viernes, 16 de octubre de 2015

La UICN avanza en la definición de la lista de ecosistema en peligro.

Entre ellos están el Mar de Aral, fondos con algas en Alaska, arrecifes de coral del Caribe, humedales de Australia, turberas de Alemania…

Es raro el verano que no acaba con una noticia que refleje la dura convivencia entre el desarrollo y la conservación de la naturaleza en uno de los destinos turísticos por antonomasia: el Caribe. Por un lado, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México dictaminó la suspensión total de un nuevo desarrollo turístico en Cancún, centro neurálgico de las visitas al Caribe, y por otro Nicaragua incluía entre sus cinco ecosistemas en mayor riesgo de desaparición los bosques de bambú del litoral de este mar del Atlántico Norte. Precisamente los arrecifes de coral del Caribe figuran entre los diez ecosistemas en mayor riesgo de extinción del planeta.

A la espera de desarrollar adecudamente y definir los criterios concretos y precisos que servirán para elaborar la lista roja de los ecosistemas mundiales en peligro, varios organismos y científicos, incluido el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, estudiaron veinte de los considerados más valiosos y amenazados. Hace dos años se publicó en la revista PLoS ONE una primera lista que sirve de patrón para que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) elabore una similar a la que actualmente existe para especies de animales y plantas. En este caso la categoría de extinto se define como “colapsado”, es decir, un ecosistema de gran valía que tiene imposible volver a su estado original.

A la primera lista con la que trabaja la UICN habría que añadir los 19 ecosistemas presentes entre los 48 lugares declarados Patrimonio Mundial por la Unesco que considera en peligro. Algunos coinciden con la primera, como los arrecifes de coral del Caribe (Belice) y los bosques de galería de la cuenca del río Senegal (Parque Nacional Niokolo-Koba). El Parque Nacional de los Everglades (Estados Unidos), junto a los bosques tropicales, sobre todo los de la cuenca del Congo en la República Democrática del Congo, además de los de Honduras (Río Plátano), Indonesia (Sumatra) y Madagascar (Atsinanana), aparecen también en la lista roja de la Unesco.

A continuación se detalla la lista con los diez ecosistemas más amenazados según los primeros estudios realizados para la UICN, que son aquellos considerados en colapso (Mar de Aral) y en peligro crítico de extinción (los nueve restantes). La explicación a la aparición de cuatro lugares de Australia reside en que todos se concentran en el área de mayor desarrollo urbano, industrial y agrícola de la isla, la costa sureste, con una población que sobrepasa los trece millones de habitantes.

1. Mar de Aral

Uzbekistán-Kazajistán

El Mar de Aral ha pasado de ser el cuarto lago más grande del mundo a no aparecer entre los veinte primeros. Solo resiste un 10% de una superficie que superó los 67.000 km2, tanto como Aragón, Navarra y el País Vasco juntas. Aunque ahora se invierten esfuerzos para recuperarlo desde su parte más septentrional, los expertos consideran que ha entrado en colapso porque ha perdido su biodiversidad original, incluidas 28 especies de peces endémicos. Además, el legado de pesticidas, desertización y salinidad que dejaron los cultivos de algodón y cereales que se regaban con sus aguas mantiene un efecto letal sobre la naturaleza y la población.

2. Bosques de acacias en la cuenca del Río Senegal

Senegal, Malí y Mauritania

Causas similares a las que provocaron la desecación del Mar de Aral se ciernen sobre las escasas feraces llanuras de inundación que resisten en la cuenca del río Senegal, y muy especialmente sobre los bosques de acacias (Acacia nilotica) que crecen en ellas. Presas, agricultura intensiva y sobrepastoreo están acabando con cientos de años de convivencia pacífica entre la biodiversidad y las comunidades indígenas. Estas habían aprendido a compasar los aprovechamientos agrícolas y ganaderos con los períodos anuales de inundación y sequía. Ahora, hasta las aves granívoras que colaboraban en este equilibrio desaparecen y la ruptura del mismo provoca el desplazamiento forzado de miles de indígenas y problemas de salud.

3. Turberas elevadas de Renania

Alemania

Depresiones, zonas encharcadas y montículos se reparten entre estos humedales repletos de biodiversidad, que presentan una acumulación de biomasa muerta que abomba el terreno. Esta acumulación alberga una gran reserva de carbono, por lo que su paulatina destrucción libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático. Aparte de las llamadas de atención de los científicos que han colaborado en esta incipiente lista de ecosistemas en peligro, la Comisión Europea, como parte de su labor de conservación dentro de la Red Natura 2000, ha advertido del riesgo de desaparición que corren en concreto las turberas de Hunsrück y Eifel, donde varias especies de fauna y flora asociadas se han convertido en raras.

4. Matorrales de 'fynbos' de El Cabo

Sudáfrica

Hasta 8.500 especies de plantas vasculares (en todas las islas británicas hay 1.400), el 70% endémicas, encierran estos matorrales de fynbos, nombre de origen holandés que define a las “plantas de hojas finas”. Por su variedad y colorido está catalogado como uno de los vergeles botánicos de África, con semejanzas con nuestro monte mediterráneo. La expansión urbanística, los incendios forestales y la agricultura amenazan a estos matorrales por una doble vía: por la destrucción directa del hábitat y por la invasión de especies exóticas, tanto vegetales como animales. En otra lista, la de las Ecorregiones del WWF, también está considerado como uno de los ecosistemas en mayor riesgo de desaparición.
5. Lagunas Coorong y estuario del río Murray

Australia

Con idéntico grado de amenaza al de la UICN (en peligro crítico) cataloga el WWF dentro de su listado de Ecorregiones a este extenso (140 kilómetros lineales) y complejo (lagunas, lagos, estuario, bosques de ribera…) humedal situado al sureste de Australia. La declaración de una parte como parque nacional y su reconocimiento como humedal de importancia internacional (Convenio Ramsar) le ha salvado de desaparecer por completo, ya que solo se mantiene intacto, pero de manera fragmentada, el 10% de la superficie original. Numerosas entidades conservacionistas siguen lanzando la voz de alarma ante uno de los impactos más notorios: el drenaje del humedal en dirección a tierras agrícolas.

6. Manantiales kársticos del sur

Australia
Piccaninnie Ponds Karst Wetlands.

Piccaninnie Ponds Karst Wetlands, también situado en la costa meridional australiana, es igualmente un humedal de importancia internacional incluido en el Convenio Ramsar. Sin embargo, las 862 hectáreas protegidas y representativas de los sistemas kársticos, con manantiales ascendentes y otras formaciones rocosas y de turba originadas por las aguas subterráneas, se antojan claramente insuficientes para la comunidad científica. Para demostrar el efecto devastador que ocasiona la pérdida de esa capa freática y la continuidad de su afloramiento la UICN expone el caso del género de cangrejos de agua dulce Euastacus: de las cincuenta especies que sobreviven en estos ecosistemas, 17 están en peligro crítico de extinción y otros 17 en peligro.

7. Pantanos costeros de la cuenca de Sídney

Australia

Urbanización, minería del carbón, fracking, incendios, efectos del cambio climático, carreteras, excesiva regulación hídrica, invasión de especies exóticas… La propia Oficina de Medio Ambiente y Patrimonio del estado de Nueva Gales del Sur, donde se encuentra enclavada la biorregión de la cuenca de Sidney, reconoce las amenazas que acogotan a uno de los ecosistemas más singulares de esta isla. La misma entidad recuerda que en los últimos 200 años se ha perdido o degradado el 60% del rosario de humedales costeros que salpicaba y embellecía estas tierras. Aunque se traducen como pantanos, se trata de llanuras costeras de inundación sobre fondos de arenisca que sobresalen principalmente en la meseta de Hawkesbury.

8- Humedales de la cuenca Murray-Darling

Australia
Los ríos Murray y Darling (afluente del primero) forman una gigantesca cuenca hidrográfica (dos veces España) trascendental para el suministro hídrico de la zona más poblada de Australia (Adelaida, Melbourne y Sidney) y para el mantenimiento de una de las mayores cotas de biodiversidad asociadas a una gran variedad de pantanos, bosques y lagos. El problema es que el conflicto entre las necesidades humanas (incluye una extensa área agrícola) y ambientales afecta a ambas, ya que la excesiva regulación y explotación hídrica ha llevado a la eliminación de la vegetación natural y la sequía temporal de tramos del Murray (se estima que está al 18% de su capacidad), lo que aumenta el grado de salinidad, que interfiere en el abastecimiento humano.

