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viernes, 17 de abril de 2015

Sin la selva amazónica, se acabó la lluvia en Buenos Aires.

La Amazonía es uno de los factores fundamentales que regula el clima de la región y está gravemente amenazada por actividades humanas.

Si le contaran a un porteño que ya no llueve tanto en Buenos Aires por la deforestación en la Amazonía, diría que tal afirmación es una locura. Se sorprendería al enterarse de que el 19% de la lluvia que cae anualmente en la cuenca de la Plata, tiene su origen en la humedad que genera la selva amazónica y la expulsa hacia el sur. La situación es tan increíble como alarmante: la Amazonía es uno de los factores fundamentales que regula el clima de la región y está gravemente amenazada por actividades humanas.
Imaginarse 50 millones de años es casi imposible. Es pensar que se repite 1.000 veces la historia de la humanidad en el planeta. Ese fue el tiempo que tardó la Amazonía en formarse. Sin embargo, en tan solo medio siglo se deforestó casi el 20% (probablemente mucho más de un millón de kilómetros cuadrados de selva, afectando también ríos y otros ecosistemas).

Esta cifra es devastadora. Para que sea más sencillo visualizarla, piensen que solo en Brasil talaron 2.000 árboles por minuto durante 40 años. O gráficamente, como lo explicaría el científico Antonio Donato Nobre, que ese terreno deforestado equivale a una carretera de 2 kilómetros de ancho construida desde la tierra hasta la luna. Pero esto también puede ser difícil de dimensionar. El problema de la inmensidad de la Amazonía es que creemos que es inagotable. Y no lo es. Infelizmente.
La selva amazónica con sus ríos y diversidad, es tan grande que si juntáramos los 28 países que hacen parte de la Unión Europea solo abarcarían el 64% del territorio amazónico que es de 6,7 millones de kilómetros cuadrados. Ese conjunto de ecosistemas mega diverso, dominado por bosques, recorre 9 países y en él viven más de 33 millones de personas. Están presentes unas 350 comunidades indígenas, de las cuales cerca de 60 viven en aislamiento voluntario, buscando huir de las amenazas hace siglos.

La Amazonía alberga probablemente más del 10% de la biodiversidad conocida por el hombre y libera al mar casi el 15% de la producción de agua dulce del planeta. Es la fuente principal de la seguridad hídrica, alimentaria y energética y de la salud de Latinoamérica.

A pesar de esta riqueza, enfrenta grandes presiones: carreteras, ganadería, especulación inmobiliaria y ocupación ilegal, presas para hidroelectricidad, cultivos de soja, de palma, minería, explotación petrolera, tráfico de madera y contaminación, solo por nombrar algunas. Y para rematar: cambio climático, el mayor desafío ambiental de nuestra historia que intensifica las consecuencias de las demás presiones.

Para el beneficio mundial, conservar el Amazonas puede ser un as bajo la manga para reducir el calentamiento de la Tierra y más aún, para enfrentar los impactos en América del Sur. Es la región natural ideal para evitar o reducir emisiones de carbono más rápidamente y con más beneficios para el mundo, y para hacer que los cambios climáticos extremos sean más fáciles de soportar, sobretodo en Sudamérica. Gracias a su tamaño, su estructura ecológica y su ubicación geográfica entre el ecuador, la cordillera de los Andes y el océano Atlántico, cumple una función reguladora del clima. Es una fábrica de producción hídrica: bombea unos 20.000 millones de toneladas de agua al día, la mejor receta para enfrentar la sequía.
Pero si la selva se sigue degradando y la seguimos deforestando, aumentarán las emisiones (al talar un árbol se libera el carbono que capturó durante su vida) y no habrá como hacerle contrapeso a las sequías y otros eventos climáticos más intensos que se pronostican con el calentamiento global.

La combinación será devastadora y las consecuencias no solo las enfrentaran los países amazónicos sino toda la región. No solo se debe tener en cuenta cuánto se deforesta anualmente sino la deforestación agregada a lo largo de los años y los lugares en los que la selva está tan degradada que ya no cumple con sus funciones naturales. Como la Amazonía funciona como una región ecológicamente integrada, entre bosques, ríos y atmosfera, su degradación puede degenerar los procesos ecológicos y ella puede, no solo dejar de ser beneficiosa al clima continental y global, sino empezar a ser un problema. No lloverá como antaño la cuenca de la Plata.

