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miércoles, 16 de noviembre de 2016

Nueva Delhi, bloqueada por la contaminación del aire.

Peatones en Nueva Delhí, India, se tapan la cara para no respirar el humo HARISH TYAGIEFE
¿Quiénes están peor, los habitantes de Delhi o los de Mosul? Un artículo publicado esta mañana en el diario The Indian Express trataba de levantar de alguna manera el ánimo de los habitantes de la capital india afirmando que la alarmante situación de Delhi, urbe convertida en una "cámara de gas", es mejor que la que viven en la ciudad asediada al norte de Irak. El texto explicaba que la calidad del aire de la ciudad iraquí es dramática después de que se hayan incendiado una docena de pozos de petróleo y hayan cubierto el ambiente de humos y vapores tóxicos.En Delhi, una de las ciudades más pobladas y contaminadas del mundo, tienen que recurrir estos días a este tipo de comparaciones para encontrar algo optimista a lo que agarrarse, porque el momento que atraviesa la capital india está lejos de ser esperanzador.El gobierno local, en manos del partido de los 'indignados', el AAP, ha declarado que la ciudad vive una "situación de emergencia" por la descomunal contaminación del aire. Después de una semana bajo una intensa niebla, el jefe del Ejecutivo municipal, Arvind Kejriwal, ha desglosado una batería de medidas urgentes para afrontar los próximos días.Lo primero ha sido pedir a la gente que no salga de sus casas; que, si puede, trabaje desde ellas; que evite pisar la calle "a no ser que sea absolutamente necesario"; y que se olvide de practicar deporte o hacer ejercicio al aire libre, como acostumbran hacer desde el amanecer los residentes de la capital en parques e incluso en la carretera que va hacia el aeropuerto.El gobierno ha anunciado también la paralización durante cinco días de todas las obras, construcciones y demoliciones, que suelen ser señaladas por la cantidad de polvo que levantan y por contribuir a los niveles de polución del aire. Igualmente, una importante central térmica ubicada al sureste de la ciudad estará apagada los próximos diez días.
Tampoco están abiertas las escuelas de la ciudad, en su caso cerradas hasta el miércoles, una medida que ya iniciaron más de 1.700 centros educativos el pasado sábado. Los más pequeños son especialmente vulnerables a esta problemática. Un estudio señala que la mitad de los niños que van al colegio en Delhi nunca recuperarán su capacidad pulmonar.Las autoridades, que también han hecho hincapié en la necesidad de contener los incendios en los ingentes vertederos, se plantean el uso de lluvia artificial para combatir el omnipresente polvo y volver a instaurar la restricción del tráfico según la matrícula par o impar de cada vehículo, algo que ya pusieron en marcha en dos ocasiones en el último año.En los últimos días, los niveles de las partículas en suspensión PM2.5, tan contaminantes y tan diminutas que no tienen problemas para entrar en los pulmones, han seguido alcanzando cifras alarmantes, llegando a 999 por metro cúbico, muy por encima de las 25 partículas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el máximo recomendable. La India es más generosa y sitúa ese límite de seguridad en 60, lejos también de la realidad que vive estos días Delhi. A partir de 300, el aire es "peligroso", después de haber superado los niveles de "insalubre" y "muy insalubre".Debido al empeoramiento de la situación que se ha vivido a lo largo del fin de semana, se ha vuelto habitual ver a ciudadanos usando mascarillas para poder respirar en la calle, una escena que, si bien en ciudades muy contaminadas como Katmandú es común desde hace tiempo, en Delhi no era así, a pesar de que sus niveles de polución son altos cada año. Las tiendas que venden estos productos están haciendo su agosto estos días. Los más pudientes y los expatriados pueden permitirse mascarillas de mejor calidad y purificadores de aire para sus hogares, mientras que la mayoría de ciudadanos simplemente utiliza pañuelos para cubrirse la boca. Muchos otros, sin embargo, llevan la cara al descubierto."Es el primer año que uso mascarilla, pero es que el aire ahora es demasiado malo" afirma Rajindar Singh, vecino de un barrio residencial del sur de Delhi. "Yo estoy bien, pero a mi mujer le duelen los ojos desde hace unos días", añade. Ella se ha quedado en casa, él ha tenido que salir a comprar comida a un ultramarinos de su zona.Delhi, la capital más contaminada del planeta Siempre que se acaba el monzón y se acerca el invierno, sus niveles de contaminación del aire se disparan. El festival hindú llamado Diwali, conocido como la fiesta de las luces por sus millones de petardos y fuegos artificiales, suele marcar el inicio de esta época. Habitualmente, la niebla que genera la batalla pirotécnica se mantiene durante un par de días, pero en esta ocasión ha pasado más de una semana de aquella celebración y la neblina gris, el 'smog', continúa permanente.Pero estos niveles no se deben sólo a la festividad hindú. Cada año, por esas fechas, los campesinos de los estados vecinos de Punjab y Haryana queman de forma ininterrumpida sus campos de cultivo, los desechos de las cosechas, y el viento arrastra ese humo hacia la capital india y sus casi 20 millones de habitantes. Por eso el alcalde Kejriwal ha solicitado a los estados que controlen los incendios de restos agrícolas.A eso hay que añadir los gases que emiten los vehículos (unos 8 millones circulan por la capital), las emisiones de la industria, la quema de residuos, el polvo que descansa permanentemente en el aire o las pequeñas hogueras de quienes combaten el descenso de temperaturas en la calle.Tras el empeoramiento de la situación, no ha faltado la tradicional lluvia de acusaciones entre los diferentes partidos políticos. Especialmente desde el gobierno municipal de Delhi hacia otros estados. "Si nos centramos en un juego de culpas, el problema no se resolverá. El problema ahora mismo es que 20 millones de personas en Delhi tienen problemas para respirar", afirmó Anil Madhav Dave, responsable de medio ambiente en el gobierno nacional. El Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE) de Delhi calcula que la ciudad atraviesa su peor momento en dos décadas en relación a este problema. Los hospitales han reconocido que están recibiendo más pacientes de lo habitual con problemas respiratorios. También se ha reducido notablemente la visibilidad, que en horas tempranas no llega más allá de 200 metros, lo que ha ocasionado importantes accidentes en la carretera.El domingo, centenares de personas se reunieron en Jantar Mantar, el manifestódromo de la capital, para protestar contra la contaminación que respiran. El lema, que luego se trasladó a las redes sociales: mi derecho a respirar.Curiosamente, desde hoy y hasta el sábado Greater Noida, a las afueras de Delhi, acoge una conferencia mundial sobre el control del consumo de tabaco para mejorar la salud de la población. "Me sorprendió, no esperaba esto. Es un poco gracioso que estemos en una conferencia que tiene como objetivo tener un aire más limpio y estemos en un lugar que no tiene eso", afirmó Irene Ryes, delegada proveniente de Filipinas, citada por Reuters.El presidente de la Asociación Médica de India (IMA), K.K. Aggarwal, se sumó al alcalde y pidió a los habitantes de Delhi que no salgan de sus casas. "Llamamos a esto una polución epidémica. Nuestro consejo es que la gente se quede en casa, si es posible trabaje desde ahí y evite caminar fuera", dijo a la prensa Aggarwal, que pidió al gobierno local que facilite la venta de mascarillas para aquellos que no se pueden costear las de mejor calidad. También criticó que "no se ha tomado ninguna acción concreta sobre la contaminación vehicular". Según las autoridades capitalinas, en los próximos cuatro días se prevé que bajen los niveles de polución. A los habitantes de Delhi sólo les queda esperar, adaptarse a las medidas de la administración y concienciarse sobre la responsabilidad de cada uno para mitigar este problema. Hasta entonces, se tendrán que conformar con el consuelo de que, al menos, están mejor que los residentes de Mosul.

Fuente: ElMundo.es
VÍCTOR M. OLAZÁBAL Nueva Delhi  @Vic_Olazabal

¿Por qué hay cada vez más contaminación?

Un niño con mascarilla monta en bici en medio de una espesa neblina en Nueva Delhi/EFE
Es una consecuencia de alcanzar una cierta riqueza y una forma muy mal entendida de considerase algo rico.  Si se consigue suficiente dinero como para comprar un coche se quiere utilizarlo y se rechaza cualquier limitación a su uso. Esto ocurre en Madrid, en Delhi y en Shanghai y Beijing. El coche es un símbolo de prestigio y camiones y camionetas, herramientas de trabajo.  Lo que emita el coche, es indiferente para la mayoría de la población.