9- Bosques de laminariales de Alaska

Estados Unidos

Observar una tupida formación de algas gigantes (laminariales) que pueden superar los 50 metros es lo más parecido a adentrarse en un bosque submarino. Las aguas costeras de Alaska cuentan con muy buenas representaciones de este ecosistema, que se encuentra entre los más productivos del planeta por su capacidad de acogida para numerosas especies (incluidos peces de explotación comercial), absorción de dióxido de carbono y freno de fuertes oleajes. Sin embargo, la sobrepesca, fenómenos meteorológicos como El Niño y la contaminación (vertido del Exxon Valdez de 1989) destruyen la cadena trófica (afecta sobre todo a las nutrias de mar) y dejan vía libre para que los erizos de mar devoren y deforesten los bosques de algas.

10- Arrecifes de coral del Caribe

Más de 116 millones de personas viven dentro de las costas que dan al mar Caribe, a los que se añaden 20 millones de turistas anuales. Un estudio del World Resources Institute junto a veinte organismos que trabajan en la región sentenció en 2005 que dos tercios de los arrecifes están directamente amenazados por actividades humanas, y estiman pérdidas económicas de 350 a 870 millones de dólares anuales por la disminución de la pesca de arrecife, el turismo de buceo y los servicios de protección de la costa, al actuar como barrera ante los efectos de temporales marinos. La presión turística, la agricultura intensiva, la sobrepesca y el cambio climático (blanqueamiento del coral) se alían para poner en peligro a este punto caliente de la biodiversidad terrestre.

Fuente: ElPais.com

La superpoblación robará otro 20% de tierra y recursos al planeta.


Los hábitats naturales de América Latina y África serán los más alterados por el desarrollo
La humanidad ya ha destruido la mitad de todos los árboles del planeta

La población mundial alcanzó los 7.000 millones en 2011. En julio pasado ya éramos 300 millones más. Las previsiones de la ONU estiman que en 2050 la cifra llegará hasta los 9.700 millones de humanos sobre el planeta. Además, el crecimiento poblacional no es solo cuantitativo. En países emergentes como China, India o Brasil, la clase media no deja de crecer. A poco que se cumplan los objetivos de desarrollo del milenio, muchos más verán mejoradas sus condiciones de vida. Pero el desarrollo humano tendrá su coste: al menos otro 20% de los hábitats naturales que quedan tendrán que ser sacrificados.

Partiendo de la población actual y futura, un grupo de investigadores de la organización The Nature Conservancy y varias universidades norteamericanas han estimado el impacto que tendrá tanta nueva gente en los recursos naturales del planeta. Los científicos proyectaron hacia adelante los actuales niveles de urbanización, agricultura o uso de energía para determinar qué regiones y hábitats serán los más amenazados por las crecientes necesidades alimenticias, energéticas o de nuevos espacios urbanos de los humanos.

Descontando la Antártida, el 76% de la superficie terrestre aún se puede considerar en estado natural, según publican los investigadores en PLoS ONE. El porcentaje es optimista, ya que incluye al resto de extensiones heladas del planeta, como Groenlandia. Sin embargo, en las próximas décadas, los hábitats naturales tendrán una merma significativa. Según este estudio, 19,68 millones de Km2 de tierras hoy vírgenes o semivírgenes serán alteradas por los humanos. En una extensión así cabe casi toda Europa, incluida la Rusia europea.
El estudio analiza nueve grandes sectores cuyo crecimiento es inevitable si se quiere atender las necesidades de una población mundial en ascenso. Entre estos ladrones de tierras está el acelerado proceso de urbanización. Un fenómeno que tardó siglos en Europa y América del Norte, se está desarrollando en el resto del planeta en décadas. En 2030, las áreas urbanas habrán crecido en un 185%, según esta investigación.

Otro sector de impacto directo en la naturaleza es la agricultura. Ya sea por la extensión de los biocombustibles o para atender unas necesidades alimenticias al alza, para mediados de siglo, los cultivos habrán crecido un 50% respecto a su extensión actual. La minería presenta un porcentaje de crecimiento similar.

Los investigadores se detienen en particular en los recursos energéticos. Su análisis es más realista que alarmista. Parten de la suposición de que el consumo en los países ricos se estancará y será más eficiente. Pero el desequilibrio vendrá de aquellos que nunca tuvieron luz, calefacción o coches y quieren tenerlos. Sectores como el de los combustibles convencionales (petróleo y carbón) y los no convencionales (fracking) necesitarán crecer entre un 30% y un 50% para atender la demanda. Pero los crecimientos más espectaculares se darán en las energías renovables. En 2040, la producción eólica habrá aumentado en un 400% y la solar en un 1.000%.

Pero la gran aportación de este trabajo es la visión de conjunto. Sobre un mapa mundial, volcaron sus estimaciones para cada sector e identificar las regiones y ecosistemas más amenazados por esta acumulación de peligros. "En muchos lugares, solo se consideran los impactos del desarrollo con un enfoque de proyecto a proyecto, sin tener en cuenta los impactos medioambientales acumulados", dice en una nota el geógrafo de The Nature Conservancy y principal autor del estudio, Jim Oakleaf.
Su enfoque, con una resolución espacial de 50 kilómetros, les ha permitido determinar qué hábitats naturales corren más peligro. Por grandes áreas geográficas, la peor parte del desarrollo se la llevarán los ecosistemas de América Latina y África. Los biomas de la primera perderán hasta 4,32 millones de Km2 de extensión. Pero será el continente africano, con más de 8 millones de Km2, el que verá convertidas una mayor proporción de tierras en fuente de recursos para los humanos.


















"Nuestro análisis muestra que las mayores amenazas acumuladas del desarrollo se solapan con la mayor cantidad de tierras naturales que hay en América del Sur y África", comenta Oakleaf. "Aunque muchos otros lugares, como en Asia, vemos grandes riesgos derivados del desarrollo, estas zonas están localizadas en regiones donde el desarrollo previo ya ha alterado los hábitats, por lo que no existe un peligro de conversión de la tierra", añade.
En la actualidad, el 21% de todos los biomas tienen al menos la mitad de sus hábitats naturales convertidos y un 57%, más de una cuarta parte. El desarrollo futuro podría provocar que la mitad de todos los biomas del mundo sufrieran una alteración de más de la mitad de sus hábitats y todos, a excepción de los bosques boreales y la tundra, tendrán al menos un 25% de sus tierras en riesgo de conversión, estiman los autores en su estudio.

Huyendo del catastrofismo, los autores creen posible balancear las necesidades de los humanos que vendrán con las políticas de conservación. Y su trabajo solo pretende identificar los riesgos y las zonas más amenazadas por el desarrollo. Como dice Oakleaf: "No tenemos que elegir entre desarrollo y los recursos naturales, podemos tener ambos. Sin embargo, las medidas en pro de la conservación deben incluir planes estratégicos del uso de la tierra y para una mitigación proactiva que anticipen los conflictos e impactos que permitirían beneficiarnos del desarrollo manteniendo al tiempo unos sistemas naturales en buen estado tanto para los humanos como para la naturaleza".

Fuente: ElPais.com
MIGUEL ÁNGEL CRIADO

sábado, 10 de octubre de 2015

Los diez ecosistemas más amenazados del mundo.

La UICN avanza en la definición de la lista de ecosistema en peligro

Entre ellos están el Mar de Aral, fondos con algas en Alaska, arrecifes de coral del Caribe, humedales de Australia, turberas de Alemania…

Es raro el verano que no acaba con una noticia que refleje la dura convivencia entre el desarrollo y la conservación de la naturaleza en uno de los destinos turísticos por antonomasia: el Caribe. Por un lado, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México dictaminó la suspensión total de un nuevo desarrollo turístico en Cancún, centro neurálgico de las visitas al Caribe, y por otro Nicaragua incluía entre sus cinco ecosistemas en mayor riesgo de desaparición los bosques de bambú del litoral de este mar del Atlántico Norte. Precisamente los arrecifes de coral del Caribe figuran entre los diez ecosistemas en mayor riesgo de extinción del planeta.