Pero estamos a tiempo de poner el freno de mano y cambiar de rumbo. Podemos construir un modelo de desarrollo que entienda a la conservación como una oportunidad y no como un obstáculo. Necesitamos que los países entiendan que las selvas y los ríos amazónicos tienen una relación directa con la seguridad climática.

Durante estas dos semanas el viento puede estar a favor del complejo de selvas y ríos más importante del mundo. O mejor dicho, a favor de la humanidad, que depende de ella, de sus servicios, de sus beneficios. Este año se celebra por primera vez la Cumbre de Cambio Climático de las Naciones Unidas en un país amazónico. Y aunque las negociaciones del clima siguen su rumbo independientemente de donde se lleven a cabo, sí es el momento ideal para posicionar la agenda amazónica en las negociaciones del clima. Es el momento para que los nueve países que comparten este ecosistema demuestren liderazgo e integración.
Perú, anfitrión de la cumbre, se comprometió a cero deforestación para el 2021. Colombia se comprometió a cero deforestación neta en la Amazonia para 2020. Brasil, se comprometió en reducir su tasa de deforestación en un 80% y va en buen camino. Guyana tiene el objetivo de mantener su desforestación en nivel muy bajo. Hay importantes programas en Bolivia, Ecuador y otros.

Son compromisos importantes de conservación y protección de las comunidades locales que viven en la Amazonía con y de su diversidad cultural y su manantial de conocimientos. Pero también son compromisos con implicaciones climáticas importantes ya que, según el IPCC, el panel de científicos que asesora a la ONU, 24% de las emisiones globales vienen del sector forestal, agrícola y otros usos del suelo. La mitad de este porcentaje se debe a la deforestación y la degradación de los bosques.

Pero aún hay muchas tuercas por ajustar. Empezando por los 25 frentes de deforestación que existen en la actualidad en la Amazonía, distribuidos en varios países. A pesar de que el mundo ha visto el esfuerzo enorme de los países latinoamericanos para reducir la deforestación de la Amazonía y en consecuencia las emisiones del sector forestal, la tala del bosque amazónico sigue siendo enorme.
Para sobrepasar esa situación se necesita fortalecer la gobernanza pan-amazónica, respetar los derechos de sus pueblos y comunidades, y articular y fortalecer las políticas de los nueve países que atraviesan sus selvas y ríos. Es vital contar con compromisos más ambiciosos (como la cero desforestación neta en 2020 para toda la Amazonía) y más fuertes (con decisiones centrales e integradas de cada uno los gobiernos) de los países amazónicos. Finalmente, se necesita el reconocimiento y apoyo financiero de otros países y del sector privado.

No solo se trata de salvar el planeta o a las 427 especies de mamíferos, 1.300 de aves, 378 de reptiles, 400 de anfibios y 3.000 de peces que habitan en la Amazonía. También se trata de garantizar la seguridad hídrica, energética, alimentaria, de salud y sobre todo, climática. Es un tema económico y de calidad de vida de nuestras sociedades.

Necesitamos de los bosques: usted y yo. Pero también el petrolero, el estudiante, la madre, el minero, el empresario, el carpintero, el médico y el panadero. Todos. Entonces ¿por qué seguimos conduciendo un planeta con los ojos vendados?

Hoy miles de funcionarios de casi 200 países negocian un nuevo acuerdo para ponerle el freno al cambio climático y para lograrlo necesitan voluntad política. Para conservar la Amazonía, se necesita lo mismo. En sus manos está la lluvia en Buenos Aires. Y la salud del continente y del mundo.

Fuente: ElPais.com

sábado, 28 de marzo de 2015

La crisis hídrica de Sudamerica podría extender los desiertos subtropicales en los hemisferios norte y sur

CRISIS HÍDRICA

¿Vivimos una sequía milenaria en la provincia de San Juan?

Si bien es pronto para confirmarlo, algunos climatólogos advierten que la misma podría estar sucediendo, extendiendo los desiertos subtropicales de los hemisferios Norte y Sur.

La peor sequía de los últimos 50 años y altas temperaturas y humedad en pleno marzo son algunos de los fenómenos que llevaron a Suplemento Verde de DIARIO DE CUYO a dialogar con los destacados climatólogos ingeniero Leónidas Minetti y doctor Germán Poblete.

