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viernes, 4 de septiembre de 2015

El ser humano ha cambiado de sitio 13.000 especies de plantas.

El primer mapa mundial de flora exótica muestra que Europa y América del Norte son las zonas con mayor número de vegetales alóctonos
La primera flor que coloreó el planeta floreció en lo que hoy es España

A pesar de sus raíces, las plantas también emigran. El primer mapa mundial de especies exóticas muestra que más de 13.000 variedades vegetales han emigrado a otras zonas de las que no son originales (alóctonas). Las zonas con mayor presencia de flora de fuera son América del Norte y Europa. Pero este viaje es de ida y vuelta: ambos continentes son también de los mayores exportadores. Aunque no todas las alóctonas son invasoras, el mapa ofrece una imagen global de los peligros para la flora autóctona.

Los botánicos son personas de orden, les gusta catalogar y clasificar. Una de sus normas preferidas es la llamada regla de los tres 10, planteada por el biólogo británico Mark Williamson: el 10% de las plantas importadas, ya sea de forma accidental o intencionada, acaba en un ecosistema diferente del original. La décima parte de ellas se establece y prospera. Por último, el 10% de estas últimas degeneran en plantas invasoras, alterando el nuevo medio y desplazando a las variedades autóctonas. A pesar de su elegancia, la regla no se había comprobado a escala mundial.

Para hacerlo, una cuarentena de científicos ha dado el primer paso y ha creado un mapa mundial de las especies alóctonas, aquellas que están donde no deberían estar. El trabajo, publicado en Nature, deja fuera las introducidas intencionadamente por su interés agrícola o comercial. Se centra en aquellas que han proliferado en ecosistemas diferentes del suyo hasta naturalizarse y formar parte del paisaje.
Con datos de 481 áreas continentales y 362 islas, que abarcan el 83% de la tierra de este planeta, los investigadores han encontrado 13.168 especies que han medrado al menos en otra zona diferente de la originaria. Eso significa que el 3,9% de toda la flora vascular ha colonizado otros territorios. Y la abrumadora mayoría ha sido por la acción humana. Los seres humanos, por medio la colonización, del comercio, sus viajes, sus rutas marítimas o carreteras y caminos, han roto las barreras biológicas que restringían a las plantas a su nicho original.

Entre los europeos, y en particular los españoles, existe la creencia de que Europa está invadida por especies de América del Sur, África o Asia. Esto puede ser cierto para algunas variedades introducidas en la agricultura europea, como la patata, el tomate, el maíz o el tabaco. Pero la realidad es más compleja y diferente. La zona con mayor número de alóctonas naturalizadas es América del Norte, en particular Estados Unidos, con casi 6.000 especies. La segunda es el continente europeo, con unas 4.100. Pero aquí, lo que más ha habido es un trasiego de especies dentro de las fronteras europeas y menos aportación extraeuropea.
"El hecho de que tanto América del Norte como Europa tengan tantas especies naturalizadas tiene mucho que ver con que ambos continentes son los mayores actores del comercio global. El movimiento de personas y cosas probablemente haya aumentado la introducción intencionada o accidental de especies desde una parte del mundo a otra", dice el biólogo de la Universidad de Constanza (Alemania) y principal autor del estudio, Mark van Kleunen. Pero enseguida añade un dato que complica el mapa: "Estos continentes han importado muchas especies, pero también han exportado otras muchas de sus propias especies".

En efecto, su mapa mundial de plantas alóctonas muestra que Europa es el mayor donante de especies, seguida de cerca por la Asia templada (China, Japón...). En tercer lugar vuelve a aparecer América del Norte. Charles Darwin, no sin un punto de etnocentrismo de científico del Imperio británico del siglo XIX, sostenía que las especies del hemisferio norte habían tenido una historia evolutiva mas dura y competitiva, haciéndolas más fuertes y capaces de adaptarse a otros medios. Eso explicaría, según él, su éxito invasor frente a las plantas del sur. En realidad, este estudio muestra que el principal destino de la flora norteña no es el hemisferio sur, sino las áreas del norte. El naturalista inglés olvidaba también el peso del colonialismo europeo, en este caso, colonialismo vegetal.
"Creo que los trópicos son, en términos relativos, pequeños importadores y exportadores porque las regiones templadas del hemisferio norte son grandes importadores y exportadores. Como decía antes, estas últimas han sido los mayores actores de comercio mundial y, como no, los europeos colonizaron muchas partes del mundo, llevando consigo muchas de las plantas que les eran familiares", explica van Kleunen.

Si se observa el mapa, lo primero que llama la atención es el rojo, donde se acumulan muchas plantas alóctonas. Destacan zonas de EEUU, como California o Florida, Japón, Nueva Zelanda o Inglaterra. La última puede revelar el gran peso que tuvo el colonialismo británico de la época del imperio. La colonización debió ser significativa también en Nueva Zelanda, donde se produjo una intensa llegada de colonos británicos. En el caso de California y Florida, donde abundan especies de origen español, como la Hypericum canariense, además del colonialismo, ambas zonas acogen bien especies de climas templados como de latitudes más tropicales. Para Japón, van Kleunen, aporta su carácter de isla, el intercambio intenso con China, su rol en el comercio mundial o la intensa urbanización que habría destruido los entornos originales, favoreciendo la llegada de las alóctonas.

España es Europa, así que sigue el patrón del continente. Los últimos datos sobre la flora ibérica y canaria estiman que en sus suelos hay 7.071 especies de plantas. El 12% son alóctonas, pero los porcentajes varían mucho: del 20,7% de Canarias al 10% de la península o el 9,7% en Baleares.
"La importancia de este mapa reside en que es la primera vez que se cubre el planeta entero", comenta el investigador del CSIC en el Real Jardín Botánico y uno de los 41 científicos que han participado en su elaboración, Francisco Cabezas. Aunque no es una sorpresa para él, el segundo dato más revelador es el principal agente causal de este mapa: "el factor humano ha moldeado el panorama de las plantas en la naturaleza", dice.

La aportación de Cabezas al estudio no se ha centrado en la situación española, de la que ya había suficiente información, sino hacer una imagen de la flora africana, en particular la de Guinea Ecuatorial, en la que lleva trabajando varios años dentro del proyecto del mismo nombre. La importancia de esta pequeña zona de África es, además de su propia condición, que se trata de un microcosmos donde estudiar toda la flora del Golfo de Guinea y el centro de África.
"Los ecosistemas tropicales no tienen tanta disponibilidad de nichos como los del hemisferio norte. El engranaje está tan bien desarrollado que es muy difícil que llegue una especie de fuera y encuentre su hueco", explica Cabezas. Eso confirma la menor aportación de los trópicos al intercambio de plantas. Sin embargo, la pequeña excolonia española también sirve para mostrar los riesgos de la acción humana. Como dice este investigador, "el desarrollo brutal de infraestructuras como las carreteras están creando espacios, huecos, para las especies alóctonas".