A la espera de desarrollar adecudamente y definir los criterios concretos y precisos que servirán para elaborar la lista roja de los ecosistemas mundiales en peligro, varios organismos y científicos, incluido el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, estudiaron veinte de los considerados más valiosos y amenazados. Hace dos años se publicó en la revista PLoS ONE una primera lista que sirve de patrón para que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) elabore una similar a la que actualmente existe para especies de animales y plantas. En este caso la categoría de extinto se define como “colapsado”, es decir, un ecosistema de gran valía que tiene imposible volver a su estado original.

A la primera lista con la que trabaja la UICN habría que añadir los 19 ecosistemas presentes entre los 48 lugares declarados Patrimonio Mundial por la Unesco que considera en peligro. Algunos coinciden con la primera, como los arrecifes de coral del Caribe (Belice) y los bosques de galería de la cuenca del río Senegal (Parque Nacional Niokolo-Koba). El Parque Nacional de los Everglades (Estados Unidos), junto a los bosques tropicales, sobre todo los de la cuenca del Congo en la República Democrática del Congo, además de los de Honduras (Río Plátano), Indonesia (Sumatra) y Madagascar (Atsinanana), aparecen también en la lista roja de la Unesco.

A continuación se detalla la lista con los diez ecosistemas más amenazados según los primeros estudios realizados para la UICN, que son aquellos considerados en colapso (Mar de Aral) y en peligro crítico de extinción (los nueve restantes). La explicación a la aparición de cuatro lugares de Australia reside en que todos se concentran en el área de mayor desarrollo urbano, industrial y agrícola de la isla, la costa sureste, con una población que sobrepasa los trece millones de habitantes.

1. Mar de Aral

Uzbekistán-Kazajistán

El Mar de Aral ha pasado de ser el cuarto lago más grande del mundo a no aparecer entre los veinte primeros. Solo resiste un 10% de una superficie que superó los 67.000 km2, tanto como Aragón, Navarra y el País Vasco juntas. Aunque ahora se invierten esfuerzos para recuperarlo desde su parte más septentrional, los expertos consideran que ha entrado en colapso porque ha perdido su biodiversidad original, incluidas 28 especies de peces endémicos. Además, el legado de pesticidas, desertización y salinidad que dejaron los cultivos de algodón y cereales que se regaban con sus aguas mantiene un efecto letal sobre la naturaleza y la población.

2. Bosques de acacias en la cuenca del Río Senegal

Senegal, Malí y Mauritania

Causas similares a las que provocaron la desecación del Mar de Aral se ciernen sobre las escasas feraces llanuras de inundación que resisten en la cuenca del río Senegal, y muy especialmente sobre los bosques de acacias (Acacia nilotica) que crecen en ellas. Presas, agricultura intensiva y sobrepastoreo están acabando con cientos de años de convivencia pacífica entre la biodiversidad y las comunidades indígenas. Estas habían aprendido a compasar los aprovechamientos agrícolas y ganaderos con los períodos anuales de inundación y sequía. Ahora, hasta las aves granívoras que colaboraban en este equilibrio desaparecen y la ruptura del mismo provoca el desplazamiento forzado de miles de indígenas y problemas de salud.

3. Turberas elevadas de Renania

Alemania

Depresiones, zonas encharcadas y montículos se reparten entre estos humedales repletos de biodiversidad, que presentan una acumulación de biomasa muerta que abomba el terreno. Esta acumulación alberga una gran reserva de carbono, por lo que su paulatina destrucción libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático. Aparte de las llamadas de atención de los científicos que han colaborado en esta incipiente lista de ecosistemas en peligro, la Comisión Europea, como parte de su labor de conservación dentro de la Red Natura 2000, ha advertido del riesgo de desaparición que corren en concreto las turberas de Hunsrück y Eifel, donde varias especies de fauna y flora asociadas se han convertido en raras.

4. Matorrales de 'fynbos' de El Cabo

Sudáfrica

Hasta 8.500 especies de plantas vasculares (en todas las islas británicas hay 1.400), el 70% endémicas, encierran estos matorrales de fynbos, nombre de origen holandés que define a las “plantas de hojas finas”. Por su variedad y colorido está catalogado como uno de los vergeles botánicos de África, con semejanzas con nuestro monte mediterráneo. La expansión urbanística, los incendios forestales y la agricultura amenazan a estos matorrales por una doble vía: por la destrucción directa del hábitat y por la invasión de especies exóticas, tanto vegetales como animales. En otra lista, la de las Ecorregiones del WWF, también está considerado como uno de los ecosistemas en mayor riesgo de desaparición.
5. Lagunas Coorong y estuario del río Murray

Australia

Con idéntico grado de amenaza al de la UICN (en peligro crítico) cataloga el WWF dentro de su listado de Ecorregiones a este extenso (140 kilómetros lineales) y complejo (lagunas, lagos, estuario, bosques de ribera…) humedal situado al sureste de Australia. La declaración de una parte como parque nacional y su reconocimiento como humedal de importancia internacional (Convenio Ramsar) le ha salvado de desaparecer por completo, ya que solo se mantiene intacto, pero de manera fragmentada, el 10% de la superficie original. Numerosas entidades conservacionistas siguen lanzando la voz de alarma ante uno de los impactos más notorios: el drenaje del humedal en dirección a tierras agrícolas.

6. Manantiales kársticos del sur

Australia
Piccaninnie Ponds Karst Wetlands.

Piccaninnie Ponds Karst Wetlands, también situado en la costa meridional australiana, es igualmente un humedal de importancia internacional incluido en el Convenio Ramsar. Sin embargo, las 862 hectáreas protegidas y representativas de los sistemas kársticos, con manantiales ascendentes y otras formaciones rocosas y de turba originadas por las aguas subterráneas, se antojan claramente insuficientes para la comunidad científica. Para demostrar el efecto devastador que ocasiona la pérdida de esa capa freática y la continuidad de su afloramiento la UICN expone el caso del género de cangrejos de agua dulce Euastacus: de las cincuenta especies que sobreviven en estos ecosistemas, 17 están en peligro crítico de extinción y otros 17 en peligro.

7. Pantanos costeros de la cuenca de Sídney

Australia

Urbanización, minería del carbón, fracking, incendios, efectos del cambio climático, carreteras, excesiva regulación hídrica, invasión de especies exóticas… La propia Oficina de Medio Ambiente y Patrimonio del estado de Nueva Gales del Sur, donde se encuentra enclavada la biorregión de la cuenca de Sidney, reconoce las amenazas que acogotan a uno de los ecosistemas más singulares de esta isla. La misma entidad recuerda que en los últimos 200 años se ha perdido o degradado el 60% del rosario de humedales costeros que salpicaba y embellecía estas tierras. Aunque se traducen como pantanos, se trata de llanuras costeras de inundación sobre fondos de arenisca que sobresalen principalmente en la meseta de Hawkesbury.

8- Humedales de la cuenca Murray-Darling

Australia
Los ríos Murray y Darling (afluente del primero) forman una gigantesca cuenca hidrográfica (dos veces España) trascendental para el suministro hídrico de la zona más poblada de Australia (Adelaida, Melbourne y Sidney) y para el mantenimiento de una de las mayores cotas de biodiversidad asociadas a una gran variedad de pantanos, bosques y lagos. El problema es que el conflicto entre las necesidades humanas (incluye una extensa área agrícola) y ambientales afecta a ambas, ya que la excesiva regulación y explotación hídrica ha llevado a la eliminación de la vegetación natural y la sequía temporal de tramos del Murray (se estima que está al 18% de su capacidad), lo que aumenta el grado de salinidad, que interfiere en el abastecimiento humano.

9- Bosques de laminariales de Alaska

Estados Unidos

Observar una tupida formación de algas gigantes (laminariales) que pueden superar los 50 metros es lo más parecido a adentrarse en un bosque submarino. Las aguas costeras de Alaska cuentan con muy buenas representaciones de este ecosistema, que se encuentra entre los más productivos del planeta por su capacidad de acogida para numerosas especies (incluidos peces de explotación comercial), absorción de dióxido de carbono y freno de fuertes oleajes. Sin embargo, la sobrepesca, fenómenos meteorológicos como El Niño y la contaminación (vertido del Exxon Valdez de 1989) destruyen la cadena trófica (afecta sobre todo a las nutrias de mar) y dejan vía libre para que los erizos de mar devoren y deforesten los bosques de algas.