Desde el Laboratorio Climatológico Sudamericano, el ingeniero Minetti comentó: "Nuestros estudios muestran al índice de sequía mensual de la República Argentina ocurrido entre Enero del 2003 y Febrero del 2015. En ella se puede apreciar que luego de la fatídica inundación de los Bajos Sub meridionales y ciudad de Santa Fe del año 2003 las condiciones secas se fueron instalando gradualmente hasta el año 2013", consignó Minetti.

"En este período, vastas zonas de Argentina verde y sojera fue perturbada y dañada por intensas sequías como las ocurridas en todo el país en el año 2008 y regionalmente en el 2011-13. Estas últimas perturbaron fuertemente a la producción agrícola y ganadera del Norte argentino llevando a muchas Empresas agropecuarias al quebranto", indicó.

"Algunos trabajos de nuestro Laboratorio ya publicados -EEUU-, muestran la conexión que existía entre este fenómeno y el Cambio Climático (CC) que genera un paulatino secado del desierto y zona semiárida subtropical. En el temprano 2014, un especial proceso de transporte de humedad generado por el cuasi monzón Sudamericano está generando un inusitado transporte de humedad al corazón del continente. Esto puede verse en el comportamiento de las anomalías de la temperatura mínima de San Miguel de Tucumán como zona mediterránea.

La temperatura mínima de San Miguel de Tucumán es un muy buen indicador de la presencia de aire húmedo marítimo transportado en el ciclo hidrológico externo océano-continente. Su presencia transportado en el proceso monzonal Sudamericano favorece la instalación de la estación lluviosa de verano y los años lluviosos en el continente. Puede advertirse que actualmente un ciclo excepcional de humedad se ha instalado en el continente y que viene siendo observado desde hace tres años y que esto no tiene que ver con el fenómeno dicotómico de El Niño/La Niña con se trata de explicar a la prensa. Como resultado de esto la tendencia del índice de sequía, tuerce hacia la condición lluviosa que estimamos es temporaria para retornar después a las condiciones largamente secas. Hoy nuestros modelos pronostican la persistencia de la presencia de humedad en el continente hasta bien entrado el Otoño (mayo-junio)".

"Por último, presenta a los índices mensuales de sequías en la Cordillera Central y Comahue, indicando que es la única región que la perturbación monzonal no ha afectado. Por cierto en ella se indica que el proceso de secado que impone el CC continúa en ascenso, y que apenas una pausa al final presagia el reinicio del secado. Este proceso está por cierto indicando la gravedad del impacto que esto tiene en la zona central de Cuyo, soporte de una intensiva actividad agrícola-energética basado en la nieve que cada vez menos cae en los últimos años. Este fenómeno además es muy semejante al observado actualmente sobre la región Sudoeste de USA (California) que está registrando una sequía con probabilidad escasa o milenaria (una cada 1.000 años)".

Por cierto que las situaciones cada vez más extremas como las registrada en Córdoba- San Luis y ahora el Noroeste argentino donde se batieron los récords históricos (dentro del período de medición-instrumental desde 1875) más lo identificado en la Cordillera Central, son sólo una pequeña muestra de los efectos del CC debidas al calentamiento global.

Más desérticos

Según el climatólogo Minetti, "los desiertos se expanden cada vez más en toda la banda subtropical de ambos Hemisferios del planeta. En consecuencia estamos viviendo las sequías más fuertes en mil años o sequía milenaria".

Esto lo venimos confirmando junto con otros expertos en clima e investigadores de la talla del doctor Germán Poblete de la Universidad Nacional de San Juan, quien indicó que si bien es muy pronto para confirmarlo, pareciera ser que estamos frente a un ciclo de sequía de 20 a 40 años, como los vividos en la década del 30 y 40 del siglo pasado. Es más, en Australia ya hablan de la sequía de la segunda guerra mundial. Tenemos señales de que esta gran sequía puede estar sucediendo, pero aún es pronto afirmarlo.

En este esquema de seca iniciado hace 8 años, no deja de sorprender un "golpe de agua", o altos índices de humedad, como el que se está viviendo actualmente. Para Poblete durante febrero y marzo vivimos muchos días de intenso calor y una elevada humedad que subieron la sensación térmica, que finalizó el viernes de la semana pasada, primero con una masa de aire subpolar que aminoró el calor y luego una masa de baja presión y humedad subpolar que generaron lluvias prolongadas y las actuales nevadas en cordillera.

