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sábado, 9 de marzo de 2019

No puedes convencer a un terraplanista y eso debería preocuparte.

Negar que la Tierra es esférica es el caso más extremo de un fenómeno que define esta época: recelar de los datos, ensalzar la subjetividad, rechazar lo que nos contradice y creer falsedades propagadas en redes



Hay gente que cree que la Tierra no es una esfera achatada por los polos, sino un disco. Que la Tierra es plana. No es analfabetismo: estudiaron el Sistema Solar y sus planetas en el colegio, pero en los últimos años han decidido que todo eso de "la bola" es una gigantesca manipulación. Solo el 66% de los jóvenes entre 18 y 24 años de EE UU está plenamente seguro de que vivimos en un planeta esférico (el 76% entre 25 y 34 años). Es un fenómeno global, también presente en España, al que cuesta asomarse sin bromear. Pero al observar los mecanismos psicológicos, sociales y culturales que les llevan a convencerse de esta gigantesca conspiración se descubre una metáfora perfecta que resume los problemas más representativos de esta época. Aunque parezca medieval, es muy actual.
"El pensamiento conspirativo plantea un problema para el mantenimiento de una esfera pública racional en la que los debates políticos se basan en evidencias", asegura Olshansky
Rechazo de la ciencia y los expertos, narraciones maniqueas que explican lo complejo en tiempos de incertidumbre, entronización de la opinión propia por encima de todo, desprecio hacia los argumentos que la contradigan, difusión de falsedades gracias a los algoritmos de las redes... Está todo ahí. "Es el caso más extremo, el más puro", resume Josep Lobera, especialista en la sociología de los fenómenos pseudocientíficos. Cada flaqueza o actitud de este colectivo está presente de algún modo en muchos de los movimientos políticos, sociales y anticiencia que han irrumpido en nuestros días.
"Nace de la desconfianza en el conocimiento experto y de una mala manera de entender el escepticismo", afirma Susana Martínez-Conde, directora del laboratorio de Neurociencia Integrada de la Universidad Estatal de Nueva York. Los estudios sobre terraplanistas y otras teorías de la conspiración indican que ellos creen ser quienes están actuando con lógica y razonando de forma científica. En muchos casos, terminan atrapados en la conspiración tras intentar desmontarla. "Es absurdo. Voy a desmentir que la Tierra es plana", cuenta Mark Sargent, uno de los más reconocidos terraplanistas en el documental que retrata al colectivo a la perfección, La Tierra es plana (Netflix). Y acabó "hundiéndose, como en un pozo de alquitrán". La mayoría de terraplanistas no han sido convencidos, se han convencido al verse incapaces de demostrar que bajo sus pies hay una bola de 510 millones de kilómetros cuadrados.
"¡Investígalo por ti mismo!", se animan unos a otros, según recoge la investigadora Asheley Landrum, de la Universidad Texas Tech, que presentó hace dos semanas el resultado de sus investigaciones sobre los terraplanistas en la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia. La primera diapositiva de su conferencia es una imagen de Copérnico, padre de la idea de que la Tierra orbita alrededor del Sol, reconociendo que estaba equivocado tras pasar cinco horas viendo vídeos terraplanistas en YouTube. Porque según Landrum y su equipo, que estudia estos fenómenos en el proyecto Creencias Alternativas, YouTube es la clave. Todos los terraplanistas se hacen terraplanistas viendo a otros terraplanistas en YouTube. Y una vez forman parte de esa comunidad es casi imposible convencerles de su error, porque se activan mecanismos psicológicos muy poderosos, como el pensamiento motivado: solo acepto como válidos los datos que me reafirman y el resto son manipulaciones de los conspiradores. Como en otros movimientos, si la ciencia me desdice, es que la ciencia está comprada.
"YouTube parece ser la amalgama de la comunidad de la Tierra plana", concluyen en su trabajo más reciente, en el que señalan a esta plataforma de vídeos como el origen de las vocaciones conspiranoicas. El equipo de Landrum entrevistó a una treintena de asistentes a la primera Conferencia Internacional de la Tierra Plana y todos describían YouTube como "una fuente fiable de evidencias" y de los proveedores más populares para "noticias imparciales" frente a los medios manipulados. Se habían hecho terraplanistas viendo vídeos en esa plataforma en los tres años previos y muchos entrevistados describen estar viendo piezas sobre otras conspiraciones (del 11-S, por ejemplo) y terminar atrapados con la historia de la Tierra plana gracias a las recomendaciones de YouTube.
"Nace de la desconfianza en el conocimiento experto y de una mala manera de entender el escepticismo", afirma Martínez-Conde
Muchos especialistas han denunciado cómo el algoritmo de recomendaciones de YouTube termina convirtiéndose en una espiral descendente hacia contenidos cada vez más extremistas, manipuladores y tóxicos. Y en este caso no es una excepción. Como defienden los terraplanistas, YouTube se ha convertido en el mejor caldo de cultivo para versiones "alternativas" de la realidad, donde se desarrollan mensajes alocados y provocadores al margen de la "ciencia y los científicos convencionales". Sobre cualquier tema, desde la cura del cáncer hasta el feminismo, pasando por la astronomía, lo habitual es encontrar los mensajes más controvertidos entre los primeros resultados de la búsqueda. Lógicamente, estos mensajes tienen derecho a subirse a la red, pero los algoritmos los están promocionando por encima de contenidos relevantes. "Un usuario individual de YouTube, por ejemplo, sin respeto por la verdad, el rigor o la coherencia, en algunos casos puede llegar a una audiencia comparable" a la de los grandes medios, critica Alex Olshansky, del equipo de Landrum.