Habrá quien piense que un 3,9% de especies exóticas no es para preocuparse. Que de las casi 340.000 variedades de plantas vasculares que hay en el planeta solo 13.168 hayan emigrado empujadas por el hombre, es una nimiedad. Pero eso son los valores absolutos. Hay territorios como Nueva Zelanda donde hay tantas especies locales como de fuera. Además, como dice el ecólogo de la Universidad de California Davis, Marcel Rejmánek, no relacionado con el estudio, la globalización, el cambio climático o el incremento del movimiento de personas y mercancías harán que "inevitablemente este número crezca y, a menos que se tomen medidas drásticas, no hay motivos para esperar un tope al número total de especies naturalizadas en el futuro".

Fuente: ElPais.es

La caza y la pesca convierten al ser humano en un superdepredador.

Un estudio demuestra que el humano tiene tasas de depredación hasta 10 veces superiores a las de los grandes carnívoros
La tecnología y conducta humana comprometen el futuro de la fauna del planeta
La sexta gran extinción está en marcha

Ni el tiburón blanco ni el león. El único superdepredador del planeta es el ser humano. Ahora que la caza y la pesca de subsistencia son residuales, un estudio muestra que el ser humano tiene tasas de depredación hasta 10 veces superiores a las de los grandes carnívoros. El trabajo, que cuantifica el carácter depredador humano, apuesta por un cambio radical en las prácticas de caza y pesca. Para la primera, exige aprender a convivir con los animales. Para la segunda, dejar de pescar a los peces adultos e ir a por los más pequeños.

Que los humanos son el mayor depredador del planeta lo dice la larga lista de las extinciones de animales a manos del hombre. Desde los mamuts y los tigres diente de sable hasta el armadillo gigante, pasando por la casi aniquilación del bisonte americano o la práctica desaparición de, al menos, dos especies de rinocerontes, en casi todos los casos los humanos fueron y son los agentes causales. En unas ocasiones la extinción sucede al grave deterioro del ecosistema donde vivía el animal, en otras es el propio avance humano el que se lleva por delante a toda una especie. Pero hoy, son las prácticas de caza y pesca humanas las que comprometen el futuro de los animales.

Un grupo de ecólogos canadienses ha querido desentrañar qué hace tan letal al ser humano y cuantificar su grado de depredación en comparación con los mayores depredadores del planeta, como los grandes felinos, los mamíferos marinos o los tiburones. Para ello, repasaron toda la bibliografía científica que encontraron con estudios y estadísticas oficiales sobre la caza y pesca humanas o las investigaciones con datos sobre sus rivales en la cúspide ecológica. En su trabajo, publicado en Science, incluyeron a casi 400 especies de depredadores, 282 marinas y 117 terrestres.

"Examinamos todos los datos disponibles sobre animales marinos y mamíferos terrestres de cada océano y cada continente a excepción de la Antártida. La mayoría de la información es de 1990 en adelante", decía en una teleconferencia el profesor de la cátedra Hakai-Raincoast de la Universidad de Victoria (Canadá), Chris Darimont. Según sus estimaciones, la pesca marina humana es el depredador dominante de las presas adultas, con una ratio de explotación mediana (valor medio o central) del 14% del total de biomasa de ejemplares adultos al año. Esa mediana no refleja los valores extremos, con casos de especies que llegan al 80%. "Esta ratio mediana es unas 14 veces la de cualquier otro depredador no humano del océano", añade Darimont. Ya sean orcas, tiburones o atunes.
En tierra, los datos, aunque menores, son igual de reveladores. Los humanos y resto de depredadores muestran una tasa de depredación similar: los primeros capturan hasta un 6% de herbívoros como ciervos, caribúes o alces mientras que los segundos rebajan el porcentaje hasta el 5% anual. Sin embargo, los humanos son el único depredador que convierte a los otros depredadores en presas. Combinando estos dos hechos, el ser humano tiene una ratio de depredación de animales terrestres nueve veces mayor que la del león o el tigre. Y eso que los investigadores retiraron de la ecuación al lobo, que supone un tercio del total de depredadores cazados por el hombre.

"En general, no nos comemos a los grandes carnívoros, así que se les mata como un trofeo, por razones de competencia, para reducir las pérdidas en el ganado, o por la medicina" (sic), comenta en un correo Darimont. Hace decenas de miles de años, los humanos, en un lento proceso, empezaron a dejar de ser presa de estos animales para convertirse en depredadores. Las distintas tecnologías para la caza, desde el arco hasta el rifle pasando por el uso del perro, y en el último siglo, el uso de combustibles fósiles, ha hecho que la caza no tenga apenas coste para los humanos cuando para los demás depredadores siempre existe el riesgo de salir mal herido.

Esa combinación de conducta y tecnologías humanas es, para los investigadores, la base del desajuste de muchos ecosistemas. Los otros depredadores eligen como presa a los ejemplares más jóvenes y débiles. La consecuencia a corto plazo es que no reducen la tasa reproductiva de los adultos y eliminan posibles focos de infección entre los rebaños. A largo plazo, como mecanismo de selección natural, favorecen la mejora genética de sus presas. Los humanos, en cambio, eligen las mejores piezas, adultos en su máximo esplendor, elegidos por tener la mejor cornamenta o la melena más grande. El impacto ecológico a corto es evidente, las consecuencias de esta selección artificial a largo aún están por estudiar.

Pezqueñines, sí gracias
El mismo análisis lo aplicaron a las especies marinas. El resultado es problemático porque no es lo mismo la caza, que en su mayoría es por el trofeo o la mal llamada medina tradicional, que la pesca moderna e industrial, de la que se alimentan milones de personas. También es paradójico, ya que supone contradecir el paradigma actual de la conservación marina ejemplificado en las campañas oficiales del pezqueñines, no gracias.
"El cambio evolutivo entre las presas de los humanos impulsado por apuntar a los adultos ha reducido el tamaño corporal , especialmente entre los peces. Esto es preocupante porque los peces más pequeños tienen menos descendencia y las poblaciones ya no SOPORTANlas capturas humanas como en el pasado", sostiene Darimont.