Frases 

Estamos viviendo fenómenos climatológicos adversos que generan un clima antrópico o muy adverso a las actividades del hombre en el planeta.

Ing. Leónidas Minetti, Lab. Climatológico Sudamericano

Es muy temprano para confirmar si nevará o no entre abril y septiembre en la cordillera sanjuanina. Pero, parecería que podría nevar más en el otoño.

Dr. Germán Poblete, Investigador UNSJ


Fuente: DiarioDeCuyo.com.ar
Adrián Alonso
* El título original de la nota es ¿Vivimos una sequía milenaria en la Provincia de San Juan?

lunes, 3 de noviembre de 2014

Campogrande del Acequión, foco del estudio geográfico mundial.

29º CONGRESO INTERNACIONAL DE GEOGRAFÍA

Profesionales interdisciplinarios de México, Brasil, Chile y Paraguay entre otras naciones recorrieron el departamento Sarmiento para observar los aspectos relevantes del Gran San Juan y Valle del Tulum e identificar modelos productivos de desarrollo regional.

GÆA, la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos junto a la Facultad de Filosofía de la UNSJ realizó en San Juan del 24 al 27 del corriente mes el 29º Congreso Internacional de Geografía y la 75ª Semana de Geografía bajo el Tema Convocante "Recursos naturales y modelos productivos. Estrategias territoriales para el desarrollo regional".

El evento visitó por cuarta vez nuestra provincia y se llevó a cabo un trabajo de campo de jornada completa con evaluación el día domingo. La misma recorrió el Valle de Pedernal y las localidades de Los Berros y Media Agua en el departamento Sarmiento. 

En este sentido, especial interés despertó en este recorrido la zona de +CampoGrande+ del Acequión y sus más de 15 proyectos agrícolas donde ya se cultivan cerca de 5.000 hectáreas entre olivos, vides, granados y pistachos.



LA FRASE

Buenas noticias: disponibilidad de tierra y de agua, aplicación de tecnología de avanzada vista sobre miles de hectáreas, dinamizan las área urbanas. En Chile tenemos de que preocuparnos.

Dra. Ana María Weigmann Saquel

Universidad de Chile



LA FRASE

Un proyecto de desarrollo regional y multi anual como este requiere el ejercicio de la interinstitucionalidad que se ha dado en este congreso internacional de geografía.

Manuel Rivas Rocha

Univ. Guadalajara México



LA FRASE

Proyectos como este obligan a reformular la geografía de San Juan. Representa una oportunidad única para que la iniciativa privada y la gestión pública trabajen en la planificación del territorio.

Marcelo Vásquez

UNSJ y UCCuyo



LA FRASE

En este trabajo de campo se ha tratado de convertir la información en conocimiento, proceso complejo cuya misión más noble es transmitirlo para el surgimiento de nuevas investigaciones.

Mónica Escuela

UNSJ-UCCuyo



LA FRASE



Todos nos beneficiaremos de un crecimiento ordenado, organizado y fundamentalmente sustentable en el mediano y largo plazo. Esta es una importante preocupación de todos los que invertimos en este nuevo polo productivo.



Lic. Ricardo Martínez


Campogrande del Acequión

Fuente: DiarioDeCuyo.com.ar
Lic. Adrián Alonso

domingo, 23 de marzo de 2014

Reflejan con datos digitales los cambios que sufrió la precordillera.

 INVESTIGACIÓN DE LA UNSJ

Un estudio geológico sobre la precordillera sanjuanina permite visualizar las reestructuraciones sufridas a lo largo del tiempo a partir de la interpretación de datos digitales.

La Precordillera Occidental de San Juan se caracteriza por una gran complejidad estructural, típica de terrenos que han experimentado varias fases de deformación a lo largo del tiempo geológico. Este fenómeno ha propiciado que las relaciones de contacto entre las distintas unidades formacionales no sean claras, ya que en la mayoría de los casos son de carácter tectónico.

A los fines de obtener la trama geológica-estructural de esta área, este trabajo de investigación utilizó herramientas alternativas de mapeo, destinadas a la caracterización estructural y estratigráfica de los afloramientos presentes en esta región, mediante imágenes satelitales y utilizando un modelo de elevación digital del terreno (DEM) a los fines de obtener la trama geológica-estructural de esta área. Al mismo tiempo fue posible extrapolar los resultados a aquellas regiones en las cuales no se cuenta con un control geológico detallado.