Irreductibles

"Solo confío en lo que ven mis ojos", repiten una y otra vez los terraplanistas. Aunque como dice esta especialista en percepción, es bastante común que nuestros propios sentidos sean los primeros en engañarnos, como muestran todas las ilusiones ópticas. "Ellos sacan las matemáticas y nosotros decimos: 'Mira", dice el terraplanista Sargent en el documental para explicar su éxito. "No necesitas fórmulas para entender dónde vives", resume este hombre que había pasado por todas las conspiraciones antes de llegar a esta viendo vídeos en la red.
"Como la gente que niega el cambio climático, no los vas a convencer con datos, hay que buscar la forma de despertar las emociones de la gente", explica la neurocientífica Martínez-Conde. Y añade: "Nuestro cableado neural responde a las emociones más que a los datos. Ese problema ha contribuido a dar lugar a los populismos y especialmente con el fenómeno de las redes sociales que favorece que la desinformación se expanda de manera peligrosa".
Un reportaje recién publicado en The Verge sobre los moderadores de contenidos de Facebook mostraba que muchos de estos trabajadores precarios estaban cayendo atrapados en las conspiraciones que tenían que controlar. "Me dijeron que es un lugar donde los vídeos de conspiraciones y los memes que ven cada día los llevan gradualmente a abrazar ideas extrañas", describe el periodista Casey Newton. Uno de los moderadores del centro que visitó promueve entre sus compañeros la idea de que la Tierra es plana, otro cuestiona el Holocausto y otro no cree que el 11-S fuera un ataque terrorista.
Esto no debería sorprender: son muchos los estudios que demuestran cómo la simple exposición a mensajes sobre conspiraciones provoca en la gente una paulatina pérdida de confianza en las instituciones, la política o la ciencia. Con consecuencias tangibles: por ejemplo, la creencia en conspiraciones está vinculada a actitudes racistas o un menor uso de protección frente al VIH. Todos los terraplanistas creen en otras conspiraciones y llegaron a esa cosmovisión paranoica a través de otras teorías similares. Es característica la predisposición a creer en distintas teorías de la conspiración a la vez, incluso contradictorias entre sí: las mismas personas podían creer a la vez que Bin Laden no está realmente muerto o que ya estaba muerto cuando llegaron los militares estadounidenses a su vivienda.
YouTube es la clave. Todos los terraplanistas se convierten viendo vídeos que en muchos casos el algoritmo les ha recomendado cuando veían otras conspiraciones
Por ejemplo, buena parte de los terraplanistas son a su vez antivacunas. Lobera, que estudia a este colectivo en España, admite que esta cosmovisión conspirativa "es uno de los factores decisivos", aunque no el más importante. "Hay puertas de entrada al mundo de las pseudociencias y una conexión entre estas creencias", explica el sociólogo.
"En la medida en que el pensamiento conspirativo está generalizado, comienza a plantear un problema para el mantenimiento de una esfera pública racional en la que las discusiones y los debates políticos se basan en evidencias, en lugar de traficar con sospechas de que un grupo manipula los hechos desde las sombras para impulsar una agenda oculta", asegura Olshansky en su trabajo. En este sentido, los terraplanistas, por sus creencias extremas, son como el reflejo de la sociedad en los espejos deformantes del callejón del Gato. Llegados al punto en que hay mucha gente que acepta su mensaje con naturalidad, eso indica que existe un deterioro real de las condiciones en las que se produce el debate público.
Pero estas creencias no surgen de la nada y existen condiciones sociales que influyen de forma determinante. Por ejemplo, se sabe que las personas que se sienten impotentes o desfavorecidas tienen más probabilidades de apoyarlas (como minorías raciales marginadas) y que están correlacionadas con el pesimismo ante el futuro, la baja satisfacción con la vida y la escasa confianza interpersonal. "Hay que entender estos movimientos dentro del contexto socioeconómico en el que nos encontramos, están aumentando las disparidades sociales entre quienes tienen más privilegios y más carencias. Y esto hace que aumente la desconfianza hacia gobiernos y expertos", explica Martínez-Conde.
Hay condiciones sociales que influyen de forma determinante: se sabe que las personas que se sienten impotentes o desfavorecidas tienen más probabilidades de creer en conspiraciones
"Vivimos en tiempos de incertidumbre y a nivel neural la incertidumbre nos hace sentir incómodos", señala la neurocientífica. Estas disonancias cognitivas obligan a crear un relato propio de buenos y malos que explique de forma simplista los fenómenos complejos de la actualidad. Y que les coloque en el papel heroico de luchadores por la verdad ocultada: las creencias conspirativas siempre han estado asociadas a cierto narcisismo colectivo ("los demás son los borregos"). Además, las personas con tendencia a ver patrones y significados ocultos en la realidad tienen mayor tendencia a creer en conspiraciones y fenómenos paranormales. "Son más dados a ese tipo de ilusiones causales. Como ver caras en las nubes, pero llevado al extremo: ver caras en una tostada y darle significado real", explicaba Helena Matute, investigadora de Deusto, sobre su trabajo con lo paranormal.
A partir de ese poso, nos encontramos con mecanismos psicológicos como el sesgo de proporcionalidad (si algo extraordinario ha ocurrido, algo extraordinario debe haberlo causado) y el de intencionalidad: hay una mano detrás de todo. "Este deseo de narraciones ordenadas que ofrezcan certeza y visiones simplificadas del mundo puede brindar comodidad y la sensación de que la vida es más manejable", resume Landrum en su trabajo. Así conseguirían sortear los altibajos de la vida, apostando por una realidad lisa y llana. Como la Tierra, según quieren creer.
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martes, 22 de enero de 2019

Premio para el hombre que frenó al desierto.





























El agricultor burkinés Yacouba Sawadogo recibe el reconocimiento de Right Livelihood (el 'Nobel alternativo') tras popularizar una técnica de riego en el Sahel y crear uno de los bosques con más diversidad de la región

Yacouba Sawadogo tiene 72 años y es el artífice de un milagro:«Convertir tierra estéril en bosque y demostrar cómo los agricultores pueden regenerar su suelo a través del uso innovador del conocimiento local e indígena».
Las palabras de reconocimiento corresponden a la organización del premio Right Livelihood, un galardón conocido popularmente como el Nobel alternativo que en su última edición ha querido distinguir la labor de este pionero nacido en Burkina Faso. El mismo al que en la región del Sahel se conoce como El hombre que detuvo el desierto. Así se titula, de hecho, el documental de 2010 que cuenta su historia.
Fue a comienzos de la década de los 80, un periodo en el que su país sufrió una sequía extrema, cuando Sawadogo recurrió a una exitosa técnica de irrigación tradicional. «No sabría decir exactamente cuántas miles de personas murieron por la sequía, pero fueron muchas. La falta de agua provocó la escasez de alimentos, y muchas dejaron sus hogares para sobrevivir», explicó a Papel días antes de recibir el galardón -dotado con 97.000 euros- en Estocolmo.
La población burkinesa abandonó en grandes oleadas entonces, hace casi 40 años, las áreas rurales para trasladarse a las ciudades en busca de un empleo que les garantizara el sustento. Sawadogo, sin embargo, optó por viajar en sentido contrario, decidido a resucitar la tierra arrasada por la falta de agua.
Tras varias pruebas, encontró la solución en la técnica del zaï. Consiste en excavar pequeños pozos (de entre 10 y 20 centímetros de profundidad y 20 y 30 de diámetro) durante la estación seca para luego rellenarlos con residuos agrícolas o estiércol. Después de las primeras precipitaciones, cada pozo se cubre con una fina capa de suelo. En el centro se colocan semillas de sorgo o mijo.
Dicha técnica permite aprovechar mejor el agua y, consecuentemente, mejorar el rendimiento de los cultivos hasta en un 500%. Para sorpresa de quienes dudaban de la idea de Sawadogo -algunos agricultores lo tacharon de loco e incluso llegaron a incendiar sus campos debido al desconocimiento-, el zaï logró transformar unas tierras estériles en un bosque de casi 40 hectáreas donde actualmente conviven 60 especies de árboles y arbustos. O lo que es lo mismo: un bosque de insólita diversidad en una de las zonas más áridas del mundo.
El trabajo de Sawadogo ha sido aclamado tanto dentro como fuera de las fronteras de su país. No hay una semana que no reciba a algún grupo de agricultores interesados en copiar su sistema. «Los grupos suelen ser de unas 10 personas y pasan una semana conmigo para ver en qué consiste el zaï», reconoce. A su encuentro vienen no sólo agricultores locales o de países vecinos, sino también investigadores, ONG internacionales e incluso la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (UNCCD), que en 2013 también reconoció sus esfuerzos en la lucha en este campo.
Frente a la amenaza que suponen los cambios en los patrones del clima en los países en vías de desarrollo, como se ha podido apreciar en algunas regiones africanas tras el paso del fenómeno de El Niño en 2015, disponer de un sistema que asegure el abastecimiento agrícola es sinónimo de una sociedad pacífica. La mayoría de los conflictos en las áreas rurales africanas son derivados, precisamente, de la escasez de alimentos y de la lucha por el del control de las tierras.
Sawadogo, por tanto, se ha convertido en un pacificador del centro de África sin empuñar jamás un arma. Lo paradójico es que ahora su trabajo se encuentra amenazado por la expansión de la ciudad de Ouahigouya, que ya se encuentra en los límites del bosque. Y ello porque el hombre que detuvo el desierto ha trabajado durante décadas en estas tierras sin importarle no ser su dueño.
El manzano de Sodoma es una de las especies que ahora crece en la región. GETTY

Fuente: ElMundo.es


sábado, 24 de noviembre de 2018

Los grandes edificios vacíos generan más plusvalía que si estuvieran con gente.