¿Significa eso que todo el modelo de sostenibilidad de la pesca basado en la captura de los adultos, no es tan sostenible? "Sí, de hecho, nosotros estamos sugiriendo que el paradigma central de la gestión de recursos pesqueros y vida silvestre ha de ser reconsiderado y ha de serlo porque, en especial en el entorno marino, cuando nos fijamos en las estrategias reproductivas conformadas por la evolución, estas se apoyan en un régimen depredador que se centra en los juveniles y mantiene niveles de explotación reducidos entre los adultos, lo que beneficia a estas poblaciones y, en última instancia, a los humanos", asegura el investigador canadiense.
Los investigadores creen que para volver a un equilibrio habría que actuar en varios frentes. En cuanto a los animales terrestres, solo un cambio en la conducta humana podría salvar a los grandes depredadores. "En algunos casos, para proteger a los grandes carnívoros amenazados por la caza de trofeos exigirá una presión social que impulse un cambio político. El rechazo moral expresado en todo el mundo por la muerte de Cecil, el león, nos señala que ese tiempo puede estar algo más cerca", dice Darimont.

En cuanto a la pesca, su colega y coautor del estudio, Thomas Reimchen. apunta que no se trata tanto de dejar de pescar a los adultos para enredar a las crías sino de adecuar la ratio de depredación humana a la natural. "Se trata de ir a unas tasas de extracción de juveniles similar a la de los otros depredadores que, en general son menores al 10%", apunta Reimchen. Eso supondría reducir drásticamente las capturas pesqueras. Además, tanto la captura como el procesado de los pequeños ejemplares es más costoso que los grandes.

Los investigadores reconocen que es un reto de tal magnitud que presenta grandes dificultades pero, añaden: "No es muy diferente de lo que cada vez con más frecuencia e intensidad se está hablando de cambiar nuestro modelo basado en la economía del carbono". Es el carácter de superdepredador, tanto en el uso de los combustibles fósiles como en el de la biodiversidad, el que ha llevado a los humanos y al planeta a la situación actual.

Fuente: ElPais.com

lunes, 20 de julio de 2015

¿Qué países tienen mayor proporción de inmigrantes?

Según un estudio de Naciones Unidas el 3,2% de la población del mundo, reside en otro país distinto al de su nacimiento. ¿Cuáles son los más elegidos?

El estudio más reciente de la ONU sobre la migración internacional revela que el 3,2% de la población mundial vive en un país distinto de aquel en el que nació. La investigación incorpora 265 áreas, países o regiones, sobre las que se especifica la población de migrantes internacionales en cada uno de ellos en proporción con la población total.

Esta estadística, presentada en un informe de la ONU de 2013, se diferencia de la lista de países con mayor número de inmigrantes, liderada tradicionalmente por EE.UU., ya que lo que pretende destacar es la relación porcentual entre el número de habitantes de un lugar y la cantidad de foráneos que viven allí.

Excluyendo protectorados y territorios no incorporados, como las Islas Malvinas, San Martín y Macao, los diez primeros países con mayor proporción de inmigrantes son:

1) Ciudad del Vaticano: 100,0%

2) Emiratos Árabes Unidos: 83,7%

3) Catar: 73,8%

4) Mónaco: 64,2%

5) Kuwait: 60,2%

6) Andorra: 56,9%

7) Bahréin: 54,7%

8) Brunei: 49.3%

9) Luxemburgo: 43,3%

10) Singapur: 42,9 %

Los países del mundo con mayor porcentaje de inmigrantes RT

De todos los habitantes de la Santa Sede ninguno ha nacido allí, lo que convierte al Vaticano en el país con mayor presencia proporcional de inmigrantes. Los Emiratos Árabes Unidos y Catar son los Estados del Golfo que más explotan la mano de obra barata de trabajadores que vienen de países como Bangladesh, India y Filipinas.

En el otro extremo de la escala figuran seis países en los que se estima que sólo un 0,1% de la población nació en el extranjero: China, Cuba, Indonesia, Vietnam, Lesoto y Madagascar.

Fuente: RT


Fuente: TiempoDeSanJuan.com

sábado, 18 de abril de 2015

El muro andino de los lamentos.


No todas las migraciones intrasudamericanas son laborales ni las autoridades migratorias ejemplares

Decenas de miles de personas huyendo del crimen organizado y el pandillaje desde los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala) y, a la vez, una inmensa migración laboral entre países sudamericanos. En el primer caso, tensiones y exclusión; en el segundo, políticas migratorias esencialmente orientadas a la regularización —dentro de un contexto de gran vitalidad económica— y no a la persecución o la expulsión. Ya me he referido a estas dos caras de las migraciones en la Latinoamérica actual.

Hay, sin embargo, zonas grises que encierran sus propios dramas en las que afloran viejos males de xenofobia, racismo y exclusión en Sudamérica. No todas las migraciones intrasudamericanas son laborales ni las autoridades migratorias o policiales ejemplares. Así, haitianos que pasan por Perú para buscar refugio en Brasil padecen de la corrupción policial para poder seguir su recorrido. Más al sur, un estupendo reportaje publicado hace dos semanas por el diario colombiano El Espectador describía la conducta xenófoba y racista de autoridades migratorias en Chile contra colombianos que huyen de la violencia, en especial del puerto de Buenaventura, ruta del 60% del comercio exterior colombiano.
Salen miles de personas de Buenaventura buscando seguridad pues allí se ha impuesto el miedo y "la extorsión se ha convertido en ley". Algunos se desplazan a otras ciudades colombianas y otros se suman a los más de 60.000 refugiados que ya viven en Ecuador. Los menos, emprenden un largo viaje de más de 2.800 kilómetros por tierra hasta Chile y sus puestos fronterizos de Chacalluta (con Perú) o Colchane (con Bolivia) para tratar de llegar a Antofagasta, ciudad que era boliviana antes de la Guerra del Pacífico (1879-1883). En ese entonces destino de migrantes chilenos, luego, de europeos.

En la última década, más de 10.000 colombianos se han asentado allí, no sin sufrir xenofobia por parte de autoridades fronterizas. Según ese reportaje, es sistemático el rechazo a los colombianos por las autoridades migratorias chilenas en Chacalluta. El año pasado, la mitad de los extranjeros a los que se les negó el ingreso en ese punto fronterizo eran colombianos. La entidad chilena oficial de derechos humanos —el Instituto Nacional de Derechos Humanos— afirma que eso ocurre por "situaciones de xenofobia que se presentan por parte de algunos agentes del Estado". A ello se podría añadir el hecho —no desdeñable— de que el marco legal vigente para efectos migratorios sigue siendo la Ley de Extranjería (1975) dictada por Pinochet.

