Mostrando entradas con la etiqueta opinión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta opinión. Mostrar todas las entradas

jueves, 21 de julio de 2022

Todo es Geografía.

 Según mi opinión "Todo es Geografía", en el siguiente informe te explico por qué. CLIC AQUÍ o en la imagen para ver la infoirmación.



jueves, 28 de enero de 2016

Yo soy geógrafo.

Si, así es: soy geógrafo y a mucha honra. Y no, no es lo que seguro está pensando. No me dedico a saberme de memoria ni los ríos ni los pueblos, ni tampoco las capitales o el nombre de la montaña más alta de Madagascar. Hago mucho más. La Geografía es 'esa ciencia, gran desconocida, que estudia y describe la superficie de la Tierra en su aspecto físico, actual y natural y habitado o no por la humanidad, sin olvidar su evolución histórica y las relaciones que en ese espacio haya'. También puede ser descrita como 'la ciencia que estudia el paisaje o incluso esa bella rama del saber que sólo los que se adentran en ella saben exactamente lo que es'.

Un geógrafo puede dedicarse a diversos campos: la ordenación territorial, el urbanismo, el desarrollo local, los planes de impacto ambiental, la demografía, el medio ambiente, la agricultura, la política, la climatología, la biogeografía, la cartografía, el turismo, el peritaje judicial... y además con una gran ventaja: la transversalidad que esta disciplina tiene con respecto a otras.

Ya que, mientras algunos sólo estudian "la atmósfera", el geógrafo sabe comprenderla, analizarla, ver los efectos que tiene en el territorio, las ventajas y riesgos para los ciudadanos... una serie de circunstancias que quedan infravaloradas cuando los recién licenciados salen al mundo exterior, ya que la pregunta generalizada que les hacen es "¿te sabes las capitales de todo el mundo?".

Quizá sorprenda saber que algunos geógrafos han sido históricos: Herodoto, Eratóstenes, Estrabón, Ptolomeo, el gran Alexander Von Humboldt, o el naturalista Alfred Russel Wallace sin el que Darwin no hubiera publicado su Teoría de la Evolución.

También hay geógrafos famosos como el baloncestista Michael Jordan, la cantante Amy MacDonald, el dictador Pinochet (no sabía si era buena idea citarle), Fran Hervías, Secretario de organización de Ciudadanos y varios presentadores del tiempo en televisión: Jacob Petrus (TVE), Lluís Obiols (La Sexta), Joanna Ivars (Cuatro)...

Pese a todo ello, el debate interno en la Geografía ha saltado con el nuevo año. El Instituto Nacional de Estadística publicaba que esta disciplina es la decimotercera peor para encontrar empleo, y no se equivoca. Desde el año 2012 en que yo mismo acabé la carrera se ha visto como pasa desapercibida esta titulación y el problema que tiene para los jóvenes, autónomos: conseguir proyectos o puestos a los que optar. Esto pasa por el desconocimiento de la sociedad en general.

Lo triste es que se siga viendo cómo son los propios geógrafos los que están perdiendo la esperanza y cada vez opinen peor de algo que verdaderamente gusta. Yo mismo llevo siendo Vocal Estatal del Colegio de Geógrafos de España casi tres años y he tenido que decir a compañeros de profesión que el geógrafo no hace sólo mapas, hace lo que quiera hacer si se ve capacitado para ello.

He visto cómo grandes catedráticos de Geografía en universidades públicas han preferido contratar y apostar por un Licenciado en Ambientales o en Biología para hacer mapas o explicar una asignatura de Geografía Industrial (¿ni nosotros mismos nos defendemos?), también me han dicho que los geógrafos no tienen por qué dedicarse a estudios de impacto por petroleras, que eso es de otros (cuando decenas de empresas de geógrafos lo hacen día a día). Por no hablar del problema de la desunión profesional que ni las distintas asociaciones ni el propio Colegio ha sido capaz de solventar.

La Geografía se está perdiendo y los siglos de antigüedad de esta disciplina están quedando en el olvido. Sólo pido a los que sean geógrafos que lo digan sin miedo y a los que lo sean y sigan creyendo desde sus acomodadas sillas que todo va bien, que revisen si los planes de estudio, la lucha profesional o la imagen pública de esta ciencia están bien establecidas.

Yo lo digo sin miedo: soy geógrafo.

Fuente:  Jonathan Gómez Cantero

Seguir a Jonathan Gómez Cantero en Twitter: www.twitter.com/JG_Cantero

Imagen tomada de nodulo.org

domingo, 7 de septiembre de 2014

Las guerras del fin del mundo.

Veinticinco años después de que Fukuyama proclamara el fin de la historia, civilización y barbarie siguen combatiendo en el escenario global. El enemigo es ahora el radicalismo islámico



Francis Fukuyama publicó en 1989 su famoso artículo sobre el fin de la historia y, en 1992, el libro en que amplió y argumentó su teoría, explicando que, con la desaparición de la Unión Soviética y del comunismo, la democracia no tendría ya en el futuro alternativas de peso e iría poco a poco integrando al mundo en una civilización global de paz y libertad.

¿Quién se atrevería un cuarto de siglo después a sostener una tesis tan optimista? Donde uno vuelva ahora los ojos, la historia está más viva que nunca, las contradicciones y rechazos violentos a la cultura democrática son el signo de la época y ganan terreno por doquier. La URSS y el comunismo han desaparecido para todos los efectos prácticos y los dos últimos Estados comunistas —Cuba y Corea del Norte— son dos antiguallas destinadas a extinguirse más pronto que tarde. Pero Rusia, bajo el liderazgo de Vladímir Putin y su cogollo de antiguos agentes del KGB, resucita como una potencia despótica que desafía a Occidente con éxito y va reconstituyendo su imperio ante un Estados Unidos y una Europa que, con el respaldo de su respectiva opinión pública, protestan y amenazan con sanciones pero no van a ir hoy a la guerra por Ucrania, ya medio devorada por el gigante ruso, ni mañana por los Estados bálticos que serán probablemente el próximo objetivo del nuevo imperialismo ruso.