Imagen ilustrativa. Edificios de la ciudad de Santa Fe Argentina


La socióloga holandesa Saskia Sassen pasó por Buenos Aires y planteó los desafíos de la urbanización y el rol del Estado.

El destino de las ciudades, cómo las ha transformado el proceso de globalización y los desafíos de la vida en las metrópolis son algunas de las cuestiones que desvelan a la socióloga, escritora e investigadora holandesa Saskia Sassen, quien participó esta semana del segundo Congreso Internacional de Urbanismo, en Buenos Aires.

La experta, que fue una de las figuras más buscadas entre los asistentes al encuentro organizado por el Ministerio de Desarrollo Urbano porteño en la Usina del Arte, dialogó con Infobae sobre el nuevo rol de las ciudades y los grandes desafíos frente al escenario que augura que, para 2050, más del 75% de la población mundial será urbana.

"Las ciudades hoy son espacios operacionales estratégicos. Esto es el resultado de un proceso que comenzó en los '70 y luego fue cambiando hasta transformarse en lo que son hoy. Por un lado las grandes empresas que estaban en las ciudades, las grandes bancas, las aseguradoras se estaban yendo de las ciudades que estaban empobrecidas y había mucha violencia. Nueva York se declara en bancarrota, pero también estaban así París y Tokio. Las clases medias, las que podían, se iban a los suburbios. Pero algo pasa que cambia la cosa", explica Sassen.

-¿Y qué es lo que cambia?
-Lo que cambia es que al mismo tiempo que sucede esto hay una segunda tendencia: es un empuje hacia la globalización. Estas grandes empresas que no tienen necesidad de estar en ningún lugar específico, empiezan a necesitar la intermediación. Y eso, se lo da la ciudad.


-¿Qué es la intermediación?
-Las empresas quieren operar en 10, en 20 países y necesitan de esa gente brillante altamente especializada. Es lo que da el conocimiento muy especializado. Se necesitan expertos de Argentina, expertos de Mongolia y así, de todos los países. Esas grandes empresas y nuevas necesitan acceso a ese grupo y ese grupo está en las ciudades. Este sector llega con sueldos muy altos, empleados muy bien pagos, y ellos son los que empiezan a desplazar a las clases medias modestas.

-¿En dónde se ve esta desigualdad?
-En todas las ciudades del mundo vemos edificios vacíos, pero lo que realmente está pasando no lo podemos ver con los ojos. Hay enormes ganancias del sistemas financiero y grandes pérdidas de hogares, que en realidad son personas sin techo. Los grandes edificios vacíos generan más plusvalía que si estuvieran con gente porque el sector de inversores solo quiere materialidad. Es muy alarmante esto que sucede.

-¿Cuál es el rol del Estado en este contexto?
-Lo que pasa con la globalización es que concluye con la privatización de más y más funciones que estaban en manos del Estado, porque no es capaz de contener la experiencia y el conocimiento de todos los países. Entonces ahora es más complejo, con más interacciones, negociaciones. Pierde capacidad y por ende, autoridad. Una de las cosas que pasan es que los techies (así llama Sassen a esas personas y asesores con conocimiento muy especializado) es que van al gobierno municipal y dicen: tenemos esta innovación, y los gobiernos las compran. Y yo siempre digo que no lo debería hacer. Los sectores públicos compran y compran y luego no lo usan, no saben bien cómo usarlo o al final no les sirve.

-¿Puede la tecnología acompañar ese crecimiento de una manera sustentable?
-Ahí hay un desafío y va a llevar trabajo, recursos y tiempo; que permita a los miembros de un gobierno de ciudad tener los conocimientos para distinguir qué les sirve y qué no. Dentro de la municipalidad u otros espacios de gobierno habría que desarrollar un poco de conocimiento de estas tecnologías, pero un poco; pero enfocar el encuentro con los techies, que hacen sus negocios y decir: 'Yo tengo este problema', y plantearlo, '¿cómo me pueden ayudar?'. Es decir que sea al revés de lo que sucede hoy. De ahí puede surgir una provocación y que los techies se enfoquen sobre las cuestiones urbanas y no solamente sobre la tecnología como si existiera en un vacío.

-¿En este desafío entra la utilización de los recursos naturales?
-Los estados nacionales simplemente parecen no estar preparados para hacer una diferencia mayor. Hicieron alguna diferencia, por ejemplo, en China que ya cuenta con la mitad de su energía a partir de fuentes renovables. Hay algunos gobiernos que lo manejan mejor que otros; en Estados Unidos, por ejemplo, entró en regresión. Pero en los últimos años 36 gobiernos y unas 150 multinacionales han acaparado la mayoría del planeta. Uno de los mayores problemas que tenemos es que usamos mediciones que hoy no sirven.

-¿Cómo es eso?
-El PBI per cápita que hemos usado por más de un siglo no es una buena medida. Son viejos instrumentos que ya no sirven para medir la economía. La minería registra como positivo, pero una vez que acabaron es tierra queda muerta, el agua envenenada. Es bueno hoy, pero ¿en 70 años? Por ejemplo las enormes plantaciones que supuestamente modernizan, se registran en términos positivos y un pequeño agricultor que ha mantenido la tierra a través de generaciones no se registra.

-¿En este contexto hay esperanza?
-Tenemos la supervivencia; esperanza es una palabra muy bella. Somos muchos en el mundo. Estamos hablando de reinventar, de luchar, de aceptar que hemos perdido mucho, de aceptar que vamos a vivir con enormes cantidades de gente. Hay toda una nueva generación que quiere luchar, gente joven sobre todo, y hay también viejos expertos que lo han visto todo. En el medio hay una generación práctica, de predadores, sin vergüenza. Esa generación que duró por varias décadas no puede aceptar lo que es la destrucción, pero afortunadamente están los extremos. Vamos a seguir luchando.
   Fuente: Infobae.com
                                                          imagen ilustrativa: El Litoral


sábado, 3 de noviembre de 2018

El día que más de 500 pueblos de España cambiaron de nombre


«A fin de que desaparezca la extraordinaria y lamentable confusión originada por el hecho de existir, entre los 9.266 Ayuntamientos que constituyen la Nación, más de 1.020 con idénticos nombres», la Real Sociedad Geográfica propuso una reforma de la Nomenclatura geográfica que se plasmó en el Real Decreto de 27 de junio de 1916 refrendado por el conde de Romanones y dado en palacio por Alfonso XIII. El 2 de julio se promulgaba en la Gaceta de Madrid esta disposición que ordenaba el cambio de nombre de 573 ayuntamientos españoles en su preámbulo, aunque la suma de los que refería a continuación era de 566.
Roquetas pasó a ser «del Mar», Moncada sumó «y Reixach», Buitrago el apellido «de Lozoya» o San Fernando el de «de Henares» hace ahora un siglo. «Supuso un hito en el proceso de normalización toponímica en España, puesto que por vez primera el Estado intervenía a la vez sobre la denominación de tan elevado número de ayuntamientos, para evitar confusiones y duplicaciones, reconociendo así la importancia del nombre de lugar como referente geográfico, político y administrativo del mismo», apuntaba Fernando Arroyo Ilera, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, en la IV Jornada de la Comisión Especializada de Nombres Geográficos celebrada en Valladolid en abril de 2015.

