domingo, 7 de enero de 2018

China afianza su presencia en la Antártida con su primer vuelo comercial

Sus ciudadanos ya no tienen que recurrir a operadores extranjeros

El avión llegó al continente antártico el pasado fin de semana con 22 pasajeros a bordo y tras más de 20 horas de viaje

Es el segundo país que más turistas envía a la región (44.000 en 2016), sólo por detrás de EEUU

El primer vuelo comercial de China a la Antártida aterrizó con éxito este fin de semana con 22 pasajeros a bordo, algo que los medios del país aseguran que marcará una nueva era para el pujante mercado del turismo en el Polo Sur y que servirá a Pekín para elevar y afianzar su posición e influencia en esta estratégica región.El vuelo, operado por Deer Jet, partió el jueves de la ciudad de Hong Kong y llegó a Ciudad del Cabo (Sudáfrica) 15 horas más tarde. Tras repostar combustible, el avión despegó para otro viaje de cinco horas y media que aterrizó con éxito en un aeropuerto de la Antártida. Allí, tras descansar un buen rato, los pasajeros aún tuvieron que cubrir a bordo de una aeronave entre cinco y seis horas más hasta alcanzar el punto más meridional de la Tierra el sábado por la noche, según un comunicado emitido por la compañía.
Un ejecutivo de la firma calificó de "hito" lo sucedido, ya que libera a los ciudadanos chinos de tener que recurrir a los servicios de una agencia extranjera para poder llegar a este destino, la única posibilidad con la que contaban hasta la fecha. Aunque sin restar mérito a lo logrado, la BBC señaló que el tramo desde Ciudad del Cabo en adelante había sido organizado por el operador turístico White Desert, que ofrece desde Sudáfrica viajes al Polo Sur con regularidad, por lo que más bien se trataría de una cooperación entre un organizador de viajes chino y otro de los ya veteranos en el sector.Desplazarse hasta el séptimo continente en avión es la excepción más que la norma. De hecho, la gran mayoría de los turistas acuden en barco, generalmente desde el puerto argentino de Ushuaia. Otra de las opciones más habituales es partir desde Nueva Zelanda, una ruta que suelen escoger las personas interesadas en un itinerario más histórico en el que se siguen los pasos de los famosos exploradores del pasado. La duración de todos ellos varía -desde unos pocos días a varias semanas, generalmente entre los meses de diciembre a febrero-, así como su precio, costando la opción más barata unos 4.200 euros.De acuerdo con la Asociación Internacional de Operadores Turísticos de la Antártida (IAATO, por sus siglas en inglés), una organización de compañías turísticas que operan en este territorio bajo una autorregulación muy exigente, China fue la segunda fuente de turistas más grande para la Antártida en 2016 (la primera es Estados Unidos). El gigante asiático aportó un 12% del total de los 44.000 visitantes que acudieron a este lugar, una cifra que se espera que crezca rápidamente en el futuro.Impacto ecológico del aumento de turistas
La cuestión del turismo y su impacto en un ecosistema tan delicado como este siguen de plena actualidad, más aun teniendo en cuenta la tendencia alcista en el número de visitas que se está registrando. Un estudio publicado hace unos años por los doctores universitarios Javier Benayas y Martí Boada reconocía que el mayor peligro del turismo antártico "no es tanto el impacto físico y/o ecológico", sino el continuo incremento del transporte de turistas y el número de barcos y aviones que se desplazan al continente, "lo que implica un mayor riesgo de accidentes con alta probabilidad de posibles vertidos contaminantes" en un entorno bastante impredecible.Aunque sin menospreciar los peligros, otros ponen el foco en los beneficios que esta actividad acarrea, como el aumento de la conciencia sobre el cambio climático entre los visitantes y la generación de unos ingresos que sirven para financiar expediciones científicas. "Todavía hay espacio para más turistas", aseguró Amanda Lynnes, de la IAATO, al canal británico. "Pero la supervisión continua es absolutamente clave", añadió.Entre sus normas se encuentran la limitación del acceso a buques con más de 500 pasajeros a bordo, que solo 100 de ellos puedan estar en tierra en un momento determinado o incluso la distancia máxima a la que un turista se puede acercar a un pingüino.
El reciente éxito de Pekín también goza de una gran carga simbólica para un país que cada vez busca mayor protagonismo en esta zona. "El vuelo comercial demuestra una vez más que China está cambiando gradualmente de ser un país grande que realiza actividades en la región a ser uno fuerte", dijo Dong Yue, investigador del Instituto de Investigación Polar de la Universidad Oceánica de China, al diario oficialista Global Times. "Sin embargo, la protección viene antes que la utilización. Tenemos que asumir nuestra obligación de proteger los recursos naturales de la Antártida como país consultivo del Tratado Antártico", subrayó en referencia al texto aprobado en 1959.Desde 2013, China ha identificado las regiones polares como una de las nuevas fronteras estratégicas del país, lo que se traduce en una fuerte voluntad política en formar parte del cómo se gobernarán estos territorios en el futuro. Para ello, el reciente Congreso del Partido Comunista estableció en su nuevo plan quinquenal que el Gobierno invertirá grandes cantidades de dinero en proyectos de exploración de los dos polos. "Con el tiempo, las ambiciones chinas contemplan poder presentar su propia propuesta para influir en cómo se gobernarán las dos regiones polares", afirmó Nengye Liu, de la Universidad de Adelaida.

Fuente: ElMundo.es

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