Los atributos geológicos de la zona de estudio representan una compleja trama dentro de la cual es posible reconocer una importante y dinámica historia geológica. Fue posible identificar tres sistemas de fallamiento: sistema de gran predominio orientado en sentido NO-SE; sistema secundario representado por lineamientos orientados principalmente en sentido N-S; y, finalmente, lineamientos de orientación E-O, aunque con menor representatividad que los anteriores.

La orientación preferencial de la trama estructural permite interpretar que la conformación actual de este sector es el resultado de un fuerte control estructural ejercido por antiguas zonas de debilidad presentes en la corteza terrestre a esta latitud.

Fuente: DiarioDeCuyo.com.ar
foto: Wikipedia

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Características del suelo del Valle del Tulúm (San Juan, Argentina). Estudio de caso.


Los suelos del Valle de Tulúm tienen su génesis en materiales aluviales y coluviales y se caracterizan por ser jóvenes, inmaduros, con escaso desarrollo de horizontes pedogenéticos depositados por el río San Juan en el cuaternario tardío (Liotta, 1998); escasamente evolucionados, típicos de cualquier región árida de clima riguroso y formación aluvional (Ruiz, 2000).
Las características y distribución de los suelos están condicionadas por el ambiente fisiográfico que los contiene, por lo que se establecen tres sectores dominantes. Por un lado el cauce fluvial con marcada diversidad de suelos en sentido vertical y horizontal como también no suelos. Por otra parte, la antigua llanura de inundación del río, con suelos profundos de variada granulometría, salino sódicos, constituidos por una alternancia de varios horizontes y depósitos aluviales coluviales. Por último, los depósitos coluviales aluviales del Piedemonte de la Precordillera con suelos someros rodados (Rosales Fritz, 2000).
Para clasificar los suelos del valle de Tulúm se ha tomado como referencia a la clasificación propuesta por INTA, que a la vez se basa en el sistema propuesto por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, denominado “soil taxonomy”.
Dicho sistema comprende seis categorías: Orden, Suborden, Gran grupo, Subgrupo, Familia y Serie. Los Complejos incluyen más de una familia y serie y su origen no tiene relación con procesos pedogenéticos.
En el valle se destacan las series Mitre, Belgrano, Pie de Palo, Cortínez, Sarmiento, Canal Puntilla y los complejos El Salado, Fluvial, Médano de Oro y Ramón Franco.
Si se tiene en cuenta el criterio agrícola, en el Departamento Rawson los suelos pertenecen al orden de los Entisoles[1] y suborden torrifluventes[2] (afectado por la freática) entre ellas las series Belgrano, Mitre, Sarmiento y Canal Puntilla y los Complejos El Salado, Fluvial y Médano de Oro; mientras que en el orden de los Aridisoles[3] pertenece el complejo Ramón Franco. Todos son suelos fluventes a aluviales (Salinas, 2004).
En el área objeto de la investigación se destacan la serie Canal Puntilla y Belgrano y los Complejos Ramón Franco y Fluvial.
La serie Canal Puntilla (Cp) cuya taxonomía es Entisoles, torrifluventes típico, familia arenosa mixta térmica. Se identifica por las formaciones medanosas o que lo fueron antes de ser cultivados, en el área de estudio predomina en inmediaciones al cerro Barboza. Muchas de las formaciones medanosas han sido modificadas por el hombre. El relieve es normal con pendientes superiores al 2%. Son suelos de baja infiltración, los que bien manejados pueden ser utilizados para desarrollar varios cultivos como los de primicia. Se adapta bien a sistemas de riego por goteo y microaspersión (Liotta, 1998).
El perfil está constituido por una sucesión de dos o más capas de textura gruesa, franco-arenosa o arenosa, que llega hasta los dos metros de profundidad, en las partes más bajas de los médanos aparece un subsuelo de textura fina, así como en los perfiles profundos de 4 y 6 metros de profundidad. Se trata de un suelo bien drenado, que posibilita un lavado eficiente en los suelos salinos-sódicos, los valores de infiltración básica oscilan entre alto a muy alto y los de conductividad hidráulica son moderadamente rápida y algunos valores puntuales pasan a moderadamente lenta (Suvires 1990).
La serie Belgrano (Be) es un torrifluvente típico de la familia franca gruesa, mixta térmica. Está constituida por una sucesión de dos o más capas de textura franco arenosa, arenoso franco y excepcionalmente arenosa, cuya profundidad puede llegar a los dos metros o sobrepasarlos, asentadas sobre un subsuelo substrato de texturas finas; franco limosa, franco arcillo limosa, franco arcillosa o arcillosa respectivamente. Se trata en general de suelos con buena capacidad de drenaje, existiendo sectores donde los niveles freáticos son elevados. Los valores de infiltración básica son altos en el orden de los 4.0 cm. /h. (Suvires, 1990)
El complejo Médano de Oro (CoMo) cuya taxonomía es Entisoles subacuentes. Constituido por perfiles variables con predominio de suelos turbosos de hasta 1,50 metros de profundidad, asentado sobre subsuelo de distinta granulometría y en ocasiones limitado por capas yesosas o calcáreas. Posee la presencia de la freática cercana a la superficie o sobre ésta en algunas ocasiones. Dentro del complejo se encuentran suelos de otras series con distribución heterogénea. Este suelo es productivo en especial de especies hortícolas mediante el control del nivel freático (Liotta, 1998). Este complejo no forma parte del área de estudio, sin embargo se hace referencia al mismo a raíz que se halla ubicado en el límite occidental del área y al tener cierta interacción con las demás series y complejos descriptos.
El complejo Ramón Franco (CoRF) presenta en su taxonomía Aridisoles, suborden ortides con grupos dominantes calciortides, gripsiortides, salortides y palortides petrocálcicos. Los perfiles son de variada constitución en lo que respecta a la textura del suelo que se asienta sobre un subsuelo calcáreo (tosca) o yesoso a distintas profundidades. Los sectores cercanos al CoMo están afectados por la freática cerca de la superficie. El relieve es subnormal a cóncavo. Pertenece a la zona marginal de la antigua cuenca palustre donde se encuentran suelos turbosos. Posee abundancia de yeso y calcáreo que a veces genera capas endurecidas dificultando labranzas y limitando la explotación radicular (Liotta, 1998).
El complejo Fluvial (CoF) cuya taxonomía es Entisoles, torrifluventes, fluvacuentes y no suelos. Constituye el actual cauce del río San Juan, arroyos Agua Negra, Los Tapones y terrazas bajas e intermedias de dichos cursos. Se desarrollan no suelos hasta todas las series, con perfiles tanto horizontales y verticales. Su uso se limita a cultivos en años de poco agua (Liotta, 1998).