La reforma, según resaltaba el Conde de Romanones en la exposición del Real Decreto, había procurado limitar en lo posible las modificaciones, procurando que afectaran al menor número de localidades. Dejaba intacto el nombre a las poblaciones que entonces contaban con mayor categoría administrativa al ser capitales de provincia, cabezas de partido judicial o tenían mayor número de habitantes y variaba el topónimo de las entidades de población con menor número de vecinos, intentando que el calificativo que se le asignaba no fuera arbitrario «sino el que la tradición, el uso o los afectos de cada localidad vienen consagrando y teniendo también presentes los antecedentes históricos».


Villanueva del Conde (Miranda de Ebro), por ejemplo, pasó a llamarse Villanueva de Teba para evitar confusiones con un municipio de Salamanca y adoptó el nombre del Conde de Teba, que según explica el Ayuntamiento en su web, tenía mucha presencia en la comarca.

Carácter de perpetuidad
En la reforma se observó «con especial predilección», sin embargo, que el nombre se refiriera a ríos, montañas, territorios o cualquier particularidad geográfica cercana al Ayuntamiento «habida cuenta del carácter de perpetuidad del accidente que califique y distinga al pueblo de que se trate, a fin de que lleve consigo la casi inmutabilidad de su nueva designación».
Arroyo Ilera explica a ABC que el geógrafo, historiador y escritor «Manuel de Foronda, el auténtico promotor de la reforma, llevaba estudiando el tema desde hacía 10 años». Él mismo contó en el diario La Época del 4 de julio de 1916 cómo «estudiando las etapas recorridas por Carlos V en sus viajes por España, se encontró con un sinnúmero de localidades y poblaciones que llevaban los mismos nombres, y éstos, sin calificativo o añadido alguno que entre sí los diferenciara». El experto, que recibió el título de marqués de Foronda entre otros méritos por esta normalización toponímica, destacaba cómo existían, por ejemplo, seis Villaverde esparcidos por España y otro Toledo en Huesca (El antiguo municipio del valle de La Fueva pasó a denominarse Toledo de Lanata).

«Es un trabajo muy interesante porque pone de manifiesto qué configura un topónimo», considera el catedrático de la UAM.

Aquel fue un «escrupuloso proceso» para concretar el «apellido» de cada nombre, que se realizó «con mucho cuidado», preguntando a cada localidad. Arroyo relata cómo a Santa Cruz de la Serós, en Jaca, se le iba a llamar Santa Cruz del Aragón, pero fueron sus vecinos quienes quisieron hacer un guiño en el nombre al monasterio de las Sorores («hermanas») o de las Serós.
Para Villamanrique, en Sanlúcar la Mayor, Foronda propuso Villamanrique de Zúñiga, como le llamaba Madoz y el Censo de 1857, pero en 1859 el duque de Montepensier compró una gran finca en el término y se prefirió Villamanrique de la Condesa, en honor a la hija de los duques, doña María Isabel de Orleans, condesa de París.

Otro caso significativo fue el de Salinas de Leniz, (hoy Leintz-Gatzaga) en Guipúzcoa. Se pensó en Salinas de la Cuesta, por el desnivel en que está situado, pero finalmente se prefirió recobrar el primitivo término histórico de Léniz que había caído en desuso.

Desde el punto de vista político, la reforma emprendida en la Restauración «fue un ejemplo de oficialización toponímica» al ser promulgada por un Estado liberal unitario, elaborada por instituciones académicas y con escasa participación de los agentes afectados, recoge la Comisión Especializada de Nombres Geográficos (CENG) sobre la conferencia de Arroyo. «Hay que pensar que en aquella época muchos secretarios de Ayuntamiento apenas sabían leer y seguramente el cuestionario que se envió desde Madrid acabó en un cajón», añade el experto. Muchos se enterarían del cambio de nombre en aquel julio de 1916.

Un proceso aún abierto
Pronto se vio la acertada cautela con que se redactó el Real Decreto, al añadir ese «casi» a la deseada inmutabilidad del nombre. Pese a la elevada aceptación de la propuesta (+/- 70%), muchos pueblos reclamaron, obligando a diversas rectificaciones. En diciembre de aquel mismo año de 1916, ABC publicaba las primeras modificaciones que afectaban a Monforte (Alicante), designado como Monforte de la Rambla en el real decreto y finalmente llamado Monforte del Cid; Póveda, que en lugar de Povédola acabó denominándose La Póveda de Soria; o Belmonte (Zaragoza), que cambió el apelativo «de Perejil» por el «de Calatayud».

A esas rectificaciones siguieron en 1917 la de Valverde y Collados, en Teruel, por la definitiva de Collado y Valverde, y la de Cala de la Ametla (Tarragona) por L'Atmella de Mar.

Aún hoy, algunos de los pueblos que se vieron obligados a cambiar de nombre discrepan. Muro, en Alicante, tuvo que añadir «de Alcoy» por este decreto de hace cien años para distinguirse del municipio mallorquín. El cambio se basó en el accidente geográfico más cercano al municipio, el río Serpis también llamado Alcoy, pero aún hoy estudia cambiar de nombre. El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana le negó en 2010 quedarse en Muro y ahora baraja otros como Muro de Mariola.

Por el contrario, Villanueva de los Infantes, en Ciudad Real, logró mantener su denominación, haciendo caso omiso a la orden de llamarse Infantes, a secas, para distinguirse de la localidad vallisoletana del mismo nombre.

Estos y otros casos se analizarán en febrero en el congreso que proyecta la Real Sociedad Geográfica con la CENG para celebrar el centenario de «la reforma más importante hasta la normalización lingüística», según Fernando Arroyo.

