miércoles, 29 de febrero de 2012

La altura de las nubes es menor que hace una década.

Un satélite de la NASA descubre que las nubes están hasta 40 metros más bajas que hace una década, lo que puede tener importantes implicaciones en el clima mundial.

Un satélite de la NASA ha descubierto que las nubes de la Tierra están cada vez más bajas. En concreto, han perdido un 1% de su altura -de 30 a 40 metros- a lo largo de la última década. Este fenómeno tiene implicaciones potenciales para el clima mundial en el futuro. Según los científicos, de continuar este proceso, nuestro planeta podría enfriarse de manera más eficiente, reduciendo la temperatura de la superficie del planeta y «ralentizando potencialmente los efectos del calentamiento global».

Científicos de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda analizaron mediciones de la altura de las nubes tomadas durante diez años (de marzo de 2000 a febrero de 2010) por instrumentos de la nave espacial Terra de la NASA. El estudio, publicado recientemente en la revista Geophysical Research Letters, revela una tendencia general a la disminución de altura de las nubes. El promedio se redujo en alrededor de un 1% durante la década, es decir, de 30 a 40 metros. La mayor parte de la reducción se debió a un menor número de nubes que se producen a gran altura.

El investigador principal, Roger Davies, explica que si bien el registro es demasiado pequeño para ser definitivo, proporciona un indicio de que algo muy importante podría estar pasando. Aunque es necesario realizar un seguimiento a más largo plazo para determinar la influencia de este proceso en las temperaturas globales.

Enfriamiento

Una reducción constante en la altura de las nubes permitiría a la Tierra enfriarse al espacio de manera más eficiente, reduciendo la temperatura de la superficie del planeta y potencialmente ralentizando los efectos del calentamiento global. Esto puede representar un mecanismo de «retroalimentación negativa», un cambio provocado por el calentamiento global que, por extraño que parezca, ayuda a contrarrestarlo. «No sabemos exactamente lo que hace que las nubes disminuyan de altura», dice Davies. «Pero tiene que ser debido a un cambio en los patrones de circulación que dan lugar a la formación de nubes a gran altura».

La nave Terra seguirá recopilando datos para ver si esta tendencia continúa.


Fuente: ABC.es

miércoles, 22 de febrero de 2012

La altura de todos los árboles de la Tierra en un mapa.

Ayudará a entender mejor el papel de los bosques en el cambio climático, cómo influyen sus alturas en los hábitats de vida y servirá para cuantificar el carbono almacenado en la vegetación

Un equipo de científicos dirigido por la NASA ha creado un preciso mapa de alta resolución de la altura de los bosques de la Tierra. El mapa ayudará a los científicos a entender mejor el papel que los bosques juegan en el cambio climático, cómo influyen sus alturas en los hábitats de vida silvestre que albergan, y servirá para cuantificar el carbono almacenado en la vegetación.

Los científicos del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, la Universidad de Maryland y el Centro de Investigación Woods Hole, crearon este mapa con 2,5 millones mediciones de pulso láser desde el espacio cuidadosamente seleccionadas y distribuidas globalmente. Los datos LIDAR (Light Detection and Ranging) se recogieron en 2005 por el instrumento de Altímetro Láser de Geociencias a bordo del satélite ICEsat de la NASA.

«Conocer la altura de los bosques de la Tierra es fundamental para la estimación de la biomasa, o la cantidad de carbono que contienen», dijo el investigador principal, Marc Simard, del JPL. «Nuestro mapa se puede utilizar para mejorar los esfuerzos globales para controlar el carbono. Además, la altura de los bosques es una característica integral de los hábitats de la Tierra, sin embargo, no está bien medida a nivel mundial, por lo que nuestros resultados también beneficiarán a los estudios de las variedades de vida que se encuentran, en particular, en habitats boscosos».

Los puntos más altos del bosque

El mapa representa los puntos más altos en el dosel del bosque. Su resolución espacial es de 1 kilómetro. Fue validado con datos de una red de cerca de 70 sitios en todo el mundo.

Los investigadores encontraron que, en general, los bosques disminuyen en porte en latitudes más elevadas y son más altos en las latitudes bajas, disminuyendo en altura cuanto más lejos están de los trópicos. Una excepción importante se encuentra alrededor de la latitud 40 grados sur, en los bosques tropicales de Australia y Nueva Zelanda, donde las masas de eucalipto rebasan con facilidad los 40 metros.


Fuente: ABC.es


domingo, 12 de febrero de 2012

Amasia: el supercontinente que fusionará América y Asia.

La fuerte atracción hacia el polo norte provocará dentro de millones de años la fusión de América y Asia dando lugar a Amasia, el nombre con el que científicos estadounidenses han bautizado al que creen que será el próximo supercontinente de la Tierra.

Según sus cálculos, esta gran masa de tierra llegará a formarse dentro de entre 50 y 200 millones de años, de acuerdo con una investigación publicada en la revista británica 'Nature'.

