un racionamiento de agua potable en Iquitos ya que el Instituto de Hidrología y Meteorología de Perú Senamhi reporta que el afluente más caudaloso del mundo se reduce de 15 a 25 centímetros día.

El otro problema que surge con la sequía es la perdida de encanto turístico del Amazonas. Decenas de turistas llegaban hasta Leticia a contemplar los chorros de agua, la espesa vegetación y enormes embarcaciones que cruzaban de un lado hacía otro. Hoy el panorama es distinto.

"Esperamos que el río se recupere con la llegada de la temporada invernal", dice Margarita Forero, inversionista del sector turismo quien critica que el famoso muelle de Leticia es hoy un nido de lodo, basura y tierra.

El Ideam promete que las lluvias retornarán en octubre, el comercio sigue perdiendo dinero, los barcos están parados y los alimentos se siguen perdiendo.

Los dolientes del río buscan limpiar basura, plásticos y residuos arrojados a orillas del Amazonas ya han sacado 54 toneladas de residuos inservibles. Aunque prometen descontaminarlo, las ayudas son paños de agua tibia porque lo que se busca es agua.


Fuente: ElMundo.es