Fuente: ABC.es

sábado, 10 de marzo de 2018

El árbol geneaológico de toda la Humanidad

Esta imagen corresponde con la representación del 0,5% del árbol genealógico generado por los autores. COLUMBIA UNIVERSITY
Año 2018. El planeta ha alcanzado los 7.457 millones de habitantes. Son datos del censo mundial proporcionado por Estados Unidos. Los avances tecnológicos nos permiten la comunicación con casi cualquier persona que deseemos y el transporte nos lleva a lugares remotos en pocas horas. Cuesta recordar que, no hace tanto, necesitábamos semanas para recibir una carta y meses para llegar a países lejanos. Eran momentos en los que conocer a una persona y casarse era algo que ocurría en nuestro entorno. Con el tiempo, la humanidad se ha dispersado y con ello nuestras relaciones. Esto es lo que ha medido un grupo de investigadores que, tras analizar el parentesco de 86 millones de personas, ha creado el mayor árbol genealógico construido hasta la fecha. En él hay 13 millones de individuos conectados a lo largo de 11 generaciones y agrupados en 5,3 millones de familias distintas. Se trata de un análisis histórico mundial que va de 1840 al año 2000 y que recoge datos de perfiles públicos que provienen de Europa y América del Norte. La información incluye cuándo y dónde nació y murió cada persona.El estudio, publicado en la revista Science, lo ha dirigido el informático Yaniv Erlich, investigador de la Universidad de Columbia y responsable científico de la compañía de análisis genéticos MyHeritage, de la se ha obtenido gran parte de la colección de datos con los que se ha generado el árbol de la vida más grande del mundo.

Migraciones y casamientos
Las enormes bases de datos públicas permiten conocer parte de nuestra historia. En ellas se puede observar la reducción de la mortalidad infantil en el siglo XX o las altas tasas de mortalidad en edad militar durante las grandes guerras. Pero si hay algo novedoso que aporta este inmenso árbol de la vida de Yaniv Erlich es la posibilidad de ver con exactitud cómo han variado las relaciones humanas, un dato que se obtiene de analizar la migración y los casamientos.En las sociedades occidentales de los últimos 300 años, la mujer ha migrado más que el hombre, aunque ha recorrido distancias más cortas. Además, en estos desplazamientos las madres se han alejado menos de sus hijos de lo que lo han hecho los padres, que tienen, por otro lado, menos reparo en cambiar de país.
El lugar dónde encontrar una pareja ha cambiado a lo largo de los siglos. En Estados Unidos, antes de 1750, los habitantes encontraban un cónyuge en un radio de 10 kilómetros del lugar donde nacieron y lo más común era la elección de un primo cuarto. A partir de 1800 esta distancia se duplicó y llegó a los 19 kilómetros en 1850. En esta época, el ferrocarril produjo cambios rápidos en el transporte. La gente viajó más que nunca para encontrar un compañero, pero las parejas siguieron formándose entre parientes. Esto va en contra de lo que se creía hasta entonces: que la consanguinidad se redujo a medida que la población humana se dispersaba.

El rechazo al matrimonio entre parientes
Con la segunda Revolución Industrial, ya en 1870, el radio de distancia al que se formaron los matrimonios siguió en aumento y alcanzó los 100 kilómetros en 1950. Sin embargo, el parentesco del primo cuarto de 1850 ha pasado a ser, en la actualidad un primo séptimo.Los autores sugieren que el rechazo de la sociedad a casarse con parientes cercanos jugó un papel importante evitando la consanguinidad. Aunque los avances en el transporte durante el siglo XIX conectaron distintas poblaciones y permitieron recorrer largas distancias, no fue ésta la causa de que se redujera la relación genética, sino que fue un cambio cultural en occidente lo que evitó los casamientos entre familiares. El estudio no analiza, sin embargo, si existe también una tendencia a descartar los matrimonios concertados en los países de origen, como ocurre en ciertas culturas.
En occidente, una vez superada la tradición de enlaces en el seno de una misma familia, cabe preguntarse si la última revolución tecnológica, con la aparición de las computadoras e internet en el siglo XX y lo que llaman la revolución digital que llega hasta nosotros en pleno siglo XXI, podría contribuir a aumentar la variación genética. Hoy en día que muchas parejas conectan y se conocen por internet, sería plausible pensar que las personas viajan con mayor frecuencia fuera de sus países de origen para casarse. "En efecto", ha afirmado a EL MUNDO Yaniv Erlich. "Durante la segunda revolución industrial, el desarrollo del sistema de vías ferroviarias se correlaciona con un aumento de la migración y de los matrimonios. Otros cambios tecnológicos también pueden inducir a una mayor migración y recorrer una mayor distancia para el casamiento".

Toda la humanidad está conectada
En 1930, el escritor húngaro Frigyes Karinthy introdujo la llamada teoría de los 6 grados de separación entre las personas. Esta hipótesis propone que cualquier persona está conectada a otra a través de una cadena de cinco intermediarios que se conocen. Es decir, entre dos personas cualesquiera de este planeta sólo hay una separación de seis grados o conectores. ¿Puede el árbol genealógico de Erlich medir nuestra separación máxima?Erlich ha recordado que en 2004 un grupo de científicos del MIT de Massachusetts ya calcularon el ancestro común de todos los seres humanos vivos. "El estudio sugiere que si nos remontamos 75 generaciones, toda la humanidad está conectada a un mismo árbol genealógico y que se necesitan, como máximo, el doble (150 pasos) para conectar dos personas en el mundo. Son muchos en comparación con los seis grados que se dan en las redes sociales. En las redes sociales, cada individuo puede conectarse a cientos de amigos. En genealogía, uno está conectado a dos padres", ha explicado Erlich.

Un árbol útil para la biomedicina
Los investigadores han utilizado este inmenso árbol genealógico para estudiar cómo se heredan ciertas características, como la longevidad, un aspecto genético del que no se tenían datos concluyentes hasta ahora y del que se pensaba que dependía de la interacción de varios genes. ¿Qué vivamos más tiempo depende de la competencia entre distintos genes? Para este análisis, Erlich y sus colegas han estudiado los datos de 3 millones de parientes nacidos entre 1600 y 1910 y que habían vivido más de 30 años. De ellos, sólo el 16% presenta una longevidad que pudiera explicarse por causas genéticas. Los genes que favorecen a alargar la vida sólo la aumentan en cinco años, una cifra pequeña si se compara con aspectos que tienen que ver con nuestros hábitos, como el tabaquismo, que la reducen en diez. Además, al llevar estos datos al gran árbol genealógico, los científicos han comprobado que los genes de la longevidad no interactúan entre ellos, algo contrario a lo que se creía hasta ahora. El estudio desmantela esta teoría ya que de llegar a interaccionar habrían encontrado una mayor correlación entre individuos estrechamente emparentados. Y, aunque sí existe una relación entre la longevidad y el grado de parentesco, se descarta que la interacción entre esos genes afecte a su herencia.La antropología, la investigación biomédica y la salud pública pueden ahora abordar distintas cuestiones con este nuevo método que estudia el parentesco a gran escala. El mismo Erlich ha avanzado a este medio que se propone seguir esta línea de investigación para entender otros aspectos. "Tenemos datos sobre tasas de fertilidad, que es otro rasgo difícil de analizar", ha destacado el científico.

