miércoles, 16 de noviembre de 2016

Nueva Delhi, bloqueada por la contaminación del aire.

Peatones en Nueva Delhí, India, se tapan la cara para no respirar el humo HARISH TYAGIEFE
¿Quiénes están peor, los habitantes de Delhi o los de Mosul? Un artículo publicado esta mañana en el diario The Indian Express trataba de levantar de alguna manera el ánimo de los habitantes de la capital india afirmando que la alarmante situación de Delhi, urbe convertida en una "cámara de gas", es mejor que la que viven en la ciudad asediada al norte de Irak. El texto explicaba que la calidad del aire de la ciudad iraquí es dramática después de que se hayan incendiado una docena de pozos de petróleo y hayan cubierto el ambiente de humos y vapores tóxicos.En Delhi, una de las ciudades más pobladas y contaminadas del mundo, tienen que recurrir estos días a este tipo de comparaciones para encontrar algo optimista a lo que agarrarse, porque el momento que atraviesa la capital india está lejos de ser esperanzador.El gobierno local, en manos del partido de los 'indignados', el AAP, ha declarado que la ciudad vive una "situación de emergencia" por la descomunal contaminación del aire. Después de una semana bajo una intensa niebla, el jefe del Ejecutivo municipal, Arvind Kejriwal, ha desglosado una batería de medidas urgentes para afrontar los próximos días.Lo primero ha sido pedir a la gente que no salga de sus casas; que, si puede, trabaje desde ellas; que evite pisar la calle "a no ser que sea absolutamente necesario"; y que se olvide de practicar deporte o hacer ejercicio al aire libre, como acostumbran hacer desde el amanecer los residentes de la capital en parques e incluso en la carretera que va hacia el aeropuerto.El gobierno ha anunciado también la paralización durante cinco días de todas las obras, construcciones y demoliciones, que suelen ser señaladas por la cantidad de polvo que levantan y por contribuir a los niveles de polución del aire. Igualmente, una importante central térmica ubicada al sureste de la ciudad estará apagada los próximos diez días.
Tampoco están abiertas las escuelas de la ciudad, en su caso cerradas hasta el miércoles, una medida que ya iniciaron más de 1.700 centros educativos el pasado sábado. Los más pequeños son especialmente vulnerables a esta problemática. Un estudio señala que la mitad de los niños que van al colegio en Delhi nunca recuperarán su capacidad pulmonar.Las autoridades, que también han hecho hincapié en la necesidad de contener los incendios en los ingentes vertederos, se plantean el uso de lluvia artificial para combatir el omnipresente polvo y volver a instaurar la restricción del tráfico según la matrícula par o impar de cada vehículo, algo que ya pusieron en marcha en dos ocasiones en el último año.En los últimos días, los niveles de las partículas en suspensión PM2.5, tan contaminantes y tan diminutas que no tienen problemas para entrar en los pulmones, han seguido alcanzando cifras alarmantes, llegando a 999 por metro cúbico, muy por encima de las 25 partículas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el máximo recomendable. La India es más generosa y sitúa ese límite de seguridad en 60, lejos también de la realidad que vive estos días Delhi. A partir de 300, el aire es "peligroso", después de haber superado los niveles de "insalubre" y "muy insalubre".Debido al empeoramiento de la situación que se ha vivido a lo largo del fin de semana, se ha vuelto habitual ver a ciudadanos usando mascarillas para poder respirar en la calle, una escena que, si bien en ciudades muy contaminadas como Katmandú es común desde hace tiempo, en Delhi no era así, a pesar de que sus niveles de polución son altos cada año. Las tiendas que venden estos productos están haciendo su agosto estos días. Los más pudientes y los expatriados pueden permitirse mascarillas de mejor calidad y purificadores de aire para sus hogares, mientras que la mayoría de ciudadanos simplemente utiliza pañuelos para cubrirse la boca. Muchos otros, sin embargo, llevan la cara al descubierto."Es el