La primavera árabe, que despertó tantas esperanzas en todo el mundo democrático, está muerta y enterrada. Sobrevive de milagro en Túnez, pero desapareció en Egipto, donde las elecciones libres subieron al poder a unos Hermanos Musulmanes que comenzaron a instalar una teocracia excluyente y agresiva y han sido echados del Gobierno por una dictadura militar vesánica. En Libia, la dictadura paranoica de Gadafi se hizo trizas y su caudillo fue liquidado, pero el país vive ahora en una anarquía sangrienta en la que facciones religiosas y militares se desangran sistemáticamente y en la que, sin duda, terminarán prevaleciendo los fundamentalistas islámicos.


El caso más trágico, sin duda, es el de Irak. La intervención militar destruyó la tiranía sanguinaria de Sadam Husein pero, luego de un breve paréntesis en que pareció que un régimen de legalidad y libertad podía echar raíces, se declaró una guerra sectaria entre chiíes y suníes, y los terroristas de Al Qaeda y otras organizaciones islamistas extremas se hicieron presentes y han perpetrado verdaderas orgías de atrocidades, clima en el que un movimiento aún más cruel y fanatizado que Al Qaeda, el Estado Islámico, se ha apoderado de parte del país al igual que de Siria e instalado allí un nuevo califato, en el que imperan la sharía y demás formas extremas de la barbarie, como decapitar, crucificar y enterrar vivos a quienes se niegan a convertirse a la rama fundamentalista del islam y donde las mujeres son esclavizadas y, aún niñas, entregadas como concubinas a los militantes y futuros mártires.

El gran movimiento de liberación que se alzó en armas contra la dictadura de Bachar el Asad en Siria, y en la que, en un primer momento, dominaban las fuerzas democráticas y modernizadoras, fue traicionado por los países occidentales, que se bajaron los pantalones ante Putin, proveedor de armas de la dictadura, permitiendo de este modo que los principales protagonistas de la lucha contra El Asad fueran los fanáticos del Estado Islámico. Ahora, la situación en Siria ha llegado a una pantomima grotesca, en que, como la última alternativa es la peor, Estados Unidos y la Unión Europea consideran bombardear a los enemigos del tirano, ya que éste, aunque un asesino genocida de su propio pueblo, resulta un mal menor comparado al califato.

No menos trágica es la situación de Afganistán, donde los talibanes parecen invencibles. Durante su campaña electoral, Obama criticó al presidente Bush, afirmando que éste se había equivocado dando la primera prioridad a Irak, cuando el verdadero peligro para el mundo libre lo constituían los fanáticos talibanes. Y, al subir al poder, aumentó el número de efectivos y de armas para combatirlos. Unos años después, ante el fracaso de este esfuerzo, ha retirado las tropas, al igual que el resto de los países de la OTAN, de modo que allí queda sólo una pequeña dotación militar más bien simbólica y no es improbable que el régimen que prohibió a las mujeres estudiar, ejercer cualquier profesión, las encerró en el hogar como esclavas, restauró la sharía, destruyó el patrimonio cultural del país e instaló una dictadura oscurantista medieval, vuelva al poder más pronto que tarde.

Dentro de semejante barbarie, quién lo hubiera dicho, América Latina parece un ejemplo de civilización. No hay guerras, la mayor parte de los países tienen elecciones más o menos libres y en la mayoría de ellos se practica la convivencia en la diversidad. Pero sería imprudente echar a volar las campanas. La más larga dictadura de la historia del continente, Cuba, está allí todavía, en manos de dos momias que parecen aquejadas de inmortalidad, y, con la excepción del puñadito heroico pero poco efectivo de resistentes, en la isla da la impresión de que no se moviera ni una mosca. Y en Venezuela, donde hace algunos meses la movilización de los estudiantes parecía haberle dado a la oposición una dinámica ganadora, Maduro y compañía parecen haber consolidado por ahora su poder mediante una represión feroz retrasando una vez más la hora de la liberación. El país está en ruinas, pese a la riqueza de su subsuelo, pero la pobreza, el racionamiento, la inflación y la corrupción no son suficientes, como demuestra la historia hasta el cansancio, para traerse abajo una dictadura. Por el contrario, un pueblo sometido a la carestía, la escasez, al miedo y a la mera supervivencia suele volverse más propenso a la resignación y a la pasividad, lo que explica tal vez la longevidad de tantas dictaduras latinoamericanas y africanas.
Esta visión a vuelo de pájaro del estado de la democracia en el mundo se enturbia todavía más si analizamos la profunda crisis que atraviesa la Unión Europea, el más ambicioso proyecto contemporáneo de la cultura de la libertad. La unidad europea ha traído ya enormes beneficios a los países del antiguo continente, entre otros hacerlos vivir el más largo periodo de paz y convivencia de su historia. Pero, en los últimos años, sobre todo a raíz de la crisis económica y financiera, el cuestionamiento de Europa en su propio seno ha crecido con el retorno de los nacionalismos y de fuerzas de extrema izquierda y de extrema derecha que rechazan la Unión, quisieran acabar con el euro y regresar a las viejas nacionalidades. De hecho, la primera fuerza política es hoy, en Francia, el Front National, un partido neofascista que quiere liquidar la moneda única y la integración de Europa. Todas las ENCUESTASdicen que en Reino Unido una mayoría de ciudadanos quiere salirse de la Unión y que el referéndum que, al respecto, ha prometido convocar el Gobierno, lo perderían los europeístas. Sin Reino Unido, Europa nacería baldada.

¿Qué concluir de esta deprimente visión panorámica de la eterna pugna entre la civilización y la barbarie? ¿Que esta última avanza incontenible y terminará por aplastar pronto a aquella? Eso sería tan falso como sostener, ahora, la tesis que lanzó hace un cuarto de siglo Francis Fukuyama sobre la irreversible victoria de la democracia. La pugna sigue en pie, con fluctuantes alternativas, y sólo en un sentido —aunque importantísimo— se puede decir que la democracia gana puntos. A diferencia del comunismo, un mito capaz de seducir a mucha gente con su sueño igualitarista, el fundamentalismo religioso islámico, hoy el principal adversario de la civilización, sólo puede convencer a los ya convencidos, pues sus ideas y paradigmas son tan primitivos y cavernarios que se condena a sí mismo a ser derrotado tarde o temprano por agentes exteriores o por descomposición interna. Esa guerra nunca nadie la ganará de manera definitiva; se ganarán y se perderán batallas, y, eso sí, lo realista sería reconocer que, en los últimos tiempos, la causa de la libertad las ha estado perdiendo muchas más veces que ganando.