Fuente: ElMundo.es

domingo, 7 de enero de 2018

China afianza su presencia en la Antártida con su primer vuelo comercial

Sus ciudadanos ya no tienen que recurrir a operadores extranjeros

El avión llegó al continente antártico el pasado fin de semana con 22 pasajeros a bordo y tras más de 20 horas de viaje

Es el segundo país que más turistas envía a la región (44.000 en 2016), sólo por detrás de EEUU

El primer vuelo comercial de China a la Antártida aterrizó con éxito este fin de semana con 22 pasajeros a bordo, algo que los medios del país aseguran que marcará una nueva era para el pujante mercado del turismo en el Polo Sur y que servirá a Pekín para elevar y afianzar su posición e influencia en esta estratégica región.El vuelo, operado por Deer Jet, partió el jueves de la ciudad de Hong Kong y llegó a Ciudad del Cabo (Sudáfrica) 15 horas más tarde. Tras repostar combustible, el avión despegó para otro viaje de cinco horas y media que aterrizó con éxito en un aeropuerto de la Antártida. Allí, tras descansar un buen rato, los pasajeros aún tuvieron que cubrir a bordo de una aeronave entre cinco y seis horas más hasta alcanzar el punto más meridional de la Tierra el sábado por la noche, según un comunicado emitido por la compañía.
Un ejecutivo de la firma calificó de "hito" lo sucedido, ya que libera a los ciudadanos chinos de tener que recurrir a los servicios de una agencia extranjera para poder llegar a este destino, la única posibilidad con la que contaban hasta la fecha. Aunque sin restar mérito a lo logrado, la BBC señaló que el tramo desde Ciudad del Cabo en adelante había sido organizado por el operador turístico White Desert, que ofrece desde Sudáfrica viajes al Polo Sur con regularidad, por lo que más bien se trataría de una cooperación entre un organizador de viajes chino y otro de los ya veteranos en el sector.Desplazarse hasta el séptimo continente en avión es la excepción más que la norma. De hecho, la gran mayoría de los turistas acuden en barco, generalmente desde el puerto argentino de Ushuaia. Otra de las opciones más habituales es partir desde Nueva Zelanda, una ruta que suelen escoger las personas interesadas en un itinerario más histórico en el que se siguen los pasos de los famosos exploradores del pasado. La duración de todos ellos varía -desde unos pocos días a varias semanas, generalmente entre los meses de diciembre a febrero-, así como su precio, costando la opción más barata unos 4.200 euros.De acuerdo con la Asociación Internacional de Operadores Turísticos de la Antártida (IAATO, por sus siglas en inglés), una organización de compañías turísticas que operan en este territorio bajo una autorregulación muy exigente, China fue la segunda fuente de turistas más grande para la Antártida en 2016 (la primera es Estados Unidos). El gigante asiático aportó un 12% del total de los 44.000 visitantes que acudieron a este lugar, una cifra que se espera que crezca rápidamente en el futuro.Impacto ecológico del aumento de turistas
La cuestión del turismo y su impacto en un ecosistema tan delicado como este siguen de plena actualidad, más aun teniendo en cuenta la tendencia alcista en el número de visitas que se está registrando. Un estudio publicado hace unos años por los doctores universitarios Javier Benayas y Martí Boada reconocía que el mayor peligro del turismo antártico "no es tanto el impacto físico y/o ecológico", sino el continuo incremento del transporte de turistas y el número de barcos y aviones que se desplazan al continente, "lo que implica un mayor riesgo de accidentes con alta probabilidad de posibles vertidos contaminantes" en un entorno bastante impredecible.Aunque sin menospreciar los peligros, otros ponen el foco en los beneficios que esta actividad acarrea, como el aumento de la conciencia sobre el cambio climático entre los visitantes y la generación de unos ingresos que sirven para financiar expediciones científicas. "Todavía hay espacio para más turistas", aseguró Amanda Lynnes, de la IAATO, al canal británico. "Pero la supervisión continua es absolutamente clave", añadió.Entre sus normas se encuentran la limitación del acceso a buques con más de 500 pasajeros a bordo, que solo 100 de ellos puedan estar en tierra en un momento determinado o incluso la distancia máxima a la que un turista se puede acercar a un pingüino.
El reciente éxito de Pekín también goza de una gran carga simbólica para un país que cada vez busca mayor protagonismo en esta zona. "El vuelo comercial demuestra una vez más que China está cambiando gradualmente de ser un país grande que realiza actividades en la región a ser uno fuerte", dijo Dong Yue, investigador del Instituto de Investigación Polar de la Universidad Oceánica de China, al diario oficialista Global Times. "Sin embargo, la protección viene antes que la utilización. Tenemos que asumir nuestra obligación de proteger los recursos naturales de la Antártida como país consultivo del Tratado Antártico", subrayó en referencia al texto aprobado en 1959.Desde 2013, China ha identificado las regiones polares como una de las nuevas fronteras estratégicas del país, lo que se traduce en una fuerte voluntad política en formar parte del cómo se gobernarán estos territorios en el futuro. Para ello, el reciente Congreso del Partido Comunista estableció en su nuevo plan quinquenal que el Gobierno invertirá grandes cantidades de dinero en proyectos de exploración de los dos polos. "Con el tiempo, las ambiciones chinas contemplan poder presentar su propia propuesta para influir en cómo se gobernarán las dos regiones polares", afirmó Nengye Liu, de la Universidad de Adelaida.

Fuente: ElMundo.es

jueves, 9 de noviembre de 2017

En datos: así seremos en 2050

Habrá más de 9.800 millones de personas en el planeta, India será el país más poblado y la gran amenaza para la salud serán las superbacterias.

Los seres humanos tenemos una capacidad prodigiosa para reproducirnos. Durante los años noventa del siglo pasado, cada mujer tenía de media tres hijos, uno más de los necesarios para sustituir a los padres en la siguiente generación. De hecho, la población humana nunca ha dejado de crecer, siglo tras siglo. Históricamente, este crecimiento ha sido modesto. Las familias eran grandes pero morían muchos. Sin embargo, a raíz de la revolución industrial las cifras se dispararon. Pasamos de unas 1.000 millones de personas, en el año 1800, por las 2.500 millones de 1950, a 7.600 millones de personas en 2017.

¿Cómo crecerá la población mundial?

Las familias cada vez son más pequeñas, pero actualmente, Europa y Norteamérica son los únicos continentes donde las mujeres tienen de media menos de dos bebés a lo largo de su vida, y en todo el mundo la población sigue en aumento. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que, por suerte, la velocidad de crecimiento de la población ya no está sujeta a la aceleración insostenible y sin precedentes del pasado siglo, pero la humanidad seguirá creciendo en 83 millones de personas cada año. En 2050, la Tierra tendrá 9.800 millones de habitantes.
Como ahora, casi un quinto de la población futura se concentrará en un solo país, pero esta vez no será China: India va a ser la nación más poblada, al reunir el 17% de las personas en 2050. Este dato está ligado a la brusca reducción de la mortalidad que se observará, sobre todo, en los países menos desarrollados. Son precisamente países pobres –como India, Nigeria, la República del Congo y Pakistán– los que lideran las tasas de crecimiento de población a nivel mundial, y el motivo puede ser que mantienen familias numerosas pero cada vez gozan de una mayor esperanza de vida.

¿Cuántos años viviremos?