primer año que uso mascarilla, pero es que el aire ahora es demasiado malo" afirma Rajindar Singh, vecino de un barrio residencial del sur de Delhi. "Yo estoy bien, pero a mi mujer le duelen los ojos desde hace unos días", añade. Ella se ha quedado en casa, él ha tenido que salir a comprar comida a un ultramarinos de su zona.Delhi, la capital más contaminada del planeta Siempre que se acaba el monzón y se acerca el invierno, sus niveles de contaminación del aire se disparan. El festival hindú llamado Diwali, conocido como la fiesta de las luces por sus millones de petardos y fuegos artificiales, suele marcar el inicio de esta época. Habitualmente, la niebla que genera la batalla pirotécnica se mantiene durante un par de días, pero en esta ocasión ha pasado más de una semana de aquella celebración y la neblina gris, el 'smog', continúa permanente.Pero estos niveles no se deben sólo a la festividad hindú. Cada año, por esas fechas, los campesinos de los estados vecinos de Punjab y Haryana queman de forma ininterrumpida sus campos de cultivo, los desechos de las cosechas, y el viento arrastra ese humo hacia la capital india y sus casi 20 millones de habitantes. Por eso el alcalde Kejriwal ha solicitado a los estados que controlen los incendios de restos agrícolas.A eso hay que añadir los gases que emiten los vehículos (unos 8 millones circulan por la capital), las emisiones de la industria, la quema de residuos, el polvo que descansa permanentemente en el aire o las pequeñas hogueras de quienes combaten el descenso de temperaturas en la calle.Tras el empeoramiento de la situación, no ha faltado la tradicional lluvia de acusaciones entre los diferentes partidos políticos. Especialmente desde el gobierno municipal de Delhi hacia otros estados. "Si nos centramos en un juego de culpas, el problema no se resolverá. El problema ahora mismo es que 20 millones de personas en Delhi tienen problemas para respirar", afirmó Anil Madhav Dave, responsable de medio ambiente en el gobierno nacional. El Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE) de Delhi calcula que la ciudad atraviesa su peor momento en dos décadas en relación a este problema. Los hospitales han reconocido que están recibiendo más pacientes de lo habitual con problemas respiratorios. También se ha reducido notablemente la visibilidad, que en horas tempranas no llega más allá de 200 metros, lo que ha ocasionado importantes accidentes en la carretera.El domingo, centenares de personas se reunieron en Jantar Mantar, el manifestódromo de la capital, para protestar contra la contaminación que respiran. El lema, que luego se trasladó a las redes sociales: mi derecho a respirar.Curiosamente, desde hoy y hasta el sábado Greater Noida, a las afueras de Delhi, acoge una conferencia mundial sobre el control del consumo de tabaco para mejorar la salud de la población. "Me sorprendió, no esperaba esto. Es un poco gracioso que estemos en una conferencia que tiene como objetivo tener un aire más limpio y estemos en un lugar que no tiene eso", afirmó Irene Ryes, delegada proveniente de Filipinas, citada por Reuters.El presidente de la Asociación Médica de India (IMA), K.K. Aggarwal, se sumó al alcalde y pidió a los habitantes de Delhi que no salgan de sus casas. "Llamamos a esto una polución epidémica. Nuestro consejo es que la gente se quede en casa, si es posible trabaje desde ahí y evite caminar fuera", dijo a la prensa Aggarwal, que pidió al gobierno local que facilite la venta de mascarillas para aquellos que no se pueden costear las de mejor calidad. También criticó que "no se ha tomado ninguna acción concreta sobre la contaminación vehicular". Según las autoridades capitalinas, en los próximos cuatro días se prevé que bajen los niveles de polución. A los habitantes de Delhi sólo les queda esperar, adaptarse a las medidas de la administración y concienciarse sobre la responsabilidad de cada uno para mitigar este problema. Hasta entonces, se tendrán que conformar con el consuelo de que, al menos, están mejor que los residentes de Mosul.