Fuente: 
Autor: Mario Vargas Llosa
Ilustración: Fernando Vicente
ElPais.com


jueves, 6 de diciembre de 2012

Analogías docentes.


Cuando tuve mi primera suplencia, mi primer trabajo como docente, mi materia estaba conformada por cuatro horas áulicas de las cuales una de ellas coincidía con el primer medio módulo de manera que el restante correspondía a otro profesor.
El timbre sonó indicando la finalización de mi hora y sin ningún minuto de retraso el otro profesor aguardaba afuera del aula. Así fue que mientras me despedía de los alumnos hasta la próxima clase entablé una conversación formal con el docente recién llegado a manera de presentación cordial mutua.
Mi horario terminó y me marché. Pero como lo que uno hace durante el día casi siempre aparece como remolino por la cabeza durante las noches de insomnio, es que haciendo alarde de mi condición de profesor de Geografía, que estrenaba con el pecho inflado de orgullo, recordé aquellos conceptos que mi docentes de la carrera se encargaron de grabar a fuego en la médula de los entonces alumnos del profesorado de Geografía que sería de ahora en más nuestro norte. Es que tenemos bien en claro que la nuestra es una ciencia de relaciones donde elementos del medio físico y humano conforman el sistema holístico llamado Geografía.
Y así es que se los transmito a mis alumnos, quizá para engancharlos en el tema bajándolos de esa nube de la adolescencia o quizá para hacer didáctica mi clase pero lo cierto es que hago proselitismo geográfico diciendo que todo es Geografía. Y les pongo ejemplos de la vida cotidiana para que los alumnos relacionen y asocien conceptos.
Pues resulta que me he tomado en serio eso que todo es Geografía y volviendo a las noches sin dormir como la que estoy escribiendo estas líneas, pensé en aquella presentación amena con el profesor de la hora siguiente. Nuestras materias eran para los alumnos dos temas distintos a escuchar, otros cuadernos a escribir o dos viejos a escuchar hablar sonseras (porque para los alumnos no hay tema agradable).
Mi clase terminaba y empezaba la del otro docente, y ese cambio, ese pasaje de lo anterior a lo actual, de lo pasado a lo presente, lo traduje en lenguaje geográfico y afirmé muy convencido que nuestras materias eran limítrofes. Es que sí, esa línea que divide territorios y que llamamos límite me servía de analogía para convencerme aún más que todo es geografía. Y porqué no decir también que cada medio módulo era un hemisferio, en fin.
Contento con mi audacia nocturna, no lo dejé todo ahí. Porque así como yo soy un enamorado de mi materia pensé que los docentes de las demás materias también deberían serlo de las suyas.
Así la misma situación, si el docente que llegaba a hacerse cargo de la clase fuese de Matemática para él nuestras materias serían adyacentes. Y si fuera de  Lengua serían sílabas y el módulo una palabra. O el de Historia diría que son una línea del tiempo, o lo relacionaría con una asunción presidencial. Para el de Biología las materias en cuestión conformarían una simbiosis y para el de Química el módulo sería una molécula. El de Psicología afirmaría que el módulo es esquizofrénico y el de Idioma una clara traducción. Un docente de Música diría variación y el de Arte notaría un cambio cromático. Para el de Educación Física no sería otra cosa que un salto. No me quedan dudas que el de Física diría que es acción y reacción y es posible que el de Filosofía se haga el desentendido diciendo que solo sabe que no sabe nada.
Y es así, para ser docente hay que ponerle pasión en lo que se hace, hay que zambullirse en las máximas profundidades de la materia para dar lo mejor de sí y lograr empapar también a los alumnos en ese maravilloso mar que es enseñar a ser.
Mis dotes de poeta improvisado, o quizá frustrado poeta del pasado devenido en geógrafo, afortunado geógrafo y profesor, me permitirían suponer cientos de epílogos para ponerle un broche a este escrito que para algunos será interesante, chistoso o tonto; pero vuelvo a la realidad que debo madrugar y entonces trataré vencer el insomnio para al menos soñar con mis clases.

Juan Pablo García Ruiz
Profesor de Geografía

lunes, 30 de abril de 2012

Qué hay que saber hoy sobre Geografía. Una ciencia para comprender los territorios.