Los datos de la ONU corroboran que la distancia entre la esperanza de vida de los países más ricos y de los más pobres se estrecha. Esta homogeneización se debe a la caída dramática de la mortalidad infantil y de la mortalidad por VIH, además de mejoras en el tratamiento y prevención de enfermedades infecciosas. Aún así, la brecha no desaparecerá en 2050: la esperanza de vida al nacer actualmente es de unos 72 años, y llegará a los 77 años de media mundiales para entonces. Pero si se consideran solo los países más desarrollados, la cifra será bastante mayor, cerca de los 85 años.
Estas tendencias, junto con la disminución global de los nacimientos, apuntan a un futuro seguro: la humanidad será cada vez más vieja. Concretamente, la media de edad de todo el mundo –que ahora ronda los 30 años– ascenderá hasta los 36. En España, por ejemplo, que será uno de los países con mayor esperanza de vida, será 52 años (hoy es 44 y hace solo medio siglo era 30 años). El envejecimiento de la población supone un reto tremendo para toda la sociedad: al duplicarse el número de personas jubiladas, aumentará la presión sobre los sistemas sanitarios y sobre los programas de pensiones y de ayudas para personas dependientes.
La migración internacional podría mitigar los efectos adversos del envejecimiento de la población, al viajar jóvenes trabajadores de países más pobres a los países desarrollados, donde se concentra una gran proporción de personas mayores. Sin embargo, no se prevé ni mucho menos que esto vaya a solucionar el problema, dados los niveles relativamente bajos de inmigración a estos países y las tensiones internacionales que ya causan. Además, los expertos advierten sobre un tipo de migración forzosa que podría agravar los problemas de convivencia: es el caso de los llamados refugiados ambientales, víctimas de fenómenos climáticos repentinos o muy rápidos –como sequías o subidas del nivel del mar– que se quedan sin hogar. Resulta difícil predecir los efectos del cambio climático sobre las poblaciones humanas, ya que ni siquiera se conocen las cifras actuales de refugiados ambientales. Lo que sí está claro es que sus números crecen, y que, para muchos de ellos, la marcha del hogar no incluye viaje de vuelta.

¿Habremos erradicado las enfermedades modernas?

En el terreno de la salud pública hay buenas noticias y las hay malas. Por una parte, algunas enfermedades devastadoras, como el sida, son cada día una amenaza menor, gracias a los avances en el tratamiento y la prevención. Sin embargo, algunas enfermedades infecciosas que ahora tenemos bajo control podrían volverse realmente peligrosas, dada la explosión en la resistencia a los antibióticos. Además, conforme crece la esperanza de vida y la población envejece, aumentará la incidencia de condiciones peligrosas ligadas a la edad, como la enfermedad cardiovascular (la principal causa de muerte actual) o el alzhéimer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que se triplicarán los casos de demencia para 2050, y pide con urgencia mayor esfuerzo de investigación y ayudas para los pacientes y sus cuidadores.
El sida, la enfermedad causada por el VIH, ya no está entre las 10 causas principales de mortalidad, aunque todavía se cobra cerca de un millón de vidas al año, y Onusida estima que unas 36,7 millones de personas viven con el virus. No hay cura, pero un estudio del Centro de Excelencia en VIH/sida de British Columbia, en Canadá, predijo hace una década que ya está en nuestro poder detener la transmisión de la epidemia, simplemente tratando con antirretrovíricos a todas las personas infectadas. El único problema es el inmenso coste de esta intervención.

Un caso parecido es el del cáncer, que todavía supone un problema gravísimo de salud pública. Hace dos años, científicos de University College, en Londres, publicaron un informe en el que aseguraban que se pueden eliminar las muertes por cáncer en la población menor de 80 años para el año 2050. Esta predicción es optimista, y depende de que se logren avances en el tratamiento y prevención del cáncer –lo cual requiere grandes inversiones– pero no es imposible, dado que la mortalidad por cáncer ha disminuido en un 1% cada año desde 1990. Solo el cáncer de pulmón es la cuarta causa de mortalidad mundial, y su incidencia disminuye rápidamente gracias a que cada vez fuma menos gente. Por desgracia, factores de riesgo para otros tipos de cáncer, como la obesidad, están en aumento, sobre todo en países de África, Oriente Medio y Asia.
Al margen de estas predicciones, hay un problema reciente y creciente que, junto con el cambio climático, lidera las discusiones internacionales de salud pública: las superbacterias. No es una exageración decir que las infecciones resistentes a los antibióticos superarán en muertes –y, probablemente, en costes– a las demás epidemias que conocemos. Las bacterias que sobreviven a nuestro abuso de los antibióticos generan cepas nuevas capaces de resistir los fármacos tradicionales. Simples infecciones que hace unos años se podrían haber tratado hoy en día causan unas 700.000 muertes anuales. Los expertos barajan proyecciones que llegan a las 10 millones de muertes en 2050, si no se hace nada para remediar esta crisis.

En todo esto se debe recordar que cualquier pronóstico es, por naturaleza, tentativo. No cabe duda de que la humanidad se enfrentará a nuevos retos en los próximos años, pero tampoco de que hay motivos para el optimismo. Vivimos una época emocionante para la ciencia: la edición genética de precisión pronto ayudará a curar enfermedades y a crear cultivos capaces de alimentar a la población creciente; cada año hay nuevas y mejores propuestas para satisfacer la demanda global de energía, aún reduciendo las emisiones atmosféricas; y los avances en robótica e inteligencia artificial prometen mejorar la calidad de vida en casi todas sus dimensiones.

Fuente: ElPais.com
En la elaboración de esta información han colaborado José Manuel Abad, David Alameda y Javier Galán.

sábado, 21 de octubre de 2017

Nuestro continente está subalimentado

En América latina siempre hubo índices menores de población con hambre con respecto a otras regiones, pero hay un serio retroceso.

Poca repercusión política ha tenido en nuestro país el reciente informe de dos organismos de las Naciones Unidas sobre los índices de personas subalimentadas en Latinoamérica y el Caribe, que registran un retroceso preocupante en los 21 países evaluados y con mayor crecimiento del hambre en Sudamérica, un polo productor de alimentos de proyección mundial. Lo cierto es que un estudio conjunto de la FAO, ente global que compete a la alimentación y la agricultura y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han alertado que nuestro continente ha dado un paso atrás en la lucha que le venía ganando al hambre.

Concretamente, el informe alerta que no se pueden tolerar los actuales niveles de hambre y obesidad, ya que paralizará a toda una generación de latinoamericanos y caribeños. Estos últimos son arrastrados en la estadística por Haití donde cerca del 47% de la población sufre hambre, dos tercios de toda la subalimentación en los países del Caribe. Si bien se trata de una situación puntual, lo alarmante es el contexto que alcanza a los 32 países medidos, con 42,5 millones de habitantes afectados.

La Argentina está señalada en el estudio internacional con alrededor de 1.600.000 personas subalimentadas, hasta el año pasado, una cuestión polémica como consecuencia de la inflación y los índices oficiales manipulados durante de la última década por un gobierno que trató de disimular este fenómeno en busca de hacer creer que su política social y económica transitaba caminos apropiados.

La FAO y la OPS han instado a todos gobiernos a luchar denodadamente contra la pobreza y la indigencia para mejorar las condiciones de vida de centenares de millones de personas en la región de manera que América latina y el Caribe puedan alcanzar la meta de erradicación de la malnutrición para 2030, uno de los objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, llamado "Hambre Cero".