Fragmento GARCIA RUIZ, Juan Pablo “Recuperación de suelos en el Sudeste del Departamento Rawson” FFHA, UNSJ 2005.
Fuente consultada:
ROSALES FRITZ, Carla Vanesa “Geología de los depósitos modernos en las adyacencias del Río San Juan y Arroyo Agua Negra e implicancias ambientales, Departamentos 9 de Julio, Rawson y 25 de Mayo, Provincia de San Juan. Tesis de Licenciatura, Departamento de Geología, FCEFyN, UNSJ, 42pp. 2000.
LIOTTA Mario “Los suelos en los valles de Tulúm, Ullúm y Zonda”  INTA EEA San Juan. San Juan.2000.
SUVIRES, Graciela “Edafología de la Provincia de San Juan” en “Relatorio de Geología y Recursos Naturales de la Provincia de San Juan” editor Bordonaro, San Juan 1990, 346pp
SALINAS, Claudia “Geografía de los Peligros Ambientales en el Angulo Noroeste del Departamento Rawson” Tesis de Licenciatura, Departamento de Geografía, FFHA, UNSJ, 95pp.  2004
LIOTTA Mario “Los suelos en los valles de Tulúm, Ullúm y Zonda”  INTA EEA San Juan. San Juan.2000
RUIZ, Maria del C. et al “Carta del Medio Ambiente y su Dinámica en el Gran San Juan; Departamento Rawson” IGA, FFHA, UNSJ. Resumen, Inédito. 1990
RUIZ, Maria del C. et al “Carta del Medio Ambiente y su Dinámica en el Gran San Juan; Departamento Santa Lucia” IGA, FFHA, UNSJ. Inédito. 1992


[1] Suelos de formación reciente, sin horizontes. Constituidos por aluvión reciente o por arenas cuarzosas. Perfil poco desarrollado, escasa estructura, baja fertilidad y a veces alto contenido de sales.
[2] Aluviales con régimen de humedad árido.
[3] Se diferencia el horizonte de arcilla.

martes, 24 de julio de 2012

Distribución de la población en la República Argentina.