En lugares fríos es necesaria la calefacción, sobre todo si los edificios están mal diseñados y peor construidos.

Transporte y calefacción se consiguen, hoy, quemando compuestos de carbono, o carbono contaminado con compuestos no combustibles.

Los motores diésel utilizan un producto del destilado del petróleo que contiene partículas sólidas que no se queman y que salen a la atmósfera con los gases de la combustión.  Y la combustión a alta temperatura, sea el que sea el combustible, combina el nitrógeno del aire con el oxígeno formando óxidos de nitrógeno.  

El resultado de utilizar la combustión de carbono para obtener energía es, indefectiblemente, la emisión al aire de micro-partículas y gases nocivos.

Si a esto añadimos una consecuencia de esa quema, que es el cambio climático y una de sus consecuencias, el aumento de los días sin lluvia en muchas zonas del planeta, tenemos una combinación ''mortal'' (en sus dos sentidos, figurativo y literal).

En Madrid y otras ciudades españolas no se usa ya en carbón para la calefacción, pero aún se utiliza el gasóleo. Se emiten toneladas de micro y nano-partículas que se mantienen días y semanas en la atmósfera y van penetrando los pulmones de las personas de donde ya no vuelven a salir, cegando los bronquiolos y dificultando cada vez más su respiración, la absorción de oxígeno necesaria para la vida. En las ciudades chinas si se utiliza el carbón para la calefacción. El carbón, además de emitir micro-partículas, emite óxidos de azufre, precursores del ácido sulfúrico.

El problema, como tantos de la economía y la sociología, es no lineal, contiene realimentación positiva. En ciudades contaminadas como Madrid, ¿cómo se va a utilizar la bicicleta que exige aumentar la frecuencia respiratoria, inhalando aún mas porquería que si las personas se desplazan en coche?

Las soluciones propuestas por unas autoridades casi siempre ignorantes y con visiones del mundo bastante antiguas pasan generalmente por fastidiar al usuario y emplear la coacción. Se insiste en el uso del transporte colectivo, y en las prohibiciones de circulación e incluso de la calefacción en ciertas condiciones.

Y sin embargo... , sin embargo hay soluciones a la contaminación química, como a la que genera el cambio climático, y estas soluciones respetan la voluntad de las personas y aumentan su comodidad.

Las personas se quieren mover, y quieren hacerlo libremente, sin coacciones. Las personas tienen derecho a vivir en casas razonablemente calientes en invierno, razonablemente frescas en verano.

Un coche particular tiene la inmensa ventaja de que está razonablemente cerca de donde uno vive cuando se coge para moverse, de donde uno trabaja.  Y es un coche propio que cada persona puede arreglar y disponer a voluntad.  Los transportes colectivos exigen desplazamientos desagradables y viajes apelmazados de maneras compulsivas.

Hoy ya se puede proporcionar a los ciudadanos triciclos (los triciclos son esencialmente estables al revés que las bicicletas. Los pueden utilizar las personas mayores y todas aquellas que no hayan montado nunca en una bici, sin problemas). Puesto que los triciclos son muy ligeros, su consumo eléctrico es muy reducido, de forma que pueden recargarse con suma facilidad mientras no están moviéndose. Las calles de las ciudades pueden llenarse, literalmente, de triciclos eléctricos, que esperan a los clientes no solo en las ''almendras'' centrales de las ciudades, sino en todas las zonas de las mismas incluyendo las zonas residenciales que las rodean. Los triciclos pueden ser de muy diversos tipos: monopersonales, para muchas personas y cargas muy diversas. Si su oferta es atractiva, es decir, un servicio cómodo, agradable y más barato que el coche particular, las personas lo elegirán sin compulsiones.

Para desplazamiento fuera de las ciudades se puede conseguir lo mismo con transportes colectivos tan cómodos, rápidos y baratos que se prefieran frente al vehículo particular.

La clave está en algo tan de primer curso de los estudios de económicas que parece mentira que sea tan difícil de comprender. Se trata de que la oferta de transporte no contaminante sea competitiva para las personas: Cómoda, rápida, barata y sin compulsiones totalitarias.

Exactamente lo mismo se puede conseguir respecto a las calefacciones de los edificios. En primer lugar, se puede reducir substancialmente la necesidad de calefacción aislando adecuadamente los edificios, y esto tanto en los nuevos como en los antiguos. Es éstos se pueden poner paneles de pladur con fibras de vidrio o lana de roca en las paredes exteriores. Se reduce unos centímetros cúbicos el volumen de las habitaciones. Las ventanas se pueden sustituir todas por acristalamientos dobles. Hacer ésto reduce a un cuarto la energía necesaria para calefacción e incluso para refrigeración, y es barato y rápido y no exige ''obra'', o con una ''obra'' mínima.

Lo que tras el acondicionamiento térmico se necesita aún, se debe suministrar mediante calefacción eléctrica y refrigeración solar.

Transporte y necesidades térmicas pueden conseguirse de manera totalmente limpia con electricidad.  Y ésta, mediante técnicas solares: Fotovoltaica, solar térmica y eólica.

La excusa de los malos administradores sociales es que hacer todo eso ''cuesta mucho''.

¿Qué es el ''coste''?

Es preciso  estimar los intercambios de riqueza de una manera global.  Los españoles (y los indios y los chinos, por ejemplo)  derivan cantidades ingentes de riqueza hacia los países productores de hidrocarburos que realmente no la devuelven. Si se recoge toda la energía que un país utiliza a partir de sol y de su consecuencia, el viento, no se extrae riqueza del país, se la mantiene dentro.  Si no se disipa riqueza calentando el aire (es decir, con edificios bien aislados) toda la riqueza disipada queda dentro del país.

Si las personas están sanas, se reduce la disipación de riqueza que significa la enfermedad.

Si se organizan los transportes de una manera racional, se ahorra más de dos tercios de la disipación de riqueza que supone la disipación de energía.

Y hacer todo esto implica, durante décadas, trabajo intenso para cambiar de paradigma de funcionamiento social. Pleno empleo, realmente.

¿Por qué no se hace?

En primer lugar, por ignorancia. Y derivado de esa ignorancia la pereza de los que controlan los recursos, en este caso la energía, para buscar formas nuevas de funcionar.

Es como todos aquellos que aprendieron algo en su juventud y sólo quieren conocer aquello que aprendieron entonces, y se niegan a seguir aprendiendo, a aprender todos los días y a cambiar las formas de funcionamiento con cada cosa nueva que aprenden.

Hoy vemos a muchos islamistas que rechazan el mundo moderno y quieren estados medievales. Hemos visto a la mitad de los ingleses rechazar la realidad y querer refugiarse en la tribu anglo-sajona-normanda. Estamos viendo en los EEUU el miedo de muchas personas a una evolución hacia nuevas formas de vida, y un refugiarse en la tribu revieja. Rechazo a los extraños, a la tecnología, a la vida real, refugio en las armas para matar a todo el que no vista, hable, piense de la misma manera que cada tribu concreta.

Se puede eliminar la contaminación, como se puede frenar lo que queda de cambio climático y muchos de los estúpidos conflictos humanos. La solución es abrirse, sin miedo, al conocimiento y a la realidad, dejando de lado las imágenes falsas y los miedos castradores.

Podemos hacerlo.

¿Queremos?

Fuente: ElMundo.es
El por qué de las cosas.
Antonio Ruiz de Elvira
Catedrático de Fí­sica Aplicada en la Universidad de Alcalá de Henares. Su investigación se centra en la Fí­sica del Clima y de la Atmósfera de la Tierra. Es autor de "Quemando el futuro: clima y cambio climático" (ed. Nivola).

sábado, 29 de octubre de 2016

El límite de temperatura aprobado por el Acuerdo de París no es seguro para los ecosistemas mediterráneos.