El rebote a Perú desde Chacalluta, así, es un fenómeno diario. Los que aún no logran pasar a Chile o son rebotados se agrupan en una pequeña plaza de la ciudad fronteriza peruana de Tacna a la que llaman el Muro de los lamentos, en donde deambulan sin muchas opciones sobre qué hacer. Allí se condensa el drama de miles de familias.

Los países de América Latina y el Caribe no pueden permitir ni permitirse comportamientos xenófobos o racistas frente a los migrantes ni llevarlos a muros de los lamentos. La tradición del asilo tiene en la región su principal punto histórico de referencia en el mundo. Y fue también en la región en que se adoptó, hace 30 años, la definición ampliada de refugiado para incluir allí a quienes huyen de situaciones de violencia generalizada y no sólo a los perseguidos políticos.

Se acaban de reafirmar y desarrollar estos principios fundamentales en la reunión ministerial en Brasilia esta misma semana (2 y 3 de diciembre) en decisión unánime de todos los países de la región convocada por ACNUR, la oficina de Naciones Unidas para los refugiados. No debería quedar espacio para la xenofobia, el racismo, la exclusión o la corrupción en las fronteras frente a quienes huyen de la violencia. El Plan de Acción de Brasilia, al que se ha llegado luego de un largo proceso de consultas, convoca, por el contrario, a la inclusión, la tolerancia y la plena vigencia del derecho internacional de los refugiados. Eso es lo que debe prevalecer.


Fuente: ElPais.com
imagen: migrantelatino.com

martes, 6 de enero de 2015

La población mundial crece a un ritmo que se frena.

El paso de los 6.000 a los 7.000 millones se ha dado en 12 años.- Es el mismo tiempo que se tardó en pasar de los 5.000 a los 6.000 millones

La población mundial alcanzará oficialmente el próximo lunes los 7.000 millones de habitantes. Hace apenas 12 años éramos 6.000. Pese a todo, el ritmo de crecimiento se ha frenado. Los anteriores 1.000 millones se ganaron también en 12 años (de 1987 a 1999), pero como se partía de 5.000 millones el aumento de la población fue del 20%. Ahora, en los últimos 12 años, el incremento (también 1.000 millones), representa el 17%.

Quizá este relativo freno explique la tranquilidad con que el Fondo para la Población de Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés) ha elaborado el informe correspondiente. Lejos de los mensajes más preocupantes lanzados cuando se llegó a los 6.000 o a los 5.000 millones -riesgo de falta de recursos, guerras por el agua-, el fondo ha preferido enfocar el asunto desde el punto de vista de los 7.000 millones de oportunidades que este número de habitantes representa.

La calma ha sido manifiesta en la presentación del trabajo que ha tenido lugar esta mañana en la casa de América de Madrid. El jefe de Población y Desarrollo del FNUPA, José Miguel Guzmán, expuso que "no hay problemas de espacio para esa cantidad de personas". "Cabrían en Puerto Rico", dijo. A lo mejor Guzmán exageró, pero lo que sí es cierto es que si se toma el territorio de mayor densidad de población del mundo, Macao (18.534 personas por kilómetro cuadrado), ese número de habitantes cabría en 377.684 kilómetros cuadrados. Prácticamente la superficie de Japón (377.873 kilómetros cuadrados), y menos que España (504.782 kilómetros cuadrados). Otra cosa es que ese número de habitantes exija hacer "equilibrios" entre el agua disponible, los alimentos y la energía, indicó Guzmán. "A más población, esta relación es más difícil", afirmó.

Porque la ausencia de un mensaje preocupante no quiere decir que la ONU no crea que el crecimiento debe limitarse. Así lo demostraba a las claras la presencia en la rueda de prensa de esta mañana de la representante de la Federación de Planificación Familiar Estatal, Isabel Serrano. Y es que casi la mitad de estos 7.000 millones son menores de 25 años, lo que indica una potencialidad reproductiva tremenda si no se consigue asegurar que las mujeres tengan capacidad para espaciar sus embarazos a voluntad (o evitarlos). Algo que casi 300 millones de mujeres en edad fértil no tiene a su alcance, bien por cuestiones políticas (Gobiernos que no permiten el uso de anticonceptivos), religiosas o de género (acceso a preservativos, posibilidad de negociarlo, hábitos culturales asociados a la reproducción y la sexualidad como la mutilación genital.... etcétera). Y esto no es exclusivo de los países menos desarrollados. "No es casual, como se ve en Latinoamérica, que a peor política de planificación familiar -Nicaragua, El Salvador- haya menor desarrollo", indicó Serrano.

Pero este mundo mayoritariamente joven es, a la vez, el que mayor número de personas mayores ha tenido nunca. Casi 900 millones, el 12% del total, lo es, lo que representa nuevos retos, dijo Guzmán. Hasta ahora, en los países pobres, las personas no llegaban a viejos, y los que lo hacían eran los que tenían mejores condiciones (más dinero, salud), por lo que podían ayudar a los más jóvenes. Pero eso está cambiando, por lo que habrá que plantear servicios que protejan su salud, sus derechos. Y, de nuevo, esto tiene una perspectiva de género, ya que las cuidadoras son, en todo el mundo, mayormente mujeres.

Respecto al futuro del planeta, Guzmán no quiso hacer un vaticinio. "En 2100 la población podrá ser de menos de 7.000 millones o de 12.000 millones. Basta con que la media de hijos por mujer sea 0,5 más o menos para producir esa variabilidad", afirmó. Lo que parece claro es que para entonces solo África estará aumentando de población (en Asia se espera que empiece a bajar en 2050).

Esto tiene otra implicación: que si aumentan los habitantes de los países pobres, van a tener que contaminar para crecer. Un debate que ya se ha planteado en las cumbres del clima. Y que puede ser otra fuente de conflictos.

Fuente: ElPais.com

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Unas de cal y otras de arena.

La migración intrasudamericana ha venido seguida de políticas orientadas básicamente a la regularización y a la inclusión.
El actual fenómeno migratorio regional lo que prevalece y manda es el crecimiento entre los países latinoamericanos.
Honduras, El Salvador y Guatemala apuntan a que se garantice el principio del interés del niño y de no separación de la familia.