Así, ambos continentes se unirán por el polo norte, mediante una cordillera montañosa que permitirá cruzar de Alaska a Siberia y viceversa, de acuerdo con expertos de la Facultad de Geología y Geofísica de la Universidad de Yale (EEUU).

América permanecerá situada sobre el anillo de fuego del Pacífico, una zona de intensa actividad sísmica y volcánica, pero su orografía cambiará radicalmente porque la atracción hacia el Polo fusionará América del Sur con el Norte.

Este desplazamiento provocará a su vez la desaparición del océano Ártico y del mar Caribe, según explicó Ross Mitchell, geólogo de Yale y uno de los autores del artículo.

Nuna, Rodinia y Pangea

Han pasado alrededor de 1.800 millones de años desde que se formó el primer supercontinente, Nuna, al que siguieron Rodinia y Pangea, última gran masa de tierra con centro en el África actual y que con el tiempo y la acción de las placas tectónicas conformó los continentes actuales.

El estudio del magnetismo de las rocas de entonces ha servido en el presente al equipo de Mitchell para determinar la distancia que existió entre uno y otro y estimar dónde se situaría Amasia, cuyo centro localizan en algún punto del actual océano Ártico, a noventa grados de distancia del centro del supercontinente anterior, Pangea.

Esta teoría, a la que han denominado ortoversión, desafía los dos modelos tradicionales defendidos hasta el momento para predecir la evolución de las masas terrestres, según detalló Mitchell.

De estas dos últimas hipótesis, una sugiere que la próxima gran masa continental se formará sobre la región en la que existió el supercontinente anterior (introversión), y la otra, todo lo contrario, defiende que será en un punto opuesto a donde se encontraba su predecesora (extroversión).

De esta forma, los partidarios de la introversión localizan el centro del próximo supercontinente en África, mientras que los defensores del modelo de extroversión lo sitúan en el océano Pacífico, en algún punto entre las islas de Hawaii, Fiji y Samoa.

Según estos modelos, la unión se produciría a través del océano Atlántico o del Pacífico respectivamente, mientras que el modelo de Mitchell se decanta por una unión a través del Ártico.


Fuente: ElMundo.es

viernes, 3 de febrero de 2012

La NASA 'escanea' la Tierra para buscar daños provocados por el cambio climático

La NASA ha presentado las primeras imágenes captadas con el instrumento CERES que porta el satélite Suomi NPP para mejorar las predicciones meteorológicas a corto plazo e incrementar el entendimiento del cambio climático.

Suomi ha abierto sus compuertas y el instrumento Earth's Radiant Energy System (CERES) ha comenzado a escanear la Tierra, por primera vez, ayudando a asegurar la disponibilidad continua de las mediciones de la energía que emanan de la Tierra a la atmósfera.

Los resultados CERES ayudarán a los científicos a determinar el balance energético de la Tierra, proporcionando un registro a largo plazo de este parámetro ambiental crucial que servirá para consolidar los datos de sus predecesores.

CERES llegó al espacio el 28 de octubre de 2011, a bordo del satélite de observación de la tierra Suomi NPP, una alianza entre la NASA, la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) y el Departamento de Defensa.

Según explicó Norman Loeb del Centro de Investigación Langley y principal investigador de CERES, este instrumento "vigila pequeños cambios en la energía de la Tierra, la diferencia entre la energía entrante y saliente".

"Cualquier desequilibrio en la energía de la Tierra debido a las crecientes concentraciones de gases calienta los océanos, aumenta el nivel del mar y causa de los aumentos de temperatura de la atmósfera", indicó en un comunicado.

Cinco instrumentos

El conjunto de cinco instrumentos de Suomi NPP recoge y distribuye datos de la Tierra, el océano y la atmósfera a la comunidad científica y de meteorólogos de todo el mundo para mejorar la investigación científica.

Su misión proporcionará medidas de las temperaturas superficiales del mar y la atmósfera, la humedad, la tierra, la biología marina, las nubes y propiedades de los aerosoles, para dar un perfil de las mediciones de ozono y seguir los cambios la radiación de la Tierra.

Loeb subrayó que es importante analizar un largo historial de datos para entender "cómo el clima de la Tierra está cambiando en respuesta a las actividades humanas, así como los procesos naturales".

En la imagen de onda larga, se puede apreciar la energía del calor irradiado por la Tierra (medido en vatios por metro cuadrado) en tonos amarillos, rojos, azules y blanco.

Las áreas más brillantes de color amarillo son las más calientes y emiten la mayor cantidad de energía hacia el espacio, mientras que las áreas de color azul oscuro y las nubes blancas brillantes son mucho más frías, lo que significa que ahí se emite la menor cantidad de energía.

El aumento de la temperatura, la disminución de vapor de agua, y la disminución de las nubes tienden a aumentar la capacidad de la Tierra para disipar el calor hacia el espacio.


Fuente: ElMundo.es