10- Arrecifes de coral del Caribe

Más de 116 millones de personas viven dentro de las costas que dan al mar Caribe, a los que se añaden 20 millones de turistas anuales. Un estudio del World Resources Institute junto a veinte organismos que trabajan en la región sentenció en 2005 que dos tercios de los arrecifes están directamente amenazados por actividades humanas, y estiman pérdidas económicas de 350 a 870 millones de dólares anuales por la disminución de la pesca de arrecife, el turismo de buceo y los servicios de protección de la costa, al actuar como barrera ante los efectos de temporales marinos. La presión turística, la agricultura intensiva, la sobrepesca y el cambio climático (blanqueamiento del coral) se alían para poner en peligro a este punto caliente de la biodiversidad terrestre.

Fuente: ElPais.com

domingo, 13 de septiembre de 2015

La Antártida se quedará sin hielo si se queman todas las reservas de petróleo, carbón y gas.

El nivel del mar ha crecido en el planeta unos 20 centímetros de media desde el año 1901, según el último informe del Panel Internacional para el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés). Puede parecer que no es una gran cifra, pero sus consecuencias ya han comenzado a notarse en algunas zonas costeras y en países insulares del Pacífico, por ejemplo. Y aunque el deshielo de la Antártida suele servir de icono para ilustrar el aumento del nivel marino, hasta el momento su contribución apenas llega al 10% de la subida.

Sin embargo, el continente helado podría dejar de serlo perdiendo por completo su capa de hielo si se queman todos los combustibles fósiles disponibles en la actualidad, según un estudio recién publicado por la revista científica Science Advances.

El trabajo realizado por científicos de la Carnegie Institution for Science de la Universidad de Stanford (California, EEUU) y del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto del Clima ha analizado por primera vez mediante un modelo climático las consecuencias que tendría para la Antártida -y por tanto para el resto del planeta- la quema de todas las reservas disponibles de petróleo, carbón y gas. Los autores, liderados por el prestigioso investigador de Stanford Ken Caldeira, concluyen que si se llegan a utilizar todas las fuentes fósiles que tenemos al alcance de la mano la Antártida perdería su capa de hielo por completo.
Según el estudio, las reservas que quedan son suficientes para generar un aumento del nivel del mar medio global de 58 metros, lo que dejaría bajo el agua macrociudades como Nueva York, Tokyo, Shanghai, Calcuta o Hamburgo entre muchas otras.

"Nuestros datos muestran que si no queremos derretir la Antártida, no podemos seguir sacando energías fósiles del suelo y liberándolas a la atmósfera como CO2 como venimos haciendo", asegura Caldeira en una nota emitida por la Carnegie Institution.

El modelo utilizado por los autores revela que llevaría miles de años la pérdida total del hielo antártico. De hecho, los autores han analizado la posible evolución de la capa de hielo para los próximos 10.000 años, ya que el carbono permanece en la atmósfera durante milenios después de ser liberado.

La Humanidad ha emitido hasta el momento aproximadamente 600 gigatoneladas de carbono (unas 2.200 gigatoneladas de CO2, y cada gigatonelada son 1.000 millones de toneladas: la cifra completa sería 2.200.000.000.000 toneladas de CO2). El estudio revela que la quema de todas las fuentes fósiles disponibles en la actualidad supondría la liberación de 10.000 gigatoneladas de carbono, lo que supondría un inclemento del nivel del mar de unos 3 metros por cada siglo durante los primeros 1.000 años.
Una de las principales conclusiones de los autores es que la capa de hielo de la parte oeste del continente helado podría convertirse en inestable si las emisiones continúan durante unos 60 u 80 años, lo que supondría sólo el 8% como máximo de las 10.000 gigatoneladas previstas por los autores. "La capa oeste de hielo podría haber entrado ya en una rueda de pérdida de hielo imparable, pero si no queremos ver bajo el agua ciudades como Tokyo, Shanghai o Nueva York, necesitamos evitar que la parte Ese llegue al mismo punto", asegura Anders Leverman, uno de los autores perteneciente al Potsdam Institute.

"Si queremos mantener el aumento de temperatura por debajo del límite de 2ºC a partir del cual la comunidad científica internacional reconoce que los riesgos asociados al cambio climático se dispararían, las emisiones totales de la Humanidad no deberían superar las 1.000 gigatoneladas de carbono", asegura a este diario Ricarda Winkelmann, investigadora del Potsdam Institute y primera firmante del artículo.

"Hoy en día las 10.000 gigatoneladas que menciona nuestro estudio parecen un muy largo camino, aunque si las emisiones continúan aumentando como hasta la fecha, en la segunda mitad del próximo siglo las podríamos haber quemado ya todas", explica Winkelmann. "Por supuesto es una supersimplificación que no puede tener en cuenta cosas como el aumento de precios, pero sirve para mostrar que es posible quemar todas las reservas de combustibles fósiles disponibles y no sería algo que tardaría miles de años precisamente", asegura la autora del estudio.

La Antártida tardaría miles de años en perder su capa de hielo completamente, pero nos llevaría sólo unas pocas décadas en desencadenar ese proceso, según el estudio.

"En algún momento cruzaremos una frontera a partir de la cual la pérdida de hielo en la Antártida se convertirá en algo prácticamente imparable. No sabemos cuándo ocurrirá eso, ya que esa frontera tiene que ser definida aún, nuestro estudio se centra en qué ocurrirá al final de ese proceso", concluye Winkelmann.

Fuente: ElMundo.es

viernes, 11 de septiembre de 2015

¿Quién es un refugiado?

De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es una persona que "debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él"..
¿En qué consiste la Protección Internacional? 
La mayoría de las personas pueden buscar de parte de sus gobiernos la garantía de que sus derechos básicos sean respetados así como asegurar su seguridad física. Pero en el caso de los refugiados, el país de origen ha probado ser incapaz o no muestra su disposición de proteger tales derechos. Así, el ACNUR ha recibido el mandato de asegurar que los refugiados sean protegidos en el país de asilo, asistiendo a los gobiernos en la medida de los posible a cumplir con esta tarea.

El ACNUR no es (ni tiene intenciones de ser) una organización supranacional. Por lo tanto, no puede sustituir la protección inmanente de un Estado. El papel principal del ACNUR es asegurarse que los Estados están al tanto de sus obligaciones para con los refugiados y solicitantes de asilo y acaten dichas obligaciones.

Así, los Estados tienen la obligación de no expulsar ni devolver a los refugiados o solicitantes de asilo a cualquier país donde puedan correr peligro, comprendido, claro está, el mismo país del cual huyen.

Los Estados tampoco deben establecer discriminaciones entre grupos de refugiados. Por el contrario, deben garantizar el acceso de los refugiados a sus derechos económicos y sociales, al menos, en el mismo grado en que los extranjeros residentes en el país de asilo lo hacen.

Finalmente, los Estados tienen la obligación de cooperar con el ACNUR. Y, por razones humanitarias, deben permitir la admisión de al menos el cónyuge y los hijos dependientes de cualquier persona a quien se le haya reconocido el estatuto de refugiado.
¿Qué derechos tiene el refugiado?
Un refugiado tiene derecho de asilo en condiciones de seguridad. Sin embargo, la protección internacional incluye algo más que la propia seguridad física. Los refugiados deberían recibir al menos la ayuda básica y los mismos derechos que cualquier otro extranjero que sea residente legal. Así, los refugiados tienen derechos civiles básicos, incluyendo la libertad de pensamiento, de movimiento, y el derecho al respeto como persona.

De igual forma, los derechos económicos y sociales se aplican a los refugiados al igual que a otros individuos: derecho a asistencia médica, derecho a trabajar para los adultos, y derecho a la escolarización para los niños.

