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jueves, 11 de enero de 2024

Clase de Geografía. Los sismos.

 Clase de Geografía. Los sismos, explicación.

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lunes, 13 de febrero de 2023

Así era la Tierra cuando existió Pangea.

 En un video les muestro cómo era la Tierra cuando existió Pangea. Ver AQUÍ

jueves, 13 de junio de 2019

Resuelven el misterio de los enormes agujeros que aparecen en la Antártida


En 2016 y 2017 los científicos f otografiaron dos enormes polinias, espacios abiertos de agua rodeados de hielo marino, en mitad del Mar de Weddell, al oeste de la Antártida. El agujero de 2016 tenía unos 33.000 kilómetros cuadrados, pero el de 2017 tenía una extensión de cerca de 50.000 kilómetros cuadrados, más o menos como la comunidad de Aragón. ¿Por qué aparecen estos enormes agujeros en mitad del hielo?

Un grupo de investigadores de la Universidad de Washington (EE.UU.) ha tratado de averiguarlo, recurriendo a imágenes por satélite, robots y focas equipadas con sensores. Tal como acaban de concluir en Nature, el origen de este fenómeno está en la acumulación de una serie de anomalías oceánicas.

«Pensábamos que este gran agujero era algo raro, quizás un proceso que había desaparecido. Pero los sucesos de 2016 y 2017 nos mostraron que no era así», ha dicho en un comunicado Ethan Campbell, director de la investigación. «Las observaciones nos han mostrado que las recientes polinias se abrieron a causa de una combinación de factores: unos son las inusuales condiciones del océano y los otros una serie de intensas tormentas que se arremolinaron en torno al Mar de Weddell con casi la fuerza de un huracán».
Normalmente las polinias (cuyo nombre viene de la palabra rusa «polynya», que significa «agujero en el hielo»), se forman cerca de la costa, a causa del empuje del viento. Pero también pueden aparecer tierra adentro, caso en el que se convierten en todo un oasis para pingüinos, ballenas y focas, ya que allí pueden emerger y respirar.

En el Mar de Waddell las primeras polinias se detectaron en el 74, 75 y 76, gracias al lanzamiento de los primeros satélites. Por entonces, estos agujeros tuvieron el tamaño de Nueva Zelanda y mostraron su capacidad de persistir a pesar de las bajas temperaturas. Pero no se volvió a saber de este fenómeno hasta las detecciones de 2016 y 2017. Por este motivo, los investigadores se preguntaron por qué estaba ocurriendo de nuevo y si el cambio climático podría alterar este fenómeno.
El cúmulo de circunstancias necesario

El Océano Antártico es un agente fundamental en el clima del planeta, sobre todo a través de las corrientes oceánicas y del ciclo del carbono, el flujo de dióxido de carbono desde la atmósfera a los océanos, y viceversa. Es uno de los océanos con las tormentas más potentes del globo. Sin embargo, su comportamiento resulta difícil de comprender. En esta ocasión, los científicos han recurrido a las observaciones del proyecto SOCCOM («Southern Ocean Carbon and Climate Observations and Modeling»), que está tratando de registrar lo que ocurre en esta extrema región del planeta, por medio de múltiples instrumentos meteorológicos, satélites e incluso sensores acoplados a elefantes marinos.

«Este estudio nos ha mostrado que una polinia es causada por varios factores que se tienen que dar a la vez para ocurrir», ha dicho Stephen Riser, coautor del estudio. «Algunas de estas cosas pueden ocurrir en cualquier año, pero a menos que se den todas, no aparecerá una polinia».

En primer lugar, el estudio muestra los vientos tienen que acercarse hasta la costa, lo que favorece la mezcla del agua en el Mar de Weddell. Allí, en las profundidades, existe una montaña submarina, conocida como la Elevación de Maud, que forma torbelinos que atrapan al agua más densa.

Cuando el agua de la superficie es especialmente salada, los vientos fuertes pueden generar una reversión de la corriente, en la que el agua superficial comienza a circular de forma que el hielo no puede formarse. En concreto, el agua salada y caliente se queda anclada a la superficie, pero el viento la enfría y la hunde, de modo que es reemplazada por agua un poco más caliente que está más abajo. Esto crea un ciclo que permite el intercambio entre el agua superficial y la profunda.
¿Cómo le afectará el cambio climático?