El objetivo de 2ºC de incremento no es seguro para los ecosistemas de la región.
El cambio climático podría haber apretado ya el gatillo que convertirá en las próximas décadas los ecosistemas del Mediterráneo en algo totalmente diferente a lo que conocemos. Según una investigación recién publicada en la revista Science, por encima de 1,5ºC de aumento de la temperatura global -marcado en el Acuerdo de París como el límite ideal de incremento para final de siglo al que habría que tender, aunque el límite oficial sean los 2ºC de incremento- los ecosistemas de la región mediterránea sufrirían cambios nunca vistos durante el Holoceno, es decir, en los últimos 10.000 años.A medida que aumenta la temperatura en prácticamente todo el planeta a consecuencia del cambio climático causado por el hombre, algunas regiones están padeciendo este incremento de temperaturas más que otros. En la actualidad, la región mediterránea está 1,3ºC por encima de la era preindustrial, es decir, que la media del periodo 1880-1920, mientras que el aumento a escala global es de 0,85ºC. Según los autores, dado que el Mediterráneo es uno de los espacios más ricos del mundo para la biodiversidad y que provee de servicios ambientales como agua, protección contra inundaciones o almacenamiento de carbono a millones de personas, este incremento de temperatura es crucial.Los investigadores Joel Guiot y Wolfgang Cramer, pertenecientes al Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) -el equivalente al CSIC español-, utilizaron el polen antiguo depositado en testigos de hielo y en sedimentos para obtener un dibujo lo más aproximado posible a la realidad de la vegetación y de los cambio sufridos en el Mediterráneo durante los últimos 10.000 años. Los autores aplicaron estos datos como base de comparación en modelos que permiten estimar el clima futuro y la vegetación que habría en función de los diferentes escenarios de temperaturas que maneja el IPCC, el panel científico de Naciones Unidas."La ventaja de este trabajo es que esta reconstrucción del Holoceno sirve como marco de referencia que permite ver a dónde vamos y si hemos sufrido cambios similares en el pasado cercano", explica a este diario José Manuel Moreno, catedrático de Ecología de la Universidad de Castilla La Mancha. "Y lo que vemos es que por encima de 1,5 grados centígrados de aumento de temperatura global empiezan a aparecer los problemas", asegura.Tanto en el escenario más desfavorable -que contempla que no se hiciera absolutamente nada para frenar el cambio climático- como en el que se daría en el caso de que todos los países cumplan los compromisos de mitigación que han firmado a día de hoy y que contempla hasta la fecha el Acuerdo de París, los cambios en los ecosistemas del área mediterránea excederían en gran medida cualquier cambio sufrido en los últimos milenios. El trabajo refleja que, en el caso más desfavorable (y también muy poco probable) de business as usual, es decir, en el que no se toman medidas de mitigación, todo el sur de España se transformaría en un desierto, los bosques caducifolios invadirían los ambientes montañosos de altura y los matorrales reemplazarían a los actuales bosques de hoja caduca."Como el planeta se calienta de distinta forma según las regiones el calentamiento no es homogéneo. En el Mediterráneo nos calentamos más que en otros territorios", explica Moreno. "Pero lo que refleja el trabajo es un horizonte de cambio gradual, no ocurrirá de un día para otro. Lo que ocurrirá es que las especies vegetales sufrirán la presión de una temperatura que les dice que están en un sitio equivocado. Pero aunque el cambio se dispare en las próximas décadas, el cambio no se sabe cuándo se producirá, probablemente en un futuro más lejano", dice el experto español.El único escenario que mantendría la vegetación dentro de los ambientes conocidos durante los últimos 10 milenios es el que limita el incremento de temperatura global por debajo de 1,5ºC de aumento, y la mayor parte de los expertos coinciden en que ese escenario es prácticamente imposible alcanzarlo ya, a no ser que se apliquen técnicas de captura de carbono a gran escala.En un artículo que acompaña a la investigación firmado por la secretaria general de Naciones Unidas para la Convención Marco del Cambio Climático, Patricia Espinosa, la mandataria señala que aunque París fue un hito, la Cumbre del Clima de Marrakech que se celebrará en noviembre será igual de importante porque los países "tienen ahora que negociar los detalles". "Conseguir los objetivos marcados por el Acuerdo de París no es algo que pueda darse por hecho. Tendrá que ser un esfuerzo de varias décadas para revertir dos siglos de desarrollo mundial que ha sido basado en los combustibles fósiles", asegura Espinosa en su artículo.
Fuente: ElMundo.es

Los puntos clave del acuerdo en la Cumbre del Clima de París.

























 El acuerdo global alcanzado en la Cumbre del Clima, bautizado ya como el Acuerdo de París, supone un paso de gigante para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero. La propuesta ha sido aceptada en el plenario por todas y cada una de las 196 partes presentes en las conversaciones. ¿Es un acuerdo ambicioso o se trata de un tratado descafeinado más? "Es una propuesta equilibrada y lo más ambiciosa que ha sido posible teniendo en cuenta la dificultad de satisfacer los puntos polémicos para cada delegación", asegura Teresa Ribera, directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) de París.Por supuesto que se han perdido matices y aspectos que le daban robustez al acuerdo, pero, en líneas generales, el texto contiene todos los elementos necesarios para abordar de una forma ambiciosa y revisable en el futuro la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. El texto aprobado supone un marco legal en el que moverse y da una señal clara a la comunidad internacional y a los mercados sobre el mundo que viene en los próximos años.Activa de forma clara el proceso de reducción de emisiones con una primera valoración de dónde estamos en 2019 y una primera revisión en 2020 atendiendo a "la mejor ciencia disponible"; pone en marcha instrumentos de financiación necesarios para el "desarrollo sostenible" del planeta y pondrá el esfuerzo en "erradicar la pobreza". Bajando a lo concreto, el texto hace referencia al fondo climático de 100.000 millones de dólares que los países desarrollados movilizarán a partir del año 2020 y detalla que éste deberá ser revisado al alza antes de 2025.Pero también contiene aspectos que hacen el acuerdo más débil de lo que parecía en los anteriores borradores. Por ejemplo, la referencia a las aportaciones voluntarias de los países emergentes al fondo climático o la necesidad de alcanzar el pico de emisiones de cada país "lo antes posible". Además, el documento no habla ya de "neutralidad de carbono", como en el último borrador, y mucho menos de "descarbonización de la economía", una fuerte reivindicación de los grupos ecologistas y partidos verdes a la que se han opuesto frontalmente los países productores de petróleo, liderados por Arabia Saudí.Estos puntos, entre otros, han sido interpretados por científicos y ONGs como un movimiento hacia la inconsistencia, ya que el texto marca un objetivo claro de retener el aumento de la temperatura global "bien por debajo de los 2ºC" y de realizar esfuerzos globales para tratar de acercar dicho aumento a 1.5ºC, pero no marca en modo alguno la senda para lograrlo."De cerrarse el acuerdo, el compromiso sellado en París supone un histórico punto de inflexión que sienta las bases del cambio de rumbo hacia las energías 100% limpias que el mundo quiere, y el planeta necesita", aseguraba Emma Ruby-Sachs, directora ejecutiva en funciones de Avaaz, al conocer el borrador que finalmente ha sido aprobado. Para el director de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, este acuerdo "pone a la industria de los combustibles fósiles en el lado negativo de la historia"."Cuando vinimos a París, el objetivo de limitar el aumento de temperatura a 2ºC ni siquiera estaba en el texto y hoy estamos hablando de que cita una voluntad de trabajar para avanzar hacia un límite de 1,5ºC para 2100", ha asegurado en rueda de prensa celebrada en la cumbre la ministra de Medio Ambiente española, Isabel García Tejerina.Para el sector empresarial, también es un buen acuerdo. "Para las empresas el texto es muy positivo porque da una señal muy clara a la inversión a largo plazo con un objetivo muy ambicioso de 2° y incluso bajando a 1,5°", aseguran fuenes del Consejo Mundial de los Negocios para el Desarrollo Sostenible, que aúna a más de 150 empresas multinacionales.

Fuente: ElMundo.es

viernes, 1 de julio de 2016

La capa de ozono empieza a recuperarse.