Se sabe que América Latina es tierra de paradojas muy complejas. Eso lleva a que en la búsqueda de describir o “entender” ciertos procesos, se caiga en enormes simplificaciones que suelen tener poco que ver con lo que realmente ocurre. Eso pasa con el tema de las migraciones y los lugares comunes al respecto. Por ejemplo, la idea de que los latinoamericanos estarán buscando siempre emigrar masivamente hacia el “mundo desarrollado”. O, alternativamente, la de que la “fuente de todos los males” sería la política migratoria de EE UU.

La realidad da cuenta de procesos multifacéticos, alejados de esas simplificaciones. Veamos dos de esas caras. Por un lado, durante los últimos diez años en buena parte de América Latina el fenómeno migratorio ha sido muy distinto del que imaginan los policías de frontera norteamericanos y europeos. Por otro lado, el hecho simultáneo de la reciente explosión migratoria de menores centroamericanos hacia México, que ha llevado a que en los últimos nueves meses cerca de 52.000 menores no acompañados hayan ingresado en EE UU sin seguir el procedimiento migratorio regular.

Primero lo primero: en el actual fenómeno migratorio regional lo que prevalece y manda —como tendencia— es el crecimiento de la migración entre los países latinoamericanos así como la disminución de los flujos hacia EE UU y Europa. Dentro de Sudamérica más de 1.700.000 personas migraron en la última década por razones laborales. Montos sin precedentes. En varios países los extranjeros residentes aumentaron exponencialmente: en Brasil más del 57% en los últimos dos años (de 961.000 a 1.510.000); en Chile, un 91% en los últimos ocho años; Argentina, por su lado, recibió en estos años a 500.000 paraguayos, 345.000 bolivianos y 157.000 peruanos. Simultáneamente, disminuía la presión sobre la frontera estadounidense. En 2000, 1,6 millones de personas fueron detenidas por la policía fronteriza estadounidense; bajó al 25% (415.000) en 2013.

Lo notable es que esa migración intrasudamericana ha venido seguida, no de xenofobia o persecuciones en los países receptores, sino de políticas orientadas básicamente a la regularización y a la inclusión. ¿Ejemplo para otros lares? Finalmente, en materia de refugiados, el país receptor del mayor número en la región —Ecuador, con más de 60.000 colombianos— cumple apropiadamente su papel en lo fundamental sin poner en marcha políticas xenófobas o de devolución en frontera ha convertido este asunto en asunto mayormente contencioso.

En el otro platillo de la balanza está la llegada de miles de menores no acompañados hacia territorio estadounidense, asunto sobre el cual se ha escrito mucho en los últimos días. Ya los tres países centroamericanos concernidos (Honduras, El Salvador y Guatemala) han anunciado algunas medidas que adoptarían y han hecho propuestas a EE UU. Ellas apuntan a que se garantice el principio del interés del niño y de no separación de la familia. Mencionan, también, la “responsabilidad compartida” de los países de tránsito y de destino.

Esta oleada de menores habría sido estimulada por las cadenas regionales de tráfico de personas que han abaratado sus costos debido a la disminución de la “demanda” dada la caída en el número de personas intentando ingresar ilegalmente a EE UU. Usaron, además, el falso rumor de que vendría luego una “amnistía migratoria” para quienes ya se encuentren en EE UU. El hecho es que las dificultades que ahora tienen las autoridades migratorias para manejar esta ola es como la cereza encima de la torta que evidencia el colapso de la política migratoria vigente.

Frente a ello y la urgencia de su reforma Obama ha sido llevado, finalmente, a tirar la toalla frente a la obcecación republicana. Es de esperar que las medidas ejecutivas que ha anunciado y los 2.000 millones de dólares que el lunes pidió al Congreso contribuyan a paliar la crisis. Mientras, la reforma seguirá pendiente.
Sin embargo, la otra pieza decisiva es la responsabilidad de los países centroamericanos en actuar sobre las causas que permiten que ocurra una estampida así. En especial, la incontrolada violencia e inseguridad en los tres países. En superarlo tiene algo que hacer la comunidad internacional, pero es tarea, esencialmente, de las autoridades nacionales. Tanto en materia de prevención como de persecución del crimen organizado y las pandillas.
Eso sin dejar de considerar, por cierto, los efectos que tienen en la generación de violencia cuestionables políticas globales —como la llamada “guerra contra las drogas”— que han puesto en el disparadero a esos países. No es casualidad que el grito de urgencia en cambiar esa política haya venido precisamente de un presidente centroamericano, el guatemalteco Pérez Molina. En la agenda, pues, hay mucho más que procedimientos migratorios y humanitarios de emergencia. Hay asuntos de fondo que tratar y resolver.
Fuente: ElPais.com

El muro andino de los lamentos.

Hay zonas grises que encierran sus propios dramas en los que afloran viejos males de xenofobia, racismo y exclusión en Sudamérica.
Salen miles de personas de Buenaventura buscando seguridad pues allí se ha impuesto el miedo y la extorsión se ha convertido en ley.

Decenas de miles de personas huyendo del crimen organizado y el pandillaje desde los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala) y, a la vez, una inmensa migración laboral entre países sudamericanos. En el primer caso, tensiones y exclusión; en el segundo, políticas migratorias esencialmente orientadas a la regularización —dentro de un contexto de gran vitalidad económica— y no a la persecución o la expulsión. Ya me he referido a estas dos caras de las migraciones en la Latinoamérica actual.

Hay, sin embargo, zonas grises que encierran sus propios dramas en las que afloran viejos males de xenofobia, racismo y exclusión en Sudamérica. No todas las migraciones intrasudamericanas son laborales ni las autoridades migratorias o policiales ejemplares. Así, haitianos que pasan por Perú para buscar refugio en Brasil padecen de la corrupción policial para poder seguir su recorrido. Más al sur, un estupendo reportaje publicado hace dos semanas por el diario colombiano El Espectador describía la conducta xenófoba y racista de autoridades migratorias en Chile contra colombianos que huyen de la violencia, en especial del puerto de Buenaventura, ruta del 60% del comercio exterior colombiano.

Salen miles de personas de Buenaventura buscando seguridad pues allí se ha impuesto el miedo y "la extorsión se ha convertido en ley". Algunos se desplazan a otras ciudades colombianas y otros se suman a los más de 60.000 refugiados que ya viven en Ecuador. Los menos, emprenden un largo viaje de más de 2.800 kilómetros por tierra hasta Chile y sus puestos fronterizos de Chacalluta (con Perú) o Colchane (con Bolivia) para tratar de llegar a Antofagasta, ciudad que era boliviana antes de la Guerra del Pacífico (1879-1883). En ese entonces destino de migrantes chilenos, luego, de europeos.