Cualquier geógrafo al comentar cuál es su profesión, suele recibir preguntas del estilo:"¿Cuál es la capital de Kirguizistán?; ¿descubriste alguna mina de oro?"; o, también: "¿Haces mapa?". Sería incorrecto afirmar que la toponimia, la geología o la cartografía son saberes ajenos a la geografía. Pero ninguna de esas disciplinas son, indefectiblemente, especificidades del quehacer de los geógrafos.
El término geografía tiene una pluralidad de sentidos. Uno de ellos remite a un saber práctico y se remonta a las primeras culturas. El conocimiento sobre la localización de las fuentes de alimento, el agua potable o los enemigos, y también los caminos de acceso, era una información vital. Lo sigue siendo. También suele asociarse al medio físico: la geografía de una comarca es el conjunto de construcciones, ecosistemas, estructuras geológicas y superficies ocupadas con agua que se encuentran allí. Suele haber una fuerte asociación del término geografía con la asignatura escolar.
Esta materia está presente en el sistema escolar desde fines del siglo XIX. En la Argentina como en otros estados nacionales, junto a la historia y el civismo, la geografía fue una poderosa herramienta que aglutinó a una heterogénea población, creando y fortaleciendo los sentimientos de pertenencia a la comunidad imaginada. La geografía escolar fue un importante motor para el desarrollo de la geografía profesional. Si bien actualmente la enseñanza sigue siendo un importante ámbito laboral para los geógrafos, el espectro de intereses y áreas de inserción es mucho más amplio.
Suele afirmarse que el pensamiento geográfico se origina en la Grecia antigua, de donde proviene el término. En sus orígenes consistía en la mensura y descripción de la extensión del mundo conocido, sus fronteras y el más allá. En 1650, Bernhard Varenio condensó buena parte del conocimiento del mundo, aunque la geografía seguía siendo un saber disperso. La sistematización de los conocimientos en geografía comenzó a producirse hacia fines del siglo XIX, en el contexto de la formación de los estados nacionales, el imperialismo europeo y la consolidación del sistema educativo.
En la Argentina, los primeros pasos en el proceso de institucionalización de la geografía se dieron con la creación de algunas cátedras, hacia 1900, dentro de la carrera de Historia; con la creación en 1904 de una carrera especializada en la formación de profesores de Geografía, en el Instituto Joaquín V. González; y, a mediados de siglo, se establecieron las primeras carreras universitarias.
Puede reconocerse una continuidad a lo largo de la tradición geográfica, dada por el interés por comprender las variaciones de fenómenos naturales y sociales en la superficie terrestre. Los temas, las formas de abordarlos y las prácticas profesionales fueron cambiando de manera notable. La geografía asiste actualmente a una creciente diversidad y complejidad del abanico de temas y problemas. Algunos de los campos emergentes son la geografía de género, el desarrollo local, los problemas de la mundialización, las geografías de la vida cotidiana, por mencionar algunos ejemplos.
Cada vez hay mayor consenso en que la geografía forma parte de las ciencias sociales. Aun cuando se estudien los recursos naturales, la mirada de los geógrafos no está puesta en los procesos naturales que dieron origen a los materiales, sino en la conflictividad social generada por su apropiación y puesta en valor. La mirada sobre un proceso social cualquiera apunta a comprender las configuraciones territoriales resultantes, a describir la disposición particular que adquieren las infraestructuras, a interpretar las formas en que se organizan territorialmente las instituciones o a reconstruir el proceso de formación de las identidades regionales.
En el quehacer de los geógrafos, las categorías de análisis fundamentales son: espacio, región y paisaje, territorio, límite y frontera, lugar y red, entre otras. Pero probablemente es territorio el concepto con más revisita.Tradicionalmente fue asociado a la idea de suelo, de soporte material y jurisdicción de un Estado nacional, o a área controlada por un animal. Las nuevas perspectivas han contribuido a enriquecer esta categoría de análisis. Algunas claves para comprender los territorios son:
- La idea de territorio no está asociado en forma unívoca al Estado nacional. Un territorio puede concebirse como un resultado de las acciones de cualquier sujeto (individual o colectivo) que busca controlar en un área determinada, sus recursos, las personas y sus relaciones. El territorio es un ámbito delimitado, que muchas veces se estabiliza (el territorio de los estados nacionales), aunque otras veces su perdurabilidad puede ser muy acotada en el tiempo (en un partido de fútbol, durante unas horas, cada hinchada controla cierto ámbito dentro de la cancha).
-Los territorios (de la Argentina, de Jujuy, pero también de la religión católica, de la multinacional Coca-Cola o de la minoría étnica wichí) son entidades históricas, contingentes, en permanente transformación, que se reproducen a través de las prácticas sociales y culturales de los sujetos.
- Un territorio, especialmente el del estado nacional, es una realidad compleja donde se articulan procesos económicos, políticos y socioculturales.
- En la Argentina o en cualquier otro país, se articulan procesos globales (redes financieras internacionales), regionales supranacionales (creación del Mercosur), nacionales (intervención del Estado Nacional a través de la Gendarmería Nacional), regionales subnacionales (iniciativas para el desarrollo económico regional del Norte Grande) y locales (en cada lugar donde se construyen fuertes sentimientos de pertenencia a una pequeña comunidad). En suma, los territorios se conforman a diferentes escalas.
- Lo anterior, a su vez, está señalando la existencia de una red de actores, con diferentes intencionalidades y que actúan con distintas lógicas. Los estados nacionales, los municipios, las asociaciones empresariales, las ONG ambientalistas, los diferentes grupos sociales políticamente movilizados moldean los territorios en función de sus intereses.
- Si bien puede presentar ciertas homogeneidades (una misma lengua o un mismo sistema legal), los territorios son fragmentados e internamente desiguales. La desigual distribución de los ingresos, por ejemplo, tiene su correlato en la desigual distribución territorial de las oportunidades. La sociedad genera cambios diferenciales en el territorio, y el territorio origina diferencias sociales.
Uno de los desafíos de la enseñanza de la geografía es complejizar la mirada sobre los territorios; no solo por presentar al territorio argentino como una construcción histórica; sino, de igual forma, por intentar comprender cómo se formaron, cómo funcionan y cómo participan en la vida cotidiana de los alumnos otros territorios. El del municipio o de la provincia, el de la comunidad campesina o de la minoría religiosa a la que pertenecen, por ejemplo.
Una definición contemporánea de geografía sería, tal vez, la de una ciencia que busca comprender, en el tiempo, la dimensión territorial de los procesos sociales. 


Fuente: Alejandro Benedetti Doctor en Geografía, becario posdoctoral del Conicet. Investigador del Instituto de Geografía y docente, UBA.



miércoles, 20 de octubre de 2010

Maradona como metáfora argentina.

¿Hay alguna relación entre el futbolista y el peronismo? Sí, cuando se eligen entrenadores, presidentes o sistemas de características populistas, autoritarias y con pocos pies sobre la tierra, el resultado es el fracaso.
JOHN CARLIN Y CARLOS PIERINI 05/10/2010

Se dice con frecuencia que la solución a los problemas de la África subsahariana es la educación; que los recursos naturales abundan y si solo se pudiera proporcionar un buen nivel educativo a la gente el continente despegaría. No necesariamente. Miren el caso de Argentina. Todos los recursos naturales que quieran, una bajísima densidad de población y, a lo largo de la mayor parte del siglo XX, índices escolares que no han tenido nada que envidiar a Europa occidental. Pero hoy, en un país que hace 100 años era uno de los 10 más ricos del mundo, la tercera parte de los recién nacidos están condenados a crecer en la pobreza, si es que logran crecer. Ocho niños menores de cinco años mueren al día debido a la desnutrición en un país que debería ser, como hace tiempo fue, el granero del mundo. Semejante aberración florece en un contexto político en el que a lo largo de más de medio siglo juntas militares han alternado el poder con Gobiernos populistas, corruptos o incompetentes. El actual Gobierno peronista de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (como el anterior, de su marido Néstor Kirchner) es más afín al de Hugo Chávez en Venezuela o al de Daniel Ortega en Nicaragua que a los Gobiernos pragmáticos y serios de Brasil, Chile o el vecino Uruguay donde, por cierto, hoy se consume más carne per cápita que en Argentina. ¿Dónde ha quedado la famosa Justicia Social proclamada hasta el cansancio por el peronismo que ha gobernado la mayor parte del período democrático instaurado en 1983? ¿Cuál es el problema?