El agujero antártico se ha reducido en 4 millones de kilómetros cuadrados desde su máximo del año 2000

Han pasado tres décadas de incertidumbre desde que casi todos los países del mundo firmaron el protocolo de Montreal para prohibir los gases que destruyen el ozono atmosférico, y en octubre pasado hubo un susto cuando el agujero de ozono antártico batió un récord de inesperada gravedad. Pero las cosas han empezado a enderezarse. Los científicos han obtenido pruebas, por primera vez, de que la capa de ozono se está recuperando. Desde 2000, cuando alcanzó su máximo histórico (25 millones de kilómetros cuadrados), el agujero antártico se ha reducido en 4 millones de kilómetros cuadrados, más o menos la superficie de la Unión Europea (sin el Reino Unido).

Los investigadores también presentan evidencias de que la causa principal de la recuperación ha sido el protocolo de Montreal, es decir, la prohibición de los compuestos orgánicos clorados (clorofluorocarbonos, CFC) que se usaban en la limpieza en seco, la refrigeración y los aerosoles como desodorantes y lacas. La sustitución de estos compuestos por otros igual de eficaces pero inocuos para la atmósfera ha resultado, por tanto, de importancia capital.
También hay fenómenos naturales que dañan el ozono, como la temperatura en las capas altas de la atmósfera y, sobre todo, las erupciones volcánicas. Esto ha complicado mucho las mediciones hasta ahora. De hecho, el agujero de ozono récord que se registró en octubre pasado se debió, piensan ahora los científicos, a la erupción del volcán Calbuco, en el sur de Chile. Los volcanes no emiten CFC, pero sí una gran cantidad de pequeñas partículas que ascienden a la atmósfera y favorecen las reacciones que destruyen el ozono.

Susan Solomon, una geóloga del MIT (Massachusetts Institute of Technology, en Boston) que fue una pionera de la investigación sobre la destrucción del ozono hace 30 años, presenta los resultados en Science junto a colegas del Centro Nacional de Investigación Atmosférica, en Boulder, y la Universidad de Leeds, en Reino Unido. El trabajo combina observaciones por globos y satélites con avanzados modelos matemáticos.

Solomon se muestra exultante. “Ahora podemos confiar en que las cosas que hemos hecho han puesto al planeta en el camino de la curación”, dice. “Eso dice bastante de nosotros, ¿no? ¿No somos asombrosos los humanos, que creamos una situación tras la que decidimos colectivamente, como mundo, que íbamos a eliminar esas moléculas? Las eliminamos, y ahora estamos viendo que el planeta responde”.
La pérdida de ozono tiene unos efectos directos sobre la salud, porque ese gas es, en las capas altas de la atmósfera, la protección natural más importante contra la radiación ultravioleta de la luz solar, que causa cáncer de piel, cataratas y daños en el sistema inmune. Naciones Unidas estima que el protocolo de Montreal evitará dos millones de casos de cáncer de piel desde su entrada en vigor hasta 2030. La pérdida de ozono afecta a todas las latitudes, pero es más grave en los polos, y sobre todo en la Antártida, que es donde se mide la magnitud del agujero.

El agujero de ozono se descubrió en los años cincuenta, y su gravedad se confirmó en los ochenta. Las mediciones se han tomado desde entonces en los meses de octubre, cuando la primavera austral genera las condiciones óptimas para la destrucción del ozono en las capas altas. Solomon y sus colegas muestran ahora las ventajas de medirlo en septiembre, poco después de que la Antártida empiece a salir del oscuro invierno austral. La luz es necesaria para las reacciones que dañan el ozono.

Fuente: ElPais.com

domingo, 12 de junio de 2016

Una solución al cambio climático: convertir CO2 en roca bajo tierra.

El cambio climático supone uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado la Humanidad. Prueba de ello es el éxito del llamado Acuerdo de París para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2ºC, que ha sido firmado por 195 países de todo el mundo. Pero a ningún experto se le escapa que para alcanzar ese objetivo no sólo es necesario reducir la cantidad de CO2 que la actividad humana emite a la atmósfera, también es preciso capturar ese dióxido de carbono antes de que llegue agravar el problema. La captura de carbono se debe convertir en uno de los principales aliados de la mitigación del cambio climático en las próximas décadas.El éxito del almacenamiento geológico de CO2 depende de la seguridad a largo plazo de su emplazamiento y de la aceptación pública, además de los factores económicos y la regulación política. Hasta ahora, los almacenes geológicos en pozos de combustibles fósiles abandonados que tuvieran una capa salina por encima que impidiese la fuga del gas se consideraba la mejor opción, pero minimizar la fuga del dióxido de carbono por debajo del 0,1% que se considera aceptable por los expertos aún supone un reto tecnológico.Ahora, un grupo de científicos e ingenieros ha demostrado por primera vez, trabajando en la mayor planta geotérmica del mundo en Islandia, que el dióxido de carbono emitido en la generación de electricidad puede inyectarse bajo tierra y reaccionar con los minerales volcánicos del subsuelo hasta convertirse en roca en pocos meses. La investigación ha demostrado la viabilidad de una vieja idea, pero los resultados obtenidos por los científicos de Reino Unido, EEUU e Islandia, principalmente, demuestran que es posible hacerlo en un tiempo radicalmente inferior a lo que se estimaba. Las conclusiones del estudio, recién publicado en la revista Science, indican que más del 95% del CO2 inyectado en el subsuelo junto a la planta geotérmica de generación eléctrica de Hellisheidi -situada a 25 kilómetros de la capital islandesa, Reikiavik- se mineralizó convirtiéndose en carbonatos en menos de dos años. Este hallazgo puede, según los autores, ayudar a erradicar los temores que se ciernen en torno a la captura de carbono: que el gas podría escaparse y volver a la atmósfera después de un gran esfuerzo financiero o incluso que podría llegar a explotar. En principio, la técnica utilizada en la planta geotérmica permite generar toda la electricidad que consume Reikiavik y parte de la usada en la industria cercana de forma limpia, sin emisiones de gases de efecto invernadero gracias al uso del calor procedente de la actividad volcánica islandesa. Pero el proceso no es del todo limpio. Junto con el agua a altas temperaturas utilizada procedente del subsuelo profundo ascienden también gases volcánicos como el dióxido de carbono o el ácido sulfídrico que le da el característico olor a los géiseres. Los científicos, a través del proyecto CarbFix, comenzaron en 2012 a mezclar los gases con el agua que manaba de las fuentes termales y a volver a inyectarlo bajo tierra. En la naturaleza cuando el basalto -una roca volcánica muy abundante en todo el planeta- entra en contacto con el dióxido de carbono y el agua se producen una serie de reacciones químicas que hacen que el carbono precipite en forma de mineral blanquecino. El caso es que nadie sabía cómo de rápido se producía ese proceso, aunque los expertos calculaban que podría llevar cientos e incluso miles de años."Nuestros resultados indican que entre el 95 y el 98% del CO2 inyectado se mineralizó a lo largo de un periodo de menos de dos años", asegura el autor principal de la investigación, Juerg Matter, de la Universidad de Southampton (Reino Unido). "Almacenar el CO2 como minerales de carbono mejora significativamente la seguridad de la captura, o que podría mejorar la aceptación pública del secuestro y almacenamiento de carbono como una tecnología útil para la mitigación del cambio climático", explica Matter en un comunicado.La pregunta que se abre es si podría convertirse en una técnica aplicable a gran escala. "Con los resultados publicados no se puede saber", asegura a este diario Roberto Martínez Orio, director adjunto de Investigación en Recursos Geológicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y líder del Grupo de trabajo de Almacenamiento de CO2 de la Plataforma Tecnológica Española del CO2, quien no ha participado en el trabajo. Según este experto, es difícil de calcular debido a que se trata de reacciones químicas dependientes de las concentraciones de iones y cationes y de la superficie de contacto entre la roca, entre otras muchas reacciones y procesos, algo que no aclara el estudio. "Lo que demuestran es que en unas circunstancias concretas la cinética de las reacciones puede ser muy favorable, que es un paso importante, pero aún hay que avanzar para demostrar su aplicabilidad a escala industrial", opina Martínez Orio.

Fuente: ElMundo.es

miércoles, 10 de febrero de 2016

Lago Poopó: La Agencia Espacial Europea revela la desaparición de un lago en Bolivia.

Un satélite de la ESA ha confirmado la evaporación completa del lago Poopó, el segundo más extenso del país.
El minisatélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) Proba-V, encargado de controlar la superficie de la Tierra diariamente, ha revelado la desaparición del segundo lago más extenso de Bolivia. La ESA confirma así la evaporación completa del lago Poopó.