En la última década, más de 10.000 colombianos se han asentado allí, no sin sufrir xenofobia por parte de autoridades fronterizas. Según ese reportaje, es sistemático el rechazo a los colombianos por las autoridades migratorias chilenas en Chacalluta. El año pasado, la mitad de los extranjeros a los que se les negó el ingreso en ese punto fronterizo eran colombianos. La entidad chilena oficial de derechos humanos —el Instituto Nacional de Derechos Humanos— afirma que eso ocurre por "situaciones de xenofobia que se presentan por parte de algunos agentes del Estado". A ello se podría añadir el hecho —no desdeñable— de que el marco legal vigente para efectos migratorios sigue siendo la Ley de Extranjería (1975) dictada por Pinochet.

El rebote a Perú desde Chacalluta, así, es un fenómeno diario. Los que aún no logran pasar a Chile o son rebotados se agrupan en una pequeña plaza de la ciudad fronteriza peruana de Tacna a la que llaman el Muro de los lamentos, en donde deambulan sin muchas opciones sobre qué hacer. Allí se condensa el drama de miles de familias.

Los países de América Latina y el Caribe no pueden permitir ni permitirse comportamientos xenófobos o racistas frente a los migrantes ni llevarlos a muros de los lamentos. La tradición del asilo tiene en la región su principal punto histórico de referencia en el mundo. Y fue también en la región en que se adoptó, hace 30 años, la definición ampliada de refugiado para incluir allí a quienes huyen de situaciones de violencia generalizada y no sólo a los perseguidos políticos.

Se acaban de reafirmar y desarrollar estos principios fundamentales en la reunión ministerial en Brasilia esta misma semana (2 y 3 de diciembre) en decisión unánime de todos los países de la región convocada por ACNUR, la oficina de Naciones Unidas para los refugiados. No debería quedar espacio para la xenofobia, el racismo, la exclusión o la corrupción en las fronteras frente a quienes huyen de la violencia. El Plan de Acción de Brasilia, al que se ha llegado luego de un largo proceso de consultas, convoca, por el contrario, a la inclusión, la tolerancia y la plena vigencia del derecho internacional de los refugiados. Eso es lo que debe prevalecer.

Fuente: ElPais.com

jueves, 18 de septiembre de 2014

La población mundial llegará a 11.000 millones a finales de siglo.

El aumento se generará, sobre todo, en África subsahariana, que habrá multiplicado por cuatro sus habitantes hacia 2100

La población crece a un ritmo que se frena.

Un nuevo estudio, basado en los últimos datos de población de Naciones Unidas, desmonta la previsión de que el número de habitantes del planeta alcanzaría un máximo a mediados de siglo (en torno a 9.000 millones de personas, frente a los 7.200 millones actuales) para estabilizarse o incluso declinar después. Patrick Gerland, demógrafo de la ONU, y sus colegas presentan en la revista Science su análisis estadístico y concluyen que, hacia 2100, habrá unos 11.000 millones de habitantes (con una horquilla de entre 9.600 y 12.300 millones). El aumento se originará, esencialmente, en África, cuya población se cuadruplicará en este siglo (de mil millones ahora a 4.000 millones en 2100, con una horquilla de entre 3.500 y 5.100 millones) y, sobre todo, en África subsahariana.

“El consenso durante los últimos 20 años ha sido que la población mundial se estabilizaría en torno a 9.000 millones y que, probablemente, se reducirá después. Pero vemos que no se producirá esa estabilización a lo largo de este siglo”, resume Adrian Raftery (Universidad de Washington), uno de los autores de la investigación. La población africana estará en 2100 entre los 3.500 y los 5.100 millones.

La causa fundamental del crecimiento de población en esa región de África, recalcan estos demógrafos, es que las mujeres allí siguen teniendo muchos hijos (4,6 de media) debido, en parte, al acceso muy insuficiente a los anticonceptivos. Además, la mortalidad por VIH se ha reducido, lo que contribuye al aumento de la población.

En otras zonas el cambio demográfico no será tan acusado: la población de Asia, ahora con 4.400 millones de habitantes, alcanzará un máximo de 5.000 millones en 2050 y luego empezará a bajar; América del norte, Europa y América del sur y el Caribe estarán en menos de mil millones de cada una.

“Dado que el rápido incremento de la población en los países con alta natalidad plantea grandes retos, desde el agotamiento de los recursos naturales al desempleo y la inestabilidad social, los resultados de este estudio tienen importantes implicaciones políticas”, dice Science. Gerland y sus colegas afirman que el crecimiento de población proyectado en África puede moderarse invirtiendo sustancialmente en educación de las niñas y en programas de planificación familiar que proporcionen anticonceptivos.

Fuente: ElPais.com

domingo, 31 de agosto de 2014

Puerto Rico se vacía lentamente.


La población de la isla decrece por la migración y la baja natalidad
Aumenta a su vez el número de personas que viven en Estados Unidos
Las tasas de natalidad en Puerto Rico están entre las más bajas de la región y de su historia

Los puertorriqueños no regresan, no nacen ni se quedan en su isla de origen. Desde hace un lustro hay más de ellos viviendo en Estados Unidos que en Puerto Rico, donde la población se avejenta y decrece, en medio de la crisis económica que comenzó en 2006 y que desde entonces ha impulsado la más reciente ola migratoria de isleños hacia el continente, que ya luce como la más grande del último siglo y no se detiene. Y al mismo tiempo, en tierra firme la comunidad se reacomoda: a la vez que los nuyoricans del norte se desplazan (puertorriqueños en Nueva York), se afianzan en el sur los disneyricans (isleños que viven en Florida).

Entre el año 2000 y el 2010, la población de Puerto Rico decreció por primera vez en su historia moderna en un 2,2%, de 3,8 millones de HABITANTES a 3,7 millones, y se cuadruplicó el porcentaje de puertorriqueños viviendo en Estados Unidos, de 12% en 1950, en el periodo conocido como “la gran migración”, a 55% en 2010. En esa década, unas 300.000 personas nacidas en la isla o que habían regresado a ella, se mudaron a alguno de los 50 Estados del país norteamericano. Y el flujo de migrantes ha sido muchísimo mayor durante los últimos tres años: solo entre 2010 y 2013, 144.000 puertorriqueños se mudaron a Estados Unidos y el número de habitantes de la isla se contrajo aún más —a 3,6 millones—, de acuerdo con un análisis publicado el pasado 11 de agosto por el Centro de Investigaciones Pew.