El problema es Diego Maradona. O, para ser más precisos, lo encarna, como símbolo, Maradona, el "Diez", "el Dios Argentino", el ídolo nacional por goleada. La idolatría a los líderes redentores, el culto a la viveza y (su hermano gemelo) el desprecio por la ética del trabajo, el narcisismo, la fe en las soluciones mágicas, el impulso a exculparse achacando los males a otros, el fantochismo son características que no definen a todos los argentinos, pero que Maradona representa en caricatura payasesca y que la mayoría de la población, aquella misma incapaz de perder la fe en el peronismo, aplaude no con risas sino con perversa seriedad. El punto de partida es la negación de la realidad. Este es el terreno en el que opera Maradona y en el que su legión de devotos se adentra -como por ejemplo los 20.000 que fueron al aeropuerto de Ezeiza para darle las gracias tras la desastrosa actuación en el Mundial de Sudáfrica- para adorarle.

Esos mismos que disfrutaban como locos con las grotescas actitudes y dichos del ídolo -"¡que la chupen!"- fueron en manada a vitorearlo al llegar a Buenos Aires después de la goleada de 4-0 que Alemania le propinó, expulsando a su selección del Mundial. Presos de la nostalgia, no olvidan nunca que "ÉL" hizo el famoso gol con la "mano de Dios"; o sea que su mano y la mano de Dios son la misma mano. "EL" es uno con "DIOS". La manada entonces, mientras grita para adentro, "¡Si estamos unidos a Dios Maradona compartiremos toda su gloria!", grita para afuera: Maradooooooona, Maradooooooona. Y no olvidemos el dicho nacional, al mismo tiempo jocoso y lleno de convicción, "¡Dios es argentino!".

Diego Maradona fue un monumental jugador de fútbol. Pero la fama justificada no da títulos, ni derechos, ni conocimientos para opinar con absoluta certeza acerca de casi todo y al mismo tiempo desautorizar a todo aquel que no esté de acuerdo con sus ideas. En Argentina, mientras avergonzaba a algunos, hacía gritar de entusiasmo a muchos más. Creían, orgullosos, que unidos al " ídolo" todo el mundo "se la chupaba". En realidad el que se ha chupado todo, desde alcohol hasta cocaína, ha sido Maradona. Nadie lo acusa ni lo maltrata por su triste enfermedad. Solo se trata de señalar su soberbia desconsiderada, de carácter profundamente narcisista, base de sus penosas afecciones del alma, metáfora de la patología crónica de un país.

Hace 15 días Maradona dio su primera entrevista desde la debacle de Sudáfrica. El ex director técnico de la selección argentina, al que se le oyó diciendo minutos antes de aquel partido que su equipo iba a dar una lección de fútbol a los alemanes, no ofreció ni análisis, ni explicación por la derrota, salvo decir que el portero alemán estuvo "muy seguro" y después del 2-0 "nos vinimos abajo". Con un poco de suerte (la magia de la suerte lo abandonó, ¿el otro Dios estaba en su contra?) el partido se hubiera ganado. Culpa por el desastre no aceptó ninguna.

En cuanto a la victoria argentina 4-1 el mes pasado contra el campeón del mundo, España, bajo el mando de un nuevo seleccionador, confesó que prefirió no ver el partido. Claro. Porque ver aquel partido hubiera significado chocarse con la realidad y arriesgar salir del autoengaño enfermizo que le permitió afirmar en la misma entrevista que -avalado por el ex presidente Néstor Kirchner, que en una reunión la semana pasada le "felicitó" por el Mundial- él seguía siendo el candidato idóneo para dirigir la selección. "Daría la vida", dijo, "daría un brazo" por recuperar el puesto.

El fracaso de Maradona en el Mundial fue el espejo del fracaso de Argentina como país. Por un lado, una falta de rigor y humildad en la planificación; por otro, un derroche de los recursos disponibles. Talento sobraba, salvo que por amiguismo, ceguera, populismo patriotero o sencilla idiotez Maradona decidió no convocar a la mitad de los mejores; no solo no explotó los recursos que tenía, no los quiso ni ver. El nuevo seleccionador, Sergio Batista, puso en el campo contra España a cuatro jugadores básicos que Maradona ni siquiera había convocado para Sudáfrica y lo que se vio fue un equipo sólido que hubiera sabido competir contra Alemania, como contra cualquiera en el Mundial. Es decir, el sentido común existe en Argentina; solo que demasiadas veces, obliterado por la luz maradoniana, brilla por su ausencia.

En el sistema maradoniano solamente brilla la ilusión. Dentro de este sistema de pensamiento las cosas terminan no teniendo ni pies ni cabeza. Resultado: fracaso en la vida y arrastrando en el fracaso, en este caso, a la selección argentina, pero también se puede arrastrar a toda una nación. Recorriendo la historia del siglo XX sabemos la potencia destructiva de la ilusión cuando no es contrabalanceada por la realidad terrenal, nunca tan agradable ella como los espejismos de la ficción.

Cuando llevados por la fantasía se eligen directores técnicos o presidentes o sistemas de características populistas, autoritarios y antidemocráticos, con pocos pies sobre la tierra, el resultado inevitable es el fracaso. Un director técnico que no tiene ni ha tenido capacidad para manejar su vida, que además no es director técnico (por preparación) y por lo tanto al titularse así toma las características de un impostor, tuvo como resultado el descalabro de la selección argentina. Puede ocurrir nuevamente algo similar con la Argentina misma si los directores técnicos, léase la pareja que lleva siete años en el poder, siguen el camino compulsivamente repetitivo de la tergiversación permanente de la realidad. El endiosamiento de seres Ídolos-Dioses a los que no se debe criticar, como a Perón, Evita, Maradona, Cristina Fernández o Néstor Kirchner, intocables seres sin errores, lleva al fracaso reiterativo y doloroso que arrastra a millones de argentinos al sufrimiento. El granero del mundo se va convirtiendo en un país lleno además de granos de pústulas creadas por el sistema: fracaso, pobreza, desnutrición, inseguridad, criminalidad, destrucción de las instituciones, ataque permanente a la prensa opositora, ataque a la ley, destrucción de la educación (eso también) y llegamos entonces a que la fantasía de ser un pueblo "protegido" por los Dioses cae en una triste y ridícula realidad.