Esto tiene relevancia para el clima, porque las corrientes dependen de las aguas profundas, frías y densas, de la Antártida. «Ahora mismo, la gente cree que este agua se forma en la plataforma antártica, pero estas polinias podrían haber sido más comunes en el pasado», según Riser. «Necesitamos mejorar nuestros modelos para estudiar estos procesos, que podrían tener grandes implicaciones sobre el clima».

Aún queda por saber cuáles. Los modelos predicen que el cambio climático aumentará la fusión del hielo y que esto reducirá la formación de polinias, porque el agua de fusión reducirá la salinidad del agua. Sin embargo, otras predicciones indican que los vientos que rodean la Antártida se fortalecerán, lo que implicaría un aumento de la formación de polinias, según las conclusiones de este estudio.

Esto es relevante, porque, aparte de moldear las corrientes oceánicas, las polinias podrían afectar al ciclo del carbono. Dado que el agua profunda almacena grandes cantidades de carbono, encerrado durante siglos por formas de vida ya muertas, no es lo mismo que este agua ascienda a que no lo haga a causa de la aparición de este fenómeno.

«Esta profunda reserva de carbono ha estado bloqueada durante cientos de años, pero puede ser liberada en la superficie a través de esta mezcla violenta –que ocurre gracias a las polinias–», ha dicho Campbell. «Un gran evento de liberación de gas podría trastocar el clima si ocurriera durante varios años seguidos». Por ello, este parece ser otro ejemplo de la gran complejidad de los procesos que regulan el clima del planeta.

sábado, 9 de marzo de 2019

No puedes convencer a un terraplanista y eso debería preocuparte.

Negar que la Tierra es esférica es el caso más extremo de un fenómeno que define esta época: recelar de los datos, ensalzar la subjetividad, rechazar lo que nos contradice y creer falsedades propagadas en redes