El lago salado Poopó ocupaba una depresión de la cordillera del Altiplano y cubría una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados

Las tres imágenes de Proba-V, que acompañan a esta noticia, fueron tomadas el 27 de abril de 2014, el 20 de julio de 2015 y el 22 de enero de 2016, respectivamente. El lago salado Poopó ocupaba una depresión de la cordillera del Altiplano y cubría una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados, superior a la Isla Reunión.

Sin embargo, la naturaleza superficial del lago, que poseía una profundidad media de solo tres metros, unida al entorno árido montañoso, provocaban que fuese muy sensible a las fluctuaciones en el clima. Su evaporación oficial se declaró en diciembre. Aunque no es la primera vez que el lago Poopó se evapora (la última fue en 1994), existe el temor de que esta vez tarde muchos años en rellenarse, en caso de que llegara a hacerlo.

Mientras tanto, los pescadores locales se han quedado sin sustento y el ecosistema del lago se muestra enormemente vulnerable. El Lago Poopó está reconocido como humedal conservado bajo la Convención internacional Ramsar. La evaporación se ha relacionado con varias causas, entre ellas las extracciones de las fuentes de agua de lago para minería y agricultura, la constante sequía provocada por el calentamiento del océano Pacífico a causa del El Niño y el cambio climático.
Proba-V, lanzado el 7 de mayo de 2013 es un satélite en miniatura de la ESA que desempeña una tarea a gran escala: cartografiar la cubierta terrestre y el crecimiento de la vegetación en todo el planeta cada dos días. El ancho de barrido transcontinental de 2.250 kilómetros que posee su cámara principal recoge la luz en las bandas de frecuencia azul, rojo, infrarrojo cercano e infrarrojo medio a 300 metros de resolución y hasta 100 metros de resolución en su campo de visión central.

El lago salado Poopó ocupaba una depresión de la cordillera del Altiplano y cubría una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados.

La evaporación se relaciona con varias causas, entre ellas las extracciones de fuentes de agua y la sequía provocada por el calentamiento del Pacífico.

Fuente: ElPais.com

viernes, 29 de enero de 2016

Un dibujo de Humboldt de hace 200 años prueba el cambio climático.

El 'Tableau physique' original muestra todas las características físicas, climáticas y ecológicas del volcán Chimborazo. / A. HUMBOLDT Y A. BONPLAND
Las plantas catalogadas por el naturalista en los Andes en 1802 se han movido de sitio
Crecen ahora a mayor altitud por el calentamiento global.

En su viaje de cinco años y 10.000 kilómetros por tierras de la entonces América hispana, el naturalista alemán Alexander von Humboldt llegó hasta el volcán Chimborazo en el verano de 1802. Con sus 6.268 metros, la imponente mole, situada en los Andes ecuatorianos, era la montaña más alta del mundo conocido por la ciencia occidental de entonces. Con su tradicional meticulosidad, Humboldt anotó las especies vegetales que había a cada altura mientras lo escalaba. 200 años después, una expedición científica ha seguido los pasos del científico prusiano para comprobar que el cambio climático está cambiando las plantas de sitio.

El calentamiento global está adelantando la primavera y modificando la distribución espacial de especies animales y vegetales. Con las temperaturas más suaves, cada vez se las ve más al norte. El fenómeno se ha constatado especialmente en las zonas templadas del planeta. Pero, en cuanto a las especies ecuatoriales, en particular las de montaña, apenas hay estudios. En parte se debe a que no existen registros históricos con los que comparar. Con la excepción del sacerdote y botánico español José Celestino Mutis y Humboldt (ambos se encontrarían en América), muy pocos naturalistas habían estudiado la distribución de las plantas en los trópicos y ninguno las cartografió como el alemán.

Por eso el Tableau physique es tan especial. Dibujado por Humboldt para su Ensayo sobre la geografía de las plantas es para algunos una obra maestra de la infografía siglos antes de que esta disciplina existiera. El dibujo muestra de un vistazo toda la información que el naturalista prusiano reunió sobre el Chimborazo. Con su grado de detalle, con sus 16 columnas dedicadas a la temperatura, humedad, la presión atmosférica... con una sección del volcán donde detalla qué especies de plantas había a cada altura, hasta donde llegan los cultivos de patatas o dónde pastan las llamas y el límite inferior del glaciar, es la mejor ventana a la biodiversidad del pasado y una fuente única para ver cuánto la han cambiado los humanos.

"En el 2010 salió una nueva traducción en inglés del Ensayo sobre geografía de plantas, recuerda la investigadora hispano-danesa Naia Morueta-Holme. "Mi director de tesis en la Universidad de Aarhus (Dinamarca), el profesor Jens-Christian Svenning, pensó que sería una buena idea volver al Chimborazo y revisitar la montaña. Al principio me pareció una locura, pero no tardé en convencerme de que era una idea muy original, sobre todo después de leer el ensayo completo y aprender más sobre Humboldt. Viendo lo escrupuloso que fue en sus anotaciones, me convencí de que, además de una aventura, sería posible", añade una Morueta-Holme que ahora trabaja en la Universidad de California, Berkeley.
Con el dibujo de Humboldt, la investigadora española y colegas daneses y ecuatorianos fueron al Chimborazo en el verano de 2012, exactamente 210 años después de que lo hiciera el naturalista germano. Lo escalaron por las caras sur y este, como hiciera Humboldt. Con la ventaja de dos siglos de tecnología (cámaras, ordenadores, GPS...) analizaron la flora en tramos de 100 metros, llegando hasta los 5.200, límite superior de la expansión vegetal.

La ilustración recrea el estilo del 'Tableau physique' de Humboldt para mostrar la situación del Chimborazo en 1802 y 2012. / MORUETA-HOLME ET AL
Los investigadores vieron que, salvo algún error provocado por la instrumentación de la época para determinar la altura, las anotaciones de Humboldt eran casi perfectas. "Él es de la época de los exploradores, del comienzo del interés por los patrones de la naturaleza y los factores que los determinan. Eso le fascinaba y ha resultado muy útil, no solo por sus ideas, sino porque pudimos usar sus datos para ver qué cambios ha habido desde su viaje", explica Morueta-Holme.

"Lo que hemos visto es que el límite de crecimiento de las plantas ha subido más de 500 metros, desde los 4.600 hasta los 5.185 metros", comenta la investigadora hispano-danesa. Además, tal y como explican en la revista científica PNAS, los distintos tipos de vegetación definidos por Humboldt se han desplazado hacia arriba, hasta zonas donde antes no podían proliferar. Así, plantas de la familia de las gencianas, de los géneros Espeletia y Chuquiraga que Humboldt situó a una altura entre los 2.000 y 4.100 metros, ahora aparecen hasta los 4.600. En cuanto al pasto conocido como pajonal, ha escalado de los 4.600 metros a los casi 5.100.

Aunque el estudio se centra en la distribución altitudinal de la flora entre los 3.800 y los 5.200 metros, los investigadores también aprovecharon las anotaciones de Humboldt para ver los cambios que se han producido por debajo y por encima. "Los campos de cultivo se han extendido bastante desde los tiempos de Humboldt (también anotó eso, no se le escapaba nada). Como la población humana ha crecido, también vemos que hay más pajonal en las zonas bajas, porque siguen segando paja para los animales de crianza", comenta Morueta-Holme. En cuanto al límite superior, el naturalista alemán situó el inicio del glaciar a los 4.814 metros de altitud. Hoy, hay que subir hasta los 5.270 para encontrar hielo.
Para los investigadores, los humanos están detrás de tantos cambios. Por un lado la alteración del paisaje en las cotas bajas del Chimborazo, con la introducción de cultivos cada vez a mayor altura. Pero esa introducción no sería posible sin un agente más global y también de origen humano: el cambio climático. No hay datos históricos de temperaturas en el Chimborazo, pero los registros oficiales de la República de Ecuador (disponibles desde 1866) muestran una elevación de la temperatura de unos 1,46 grados hasta hoy. A esa cifra se podría sumar el casi medio grado que aumentó la temperatura media global entre 1802 y 1866. En total el calentamiento en el Chimborazo podría estimarse en 2º de media.