Este continente tiene un enorme potencial para mitigar el hambre, pero las políticas equivocadas frustran las buenas intenciones acentuando los desequilibrios sociales.

Fuente: DiarioDeCuyo.com.ar
imagen: ABC.com.py

jueves, 19 de octubre de 2017

Lista de países del mundo según cantidad de población



1 China 1,388,232,693
2 India 1,342,512,706
3      EstadosUnidos 326,474,01
4 Indonesia 263,510,146
5 Brasil 211,243,220
6 Pakistán 196,744,376
7 Nigeria 191,835,936
8 Bangladés 164,827,718
9 Rusia 143,375,006
10 México 130,222,815
11 Japón 126,045,211
12 Etiopía 104,344,901
13 Filipinas 103,796,832
14 Vietnam 95,414,640
15 Egipto 95,215,102
16 R.D. Congo 82,242,685
17 Irán 80,945,718
18 Alemania 80,636,124
19 Turquía 80,417,526
20 Tailandia 68,297,547
21 Reino Unido 65,511,098
22 Francia 64,938,716
23 Italia 59,797,978
24 Tanzania 56,877,529
25 Sudáfrica 55,436,360
26 Birmania 54,836,483
27 Corea del Sur 50,704,971
28 Colombia 49,067,981
29 Kenia 48,466,928
30 España 46,070,146
31 Ucrania 44,405,055
32 Argentina 44,272,125
33 Sudán 42,166,323
34 Uganda 41,652,938
35 Argelia 41,063,753
36 Irak 38,654,287
37 Polonia 38,563,573
38 Canadá 36,626,083
39 Marruecos 35,241,418
40 Afganistán 34,169,169
41 Arabia Saudita 32,742,664
42 Perú 32,166,473
43 Venezuela 31,925,705
44 Malasia 31,164,177
45 Uzbekistán 30,690,914
46 Mozambique 29,537,914
47 Nepal 29,187,037
48 Ghana 28,656,723
49 Yemen 28,119,546
50 Angola 26,655,513
51 Madagascar 25,612,972
52 Corea del Norte 25,405,296
53 Australia 24,641,662
54 Camerún 24,513,689
55 Costa de Marfil.23,815,886
56 Níger 21,563,607
57 Sri Lanka 20,905,335
58 Rumania 19,237,513
59 Burkina Faso 19,173,322
60 Siria 18,906,907
61 Malí 18,689,966
62 Chile 18,313,495
63 Malaui 18,298,679
64 Kazajistán 18,064,470
65 Zambia 17,237,931
66 Países Bajos 17,032,845
67 Guatemala 17,005,497
68 Ecuador 16,625,776
69 Zimbabue 16,337,760
70 Camboya 16,076,370
71 Senegal 16,054,275
72 Chad 14,965,482
73 Guinea 13,290,659
74 Sudán del Sur 13,096,190
75 Ruanda 12,159,586
76 Burundi 11,936,481
77 Túnez 11,494,760
78 Benín 11,458,611
79 Bélgica 11,443,830
80 Somalia 11,391,962
81 Cuba 11,390,184
82 Bolivia 11,052,864
83 Haití 10,983,274
84 Grecia 10,892,931
85            República    Dominicana                                            10,766,564  
86 República Checa 10,555,130
87 Portugal 10,264,797
88 Azerbaiyán 9,973,697
89 Suecia 9,920,624
90 Hungría 9,787,905
91 Bielorrusia 9,458,535
92 Emiratos Árabes Unidos 9,397,599
93 Tayikistán 8,858,115
94 Serbia 8,776,940
95 Austria 8,592,400
96 Suiza 8,454,083
97 Israel 8,323,248
98 Honduras 8,304,677
99 Papúa Nueva Guinea 7,933,841
100 Jordania 7,876,703
101 Togo 7,691,915
102 Hong Kong 7,401,941
103 Bulgaria 7,045,259
104 Laos 7,037,521
105 Paraguay 6,811,583
106 Sierra Leona 6,732,899
107 Libia 6,408,742
108 Nicaragua 6,217,796
109 El Salvador 6,167,147
110 Kirguistán 6,124,945
111 Líbano 6,039,277
112 Singapur 5,784,538
113 Dinamarca 5,711,837
114 Finlandia 5,541,274
115 Turkmenistán 5,502,586
116 Eritrea 5,481,906
117 Eslovaquia 5,432,157
118 Noruega 5,330,800
119 República Centroafricana 5,098,826
120 Estado de Palestina 4,928,225
121 Costa Rica 4,905,626
122 Congo 4,866,243
123 Irlanda (isla) 4,749,153
124 Omán 4,741,305
125 Liberia 4,730,437
126 Nueva Zelanda 4,604,871
127 Mauritania 4,266,448
128 Croacia 4,209,815
129 Kuwait 4,099,932
130 Moldavia 4,054,640
131 Panamá 4,051,284
132 Georgia (desambiguación) 3,972,532
133 Bosnia-Herzegovina 3,792,759
134 Puerto Rico 3,679,086
135 Uruguay 3,456,877
136 Mongolia 3,051,900
137 Armenia 3,031,670
138 Albania 2,911,428
139 Lituania 2,830,582
140 Jamaica 2,813,285
141 Namibia 2,568,569
142 Botsuana 2,343,981
143 Catar 2,338,085
144 Lesoto 2,185,159
145 Gambia 2,120,418
146 República de Macedonia 2,083,308
147 Eslovenia 2,071,252
148 Letonia 1,944,565
149 Guinea-Bisáu 1,932,871
150 Gabón 1,801,232
151 Baréin 1,418,895
152 Trinidad y Tobago 1,369,157
153 Suazilandia 1,320,356
154 Estonia 1,305,755
155 Mauricio 1,281,353
156 Timor Oriental 1,237,251
157 Chipre 1,187,575
158 Yibuti 911,382
159 Fiyi 902,547
160 Guinea Ecuatorial 894,464
161 Reunión (departamento de Francia) 873,356
162 Comoras 825,920
163 Bután 792,877
164 Guyana 774,407
165 Montenegro 626,250
166 Macao 606,384
167 Islas Salomón 606,215
168 Sahara Occidental 596,021
169 Luxemburgo 584,103
170 Surinam 552,112
171 Cabo Verde 533,468
172 Guadalupe (Francia) 472,462
173 Brunéi 434,448
174 Malta 420,521
175 Bahamas 397,164
176 Martinica 396,071
177 Maldivas 375,867
178 Belice 374,651
179 Islandia 334,303
180 Polinesia Francesa 288,685
181 Barbados 285,744
182 Guayana Francesa 282,761
183 Vanuatu 276,331
184 Nueva Caledonia 269,736
185 Mayotte 253,068
186 Santo Tomé y Príncipe 198,481
187 Samoa 195,743
188 Santa Lucía 187,768
189 Guam 174,214
190 Islas del Canal 165,235
191 Curazao 159,987
192 Kiribati 116,405
193 San Vicente y las Granadinas 109,895
194 Granada (país) 107,850
195 Tonga 107,797
196 Islas Vírgenes de los Estados Unidos 106,574
197 Micronesia 105,566
198 Aruba 104,588
199 Seychelles 97,539
200 Antigua y Barbuda



Fuente: PopulationPyramid.Net