Hay gente que cree que la Tierra no es una esfera achatada por los polos, sino un disco. Que la Tierra es plana. No es analfabetismo: estudiaron el Sistema Solar y sus planetas en el colegio, pero en los últimos años han decidido que todo eso de "la bola" es una gigantesca manipulación. Solo el 66% de los jóvenes entre 18 y 24 años de EE UU está plenamente seguro de que vivimos en un planeta esférico (el 76% entre 25 y 34 años). Es un fenómeno global, también presente en España, al que cuesta asomarse sin bromear. Pero al observar los mecanismos psicológicos, sociales y culturales que les llevan a convencerse de esta gigantesca conspiración se descubre una metáfora perfecta que resume los problemas más representativos de esta época. Aunque parezca medieval, es muy actual.
"El pensamiento conspirativo plantea un problema para el mantenimiento de una esfera pública racional en la que los debates políticos se basan en evidencias", asegura Olshansky
Rechazo de la ciencia y los expertos, narraciones maniqueas que explican lo complejo en tiempos de incertidumbre, entronización de la opinión propia por encima de todo, desprecio hacia los argumentos que la contradigan, difusión de falsedades gracias a los algoritmos de las redes... Está todo ahí. "Es el caso más extremo, el más puro", resume Josep Lobera, especialista en la sociología de los fenómenos pseudocientíficos. Cada flaqueza o actitud de este colectivo está presente de algún modo en muchos de los movimientos políticos, sociales y anticiencia que han irrumpido en nuestros días.
"Nace de la desconfianza en el conocimiento experto y de una mala manera de entender el escepticismo", afirma Susana Martínez-Conde, directora del laboratorio de Neurociencia Integrada de la Universidad Estatal de Nueva York. Los estudios sobre terraplanistas y otras teorías de la conspiración indican que ellos creen ser quienes están actuando con lógica y razonando de forma científica. En muchos casos, terminan atrapados en la conspiración tras intentar desmontarla. "Es absurdo. Voy a desmentir que la Tierra es plana", cuenta Mark Sargent, uno de los más reconocidos terraplanistas en el documental que retrata al colectivo a la perfección, La Tierra es plana (Netflix). Y acabó "hundiéndose, como en un pozo de alquitrán". La mayoría de terraplanistas no han sido convencidos, se han convencido al verse incapaces de demostrar que bajo sus pies hay una bola de 510 millones de kilómetros cuadrados.
"¡Investígalo por ti mismo!", se animan unos a otros, según recoge la investigadora Asheley Landrum, de la Universidad Texas Tech, que presentó hace dos semanas el resultado de sus investigaciones sobre los terraplanistas en la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia. La primera diapositiva de su conferencia es una imagen de Copérnico, padre de la idea de que la Tierra orbita alrededor del Sol, reconociendo que estaba equivocado tras pasar cinco horas viendo vídeos terraplanistas en YouTube. Porque según Landrum y su equipo, que estudia estos fenómenos en el proyecto Creencias Alternativas, YouTube es la clave. Todos los terraplanistas se hacen terraplanistas viendo a otros terraplanistas en YouTube. Y una vez forman parte de esa comunidad es casi imposible convencerles de su error, porque se activan mecanismos psicológicos muy poderosos, como el pensamiento motivado: solo acepto como válidos los datos que me reafirman y el resto son manipulaciones de los conspiradores. Como en otros movimientos, si la ciencia me desdice, es que la ciencia está comprada.
"YouTube parece ser la amalgama de la comunidad de la Tierra plana", concluyen en su trabajo más reciente, en el que señalan a esta plataforma de vídeos como el origen de las vocaciones conspiranoicas. El equipo de Landrum entrevistó a una treintena de asistentes a la primera Conferencia Internacional de la Tierra Plana y todos describían YouTube como "una fuente fiable de evidencias" y de los proveedores más populares para "noticias imparciales" frente a los medios manipulados. Se habían hecho terraplanistas viendo vídeos en esa plataforma en los tres años previos y muchos entrevistados describen estar viendo piezas sobre otras conspiraciones (del 11-S, por ejemplo) y terminar atrapados con la historia de la Tierra plana gracias a las recomendaciones de YouTube.
"Nace de la desconfianza en el conocimiento experto y de una mala manera de entender el escepticismo", afirma Martínez-Conde
Muchos especialistas han denunciado cómo el algoritmo de recomendaciones de YouTube termina convirtiéndose en una espiral descendente hacia contenidos cada vez más extremistas, manipuladores y tóxicos. Y en este caso no es una excepción. Como defienden los terraplanistas, YouTube se ha convertido en el mejor caldo de cultivo para versiones "alternativas" de la realidad, donde se desarrollan mensajes alocados y provocadores al margen de la "ciencia y los científicos convencionales". Sobre cualquier tema, desde la cura del cáncer hasta el feminismo, pasando por la astronomía, lo habitual es encontrar los mensajes más controvertidos entre los primeros resultados de la búsqueda. Lógicamente, estos mensajes tienen derecho a subirse a la red, pero los algoritmos los están promocionando por encima de contenidos relevantes. "Un usuario individual de YouTube, por ejemplo, sin respeto por la verdad, el rigor o la coherencia, en algunos casos puede llegar a una audiencia comparable" a la de los grandes medios, critica Alex Olshansky, del equipo de Landrum.