“Esa cifra es realmente impresionante, es la primera vez que se puede documentar esa cantidad”. El antropólogo Jorge Duany ha estudiado durante décadas los movimientos migratorios en el Caribe, desde del siglo XIX hasta ahora. Según su análisis, hasta 2010 ésta era “una nación en vaivén”, en un trasiego constante de sus habitantes entre la isla y el continente. “Ese vaivén se ha ido reduciendo. Desde 1970 en adelante el flujo de regreso fue significativo, pero ahora el movimiento es en una sola dirección. Cuando esto empezó la gente pensó que era más de lo mismo. Pero estamos hablando ya de una sangría muy grande de personas y que continúa”, dice Duany.

Entre 1900 y 2009, 1,8 millones de puertorriqueños habían abandonado la isla para irse a Estados Unidos. A partir de 1917, cuando el Congreso otorgó la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños, un buen número de ellos se estableció en Nueva York, el puerto mejor conectado con el de San Juan. Más tarde, entre 1945 y 1965, medio millón de jornaleros agrícolas se alistaron en el ejército o fueron empleados como mano de obra barata en las granjas estadounidenses. Este movimiento pasó a la historia como “la gran migración”. Las siguientes tres generaciones de puertorriqueños nacidos en Estados Unidos, los nuyoricans, comenzaron a regresar a la isla a partir de 1970.

Solo una década después, se reanudó el éxodo, ya no solo hacia los destinos tradicionales en el noreste —Nueva York, Nueva Jersey, Boston, Hartford—, sino también en dirección a la costa oeste y al sur —California, Texas, Florida. Y luego en 2006 entró en vigor la eliminación de la sección 936, el programa federal de exenciones contributivas que dio impulso a la industria manufacturera en Puerto Rico y la convirtió en el primer destino de las inversiones estadounidenses. Esto provocó un colapso económico que se mantiene hasta ahora, y que ha sido una de las causas principales de la huida en la última década.
Los que se van no tienen reemplazo en EL FUTURO, ya que las actuales tasas de fecundidad en Puerto Rico están entre las más bajas de la región y de su historia. “La natalidad era altísima hasta mediados del siglo pasado, había 40 nacimientos por cada mil personas. Eran como cuatro, cinco o seis niños por mujer”, recuerda Duany. Pero el país se convirtió “en un laboratorio” para ensayar técnicas de control de natalidad: llegaron las píldoras y la esterilización. En la actualidad, nacen 10 o 12 niños por cada mil personas, 1,7 por mujer. “La experiencia histórica indica que cuando la tasa de fecundidad llega a ese nivel tan bajo es muy difícil que se recupere, a menos que haya un cambio en las circunstancias de la economía y un grupo de migrantes jóvenes que afecte esas tasas”, según este antropólogo.
Hasta 2012 había en Estados Unidos 4,9 millones de puertorriqueños. En proporción son más jóvenes que sus connacionales en la isla. Unos 300.000 de ellos viven en la región central de Florida, entre las ciudades de Orlando, Tampa y Miami, y se les conoce popularmente como disneyricans, floriricans u orlandoricans. La gran migración a estas ciudades comenzó en los años 70, con la apertura de los parques temáticos de Disney y la consolidación del bum turístico.
“Las estadísticas socioeconómicas para los puertorriqueños en Orlando son más favorables que en otras partes de Estados Unidos y la comunidad en su conjunto es sustancialmente distinta de las demás”, explica Duany. Al menos la mitad de los disneyricans nacieron en la isla y son inmigrantes recientes; el 65% se define como “blanco”, el idioma que predomina entre ellos es el castellano, son políticamente más conservadores y la mayoría son propietarios. En Nueva York, en cambio, las dos terceras partes de los puertorriqueños nacieron en Estados Unidos, la mitad se define como “blanco”, el inglés es su primera lengua, su situación económica es más precaria y tradicionalmente han sido más demócratas.
La influencia política de los disneyricans en la política estadounidense está aún por definirse, pero de antemano se prevé que podría ser determinante. “Desde hace varios años se viene diciendo que los puertorriqueños de Florida podrían decidir las elecciones presidenciales o de gobernador. Se habla de un gigante dormido que no se acaba de despertar”, concluye el antropólogo.

Fuente: ElPais.com

miércoles, 20 de marzo de 2013

El eterno retorno de la Geografía.

Sin llegar al determinismo del alemán Karl Haushofer, quien sentenciaba “el espacio rige a la humanidad”, el geógrafo inglés Sir Halford Mackinder expresó con anterioridad que “en el corto plazo la naturaleza siempre prevalece”. Aunque en esta segunda década del tercer milenio la tecnología y el talento humano permiten alteraciones del hábitat que mejoran o empeoran las condiciones de quienes viven en “x” suelo, es un hecho que el estudio de la geografía -de lo que está a la vista aquí y ahora en materia de suelo, subsuelo, superficie y lo que ella trae consigo- permanece, marcando a fuego las condiciones y el propio carácter del pueblo que habita un determinado territorio, trayendo consigo ventajas o desventajas, peligros o tranquilidad.

Combinada con la geografía retornó con fuerza la geopolítica, la manera de explicar fenómenos políticos sobre la base de condiciones geográficas. No en vano recientes estudios refrescan ante el mundo la importancia del factor geográfico y de las acciones geopolíticas que mueven al mundo del presente. Dos libros de moda al respecto de lo que comentamos son “La venganza de la geografía” de Robert Kaplan y “Por qué importa la geografía” de Harm de Blij (ambos Edición Kindle, www.amazon.com). No hay determinismo ciego sino realidades en el análisis de esos autores, realidades que desde nuestra modesta perspectiva hemos venido sosteniendo durante décadas. Ahora es refrescante verlas expuestas en forma global.