En ciertas circunstancias, tales como grandes afluencias de refugiados, los países de asilo se pueden sentir obligados a restringir ciertos derechos, tales como la libertad de movimiento, la libertad para trabajar o a una escolarización adecuada para todos los niños. Estos huecos deberían ser cubiertos siempre que sea posible por la comunidad internacional. Así, cuando no hay otros recursos disponibles –de los gobiernos de los países de asilo u otras agencias- el ACNUR proporciona asistencia a los refugiados (y a otras personas que se hallan bajo su mandato) que no pueden cubrir sus propias necesidades básicas. La asistencia puede ser en forma de ayudas financieras; alimentos; equipos, como utensilios de cocina, sanitarios y de vivienda; o en forma de programas para establecer escuelas o clínicas para refugiados que estén viviendo en un campo o en otros centros comunales.

Cada esfuerzo del ACNUR es para asegurar que los refugiados puedan volverse autosuficientes tan rápido como sea posible; esto puede requerir algunas actividades formales para asegurar ingresos o proyectos de formación.

Los refugiados tienen también ciertas obligaciones, en particular, el respeto de las leyes de sus países de asilo.
¿Decide realmente el ACNUR quién es un refugiado, o es una decisión tomada por los Gobiernos? 

Una persona es un refugiado ya se haya reconocido o no su estatuto a través de un procedimiento legal. Los gobiernos definen los procedimientos de determinación del estatuto, para los propósitos de determinar la situación legal de esa persona y/o sus derechos y beneficios, de acuerdo con su propio sistema legal. El ACNUR ofrece su consejo como parte del mandato de la organización para promover la legislación sobre asilo, proteger a los refugiados, y supervisar la aplicación de la Convención de 1951. El ACNUR aboga para que los gobiernos adopten un proceso rápido, flexible y liberal, reconociendo lo difícil que es a menudo certificar la persecución.

El Comité Ejecutivo del ACNUR (formado actualmente por 98 Estados) marca unas directrices no obligatorias que pueden ser útiles a este respecto.

Adicionalmente, el “Manual del ACNUR sobre Procedimientos y Criterios para Determinar el Estatuto del Refugiado”, es considerado como una interpretación autorizada de la convención de 1951 por muchos Estados. En algunos casos, el ACNUR puede determinar el que una persona debe tener el estatuto de refugiado, en países no firmantes de ningún instrumento internacional de refugiados, donde las autoridades nacionales han pedido al ACNUR desempeñar este papel, o donde la determinación del ACNUR es indispensable para extender su protección y asistencia.
¿Se puede considerar refugiado a alguien que huye de la guerra, o de las condiciones relacionadas con la guerra, tales como el hambre y el desamparo? 

Las personas internamente desplazadas se han podido ver forzadas a huir de sus hogares por las mismas razones que los refugiados, pero no han cruzado una frontera reconocida internacionalmente. En el mundo hay casi mas personas internamente desplazados que refugiados. El ACNUR no tiene un mandato general para dar protección y asistencia a los desplazados internos. 

Sin embargo, el ACNUR ha ido asumiendo responsabilidades limitadas para ciertos grupos de personas internamente desplazadas. La organización ha garantizado tan especiales operaciones con la base de su experiencia humanitaria, y en el contexto de promover y aplicar soluciones duraderas a los problemas de los refugiados –tales como prevenir los éxodos o asegurar los retornos. Estas operaciones han sido iniciadas a petición del Secretario General de las Naciones Unidas o de la Asamblea General, con el consentimiento del país involucrado.

En varias ocasiones, y en operaciones de diversa magnitud, el ACNUR ha ayudado a las personas internamente desplazadas en Afganistán, Angola, Azerbaiyan, Bosnia-Herzegovina, Croacia, El Salvador, Etiopía, Georgia, Iraq, Liberia, Mozambique, Nicaragua, Ruanda, la Federación de Rusia (en Dagestan, Ingushetia y Osetia del Norte), Sierra Leona, Somalia, Sri Lanka, Sudan y Tayikistán.
¿Debería cada refugiado someterse a una determinación individual de su estatuto?
Hablando en términos generales, la gente que solicita el estatuto de refugiado necesita establecer individualmente que su temor de persecución está bien fundado. Sin embargo, ha habido muchos casos de éxodos masivos y repentinos que han sido resultado de campañas de limpieza étnica u otros ataques a grupos enteros. La necesidad de proveer asistencia es a menudo extremadamente urgente y, por razones puramente prácticas, puede no es posible llevar a cabo determinaciones individuales del estatuto de refugiado. En concreto, cuando ocurre que todos los miembros de un grupo están huyendo por razones similares, puede ser apropiado declarar “determinación de grupo” del estatuto de refugiado, por lo que cada miembro del grupo será considerado como refugiado, prima facie –en otras palabras, en ausencia de una evidencia de lo contrario.
¿Como distingue el ACNUR entre un refugiado y un migrante económico?

Normalmente, un migrante abandona su país voluntariamente, en busca de una vida mejor. Para un refugiado, las condiciones económicas del país de asilo son menos importantes que su seguridad.

En la práctica, la distinción puede ser, en ocasiones, difícil de establecer, pero es fundamental: un migrante disfruta de la protección del gobierno de su país de origen, el refugiado no.
¿Pueden los Gobiernos deportar a las personas que no han sido consideradas refugiadas? 

Las personas a las que se les ha determinado, tras un procedimiento justo, que no tienen necesidad de protección internacional, se encuentran en situación similar a la de otros individuos ilegales, y pueden ser deportadas. Sin embargo, el ACNUR presiona para que también se garantice la protección a las personas que llegan de países devastados por conflictos armados o por violencia generalizada. Adicionalmente, el ACNUR aboga firmemente para que se garantice a todos aquellos a quienes se les ha denegado la solicitud de asilo el derecho a una revisión de la misma antes de ser deportados.
¿Puede un desertor ser un refugiado? 
Todos los países tienen el derecho de llamar a sus ciudadanos a las filas del ejército en periodos de emergencia nacional. Sin embargo, los ciudadanos deberían tener un derecho justo a la objeción de conciencia. Si este derecho no es respetado, o en los casos donde los conflictos violan manifiestamente las normas internacionales, los desertores que teman ser perseguidos (por ejemplo, con base en opiniones políticas que las autoridades pudieran imputarles) pueden ser elegibles para la condición de refugiado.
¿Puede un criminal ser un refugiado? 
Un criminal que ha recibido un juicio justo por un delito común y que huye de su país para escapar de la cárcel, no es necesariamente un refugiado. Sin embargo, una persona acusada de éstos u otros crímenes no políticos –ya sea inocente o culpable puede ser perseguida por razones políticas o de otro tipo, y así no ser necesariamente excluida de la condición de refugiado. 

Además, las personas acusadas de un crimen a consecuencia de su actividad política pueden ser consideradas refugiadas.
¿Puede un criminal de guerra ser un Refugiado?
Las personas que han participado en crímenes de guerra y violaciones masivas de derechos humanos y de la legislación humanitaria internacional –incluyendo el crimen del genocidio- están excluidas específicamente de la protección y asilo acordada para refugiados. No se debería dar protección de refugiado a persona alguna sobre la que recaigan serias sospechas de esta naturaleza.

Por ejemplo, es posible que un determinado número de personas sospechosas de serias violaciones de derechos humanos viva en campos del ACNUR para refugiados ruandeses en países vecinos. Sin embargo, en los campos grandes y con difíciles condiciones de seguridad hay enormes dificultades prácticas para identificar y separar a estas personas; y el ACNUR no es ni juez ni fuerza policial.

En la práctica, dada la escala de este problema, la solución más viable consiste en proveer máximo apoyo a las iniciativas internacionales para poder llevar a los criminales de guerra ante la justicia. El ACNUR está obligado a compartir con las autoridades competentes y con los órganos relevantes de Naciones Unidas cualquier información pertinente de la que tenga conocimiento (mientras tienen en cuenta la necesidad de ser cautelosos a la hora de difundir la información que los refugiados han dado confidencialmente al personal de campo).

Los trabajos de los tribunales internacionales que investigan los crímenes de guerra y el genocidio en Ruanda y en la antigua Yugoslavia son particularmente vitales, ya que solo la búsqueda de una justicia imparcial y rápida puede establecer una paz genuina y una reconciliación –y así asegurar una repatriación duradera.
¿Pueden las mujeres que se enfrentan a ataques debido a su rechazo a cumplir ciertas normas, solicitar ser reconocidas como refugiadas?  
Obviamente, las mujeres pueden ser perseguidas por razones políticas, étnicas, religiosas, con base en la raza o a su pertenencia a diferentes clases de grupos sociales. Además, el ACNUR considera que alguien que huye de una discriminación severa o de un trato inhumano por su rechazo a aceptar estrictos códigos sociales, tiene derecho a que se la tenga en consideración para la obtención de la condición de refugiada. Esta persecución puede provenir de una autoridad del gobierno o –en ausencia de una adecuada protección gubernamental- de agentes no estatales. La violencia sexual, como la violación, puede constituir persecución.