Fuente: ElMundo.es
VÍCTOR M. OLAZÁBAL Nueva Delhi  @Vic_Olazabal

¿Por qué hay cada vez más contaminación?

Un niño con mascarilla monta en bici en medio de una espesa neblina en Nueva Delhi/EFE
Es una consecuencia de alcanzar una cierta riqueza y una forma muy mal entendida de considerase algo rico.  Si se consigue suficiente dinero como para comprar un coche se quiere utilizarlo y se rechaza cualquier limitación a su uso. Esto ocurre en Madrid, en Delhi y en Shanghai y Beijing. El coche es un símbolo de prestigio y camiones y camionetas, herramientas de trabajo.  Lo que emita el coche, es indiferente para la mayoría de la población.

En lugares fríos es necesaria la calefacción, sobre todo si los edificios están mal diseñados y peor construidos.

Transporte y calefacción se consiguen, hoy, quemando compuestos de carbono, o carbono contaminado con compuestos no combustibles.

Los motores diésel utilizan un producto del destilado del petróleo que contiene partículas sólidas que no se queman y que salen a la atmósfera con los gases de la combustión.  Y la combustión a alta temperatura, sea el que sea el combustible, combina el nitrógeno del aire con el oxígeno formando óxidos de nitrógeno.  

El resultado de utilizar la combustión de carbono para obtener energía es, indefectiblemente, la emisión al aire de micro-partículas y gases nocivos.

Si a esto añadimos una consecuencia de esa quema, que es el cambio climático y una de sus consecuencias, el aumento de los días sin lluvia en muchas zonas del planeta, tenemos una combinación ''mortal'' (en sus dos sentidos, figurativo y literal).

En Madrid y otras ciudades españolas no se usa ya en carbón para la calefacción, pero aún se utiliza el gasóleo. Se emiten toneladas de micro y nano-partículas que se mantienen días y semanas en la atmósfera y van penetrando los pulmones de las personas de donde ya no vuelven a salir, cegando los bronquiolos y dificultando cada vez más su respiración, la absorción de oxígeno necesaria para la vida. En las ciudades chinas si se utiliza el carbón para la calefacción. El carbón, además de emitir micro-partículas, emite óxidos de azufre, precursores del ácido sulfúrico.

El problema, como tantos de la economía y la sociología, es no lineal, contiene realimentación positiva. En ciudades contaminadas como Madrid, ¿cómo se va a utilizar la bicicleta que exige aumentar la frecuencia respiratoria, inhalando aún mas porquería que si las personas se desplazan en coche?

Las soluciones propuestas por unas autoridades casi siempre ignorantes y con visiones del mundo bastante antiguas pasan generalmente por fastidiar al usuario y emplear la coacción. Se insiste en el uso del transporte colectivo, y en las prohibiciones de circulación e incluso de la calefacción en ciertas condiciones.

Y sin embargo... , sin embargo hay soluciones a la contaminación química, como a la que genera el cambio climático, y estas soluciones respetan la voluntad de las personas y aumentan su comodidad.

Las personas se quieren mover, y quieren hacerlo libremente, sin coacciones. Las personas tienen derecho a vivir en casas razonablemente calientes en invierno, razonablemente frescas en verano.

Un coche particular tiene la inmensa ventaja de que está razonablemente cerca de donde uno vive cuando se coge para moverse, de donde uno trabaja.  Y es un coche propio que cada persona puede arreglar y disponer a voluntad.  Los transportes colectivos exigen desplazamientos desagradables y viajes apelmazados de maneras compulsivas.

Hoy ya se puede proporcionar a los ciudadanos triciclos (los triciclos son esencialmente estables al revés que las bicicletas. Los pueden utilizar las personas mayores y todas aquellas que no hayan montado nunca en una bici, sin problemas). Puesto que los triciclos son muy ligeros, su consumo eléctrico es muy reducido, de forma que pueden recargarse con suma facilidad mientras no están moviéndose. Las calles de las ciudades pueden llenarse, literalmente, de triciclos eléctricos, que esperan a los clientes no solo en las ''almendras'' centrales de las ciudades, sino en todas las zonas de las mismas incluyendo las zonas residenciales que las rodean. Los triciclos pueden ser de muy diversos tipos: monopersonales, para muchas personas y cargas muy diversas. Si su oferta es atractiva, es decir, un servicio cómodo, agradable y más barato que el coche particular, las personas lo elegirán sin compulsiones.