Los avances en materia geográfica son notables. Hoy en día las técnicas modernas permiten estudiar todos los aspectos de la corteza terrestre, de los mares, del fondo marino y hasta del espacio exterior. Por otro lado, la geopolítica -con su dinámica conceptualización- nos ayuda a comprender fenómenos que ocurren en los ámbitos internos y en la escena internacional. La geografía manda. Guste o no, esa es la realidad. Nada puede interpretarse adecuadamente desde el punto de vista del análisis político sin una previa mirada al espacio circundante o al simple espacio que ocupamos para vivir, trabajar, dormir, cosechar, guerrear. Hasta para morir precisamos un lugar físico donde reposen nuestros restos. Todo gira en torno al espacio, como tantas veces lo afirmé. En Bolivia hemos tenido pensadores de la talla de Jaime Mendoza y Julio Méndez, quienes mucho tiempo atrás tuvieron la lucidez necesaria para desarrollar temas vinculados con el dominio territorial del país. Sin embargo, el dominio del espacio geográfico siempre fue desdeñado en Bolivia, nunca se le dio la importancia debida pese a las crueles amputaciones sufridas en nuestro cuerpo geográfico. Por eso, pensando en el futuro, hemos machacado durante años en torno a la importancia vital de las condiciones geográficas, aunque sin mucho eco. Es refrescante ver que el asunto surge a nivel globalizado frente a un mundo cambiante -como los giros de un caleidoscopio- donde la geografía hace su eterno retorno, brindando con su mera presencia elementales limitaciones y potencialidades. Como bien afirma Kaplan: “la geografía es el telón de fondo de la historia humana. La posición de un país en el mapa es el primer elemento que le define, más que su filosofía de gobierno”. Debemos volver siempre a la geografía para comprender diversos pormenores de la vida de los pueblos en sí y su permanente interacción a lo largo del tiempo.


Fuente: AGUSTÍN SAAVEDRA WEISE
http://www.opinion.com.bo
Imagen: http://asiescolombia.wikispaces.com






viernes, 25 de enero de 2013

Síntesis del censo de población, hogares y viviendas Argentina 2010.


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Surgen del último relevamiento de población, hogar y vivienda; son cada vez más las mujeres, la juventud viene con los inmigrantes, el analfabetismo es del 8% en algunas provincias, quiénes no tienen agua potable, entre otros datos
Hay 100 mujeres cada 95 hombres; en casa puede faltar computadora pero no celular, más de 400 mil personas viven en ranchos, tenemos cada vez menos chicos, a la juventud la aportan los inmigrantes de países limítrofes, la mitad de las viviendas no tiene cloacas ni gas natural, en lugares como Chaco el analfabetismo es del 8%, en provincias como Buenos Aires se vive hacinado mientras que en el sur hay 1 habitante por kilómetro cuadrado.
Estas es una síntesis de lo que dejó el Censo 2010, cuyos datos fueron difundidos por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) con variables de población, hogar y vivienda.
  • 1) País de mujeres
Los guarismos confirman que la población total aumentó respecto de la última medición poblacional, que creció en todos los distritos: en la Argentina hay 40.117.096 habitantes (lo que representa un crecimiento del 10,6% respecto del censo anterior). Cada vez son más las mujeres: hay más mujeres que hombres (20.593.330 contra 19.523.766). Es decir, por cada 100 mujeres hay 94,8 varones. Según este censo, si bien en el total de la población las mujeres son más, en el segmento que va de los recién nacidos hasta la gente de 21 años son más los varones.
  • 2) Inmigrantes jóvenes
La inmigración volvió a crecer por primera vez desde 1914: los que paraguayos son casi medio millón y los bolivianos, 350.000. La proporción de extranjeros sube al 4,5 por ciento. En la población migrante se observa un rejuvenecimiento respecto de 2001, ya que la mayor concentración se presenta en el grupo de 20 a 29 años; en 2001, la mayor concentración se presentaba en el grupo de 50 a 54 años.
  • 3) Servicios limitados
Las viviendas suman 13.835.751 y el 53,1 % de ese total tienen acceso a la red cloacal, un 6 por ciento más que en 2001. La materia pendiente: la mitad de las viviendas no tienen todavía ni cloacas ni gas. Además, 16 % de la población no puede acceder al agua de red
  • 4) Envejecidos
La proporción de mayores de 65 años supera ya el 10,2 por ciento en el país, y la media de la edad es de aproximadamente 29 años. Así, a pesar de que en la última década la población creció en casi 4 millones de personas, hay 517.028 mayores de 65 años más. Además, ya son casi 3500 los habitantes mayores de 100 años. En 2001 eran 1855. Este proceso es más intenso aún en la ciudad de Buenos Aires que tiene el mayor porcentaje de mayores de 65 (16,4%)
  • 5) Territorio desparejo
Todos quieren vivir en Buenos Aires; por el contrario, el sur sigue siendo un lugar casi deshabitado. La jurisdicción con mayor densidad poblacional la Ciudad de Buenos Aires, con 14.450 habitantes por kilómetro cuadrado; la menor densidad es la de Santa Cruz, con 1,1 habitante por kilómetro cuadrado (el promedio nacional es de 14,4 habitantes por kilómetro cuadrado)
  • 6) No saben leer ni escribir
La población analfabeta viene disminuyendo en todas las provincias y la mayor reducción se anota en el norte del país. Pero aun hay un dato que preocupa: en Chaco el 8% de las personas no sabe leer ni escribir. La menor tasa es la de la Ciudad de Buenos Aires, con el 0,5 por ciento de población analfabeta
  • 7) Sin computadora
El 60% de los hogares aún no tiene una computadora. Si se lo compara con los números de 2001, se nota un crecimiento importante: diez años atrás, sólo 20,5 por ciento de los hogares tenían una computadora, lo cual se relaciona con el avance de la tecnología, la caída en los precios y el impulso oficial
  • 8) Vivir en un rancho
En la Argentina, las viviendas suman 13.835.751. Son 444 mil las personas que viven en ranchos, casillas o inquilinatos. Residen en condiciones precarias y tienen que afrontar desigualdades cotidianas: por ejemplo, más de 4,5 millones de personas dependen de una garrafa para cocinar o calentarse (del total de viviendas el 56,2 % tiene conexión de gas, casi 6% más que diez años atrás)
  • 9) Celular a full
Lo que no falta en las casas de los argentinos es un celular: en más de diez millones (el 86 por ciento del total) de viviendas existe uno. Le ganó la pulseada al teléfono fijo: 6,7 millones de hogares que tienen una línea fija
  • 10) Menos nacimientos
Tenemos cada vez menos hijos y la población envejece. Crece en 4 millones la cantidad de habitantes, pero hay 25.378 chicos menos que hace diez años. En la ciudad de Buenos Aires se nota con mayor claridad esta tendencia: hay la menor proporción de chicos del país (poco más del 15,8% de su gente). En el otro extremo está Misiones, la provincia más joven, con la más alta proporción de chicos del territorio nacional (32,5%).
Fuente: LaNacion.com.ar