Las sociedades propensas a alimentar estas ilusiones, caen en la seducción hipnótica de líderes de estas características. Son sociedades cerradas, como dice Karl Popper, con un fuerte carácter autoritario, convicciones inamovibles y preponderancia al pensamiento mágico. En estos casos el horizonte de expectativas está absolutamente distorsionado por las ilusiones y las consecuencias se traducen en un sinnúmero de fracasos compulsivamente repetitivos. Decía Albert Einstein que la locura era repetir lo mismo una y otra vez, esperando diferentes resultados. Eso es lo que propone Maradona al reafirmar su derecho a dirigir la selección de fútbol. Al apoyar su estrambótica candidatura, los Kirchner, eso sí, están siendo consecuentes. Ellos también piden, pese al fracaso mundialista de su gestión, como el de los regímenes peronistas que los precedieron, que se prolongue su dinastía en las elecciones generales del año que viene. Es probable que lo consigan. Sería la victoria del pensamiento mágico maradoniano, sobre el que el sol de la bandera argentina nunca se pone.

John Carlin, periodista, vivió 10 años en Argentina; Carlos Pierini trabaja como médico psicoanalista en Buenos Aires.


Fuente: ElPais.com

jueves, 7 de enero de 2010

El hombre en el espejo. (fragmento)

Nota de LA GEOGRAFIA: En el siguiente ensayo se analiza desde una perspectiva objetiva y basandose en el método geográfico la interrelación entre el medio y el hombre a partir de la obra del extinto cantante Michael Jackson. A continuación se expone un fragmento del innovador enfoque científico de la música.

(...)

Un hombre es esclavo de sus palabras, reza el refrán; para muchos suena a sentencia; tal vez porque no hay una correspondencia entre lo que se predica y lo que se ejecuta. La palabra es acción pero también, abstracción; a veces se congela en discursos inertes que no salen de la retórica.

No creo que sea el caso de Michael Joseph Jackson.

Antes que se desate el vendaval, la inevitable vorágine de peros y acusaciones, aclaro que este escrito no es la obra de una fan cegada en su idolatría; no puedo llamarme a mí misma fan cuando puse al propio Michael entre paréntesis durante aquella época en que era moda pegarle. Sería una falta de respeto a los verdaderos seguidores llamarme fan. Aún así, hago esto motivada por otra necesidad. Tras el furor de su muerte, decidí apagar las voces de los medios, de los filtros que tomaban su historia como el pan caliente que salvaba la venta, y en una soledad que agradezco me permití escucharlo, estudiarlo en el contexto de su obra, siempre con la pregunta ¿Quién fue ese hombre en el espejo?

El ser humano suele percibir parcialidades, construir imágenes desde ángulos que luego propaga como totalidad. Creer que se puede entender a Michael Jackson a través de la óptica de una cámara lo veo erróneo. Nada cuesta correr el lente y aumentar la perspectiva.

Lo que voy a exponer a continuación no es un análisis absoluto, sólo un acercamiento a su faceta solidaria. No es sencillo hacerlo ya que estamos hablando de una de las personalidades más fascinantes como complejas de este último tiempo, aún así se puede hacer un recorte dentro de su producción como uno de los caminos para llegar al hombre

A través de un corpus de canciones, sobre todo de índole social como así también discursos, entrevistas y reflexiones por él publicadas, se puede encontrar en el pensamiento y acción de Michael cuatro pilares sólidos: espacio- semilla- plan de acción- ejecutores, bajo una conjugación y una armonía entre los mismos.

El lugar es la tierra, la naturaleza. Hay una especie de mirada telúrica en torno al planeta, seguramente sustentada por sus influencias religiosas. Lo natural se construye como un espacio sacro, donde cada elemento es manifestación de lo divino. Michael Jackson expresa abiertamente su fascinación y profundo respeto por los elementos naturales. Refleja su armonía y equilibrio en conexión directa con el ser humano. Se trata de un todo vital donde cada pieza se corresponde y retroalimenta en una misma energía


(...)


En esta unión, si la mano del hombre construye, los beneficios serán evidentes, pero si destruye, las consecuencias se acercarían a la catástrofe. De ahí que, junto con el mensaje de alabanza, aparezca la reflexión.

La canción más significativa en ese plano es “Earth song”. Por medio de la pregunta retórica nos coloca en el foco de la tormenta como los máximos destructores del medio ambiente. Existe una oposición entre un pasado de sueños frente a las acciones humanas que a lo largo de la historia contribuyeron al daño paulatino. Si quebramos el ciclo natural anticipamos esa especie de “Apocalipsis”.


¿Qué hay del amanecer?

¿qué hay de la lluvia?

¿qué hay de todas las cosas

que dijiste que tendríamos que gana?

¿qué hay de los campos de concentración?

¿Tienes un momento?

¿qué hay de todas las cosas

que dijiste que eran tuyas y mías?

(……….)

¿Qué le hemos hecho al mundo?

Mira lo que hemos hecho

¿Qué hay de toda la paz

que le prometiste a tu único hijo?

¿qué hay de los campos florecientes?

¿Tienes un momento?

¿Qué hay de todos los sueños

que dijiste que serían tuyos y míos?

(Earth song)


La toma de conciencia tuvo un correlato en la vida del propio Michael : Neverland zoo, la participación de embajadores y comisiones de Heal The world y Heal L.A en congresos y foros de medioambiente; el albergar en su rancho Neverland víctimas de desastres naturales como inundaciones e incendios; donaciones y obras benéficas para restaurar parques, monumentos históricos.


(...)


Michael se trazó un camino, más allá de las curvas impensadas, tuvo clara su meta y la impulsó bajo una sabiduría que fascina; supo reconocer los elementos cruciales que nuclean la existencia humana. Los cuatro símbolos que me he permitido discriminar como parte de este análisis se presentan como un todo indivisible; marcan la coherencia con la que él siempre se manejó. No leo un mensaje entre líneas ni contradicciones en su accionar solidario.