Los investigadores, partiendo de una ratio de cambio de la temperatura en función de la altitud de 6º por cada 1.000 metros, avalada por otros estudios de climas de montaña, pudieron calcular la elevación del rango máximo de crecimiento de las plantas en unos 410 metros desde que Humboldt visitara el volcán. La cifra es algo inferior a la que ellos han observado, pero aún así creen evidente la relación entre cambio climático y el movimiento de las plantas de las zonas tropicales.
"Nuestros resultados demuestran que los efectos sinérgicos del calentamiento global y el uso regional del suelo tienen fuertes consecuencias sobre la naturaleza, y no solo en las zonas templadas, donde se han hecho muchos estudios, sino también en el trópico, donde está la mayor parte de la biodiversidad", recuerda la investigadora hispano-danesa.

Hasta ahora, entre los investigadores no había unanimidad sobre la traslación vegetal de las especies tropicales como se ha demostrado que ya están haciendo las de las zonas templadas. "Nuestro estudio demuestra que sí, que ya ha habido grandes cambios a pesar de que el aumento de temperatura haya sido menor del que se espera para el resto de este siglo. Así que podemos esperar cambios aún mayores en el futuro", concluye Morueta-Holme.

Fuente: ElPais.com

domingo, 24 de enero de 2016

Alerta mundial por la contaminación en las ciudades de todo el planeta.

La OMS advierte que la mala calidad del aire mata a millones de personasTambién afirma que está colapsando los sistemas sanitarios

La contaminación en las ciudades se ha convertido en el gran enemigo global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una alerta por la pobre calidad del aire en las zonas urbanas de todo el planeta que "está matando a millones y colapsando los sistemas sanitarios". La "emergencia de salud pública", adelantada por The Guardian, se produce a la luz de los datos analizados en 2.000 ciudades y que corroboran el grave deterioro de la calidad del aire en la mayoría de las zonas urbanas del planeta desde el 2014, principalmente como resultado de las emisiones del tráfico y de las centrales térmicas de combustibles fósiles (con el polvo de las construcciones y la madera quemada en las casas como factores también decisivos en los países emergentes). Según datos de la ONU, la contaminación en las ciudades contribuye a casi 3,4 millones de muertes prematuras en todo el mundo y es un factor decisivo en las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, así como en los ictus cerebrales. La mayoría de las muertes se producen en los núcleos urbanos de China (1,4 millones), seguidos de la India (645.000) y Pakistán (100.000). En Pekín, la doble alerta roja obligó a tomar medidas draconianas a finales del 2015, como el cierre de los colegios y guarderías. En Delhi, con nueve millones de coches en circulación, se ha impuesto este año la restricción alternativa de matrículas pares e impares para combatir unos niveles contaminación hasta el 50% superiores a los de la capital china.432.000 muertes prematurasEl problema afecta también gravemente a las ciudades europeas, donde se estima que se producen 432.000 muertes prematuras al año por la contaminación (más un coste calculado en 1,4 billones de euros para los sistemas sanitarios). En España, las estimaciones rondan las 27,000 muertes anuales, mientras que el Reino Unido superan las 29.000. La contaminación causa al año más muertes que el sida y la malaria, según un reciente estudio de la Universidad de California. El número de víctimas directas o indirectas del aire contaminado puede duplicarse de aquí al 2050, conforme aumenta la población urbana y seguimos quemando carbón y madera para producir calor y energía, y petróleo para seguir moviéndonos Unas 9.000 muertes atribuibles a la mala calidad del aire se registraron el último año en Londres, que ha superado en una sola semana los límites aconsejables de contaminación recomendados por la Unión Europea (UE) en todo un año. La estación de medición de Putney Street, al sur del Támesis, rebasó 19 veces el máximo de emisiones por hora. En Oxford Street, el límite se superó más de 1.000 veces a lo largo del año 2015, convirtiéndola posiblemente en la calle más contaminada de Europa (gracias al desfile incesantes de los anticuados black cabs que siguen funcionando con diesel). La situación es también crítica en ciudades como Glasgow, Manchester o Birmingham, hasta el punto que la organización ClientEarth, que el año pasado llevó hasta el Tribunal Supremo al Departamento de Medio Ambiente para reclamar planes que combatan las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) en las ciudades, ha amenazado con una nueva demanda contra el Gobierno en marzo para reclamar "la reducción de la peligrosa contaminación urbana". En Madrid, el nitrogenazo (causado sobre todo por las altas concentraciones de NO2 de los tubos de escape de los vehículos diésel) se convirtió en el pan de cada día en 2015, como ha vuelto a denunciar estos días Ecologistas en Acción, que en 2014 denunciaron a la entonces alcaldesa, Ana Botella, por falta de acción ante los altos niveles de contaminación en la capital. "Tenemos una situación de emergencia de salud pública en muchos países por la contaminación", declaró a The Guardian la española María Neira, al frente del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, a la luz de los nuevos datos que serán hechos públicos el mes próximo. "La mala calidad del aire es uno de los grandes problemas que afrontamos globalmente, con unos terribles costes en el futuro para la sociedad". "La contaminación del aire provoca enfermedades crónicas que requieren espacio en los hospitales", advierte Neira. "Antes pensábamos que la contaminación era responsable de enfermedades como el asma y la neumonía. Ahora sabemos que puede provocar enfermedades cardiovasculares y que puede contribuir incluso a la demencia. Estamos almacenando problemas. Estamos hablando de enfermedades crónicas que requieren camas en los hospitales; los costes serán enormes". "Estamos ante el mayor riesgo ambiental para la salud, responsable del 5% de la mortalidad en el Reino Unido", advierte por su parte Sotiris Vardoulakis, al frente de del Departamento de Salud Pública local. "Si tomamos medidas para reducir la contaminación, los beneficios para la salud serán múltiples y contribuirán a unas ciudades más saludables y también a una reducción de los gases invernadero". Los organizaciones ecologistas, centradas en los últimos meses en la acción ante el cambio climático, han decidido el otro coste oculto de los combustibles fósiles. El CO2, al fin y al cabo es un gas incoloro, inodoro e inocuo (salvo cuando se acumula en exceso en la atmósfera y causa un "efecto invernadero"). Las altas concentraciones de óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre y partículas en suspensión convierten, sin embargo, el aire de las ciudades en un cóctel tóxico al que no escapan ni los propios conductores dentro de sus coches.

Fuente: ElMundo.es

lunes, 11 de enero de 2016

El cambio climático amenaza la generación de electricidad.

La disminución del agua disponible y su mayor temperatura reducirá la capacidad de las centrales térmicas e hidroeléctricas hasta en un 30%
España ha perdido el 20% de su agua en los últimos 25 años.

A medida que avance el siglo, los ríos del planeta llevarán menor cantidad de un agua que será más caliente. Ambos fenómenos no le vienen bien a la generación de electricidad. Un estudio con más de 25.000 centrales térmicas e hidroeléctricas muestra que su dependencia del agua para mover sus turbinas las hace vulnerables al calentamiento global. Para cuando acabe la centuria más de tres cuartas partes de las centrales estudiadas sufrirán mermas en su capacidad de producir vatios-hora que podrían superar el 30%.

Aunque la aportación de las energías eólica y fotovoltaica no deja de crecer, el 98% de la electricidad generada en el planeta en 2012 (últimos datos disponibles) la produjeron centrales hidroeléctricas (17%) o termoeléctricas (81%). En total, una producción eléctrica de 21.532 megavatios-hora (MWh), según las autoridades energéticas de EE UU. Las primeras aprovechan los saltos de agua para mover una turbina como en el pasado movían molinos. En las segundas, por diferente que sea el combustible que usen, todas tienen algo en común: necesitan agua que calentar con la que mover la turbina. De ahí que la gran mayoría de las centrales, y no solo las hidráulicas, estén a la ribera de un río o el mar.