En la República Argentina el 89% de la población vive en áreas urbanas mientras el resto lo hace en áreas rurales. De acuerdo con la clasificación del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, se considera urbana a toda aglomeración que supere los dos mil habitantes, por lo cual la población argentina es predominantemente urbana.
La Argentina en su porción continental americana, tiene una superficie de 2.780.000 kilómetros cuadrados y 40.117.096 habitantes según el Censo Nacional de Población y Viviendas 2010 por lo cual resulta una densidad de población de 14,4 habitantes por kilómetro cuadrado.
La distribución de la población argentina tiene relación con factores físicos y humanos. Así es posible encontrar áreas de gran concentración de población también llamados focos demográficos como es el caso de las grandes ciudades y en contrapartida, espacios escasamente habitados o vacíos demográficos como la Patagonia por ejemplo.
Entre los factores físicos se pueden mencionar a la altitud, la latitud, el clima, la proximidad al mar, la disponibilidad de agua y la fertilidad del suelo. Entre los factores humanos se destacan los históricos, políticos y económicos. Algunos de ellos siempre han influido de manera favorable como latitudes medias, llanuras, fertilidad de los suelos, riqueza minera del subsuelo; mientras que otros se han comportado de manera desfavorable como el caso de las altas latitudes, mayores alturas, extrema aridez, climas cálidos y húmedos.
La relación entre la distribución de la población y los factores físicos permiten clasificar a la Argentina en diversas regiones o zonas: Según la altitud se puede dividir al país en planicies al este y montañas al oeste tomando como límite a la isohipsa de 500 metros sobre el nivel del mar. La Argentina de las planicies presenta una distribución de la población continua con el mayor número de ciudades y pueblos con alta disponibilidad del recurso hídrico. Por su parte, la Argentina montañosa se caracteriza por asentamientos esporádicos y de carácter disperso, con presencia humana en los oasis de los valles y en torno a los escasos cursos fluviales.
Según el clima, se puede tomar en consideración el volumen de las precipitaciones: la isohieta de 500mm es la que divide al territorio argentino en una Argentina húmeda al oriente y una Argentina árida al occidente. En este caso, la mayor presencia de población se da en la porción húmeda y solo en los oasis formados en torno a  los ríos se aglutina la población en la Argentina árida. De acuerdo a la temperatura, se puede distinguir una Argentina subtropical al norte de la isoterma de 20º C, una Argentina templada hasta la isoterma de 10º C y una Argentina fría al sur de la misma. De todas ellas es la Argentina templada la que concentra la mayor cantidad de población.
Los factores humanos (históricos, económicos y políticos) hicieron de la región pampeana la llamada área nuclear del país. El desarrollo de la ganadería, la agricultura hacia fines del siglo XIX y principios del XX, la colonización, las grandes corrientes migratorias europeas de igual periodo y la organización  política centrada en la ciudad de Buenos Aires incidieron de modo tal que la Pampa se convirtiese en la porción del territorio argentino más densamente poblada.
Es así que mientras en la llanura pampeana se concentra más del 60% de la población, con una densidad muy alta, otras áreas como la meseta patagónica y las zonas áridas del oeste tienen una densidad de población bajísima – menos de un habitante por km².
De esto resulta que un tercio de la población reside en el área metropolitana de Buenos Aires, conformada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y veinticinco partidos de la Provincia de Buenos Aires. Un segundo tercio de la población se localiza en el área pampeana (resto de la Provincia de Buenos Aires y parte de las Provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos). El tercer tercio de población corresponde al resto del país.
La población argentina está distribuida de un modo desigual. Esta característica no es en sí misma un problema. El problema de la concentración de la población es que muchas veces, se asocia a servicios deficientes, desigualdad en la distribución de la riqueza, y que desde los lugares donde se concentra la población y el poder, se toman decisiones con una perspectiva centralista que a menudo ignora a otras regiones más postergadas.

Fuente:
Daguerre, C. y Sassone, M (2007). “Geografía de Argentina Configuración y Organización del Territorio”. Buenos Aires, Ed. Kapelusz.
Programa Conectar Igualdad