martes, 29 de octubre de 2013

La fiebre del oro deforesta la Amazonía peruana.

En 2008, la crisis económica en Perú, asociada a un incremento del precio del oro, provocó un auge de la minería del preciado metal. Un estudio ha demostrado, mediante imágenes de satélite, mapas aéreos y datos de campo, que la superficie ocupada por esta actividad en la Amazonía occidental ha aumentado en un 400% entre 1999 y 2012, y que la tasa de deforestación que causa se ha triplicado.
El trabajo, publicado esta semana en la revista 'PNAS' y conducido por investigadores del Instituto Carnegie de Ciencias de Stanford (EE UU) y del Ministerio de Medio Ambiente peruano, analiza la evolución de las prospecciones mineras en torno a los ríos de la región de Madre de Dios (Perú), en plena selva amazónica.
Según los autores, esta zona es especialmente rica en biodiversidad, y "una sola hectárea de la región tiene más de 300 especies de árboles". Además, las reservas de carbono superan las 100 toneladas por hectárea y las poblaciones de depredadores como los jaguares y de grandes primates se incluyen entre las mayores del planeta.
Por todo ello, el estudio señala que "extraer el oro que subyace en la selva supone una amenaza para la biodiversidad y para el carbono secuestrado en las plantas y los suelos que cubren los depósitos".
Para el análisis, los científicos han utilizado imágenes de satélite de alta resolución tomadas entre 1999 y 2012, que contrastaron con los datos basados en observaciones in situ y con mapas aéreos.
Los resultados revelan un aumento de la extensión ocupada por esta actividad de 10.000 hectáreas en 1999 a más de 50.000 en septiembre de 2012. Estas cifras superan todas las mediciones anteriores proporcionadas por el Gobierno peruano y otras organizaciones, que utilizaban técnicas tradicionales de cartografía por satélite.

Minería ilegal

Los autores indican que este fuerte incremento se debe a la aparición de miles de nuevas explotaciones de actividad clandestina que en 2012 constituían el 51% de la minería total de la región."El impacto ambiental que provocan estas pequeñas operaciones es equiparable al producido por las tres grandes minas de zona".
El trabajo pone en evidencia el rápido crecimiento de la minería del oro en esta zona y señala que los métodos de observación de alta resolución son necesarios para cuantificar con precisión el impacto de la actividad humana. "La tasa de incremento y los impactos ecológicos siguen siendo poco conocidos y subestimados", indica el estudio.
Las soluciones propuestas por los investigadores para luchar contra esta situación incluyen una mejor legislación para proteger las selvas tropicales y los cursos de agua, así como un mayor control de la especulación con el oro en los mercados financieros.

Fuente: ElMundo.es

martes, 8 de octubre de 2013

Sedientos por el cambio climático.

  • Mil millones de personas viven ya en zonas en las que escasea el agua
  • Si la temperatura media sube 2ºC, crecerá un 8% la población con poca agua
  • Si aumenta un 5ºC (el peor escenario), la cifra se elevaría en un 13%
  • Los científicos urgen a los gobiernos a reducir sus emisiones contaminantes
Teresa Guerrero | Madrid
Mil millones de personas viven ya en zonas en las que escasea el agua. El rápido incremento de la población [en la actualidad hay más de 7.000 millones de personas] unido al aumento de la temperatura media en las próximas décadas hará del agua uno de los recursos más escasos y demandados, como llevan advirtiendo los científicos desde hace años.
Ahora, un equipo de investigadores ha calculado el porcentaje de población mundial que no tendrá cubiertas sus necesidades diarias de agua en función de los distintos escenarios climáticos que se barajan dependiendo del aumento de la temperatura media que se produzca en las próximas décadas.
África del Norte, el Mediterráneo, Oriente Medio y algunas zonas de Asia son particularmente vulnerables, según reflejan tres estudios complementarios realizados por científicos del Instituto de Investigación del Impacto del Clima de Potsdam (PIK), en Alemania, y publicados en 'Earth System Dynamics'.
Su objetivo, explican, es que los gobiernos sean conscientes de los efectos que causará en la población el aumento de las temperaturas para que tomen medidas rápidamente que logren reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, reclaman que se elaboren planes de adaptación a estos cambios.