Todos los escenarios dibujados por los informes de la ONU sobre el cambio climático sostienen que esa agua se va a volver cada vez más escasa, irregular y caliente. Sobre esa base, un grupo de investigadores ha estudiado cómo afectará el calentamiento global a la producción de energía eléctrica que depende del agua. Para ello, contaron con los datos de ubicación, capacidad, potencia o tecnología usada de 24.515 centrales hidroeléctricas y otras 1.427 termoeléctricas, que tienen el 78% y el 28% respectivamente de la capacidad instalada en el mundo.
"Las centrales hidroeléctricas y las termoeléctricas, donde están tanto las nucleares como las que usan combustibles fósiles o biomasa, necesitan del agua de los ríos y corrientes", recuerda la investigadora del Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) y coautora del estudio, Michelle Van Vliet. "Estas tecnologías de generación eléctrica dependen fuertemente de la disponibilidad de agua y la temperatura del agua para refrigeración también desempeña un papel clave en la producción de energía termoeléctrica", añade en una nota.

Sobre los mapas mundiales con las centrales eléctricas, los investigadores corrieron un modelo climático con los distintos escenarios previstos para 2030, 2050 y 2080. En particular tuvieron en cuenta la afectación de los recursos hídricos y la variación de la temperatura del agua.

Las centrales ubicadas en las latitudes más altas, como las de Canadá y el norte de EE UU y las de la Europa del norte verán aumentar el caudal de los ríos de los que dependen. En el centro de África y el sur de Asia, tampoco se reducirá el aporte de agua. Por el contrario, en el resto de EE UU, Europa central, la cuenca mediterránea y grandes zonas del sur de América Latina, África y el superpoblado sudeste asiático, el aporte neto de agua a los caudales será menor y su aportación a lo largo del año más irregular.
En términos absolutos, habrá más agua disponible en los sistemas hídricos del 25% de la superficie terrestre del planeta y menos en apenas un 8% del área global. Parece un buen balance, pero el problema es que el 74% de las centrales hidroeléctricas se encuentran en las zonas donde el agua que necesitan será más escasa. Con las termoeléctricas la cosa empeora, el estudio, publicado en Nature Climate Change, estima que el 86% de las centrales analizadas verá reducida su disponibilidad de agua y, por tanto, su capacidad de generación.

Teniendo en cuenta la variación por zonas geográficas y estacional, el estudio sostiene que en todos los escenarios dibujados por los expertos climáticos, las centrales hidroeléctricas perderán de media hasta un 24% de su capacidad de generación eléctrica. En cuanto a las termoeléctricas, tres cuartas partes de ellas sufrirán una merma de más del 30% en su capacidad para 2050.

Sin embargo, con un poco de voluntad y un mucho de tecnología, los autores creen que se pueden mitigar las amenazas a la producción de electricidad. Entre las medidas que sugieren están la mejora de la eficiencia de las centrales ya en funcionamiento, la sustitución del carbón por gas en las centrales térmicas convencionales o el uso de agua de mar o aire para la refrigeración. Pero, como escriben en sus conclusiones, "el cambio tecnológico en el sector energético se caracteriza en general por la inercia debido a la gran duración de las infraestructuras energéticas".
El mapa muestra las zonas con aumento (azul) o reducción (rojo) del cauce de los ríos. /MICHELLEVAN VLIET ET AL./NATURE


Fuente: ElPais.com

domingo, 18 de octubre de 2015

El cambio climático adelanta cada año más la primavera.

La desnudez de los árboles de hoja caduca es cada vez más breve. Un estudio de los bosques húmedos de Europa muestra que el cambio climático está adelantando la primavera un poco más cada año. En los últimos 30 años, la salida de las hojas se ha adelantado una media de 3,4 días por cada grado que ha subido la temperatura. Sin embargo, este adelantamiento se ha ralentizado en la última década y, por paradójico que parezca, el calentamiento global también parece tener la culpa.

En una de las estrategias más fascinantes de la flora, los árboles de las zonas de climas templados y húmedos, pierden sus hojas al llegar el otoño. La menor duración del día, con el descenso de radiación solar (fotoperiodo), el descenso de las temperaturas y, la ocasional congelación del suelo, hacen que mantener las hojas sea un desperdicio de energía. Las hayas, robles, tilos, castaños, fresnos... volverán a reverdecer con la primavera y sus días cada vez más largos y cálidos. Esta relación directa entre temperatura y brote de las hojas de las especies caducifolias ha llevado a muchos científicos a plantear que el calentamiento global está adelantando la primavera.

Para poner cifras a esos vaticinios, un grupo de investigadores de varios países, entre ellos España, han estudiado este fenómeno en los bosques continentales de Europa. Analizaron los datos de brotación de siete grandes especies arbóreas presentes en 1.245 localizaciones en una franja que va desde el Mar del Norte hasta el Adriático y desde Bélgica hasta Bosnia-Herzegovina.

Su análisis se ha apoyado en datos recogidos desde 1980 por el Proyecto Fenológico Paneuropeo, que registra los fenómenos biológicos periódicos relacionados con el tiempo (como el regresar de las golondrinas o la floración de almendros y cerezos). Comprobaron que todas las especies analizadas, y en todos los sitios con datos, llevan 30 años adelantando el brote de sus hojas.
"La salida de las hojas se ha adelantado seis o siete días desde 1980", dice el director de la Unidad de Ecología Global del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, del CSIC, y coautor del estudio, Josep Peñuelas. El impacto de este fenómeno es enorme. Por un lado, el adelanto del brote hace que las hojas fijen más carbono, balanceando el exceso de emisiones. Pero, por el otro, "produce efectos en cadena en todos los ecosistemas que acaban influyendo en cómo funciona todo el planeta", añade Peñuelas.

Sin embargo, para el investigador catalán, la investigación, publicada en la revista Nature, descubre otro fenómeno aún más intrigante: el ritmo de adelanto de la brotación se está frenando aunque sin llegar a detenerse. Así, entre 1980 y 1994, la salida de las hojas se adelantó de media 4 días por cada grado extra de aumento de la temperatura. Pero, desde 1999, la ratio ha bajado hasta 2,3 días por grado, es decir, una reducción del 40%.

El frenazo no es igual en todas las especies. El castaño de Indias o castaño falso (Aesculus hippo), por ejemplo, ha suavizado su adelanto de la brotación hasta los dos días por grado. En el extremo opuesto, las hojas de la haya común (Fagus sylvatica) mantienen casi el mismo ritmo acelerado de brote. Así que las hojas salen cada vez antes pero, en los últimos tiempos, esas prisas se han suavizado.

Los investigadores estudiaron entonces el porqué de esta ralentización. Manejaron varias hipótesis, como una progresiva adaptación de los árboles caducifolios a la mayor variabilidad de las temperaturas primaverales o una especie de límite físico que tendrían las hojas a la hora de brotar relacionado con el fotoperiodo o cantidad de radiación solar. Es como si los árboles supieran que no pueden adentrarse demasiado en el invierno, no sea que una helada tardía acabe con sus primeros tallos verdes.
"Hemos observado que las hojas de los árboles europeos no brotan tan pronto como se pensaba, porque necesitan acumular un cierto número de noches frías para despertar del estado de dormición invernal", comenta Peñuelas. El frío es la parte de la ecuación que faltaba para explicar la llegada anticipada de la primavera. Las especies de hoja caduca necesitan una buena dosis de frío antes de que llegue el calor y la cantidad extra de horas de sol que anuncia el fin del invierno.

Pero el cambio climático no solo está provocando más calor en verano, también está suavizando las temperaturas de otoño e invierno. Sin ir más lejos, la AEMET ya ha anunciado que la nueva estación que ahora empieza será particularmente suave y húmeda. Eso hará que los árboles tarden más en alcanzar el cupo de frío que necesitan, como si les costase más darse cuenta de que es el momento de sacar las hojas.

Para Peñuelas "es como si los árboles se estuvieran volviendo locos". Y con su locura, enloquecen al resto del ecosistema y todas las especies animales o vegetales que hacen su vida en función de cuando salen las hojas de los árboles.