Irreductibles

"Solo confío en lo que ven mis ojos", repiten una y otra vez los terraplanistas. Aunque como dice esta especialista en percepción, es bastante común que nuestros propios sentidos sean los primeros en engañarnos, como muestran todas las ilusiones ópticas. "Ellos sacan las matemáticas y nosotros decimos: 'Mira", dice el terraplanista Sargent en el documental para explicar su éxito. "No necesitas fórmulas para entender dónde vives", resume este hombre que había pasado por todas las conspiraciones antes de llegar a esta viendo vídeos en la red.
"Como la gente que niega el cambio climático, no los vas a convencer con datos, hay que buscar la forma de despertar las emociones de la gente", explica la neurocientífica Martínez-Conde. Y añade: "Nuestro cableado neural responde a las emociones más que a los datos. Ese problema ha contribuido a dar lugar a los populismos y especialmente con el fenómeno de las redes sociales que favorece que la desinformación se expanda de manera peligrosa".
Un reportaje recién publicado en The Verge sobre los moderadores de contenidos de Facebook mostraba que muchos de estos trabajadores precarios estaban cayendo atrapados en las conspiraciones que tenían que controlar. "Me dijeron que es un lugar donde los vídeos de conspiraciones y los memes que ven cada día los llevan gradualmente a abrazar ideas extrañas", describe el periodista Casey Newton. Uno de los moderadores del centro que visitó promueve entre sus compañeros la idea de que la Tierra es plana, otro cuestiona el Holocausto y otro no cree que el 11-S fuera un ataque terrorista.
Esto no debería sorprender: son muchos los estudios que demuestran cómo la simple exposición a mensajes sobre conspiraciones provoca en la gente una paulatina pérdida de confianza en las instituciones, la política o la ciencia. Con consecuencias tangibles: por ejemplo, la creencia en conspiraciones está vinculada a actitudes racistas o un menor uso de protección frente al VIH. Todos los terraplanistas creen en otras conspiraciones y llegaron a esa cosmovisión paranoica a través de otras teorías similares. Es característica la predisposición a creer en distintas teorías de la conspiración a la vez, incluso contradictorias entre sí: las mismas personas podían creer a la vez que Bin Laden no está realmente muerto o que ya estaba muerto cuando llegaron los militares estadounidenses a su vivienda.
YouTube es la clave. Todos los terraplanistas se convierten viendo vídeos que en muchos casos el algoritmo les ha recomendado cuando veían otras conspiraciones
Por ejemplo, buena parte de los terraplanistas son a su vez antivacunas. Lobera, que estudia a este colectivo en España, admite que esta cosmovisión conspirativa "es uno de los factores decisivos", aunque no el más importante. "Hay puertas de entrada al mundo de las pseudociencias y una conexión entre estas creencias", explica el sociólogo.
"En la medida en que el pensamiento conspirativo está generalizado, comienza a plantear un problema para el mantenimiento de una esfera pública racional en la que las discusiones y los debates políticos se basan en evidencias, en lugar de traficar con sospechas de que un grupo manipula los hechos desde las sombras para impulsar una agenda oculta", asegura Olshansky en su trabajo. En este sentido, los terraplanistas, por sus creencias extremas, son como el reflejo de la sociedad en los espejos deformantes del callejón del Gato. Llegados al punto en que hay mucha gente que acepta su mensaje con naturalidad, eso indica que existe un deterioro real de las condiciones en las que se produce el debate público.
Pero estas creencias no surgen de la nada y existen condiciones sociales que influyen de forma determinante. Por ejemplo, se sabe que las personas que se sienten impotentes o desfavorecidas tienen más probabilidades de apoyarlas (como minorías raciales marginadas) y que están correlacionadas con el pesimismo ante el futuro, la baja satisfacción con la vida y la escasa confianza interpersonal. "Hay que entender estos movimientos dentro del contexto socioeconómico en el que nos encontramos, están aumentando las disparidades sociales entre quienes tienen más privilegios y más carencias. Y esto hace que aumente la desconfianza hacia gobiernos y expertos", explica Martínez-Conde.
Hay condiciones sociales que influyen de forma determinante: se sabe que las personas que se sienten impotentes o desfavorecidas tienen más probabilidades de creer en conspiraciones
"Vivimos en tiempos de incertidumbre y a nivel neural la incertidumbre nos hace sentir incómodos", señala la neurocientífica. Estas disonancias cognitivas obligan a crear un relato propio de buenos y malos que explique de forma simplista los fenómenos complejos de la actualidad. Y que les coloque en el papel heroico de luchadores por la verdad ocultada: las creencias conspirativas siempre han estado asociadas a cierto narcisismo colectivo ("los demás son los borregos"). Además, las personas con tendencia a ver patrones y significados ocultos en la realidad tienen mayor tendencia a creer en conspiraciones y fenómenos paranormales. "Son más dados a ese tipo de ilusiones causales. Como ver caras en las nubes, pero llevado al extremo: ver caras en una tostada y darle significado real", explicaba Helena Matute, investigadora de Deusto, sobre su trabajo con lo paranormal.
A partir de ese poso, nos encontramos con mecanismos psicológicos como el sesgo de proporcionalidad (si algo extraordinario ha ocurrido, algo extraordinario debe haberlo causado) y el de intencionalidad: hay una mano detrás de todo. "Este deseo de narraciones ordenadas que ofrezcan certeza y visiones simplificadas del mundo puede brindar comodidad y la sensación de que la vida es más manejable", resume Landrum en su trabajo. Así conseguirían sortear los altibajos de la vida, apostando por una realidad lisa y llana. Como la Tierra, según quieren creer.
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miércoles, 19 de diciembre de 2018