Esa discriminación podría tener consecuencias significativamente perjudiciales. Una mujer que teme ser atacada por su rechazo a usar el chador u otras ropas restrictivas, o por su deseo a escoger su propio marido y vivir una vida independiente, puede verdaderamente ser considerada refugiada.

En 1984, el Parlamento Europeo determinó que las mujeres que se enfrentan a un trato cruel o inhumano porque aparentemente transgreden las normas sociales, deberían ser tenidas en cuenta como un grupo social especial para los propósitos de determinar el estatuto de refugiado. Los Estados Unidos y Canadá tienen unas directrices exhaustivas relativas a la persecución basada en género, y Alemania y Suiza han tenido un progreso similar. El ACNUR alienta a otros países a adoptar formalmente esta posición.
¿Puede una mujer que teme que ella misma o su hija pequeña puedan ser genitalmente mutiladas si regresan a su país, reclamar la condición de refugiada? 

En Francia, Canadá y en los Estados Unidos, ha sido oficialmente reconocido que la mutilación genital femenina representa una forma de persecución; que las mujeres que temen ser mutiladas en sus países tienen derecho real a la condición de refugiadas. En un caso reciente, una mujer que temía la persecución en su país fue reconocida como refugiada. El ACNUR anima a otros países a tomar esta posición.
¿Puede un soldado ser un refugiado? 

Un refugiado es un civil. Una persona que continúa buscando una acción armada contra su país de origen desde el país de asilo no puede ser considerada refugiado.
¿Puede una persona que teme ser perseguida debido a su orientación sexual ser elegible para la condición de refugiado? 
Los homosexuales pueden llegar a ser reconocidos como refugiados con base en persecución basada en la pertenencia a un determinado grupo social. Es política del ACNUR que las personas que se enfrentan a ataques, tratamientos inhumanos o a una seria discriminación a causa de su homosexualidad, y cuyos gobiernos son incapaces o no desean protegerlos, sean reconocidos como refugiados.
¿Qué es la protección temporal?
La protección temporal ha sido propuesta para afrontar afluencias de emergencia de refugiados en muchas naciones de Europa y otros países. A través de esta forma de protección provisional, que debe dar lugar a una solución duradera, los gobiernos pueden inicialmente evitar tener que determinar individualmente el estatuto (lo que es a la vez costoso y lleva mucho tiempo) de la gente desplazada por guerras civiles u otras formas de violencia generalizada.
La mayoría de los programas de protección temporal ofrecen protección a toda persona que huya de un área de conflicto generalizado o de abuso de los derechos humanos. La forma de protección temporal no debería prolongarse. Para aquellos que huyen de la violencia generalizada, la protección temporal puede ser suspendida, con el consentimiento del ACNUR, cuando el regreso puede realizarse en condiciones de seguridad. A los beneficiarios de protección temporal no se les otorga, en algunas ocasiones, los mismos derechos sociales que se conceden a los refugiados (como pagos de asistencia, educación, o el derecho a trabajar), pero esta situación debería mejorar con el tiempo.
En Europa Occidental, algunas personas que huían del conflicto en la antigua Yugoslavia –muchos de ellos con solicitudes extensivas del estatuto de refugiados bajo la Convención de 1951 – se han encontrado con que la protección temporal les ha dejado en el limbo durante tres o mas años: mucho mas tiempo de lo que llevaría procesar cualquier solicitud regular de asilo. El ACNUR aboga para que después de un periodo razonable de tiempo, la gente que se está beneficiando de la protección temporal pueda tener el derecho a defender su solicitud de reconocimiento de la condición de refugiado. No obstante, se debería permitir a aquellos a los que se les deniega esta condición, permanecer en el país de asilo hasta que sea seguro regresar.
¿Qué hace el ACNUR para proteger a los refugiados de ataques físicos?
Privados de la protección de su Estado, separados de sus familiares y comunidades de origen, los refugiados son, a menudo, vulnerables a la violencia.

Las mujeres refugiadas y los niños son extremadamente vulnerables, al igual que los ancianos. La violación, en concreto, es un elemento horriblemente común en el modelo de la persecución, terror o "limpieza étnica" que conduce a las familias de refugiados lejos de sus casas, a medida que los civiles se convierten cada vez mas frecuentemente en los objetivos –mas que en víctimas accidentales- de las guerras sectarias. Desde Myanmar hasta Somalia y Bosnia, las familias refugiadas citan frecuentemente la violación o el miedo a la violación como el factor clave en su decisión de huir. Los refugiados también pueden ser asaltados sexualmente durante su huida o a la llegada al país de asilo, por oficiales individuos locales u otros refugiados.
¿Qué hace el ACNUR para ayudar a los niños refugiados no acompañados?
Para los propósitos del ACNUR, un menor no acompañado es alguien que “ha sido separado de sus padres y a quien no se le encuentra persona alguna que por ley o uso tenga responsabilidad primordial y se pueda ocupar de él”. El numero de niños refugiados no acompañados varía ampliamente según las causas y condiciones del éxodo. Sin embargo, como cálculo aproximado, se ha estimado que los niños no acompañados comprenden entre el 2 y el 5% de la población refugiada. (A pesar de que este número concuerda en el caso del éxodo de Ruanda, no concuerda en el caso de los refugiados bhutaneses en Nepal).

Normalmente, el ACNUR trabaja muy de cerca con otras agencias para asegurar que los niños no acompañados sean identificados y registrados, y se busque a sus familias. En el área de crisis de Ruanda/Burundi, por ejemplo, el ACNUR ha estado trabajando con UNICEF, el Comité Internacional de la Cruz Roja, Comida para los hambrientos y Salvad a los Niños (de Reino Unido), así como con otras ONG, haciendo rastreos a ambos lados de las fronteras, para estos niños. Se ha establecido una base de datos regional y centralizada para registrar, rastrear y acomodar a los miembros separados de las familias. Las bases de datos locales apoyan los programas locales y nacionales. En el primer año después del éxodo de Ruanda, mas de 21 mil niños no acompañados regresaron junto a sus familias en toda la región de los Grandes Lagos.

En general, el ACNUR se opone a promover la adopción de menores no acompañados fuera de su región de origen, ya que a menudo es posible seguir el rastro de las familias de estos niños.
¿Cuál es la política del ACNUR en cuanto a reasentamiento?

El reasentamiento en un tercer país puede ser la única vía de garantizar la protección internacional de un refugiado al que se le ha denegado una protección adecuada en el país de asilo y que no puede ser repatriado.

Cuando ocurren grandes afluencias de refugiados, el reasentamiento generalmente constituye una opción poco realista, exceptuando a unos pocos individuos. De hecho, es una opción poco deseable. Muchos refugiados desean vivir cerca de sus países de origen, ya que prefieren un ambiente cultural y social que les sea familiar, y porque su objetivo final es regresar a sus hogares. Sin embargo, a pesar de que la repatriación voluntaria es casi siempre la mejor solución duradera para la mayoría de los refugiados, algunos de ellos que se encuentran en peligro, por razones políticas y de seguridad, o debido a su vulnerabilidad, solicitaran ser reasentados. En algunos casos, hay pocas esperanzas de repatriación, y ninguna posibilidad de integración local duradera en el país de asilo. En estas ocasiones, el reasentamiento en terceros países puede ser la única opción posible.

¿Qué países mantienen una cuota de reasentamiento?
De los 185 Estados miembros de las Naciones Unidas, solo diez establecen cuotas anuales de reasentamiento por encima de su aceptación de personas que llegan espontáneamente a sus fronteras. Estos diez países son: Australia, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Noruega, Nueva Zelanda, los Países Bajos, Suecia y Suiza. Otros países pueden tener en cuenta peticiones del ACNUR sobre la base de casos individuales, normalmente amparándose en la reunión familiar o en lazos culturales muy fuertes.
¿Por qué estas cuotas no siempre son cubiertas por el ACNUR?
Los gobiernos no siempre están dispuestos a adaptar sus cuotas a las necesidades tan rápidamente cambiantes, y a menudo establecen sus cuotas en respuesta a intereses puramente internos. Así, pueden dirigirse a nacionalidades entre las que el ACNUR no ha detectado ninguna necesidad urgente para el reasentamiento.