Para desplazamiento fuera de las ciudades se puede conseguir lo mismo con transportes colectivos tan cómodos, rápidos y baratos que se prefieran frente al vehículo particular.

La clave está en algo tan de primer curso de los estudios de económicas que parece mentira que sea tan difícil de comprender. Se trata de que la oferta de transporte no contaminante sea competitiva para las personas: Cómoda, rápida, barata y sin compulsiones totalitarias.

Exactamente lo mismo se puede conseguir respecto a las calefacciones de los edificios. En primer lugar, se puede reducir substancialmente la necesidad de calefacción aislando adecuadamente los edificios, y esto tanto en los nuevos como en los antiguos. Es éstos se pueden poner paneles de pladur con fibras de vidrio o lana de roca en las paredes exteriores. Se reduce unos centímetros cúbicos el volumen de las habitaciones. Las ventanas se pueden sustituir todas por acristalamientos dobles. Hacer ésto reduce a un cuarto la energía necesaria para calefacción e incluso para refrigeración, y es barato y rápido y no exige ''obra'', o con una ''obra'' mínima.

Lo que tras el acondicionamiento térmico se necesita aún, se debe suministrar mediante calefacción eléctrica y refrigeración solar.

Transporte y necesidades térmicas pueden conseguirse de manera totalmente limpia con electricidad.  Y ésta, mediante técnicas solares: Fotovoltaica, solar térmica y eólica.

La excusa de los malos administradores sociales es que hacer todo eso ''cuesta mucho''.

¿Qué es el ''coste''?

Es preciso  estimar los intercambios de riqueza de una manera global.  Los españoles (y los indios y los chinos, por ejemplo)  derivan cantidades ingentes de riqueza hacia los países productores de hidrocarburos que realmente no la devuelven. Si se recoge toda la energía que un país utiliza a partir de sol y de su consecuencia, el viento, no se extrae riqueza del país, se la mantiene dentro.  Si no se disipa riqueza calentando el aire (es decir, con edificios bien aislados) toda la riqueza disipada queda dentro del país.

Si las personas están sanas, se reduce la disipación de riqueza que significa la enfermedad.

Si se organizan los transportes de una manera racional, se ahorra más de dos tercios de la disipación de riqueza que supone la disipación de energía.

Y hacer todo esto implica, durante décadas, trabajo intenso para cambiar de paradigma de funcionamiento social. Pleno empleo, realmente.

¿Por qué no se hace?

En primer lugar, por ignorancia. Y derivado de esa ignorancia la pereza de los que controlan los recursos, en este caso la energía, para buscar formas nuevas de funcionar.

Es como todos aquellos que aprendieron algo en su juventud y sólo quieren conocer aquello que aprendieron entonces, y se niegan a seguir aprendiendo, a aprender todos los días y a cambiar las formas de funcionamiento con cada cosa nueva que aprenden.

Hoy vemos a muchos islamistas que rechazan el mundo moderno y quieren estados medievales. Hemos visto a la mitad de los ingleses rechazar la realidad y querer refugiarse en la tribu anglo-sajona-normanda. Estamos viendo en los EEUU el miedo de muchas personas a una evolución hacia nuevas formas de vida, y un refugiarse en la tribu revieja. Rechazo a los extraños, a la tecnología, a la vida real, refugio en las armas para matar a todo el que no vista, hable, piense de la misma manera que cada tribu concreta.

Se puede eliminar la contaminación, como se puede frenar lo que queda de cambio climático y muchos de los estúpidos conflictos humanos. La solución es abrirse, sin miedo, al conocimiento y a la realidad, dejando de lado las imágenes falsas y los miedos castradores.

Podemos hacerlo.

¿Queremos?

Fuente: ElMundo.es
El por qué de las cosas.
Antonio Ruiz de Elvira
Catedrático de Fí­sica Aplicada en la Universidad de Alcalá de Henares. Su investigación se centra en la Fí­sica del Clima y de la Atmósfera de la Tierra. Es autor de "Quemando el futuro: clima y cambio climático" (ed. Nivola).