De pronto, esos retratos del hombre excéntrico que duerme en una cámara de oxígeno, que compra los huesos del hombre elefante, que pierde sus rasgos a través de cirugías, que niega el tiempo y su raza, se me hacen chismes de viejas.

Prevalece otro rostro, otras orientaciones, prevalecen Heal The wolrld, Heal L.A, Heal The Kids, las estadísticas y los testimonios certeros de todas sus obras, la fuerza de sus palabras, su transparencia; la capacidad para preocuparse y ocuparse, siempre mirando al frente, aún en sus días finales.

Al comienzo de este escrito me hice una pregunta ¿Quién fue ese hombre en el espejo? Ahora, después de la breve odisea (sólo la punta del ovillo de Ariadna) puedo contestarla: uno de los últimos grandes humanistas de nuestro tiempo.

por Prof. SILVANA BORTOT


Descargar el artículo completo aquí


lunes, 24 de agosto de 2009

El veto le dijo no al agua y si al oro.


La ley de Protección de Glaciares 26418 se aprobó por unanimidad en Diputados, y en Senadores solo tuvo tres votos en contra. Sin embargo, y a pesar de ser impecable por sus objetivos, rigor y prohibiciones, encontró un inesperado obstáculo. El veto de la ley es producto de una presidente que conoce poco de cuencas hídricas y glaciares, una Secretaría de Minería más interesada en los metales que en el agua, algún gobernador pro minería, Barrick Gold y el oro. Porque ésta es la respuesta trágica. El veto condenó las fábricas de agua de los Andes para que pudiera seguir siendo extraído el metal más teñido de sangre de la historia humana: el oro.

El los Andes funcionan fábricas muy frágiles de agua, dónde interactúan el clima, los hielos y el deshielo y la montaña. La ley, impulsada por Laura Maffei, tuvo en cuenta ésta fragilidad. Su articulado no solo protege los glaciares, que son masas de hielo perenne en movimiento, sino también a los periglaciares y sus suelos congelados (permafrost). Como parte de ecosistemas de montaña más extensos, generan el agua que alimentan cuencas hídricas clave, como el río Jáchal en San Juan. La ley era necesaria porque en pleno calentamiento global, que reduce la masa glaciar y el permafrost, tanto la megaminería como la explotación petrolera aceleran su destrucción. Minas como Pascua Lama de Barrick Gold, extendida sobre ambientes andinos de Chile y Argentina, que apenas operará veinte años, pero dejará huellas ecológicas cuya reparación demandará siglos. Y la provincia de San Juan, mayoritariamente semiárida, perderá un trozo de su fábrica andina de agua.

En el sector chileno de Pascua Lama, la minera Barrick Gold pretendió trasladar los glaciares Toro I, Toro II y Esperanza para explotar el oro ubicado por debajo. Su propuesta era trozar el hielo y llevarlo en camiones hasta el glaciar Guanaco. Desde FUNAM le explicamos a los diputados chilenos que si bien el hielo de un glaciar podía trasladarse, el ecosistema glaciar y la nieve que lo alimentaba no. Al destrozarlo, se perdía un glaciar que funcionaba. Captaron el mensaje, y el gobierno chileno le dijo “no” al traslado.

En la Argentina, las minas de oro ya afectaron ambientes glaciares y periglaciares de San Juan, y la invasión de otras mineras extranjeras anticipa la muerte de más cuencas hídricas. Pero la respuesta del gobierno nacional fue un veto. Le dijeron “no” al agua y “si” al oro.

Fuente: Revista Rumbos 29/03/2009

Por Raúl A. Montenegro. Biólogo, presidente de FUNAM y premio Nobel Alternativo 2004.


miércoles, 5 de agosto de 2009

¿Alumnos con orejas de burro?


- ¿Cuando fue la independencia de nuestro país?
- “El 25 de Mayo de 1816”- responden firmemente los alumnos en varias evaluaciones.
- ¿Cuáles fueron los hechos que llevaron a la Revolución Argentina?
Y con total seguridad afirman los chicos en clase - “es a causa de que Fernando VII fue tomado prisionero por Napoleón”- al asociar directamente el término Revolución con los acontecimientos de Mayo de 1810.
Ejemplos como esos tenemos miles, tanto de historia como de geografía pero cabe preguntarnos: ¿son alumnos con orejas de burro? ¿Son ellos el problema? ¿Son los docentes los causantes de tantas falencias?
Este cuestionamiento no es de hoy. Estos planteos vienen llevándose a cabo desde hace algunos años ya.
La implementación de la Ley Federal de Educación en nuestra provincia significó una modificación en la cantidad de espacios curriculares existentes y una disminución de horas cátedras de ciertas materias que en otros momentos eran consideradas imprescindibles dentro de la formación integral del alumno. Espacios como Historia y Geografía redujeron sus horas a la mitad, y las consecuencias se pudieron ver claramente al poco tiempo: las horas de dictado de clases eran mínimas como para que el alumno pudiera asimilar los contenidos, los programas anuales eran muy largos pero no podían concluirse jamás, o si se cumplían era sacrificados la mitad de los temas para poder llegar a fin de año con todos los requisitos acorde lo pide el Ministerio de Educación.
¿Pero la culpa es del alumno, que actualmente está despreocupado ante la enseñanza y dedicación del Profesor? ¿La culpa es del profesor porque no sabe “administrar” el tiempo que le corresponde y hacer una clase magistral?
El espíritu de la nueva Ley de Educación Nacional es recuperar nuestra identidad, revalorizar nuestro conocimiento del pasado para que no se produzca ese olvido colectivo que nos convierte en un país sin memoria ante tantos atropellos hacia los Derechos Humanos, intenta que logremos un conocimiento complejo de nuestro espacio para su mejor utilización.
Aprovechando este objetivo, creo que es el momento oportuno para replantearnos una recuperación de la carga horaria que se perdiera en las mencionadas materias tras la implementación de la Ley Federal de Educación. Debemos reflexionar acerca del cambio que queremos producir en nuestra enseñanza, o si meramente será un cambio de nombre en la Ley.
Luchemos juntos para que nadie pueda decir que nuestros alumnos tienen “orejas de burro”.

Prof. Lina Bortot

miércoles, 22 de julio de 2009

El espacio de la educación.