Los países de reasentamiento pueden rechazar casos como los de familias con problemas médicos urgentes u otras necesidades graves, que pueden ser muy costosas en términos de pagos de asistencia, o que pueden tener una habilidad limitada para integrarse rápidamente en el país de reasentamiento. En general, a pesar de que algunos países aceptan casos “difíciles de emplazar”, la mayoría de los países de reasentamiento prefieren a los refugiados educados con fuertes lazos culturales y familiares, y estructuras familiares intactas, y con una alta probabilidad de integración rápida. Estas familias no siempre se corresponden con los casos de protección urgentes que el ACNUR intenta reasentar.

¿Existen directrices para los polizones, o personas rescatadas en el mar, que piden asilo? 

Los capitanes de los barcos tienen una obligación básica bajo la ley internacional de rescatar a cualquier persona de un desastre en el mar. En algunos casos, como el éxodo de los vietnamitas, estas personas han sido solicitantes de asilo. Los barcos pueden asimismo descubrir que llevan polizones clandestinos, que a su vez son solicitantes de asilo.

El procedimiento internacional establece que las personas rescatadas en el mar deberán desembarcar en la siguiente escala en puerto, donde siempre deberán ser admitidos, al menos de forma temporal, pendientes de reasentamiento. Algunos de los Estados cuyas banderas ostentan los barcos de rescate (aunque no todos) han dado garantías de reasentamiento para las personas rescatadas en el mar.

Existe una convención internacional no vinculante que se refiere a los polizones solicitantes de asilo, y los procedimientos con respecto a estas personas varían enormemente. El ACNUR aboga para que, cuando sea posible, se permita a los polizones desembarcar en la primera escala en un puerto, donde las autoridades locales determinaran su condición de refugiado. Si algún Estado no permite desembarcar a un polizón, y la siguiente escala del barco es en un Estado donde la vida del polizón peligra, entonces, la acción es sinónimo de denegación. En estos casos, los oficiales del ACNUR están instruidos para tratar de organizar una entrevista a bordo, y si se descubre que el solicitante de asilo puede ser reconocido como refugiado, los oficiales deben ayudar a encontrar una solución duradera –normalmente un tercer país de reasentamiento.
¿Qué hace el ACNUR para ayudar a los apátridas?
El derecho a una nacionalidad está ampliamente reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos, y constituye un estatuto del que pueden derivar otros derechos. El problema de la apatridia es especialmente serio en el antiguo bloque del Este, debido a los recientes e inesperados cambios. Sin embargo, está extendido por todas partes (Bidoons en Kuwait, minoría vietnamitas en Camboya, gitanos a lo largo de toda Europa Central), y puede ser especialmente grave entre los hijos de parejas de origen distinto, o que han nacido en un país diferente al país de origen de sus padres, cuando no obtienen necesariamente la ciudadanía del lugar donde nacen. Al igual que los refugiados, los apátridas pueden ser obligados al exilio porque no pueden recibir una protección adecuada.

La Convención de 1961 sobre la Reducción de la apatridia manifiesta que una persona no puede ser privada de su nacionalidad por razones de raza, etnia, religión o política; señala medidas para prevenir los casos de apatridia que pueden resultar de un traslado de territorio; y establece reglas para garantizar la nacionalidad a personas nacidas en un país, quienes de otra manera serían apátridas. La Convención de 1961, de la que solo forman parte 27 Estados, estipula que un cuerpo de Naciones Unidas deberá supervisar las solicitudes bajo la Convención. Este cuerpo nunca se estableció como tal, pero el ACNUR ha sido autorizado a actuar por la Asamblea General de Naciones Unidas (Resolución 3274 XXIX).

En 1994, el Comité Ejecutivo urgió al ACNUR a reforzar sus esfuerzos con respecto a la apatridia, incluyendo la promoción de accesiones a la Convención de 1961 sobre la Reducción de la Apatridia y la Convención de 1954 sobre el Estatuto de los Apátridas; y reuniendo sistemáticamente la información sobre las dimensiones del problema. El estudio resultante, que está en curso, indica que cientos de miles de personas en el mundo son apátridas.

El ACNUR ha iniciado una serie de actividades para solventar el tema de la apatridia en la antigua Unión Soviética, incluyendo seminarios, la promoción de una legislación proactiva y accesiones a los instrumentos internacionales relevantes, y a través de la preparación para la Conferencia Internacional de 1996 sobre Refugiados y desplazamientos forzosos en los Estados Bálticos y la CEI.
¿Tienen los refugiados derecho a reclamar el reasentamiento en un país rico?
Los refugiados tienen derecho a ser protegidos, pero no hay especificaciones sobre su ubicación. Sin embargo, en interés de la reunificación familiar, los refugiados pueden solicitar el reasentamiento dondequiera que vivan sus familiares mas cercanos.

Fuente: ACNUR.org

viernes, 4 de septiembre de 2015

‘El Niño’ será uno de los peores desde 1950 por el cambio climático.

La Organización Meteorológica Mundial avisa de que tendrá su periodo de mayor intensidad entre octubre y enero
El Niño pone en alerta a las costas latinoamericanas del Pacífico

El cambio climático ha creado condiciones sin precedentes para el actual fenómeno de El Niño, que tendrá su periodo de mayor intensidad entre octubre y enero, según dijeron hoy expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Las predicciones del calentamiento de la superficie del mar en las zonas central y oriental del Pacífico tropical apuntan a que El Niño que está en desarrollo probablemente será uno de los cuatro más fuertes desde 1950. Los anteriores más potentes fueron los registrados en los periodos entre 1972/1973, 1982/1983 y 1997/1998.

Para sus pronósticos, los científicos toman en cuenta que, en agosto, las temperaturas de la superficie del mar ya estuvieron entre 1,3 y 2 grados centígrados por encima de la media, superando en un grado los umbrales habituales de El Niño. Los modelos utilizados apuntan a que las temperaturas se mantendrán al menos 2 grados por encima de lo normal y que incluso podrían subir algo más.

Los efectos de El Niño ya se hacen sentir en algunas regiones del mundo de manera muy variada y serán más patentes en los próximos cuatro a ocho meses, según la OMM, una agencia científica de Naciones Unidas y autoridad en la materia.
De manera general, este fenómeno climático puede provocar fuertes precipitaciones -y por consiguiente, inundaciones- en América Latina, Asia, Oceanía y Africa, con episodios de sequías en otras zonas de estas mismas regiones. Sin embargo, los países afectados cuentan ahora con más experiencia, conocimientos e información que nunca antes, lo que puede ayudarles a tomar medidas de prevención efectivas, opinó Maxx Dilley, director de Predicciones Climáticas de la OMM, al presentar la información más reciente sobre la evolución de El Niño.
El experto mencionó el caso de Perú, donde se están tomando acciones preventivas, como simulacros, y se optó por cancelar su participación en el rally Dakar 2016 por el riesgo de inundaciones o deslizamiento de tierra en zonas que formaban parte del recorrido.

Lo que es completamente distinto desde el último fenómeno de El Niño (entre 1997 y 1998) es que el actual está ocurriendo bajo nuevas condiciones, influidas por el cambio climático. Desde entonces, "el mundo ha cambiado mucho" y la capa de hielo del mar Artico se ha reducido a niveles mínimos, al tiempo que se ha perdido hasta un millón de kilómetros cuadrados de superficie nevada en el hemisferio norte, explicó el jefe del Programa de Investigación del Clima de la OMM, David Carlson.

"Han emergido nuevos patrones, y lo que es único ahora es que están coincidiendo por primera vez con El Niño", sostuvo. Desde el periodo 1997/1998 no se había observado la presencia de El Niño o de La Niña (el fenómeno contrario, causado por enfriamiento de las aguas superficiales de ciertas zonas del Pacífico), lo que también se considera inusual.