Incremento del 8 al 13%

Según su investigación, si la temperatura media aumentara 'sólo' 2ºC a finales de siglo, un 8% más de la población mundial vivirá en zonas con escasa agua o bien agudizarán su situación actual. Éste sería uno de los escenarios más optimistas, pues durante las negociaciones en las conferencias internacionales para mitigar los efectos del cambio climático, los gobiernos se han propuesto que la temperatura no aumente más de 2ºC en el año 2100.
Si el incremento es de 3,5ºC (una previsión que, según los científicos, es probable que se haga realidad si continúan las emisiones de gases de efecto invernadero al ritmo actual), el porcentaje de ciudadanos que pasen sed se incrementaría en un 11%.
Por último, una subida de la temperatura media de 5ºC elevaría la cifra en un 13%. Éste sería el escenario más pesimista, según el último informe realizado por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés), que fue presentado hace unos días en Suecia.
Según sus cálculos, de aquí a fin de siglo la temperatura media subirá entre 0,3ºC (el escenario más optimista) y 4,8ºC dependiendo de las medidas que se tomen para reducir los gases de efecto invernadero.

Transformación de los ecosistemas

Otro de los estudios se ha centrado en los efectos que el aumento de las temperaturas causará en los ecosistemas de la naturaleza. Sus conclusiones son igualmente preocupantes. "Con un calentamiento global de 3 o 4ºC, se espera que se multiplique por dos la superficie en riesgo de que se transformen sus ecosistemas", advierte Lila Warszawski, autora principal de este estudio y científica del Proyecto ISI-MIP (Inter-Sectoral Impact Model Intercomparison Project).
Para este trabajo, los científicos estudiaron más de 150 escenarios climáticos, analizando los cambios en los ecosistemas en 20 modelos climáticos en función de diferentes aumentos de temperatura.
A pesar de las incertidumbres, Sebastian Otsberg, autor de uno de los tres informes, afirma que los resultados de los modelos climáticos demuestran que hay una gran diferencia entre un escenario en el que se toman medidas de mitigación del cambio climático ambiciosas y otro en el que no se actúa.
Según advierten los científicos, prácticamente no hay en el mundo ninguna zona que no corra el riesgo de que sus ecosistemas cambien sustancialmente si la temperatura aumenta 5ºC en 2100. No obstante, aclaran que aunque este es el porcentaje de territorio en peligro, es improbable que todas estas áreas se vieran afectadas por cambios sustanciales.
Si el calentamiento se limita a 2º, calculan que alrededor del 20% de los ecosistemas terrestres (particularmente aquellos situados en altas y bajas latitudes) corren el riesgo de una transformación moderada o grande.
Entre las zonas con ecosistemas más vulnerables destacan el este de la India, las sabanas de Etiopía y Somalia, la selva amazónica, los bosques del norte de Canadá o la meseta tibetana.
Bosques boreales convertidos en sabanas con climas templados, árboles creciendo en zonas árticas en las que en la actualidad hay tundra... Estas transformaciones tan profundas, advierten los científicos, tienen la capacidad de afectar a los recursos de agua y comida y, por consiguiente, pueden causar un fuerte impacto en el bienestar de la población tanto como lo provocará el aumento del nivel del mar o los fenómenos meteorológicos extremos.
"La creciente escasez de agua tendrá un impacto en el sustento de un enorme número de personas", advierte Hans Joachim Schellnhuber, coautor de uno de los estudios y director del Instituto de Investigación del Impacto del Clima de Potsdam (PIK). Como es habitual, recuerda, los más pobres serán los más vulnerables.

Fuente: ElMundo.es