Fuente: ElPais.com

Llega el Niño 'Godzilla'

Climatólogos e historiadores comparten una broma sobre quién ganó las batallas que libraron tanto Napoleón en 1812 como Hitler en 1941 tratando de invadir Moscú. Ambos fracasaron en su avance hacia la capital rusa debido al azote de sendos inviernos especialmente severos. «No fueron derrotados por ningún ejército, sino por El Niño», dice con intención el experto de la NASA William Patzert a la BBC. Este fenómeno climático -llamado así porque tiene su máximo de actividad alrededor de la Navidad- consiste en un calentamiento del este del océano Pacífico ecuatorial que altera los patrones de lluvias y provoca intensas sequías e inundaciones en una y otra costa pacíficas. Pero sus consecuencias se dejan notar por todo el planeta.«En Europa, los años en los que El Niño es potente se dan inviernos muy fríos en el Este del continente y en la parte occidental de Rusia», explica Verónica Nieves, climatóloga del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JLP, por sus siglas en inglés). Y eso es precisamente lo que ocurrió en esos dos años -1812 y 1941- en los que se registraron dos de los fenómenos de El Niño más potentes de los últimos siglos. La crueldad del invierno terminó agotando a las tropas de Napoleón y Hitler.Este año no hay conflictos bélicos a la vista en las inmediaciones de Moscú. Pero el Pacífico sí está viviendo un fenómeno de El Niño de gran violencia, tanta que podría convertirse en el más potente del registro histórico superando al de los años 1997 y 1998 y al que los expertos ya han bautizado como El Niño Gotzila, «por sus temperaturas inusualmente altas», explica Nieves. «Pero el de este año es comparativamente más fuerte y más extenso que el del 97, según hemos podido comprobar con datos tomados vía satélite», asegura.
La intensidad de este fenómeno climático se mide sobre todo por el aumento de la temperatura de la superficie del océano Pacífico. Si es al menos 0,5ºC mayor que el valor medio ya se considera que El Niño está activo. Este año, la alarma saltó a principios del mes de septiembre. El Centro de Predicciones Climáticas de la Agencia Norteamericana para la Atmósfera y el Océano (NOAA, por sus siglas en inglés) informaba a través de su diagnóstico mensual de que durante el mes de agosto la temperatura del Pacífico ya estaba 2ºC por encima de los valores normales. Ya se trataba de un evento de gran potencia y aún quedaban más de cuatro meses para alcanzar el máximo, que llegará entre diciembre y enero. El evento de 1997 que ostenta el título de El Niño más intenso tuvo su máximo en 3ºC sobre la temperatura media del Pacífico.«En estos momentos, la temperatura del océano ya está 2,5ºC por encima de los valores medios. Lo normal es que tenga su máximo en Navidad y que se atenúe en primavera», explica la investigadora española del JLP de la NASA. «Debido a la gran intensidad del fenómeno de este año puede durar hasta el mes de junio», dice Nieves. «El Niño 2015 ya es muy potente. Todos los modelos indican que será de los más potentes del registro», añade Ernesto Rodríguez Camino, jefe del área de Modelización del Clima de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).Los expertos aseguran que cada fenómeno de El Niño tiene sus propias características y que es muy difícil resumir cuáles serán las consecuencias que traerá un evento concreto basándose en los que han sucedido en ocasiones anteriores. Sin embargo, los efectos sobre las áreas del globo más cercanas a la corriente oceánica que origina este fenómeno suelen ser constantes: grandes sequías en Indonesia y este de Australia y lluvias torrenciales e inundaciones en el sur de Estados Unidos y en la costa oeste del norte de Chile, Ecuador o Perú. Pero sus consecuencias no se limitan a un área geográfica localizada. «Desde luego que las zonas afectadas de una forma directa por este fenómeno son las del Pacífico, donde se produce la oscilación. Pero hay otras como el Medio Oeste americano, el este de África -países como Somalia, Kenia o Tanzania- o Brasil donde los efectos de El Niño también se dejan notar con cierta intensidad», asegura Rodríguez Camino. «Pero lo más interesante es que afecta a zonas remotas», explica el meteorólogo español. Aunque el fenómeno climático aparece localizado en una zona muy concreta del planeta, tiene lo que los expertos llaman teleconexiones, es decir, señales u ondas que se transmiten a áreas alejadas debido a la circulación general de la atmósfera. Y además, en algunas zonas con un retraso de varios meses. «En España, la señal es muy débil, pero puede producir cambios en la precipitación o en la temperatura aunque en diferido», explica Rodríguez Camino. «Este retraso puede hacer llegar los efectos del El Niño hasta la Península Ibérica entre 6 y 10 meses después», dice el meteorólogo. O lo que es lo mismo, en España probablemente notaremos las consecuencias de este súper Niño que estamos viviendo en 2015 en forma de aumento de las precipitaciones durante el otoño del año 2016.Además, El Niño suele estar asociado a un incremento de la temperatura media global. Si el pasado 2014 ya se convirtió en el año más cálido del registro histórico, todo apunta a que 2015 podría superarlo. Los datos del inicio de año revelados por la NOAA hasta el mes de agosto indican no sólo que ese mes fue el agosto más cálido del registro, sino además que el periodo enero-agosto también es el arranque de año más caluroso desde que se comenzaron a tomar datos globales. «Todo indica que este año será muy cálido», opina Rodríguez Camino. Verónica Nieves va incluso más allá: «2015 será el año más cálido del registro». Los expertos de los principales centros de estudio de este fenómeno climático en EEUU afirman que este año se está produciendo una situación muy particular. «Es la primera vez que vemos una mancha de agua caliente -los anglosajones la han bautizado como The Blob- frente a las costas de Alaska», dice Nieves. «No sabemos con precisión qué ocurrirá, pero creemos que El Niño va a acabar ganando», asegura.La propia Verónica Nieves fue la principal autora de un estudio publicado en Science en el que un equipo científico del JLP de la NASA daba por primera vez una explicación al frenazo que estaba experimentando el calentamiento global durante la primera década de este siglo. «El calor que no veíamos se estaba almacenando en los océanos, pero en realidad el calentamiento no ha disminuido», explica la autora.De alguna forma, este parón se explica también por un proceso climático conocido como la Oscilación Decadal del Pacífico, un patrón que cambia cada cierto número de años -a pesar de su nombre no tiene por qué ser cada 10 años- y que domina en buena medida las temperaturas globales. La última década ha estado en fase fría. Pero eso podría estar cambiando.De hecho, algunos expertos opinan que un fenómeno de El Niño de gran intensidad como este podrían determinar el cambio de esta oscilación del Pacífico hacia una fase cálida, lo que agravaría el calentamiento global que ya se está experimentando y que va a dejar con gran probabilidad a 2014 y 2015 como los años más cálidos del registro. «Hay indicaciones de que ya está cambiando a fase cálida», explica Nieves. «Si es así, 2016 también podría ser un año muy caluroso, pero no podemos saberlo aún».
El papel del cambio climático
La pregunta que surge con facilidad es: ¿Cuánto tiene que ver la intensidad de El Niño de 2015 con el cambio climático? Y la respuesta no es sencilla. Ni siquiera los expertos en este tipo de acontecimientos del clima tienen una postura común. «Yo creo que el cambio climático provocado por el ser humano no está afectando demasiado al fenómeno de El Niño», asegura a este diario Anthony Barnston, jefe de predicción climática del Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia (EEUU). «Es independiente», sentencia.Sin embargo, otros expertos del JLP de la NASA como Patzert o Nieves difieren y le otorgan importancia al calentamiento global debido a la superposición de fenómenos. «El calor que se estaba ocultando en los océanos está comenzando a surgir y provocará una aceleración de las temperaturas en la curva del cambio climático», asegura Nieves. Y en la misma dirección, aunque con reservas, apunta el meteorólogo de Aemet Ernesto Rodríguez Camino. «El cambio climático puede estimular episodios de El Niño más frecuentes, pero esto no está claro», dice. «El Niño se suma a los efectos del cambio climático provocado por los gases de efecto invernadero», afirma, aunque insiste en que en muchas ocasiones existe una menor capacidad de adaptación a la variabilidad natural del clima debido a causas económicas, aludiendo a que el mismo episodio de lluvias torrenciales puede causar graves inundaciones en una zona y sólo causar problemas menores en otro lugar preparado para ese tipo de eventos meteorológicos.Pero el climatólogo de Columbia insiste en restarle importancia. «El efecto del cambio climático sobre la oscilación de El Niño es bastante pequeña hasta la fecha y probablemente continuará así durante bastante tiempo. En el futuro sí podría tener un efecto, pero aún no sabemos cuál. Es bastante incierto aún y, de hecho, podría tanto potenciar el fenómeno de El Niño como reducirlo, o hacer cualquiera de las dos cosas en muy pequeña medida», sentencia Anthony Barnston.

Fuente: ElMundo.es