Carlson dijo que en la situación actual -con la influencia del deshielo en el Artico y el calentamiento del Pacífico tropical- "no sabemos lo que pasará, si ambos patrones se reforzarán uno a otro, se anularán, actuarán en secuencia o influirán en distintas zonas del planeta".

"Realmente no lo sabemos porque no tenemos precedentes para esta situación", insistió el científico. Las características de El Niño conocidas hasta ahora apuntan a que provoca un aumento de la intensidad de las lluvias en la costa oeste de Sudamérica (principalmente Ecuador y Perú), así como en los países del llamado "Cuerno de Africa". En cambio, se sufren sequías en Australia, Indonesia, el sudeste de Asia y el sur de Africa.

Fuente: ElPais.com

El ser humano ha cambiado de sitio 13.000 especies de plantas.

El primer mapa mundial de flora exótica muestra que Europa y América del Norte son las zonas con mayor número de vegetales alóctonos
La primera flor que coloreó el planeta floreció en lo que hoy es España

A pesar de sus raíces, las plantas también emigran. El primer mapa mundial de especies exóticas muestra que más de 13.000 variedades vegetales han emigrado a otras zonas de las que no son originales (alóctonas). Las zonas con mayor presencia de flora de fuera son América del Norte y Europa. Pero este viaje es de ida y vuelta: ambos continentes son también de los mayores exportadores. Aunque no todas las alóctonas son invasoras, el mapa ofrece una imagen global de los peligros para la flora autóctona.

Los botánicos son personas de orden, les gusta catalogar y clasificar. Una de sus normas preferidas es la llamada regla de los tres 10, planteada por el biólogo británico Mark Williamson: el 10% de las plantas importadas, ya sea de forma accidental o intencionada, acaba en un ecosistema diferente del original. La décima parte de ellas se establece y prospera. Por último, el 10% de estas últimas degeneran en plantas invasoras, alterando el nuevo medio y desplazando a las variedades autóctonas. A pesar de su elegancia, la regla no se había comprobado a escala mundial.

Para hacerlo, una cuarentena de científicos ha dado el primer paso y ha creado un mapa mundial de las especies alóctonas, aquellas que están donde no deberían estar. El trabajo, publicado en Nature, deja fuera las introducidas intencionadamente por su interés agrícola o comercial. Se centra en aquellas que han proliferado en ecosistemas diferentes del suyo hasta naturalizarse y formar parte del paisaje.
Con datos de 481 áreas continentales y 362 islas, que abarcan el 83% de la tierra de este planeta, los investigadores han encontrado 13.168 especies que han medrado al menos en otra zona diferente de la originaria. Eso significa que el 3,9% de toda la flora vascular ha colonizado otros territorios. Y la abrumadora mayoría ha sido por la acción humana. Los seres humanos, por medio la colonización, del comercio, sus viajes, sus rutas marítimas o carreteras y caminos, han roto las barreras biológicas que restringían a las plantas a su nicho original.

Entre los europeos, y en particular los españoles, existe la creencia de que Europa está invadida por especies de América del Sur, África o Asia. Esto puede ser cierto para algunas variedades introducidas en la agricultura europea, como la patata, el tomate, el maíz o el tabaco. Pero la realidad es más compleja y diferente. La zona con mayor número de alóctonas naturalizadas es América del Norte, en particular Estados Unidos, con casi 6.000 especies. La segunda es el continente europeo, con unas 4.100. Pero aquí, lo que más ha habido es un trasiego de especies dentro de las fronteras europeas y menos aportación extraeuropea.
"El hecho de que tanto América del Norte como Europa tengan tantas especies naturalizadas tiene mucho que ver con que ambos continentes son los mayores actores del comercio global. El movimiento de personas y cosas probablemente haya aumentado la introducción intencionada o accidental de especies desde una parte del mundo a otra", dice el biólogo de la Universidad de Constanza (Alemania) y principal autor del estudio, Mark van Kleunen. Pero enseguida añade un dato que complica el mapa: "Estos continentes han importado muchas especies, pero también han exportado otras muchas de sus propias especies".

En efecto, su mapa mundial de plantas alóctonas muestra que Europa es el mayor donante de especies, seguida de cerca por la Asia templada (China, Japón...). En tercer lugar vuelve a aparecer América del Norte. Charles Darwin, no sin un punto de etnocentrismo de científico del Imperio británico del siglo XIX, sostenía que las especies del hemisferio norte habían tenido una historia evolutiva mas dura y competitiva, haciéndolas más fuertes y capaces de adaptarse a otros medios. Eso explicaría, según él, su éxito invasor frente a las plantas del sur. En realidad, este estudio muestra que el principal destino de la flora norteña no es el hemisferio sur, sino las áreas del norte. El naturalista inglés olvidaba también el peso del colonialismo europeo, en este caso, colonialismo vegetal.
"Creo que los trópicos son, en términos relativos, pequeños importadores y exportadores porque las regiones templadas del hemisferio norte son grandes importadores y exportadores. Como decía antes, estas últimas han sido los mayores actores de comercio mundial y, como no, los europeos colonizaron muchas partes del mundo, llevando consigo muchas de las plantas que les eran familiares", explica van Kleunen.

Si se observa el mapa, lo primero que llama la atención es el rojo, donde se acumulan muchas plantas alóctonas. Destacan zonas de EEUU, como California o Florida, Japón, Nueva Zelanda o Inglaterra. La última puede revelar el gran peso que tuvo el colonialismo británico de la época del imperio. La colonización debió ser significativa también en Nueva Zelanda, donde se produjo una intensa llegada de colonos británicos. En el caso de California y Florida, donde abundan especies de origen español, como la Hypericum canariense, además del colonialismo, ambas zonas acogen bien especies de climas templados como de latitudes más tropicales. Para Japón, van Kleunen, aporta su carácter de isla, el intercambio intenso con China, su rol en el comercio mundial o la intensa urbanización que habría destruido los entornos originales, favoreciendo la llegada de las alóctonas.

España es Europa, así que sigue el patrón del continente. Los últimos datos sobre la flora ibérica y canaria estiman que en sus suelos hay 7.071 especies de plantas. El 12% son alóctonas, pero los porcentajes varían mucho: del 20,7% de Canarias al 10% de la península o el 9,7% en Baleares.
"La importancia de este mapa reside en que es la primera vez que se cubre el planeta entero", comenta el investigador del CSIC en el Real Jardín Botánico y uno de los 41 científicos que han participado en su elaboración, Francisco Cabezas. Aunque no es una sorpresa para él, el segundo dato más revelador es el principal agente causal de este mapa: "el factor humano ha moldeado el panorama de las plantas en la naturaleza", dice.

La aportación de Cabezas al estudio no se ha centrado en la situación española, de la que ya había suficiente información, sino hacer una imagen de la flora africana, en particular la de Guinea Ecuatorial, en la que lleva trabajando varios años dentro del proyecto del mismo nombre. La importancia de esta pequeña zona de África es, además de su propia condición, que se trata de un microcosmos donde estudiar toda la flora del Golfo de Guinea y el centro de África.
"Los ecosistemas tropicales no tienen tanta disponibilidad de nichos como los del hemisferio norte. El engranaje está tan bien desarrollado que es muy difícil que llegue una especie de fuera y encuentre su hueco", explica Cabezas. Eso confirma la menor aportación de los trópicos al intercambio de plantas. Sin embargo, la pequeña excolonia española también sirve para mostrar los riesgos de la acción humana. Como dice este investigador, "el desarrollo brutal de infraestructuras como las carreteras están creando espacios, huecos, para las especies alóctonas".

Habrá quien piense que un 3,9% de especies exóticas no es para preocuparse. Que de las casi 340.000 variedades de plantas vasculares que hay en el planeta solo 13.168 hayan emigrado empujadas por el hombre, es una nimiedad. Pero eso son los valores absolutos. Hay territorios como Nueva Zelanda donde hay tantas especies locales como de fuera. Además, como dice el ecólogo de la Universidad de California Davis, Marcel Rejmánek, no relacionado con el estudio, la globalización, el cambio climático o el incremento del movimiento de personas y mercancías harán que "inevitablemente este número crezca y, a menos que se tomen medidas drásticas, no hay motivos para esperar un tope al número total de especies naturalizadas en el futuro".

Fuente: ElPais.es