El espacio geográfico es el objeto de estudio de la Geografía, la cual es la ciencia que estudia la interrelación entre el hombre y el medio. El espacio en Geografía es la epidermis de la Tierra donde se localizan factores naturales y sociales. Desde la óptica de la Geografía Humana se puede decir que el espacio es el lugar donde se desenvuelve el ser humano, por lo tanto es una construcción social.
Ya los griegos tenían erigido un concepto de espacio, lo que ellos llamaban la Ecúmene o mundo conocido, es decir el mundo habitado en contraposición con el mundo desconocido o Anecúmene que era otro espacio diferente.
Hoy en día el concepto de espacio desconocido es prácticamente nulo y se habla de un espacio globalizado en lugar de la antigua Ecúmene, a la vez y como contracara de aquel espacio surgen los espacios regionales o locales que tienen su propia identidad.
Si se dijo que el espacio es una construcción social y que hay distintos espacios locales, se puede determinar que cada comunidad o institución es un espacio, como por ejemplo la escuela que es el espacio particular que se analizará en ésta oportunidad.
La escuela no solo ocupa un espacio físico, sino que también es un espacio formado por el concepto de comunidad donde intervienen distintos elementos propios de toda sociedad como la convivencia, el respeto mutuo, la familia, los valores, la ética, el saber etc. La institución escolar ocupa un espacio primordial otorgado por la Ley de Educación Nacional siendo el pilar fundamental en la formación del ciudadano que será quien tenga la tarea de construir el espacio del futuro.
El espacio geográfico es histórico ya que los elementos que lo conforman, sean naturales o sociales, están en constante dinámica por lo tanto dicho espacio va a evolucionar o involucionar con el transcurso del tiempo por medio de la intervención del ser humano. En ese sentido y siguiendo con la analogía con el espacio que ocupa la Institución Escolar se puede decir que ese espacio ha evolucionado en nuestro país.
Desde la organización del Estado la educación y la escuela han ido creciendo gradualmente de acuerdo a las necesidades de cada época, así después de la declaración de independencia la urgencia era enseñar a leer y escribir a los niños sin aún haber organizado un sistema educativo como se conoce hoy. Hacia fines del siglo XIX ya con la Ley de Educación Común Nº 1420 sancionada y con un país que se colmaba de inmigrantes a la vez que se consolidaba como agro-exportador, era necesario en primer lugar lograr asimilar al inmigrante a la cultura local y también formar al ciudadano en materia tecnológica de la época que requería ya una mano de obra con mayor especialización de acuerdo al empuje económico que estaba viviendo el país.
Más de cien años después, la Ley 1420 cargaba sobre sus espaldas el peso del Positivismo y el Conductismo siendo difícil poder lograr resultados esperados en el ser humano y habiendo moldeado al individuo con un icono particular. La escuela era el espacio donde se formaba al ciudadano bajo una receta preestablecida resultando dificultosa la articulación con el resto del espacio social ya que la escuela solo era el lugar donde se daba y recibía conocimiento.
La Ley de Educación Común dejó una fuerte impronta en la estructura social argentina, así se llega a fines del siglo XX con la sanción de la Ley 24195 o Ley Federal de Educación que reemplazó a la anterior donde la estructura de la educación y por lo tanto del espacio institucional cambió radicalmente.
La Ley Federal planteaba cambios estructurales que fueron difíciles de asimilar después de haber tenido más de un siglo de educación con el viejo sistema. La escuela vio en pocos años implementar cambios diferentes al anterior sistema, se tomó como base el Constructivismo, se privilegió la democratización de la institución por sobre todas las cosas donde se ponían a un mismo nivel directivos, docentes, alumnos y padres teniendo voz y voto en las decisiones inherentes al espacio educativo.
Más allá que todos coinciden que el objetivo fundamental de la nueva ley era positivo, los resultados sugirieron otra cosa. Se afirma que la pluralidad de contenidos que pregonaba la ley conllevó a un vaciamiento de los mismos ya que se incrementó el currículum pero se siguió con la misma carga horaria que anteriormente, por lo tanto se recortaron los espacios de la mayoría de las materias para darle lugar a las nuevas que se implementaron. En muchos casos los nuevos contenidos no eran significativos agravado en el sentido que la carga horaria que se recortó correspondía a materias primordiales para el desarrollo del individuo como actor principal del espacio social en el cual se insertaría cuando egresara.
Otra falencia es que se desconoció prácticamente por completo el espacio correspondiente a la Educación Técnica tan necesaria para el progreso de una sociedad en vías de desarrollo y un país inserto en un espacio global que requería especialistas en distintas áreas de la producción y el desarrollo.
Si se suma el hecho que espacios tan importantes dentro de la educación como la Educación Técnica y la carga horaria de materias primordiales además de la política de perjuicio a la industria nacional y la apertura a la importación con el agregado que la ley 24195 fue aprobada de manera apresurada se puede inferir que determinados intereses políticos (se presume externos con obsecuencia  del gobierno nacional) influyeron, para desculturar a la sociedad.
Por ende, la Ley Federal prometía ser una panacea que resultó siendo una caja de Pandora, por un lado se habían ganado ciertos espacios, pero por otro se perdieron muchos más. En el medio estaban los actores principales; los alumnos que tuvieron acceso a un conocimiento superficial y el docente que vio diezmado su fuente laboral.
El docente perdió su espacio tradicional, debió dar más importancia a reunir la mayor cantidad de puestos posibles a la vez que debía perfeccionarse (no siempre eficientemente porque el mismo sistema no lo permitía) para poder acceder a esas fuentes, por consiguiente debió priorizar otros espacios en detrimento del espacio escolar ya que estaba impedido de dedicar tiempo extra a afianzar el conocimiento en los alumnos y establecer lazos de relación con la institución en sí y sus actores.
Transcurridos los primeros años del siglo XXI se derogó la Ley 24195 y se sancionó la Ley 26206 o Ley de Educación Nacional que en un principio apunta a subsanar las falencias de la anterior para lo cual se cambiaron las estructuras nuevamente pero afianzando las bases del Constructivismo que hace pensar en un espacio institucional en armonía con las necesidades de la sociedad actual.
No se puede permitir que la educación siga perdiendo el espacio que le corresponde, solo la misma permitirá el desarrollo posible que toda sociedad avanzada debe alcanzar.

Lic. Juan Pablo García Ruiz