La Tierra puede volver a tener el clima de hace 50 millones de años dentro de un siglo.

Ilustración que muestra cómo pudo ser la región ártica hace 50 millones de años. 






















Un equipo de investigadores utiliza registros del pasado para elaborar modelos del clima futuro del planeta según se tomen o no medidas para frenar el calentamiento.

La Tierra ha vivido épocas mucho más cálidas. Hace 50 millones de años, durante el Eoceno, la temperatura media del planeta era 13 grados mayor, no había hielo en los polos y las selvas cubrían un mundo tropical en el que los ancestros de los mamíferos modernos ocupaban el hueco dejado por los “recién” extintos dinosaurios. Si se mantuviesen las emisiones de gases con efecto invernadero en los niveles actuales, en poco más de un siglo se llegaría a una situación climática parecida a la del Eoceno. Como suelen argumentar quienes niegan la influencia humana en el cambio climático, no sería la primera vez en la historia del planeta en la que se ha alcanzado ese punto. Lo que convierte el actual proceso en excepcional es la velocidad del cambio. En menos de dos siglos se habría revertido un proceso paulatino de 50 millones de años de enfriamiento.


El cálculo lo acaba de publicar en la revista PNAS un equipo liderado por Kevin Burke, de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU), que quiere utilizar el pasado como referencia para tratar de prever cómo será el mundo hacia el que nos dirigimos. Para hacer sus predicciones los investigadores tomaron las distintas proyecciones planteadas por el quinto informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU y las compararon con datos recogidos sobre la historia geológica terrestre.

En este viaje al pasado, en 2030, la Tierra ya habría retrocedido climáticamente hasta hace tres millones de años, en el Plioceno medio. Aquel mundo, en el que nuestros antepasados comenzaron a caminar erguidos, tenía una temperatura entre dos y tres grados mayor que la actual y los mismos niveles de dióxido de carbono. Sin embargo, debido a la mayor temperatura de los milenios anteriores, las capas de hielo en los polos eran más finas y el nivel del mar estaba 25 metros por encima del actual. En aquel tiempo se produjeron algunos de los cambios que hicieron el mundo como lo conocemos. Norteamérica y Sudamérica se unieron, la fusión del subcontinente indio con Asia provocó la ascensión de la cordillera del Himalaya y comenzó un periodo árido que cambió las selvas por sabanas que hicieron posible la aparición de la humanidad.

Los modelos empleados por los autores del artículo sugieren que, en el escenario más extremo, hay un 9% de regiones del planeta, concentradas en el sudeste asiático y el norte de Australia, en las que el nuevo clima no podría compararse con registros del pasado de la Tierra. En su estudio, se refieren a las llamadas para mantener las condiciones climáticas dentro de las que vieron aparecer la agricultura y con ella la civilización, algo que se define como un “espacio operativo seguro”. Comparando las proyecciones con el pasado geológico, los autores quieren comprender mejor dónde se encuentran los umbrales que nos pueden sacar de ese espacio seguro y qué significa cruzar cada uno de ellos.

En una nota de su institución, el paleoecólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison y coautor del estudio John Williams señala que “cuanto más nos alejemos del Holoceno [el periodo que comenzó tras la última glaciación y continúa ahora] más probable es que nos salgamos del espacio operativo seguro”. Y apunta a la rápida evolución del conocimiento sobre el cambio climático y sus efectos. “En los veintitantos años que llevo trabajando en este campo, hemos pasado de esperar que el cambio climático sucediese a detectar sus efectos, y ahora estamos viendo que está provocando daños. La gente muere, se producen daños materiales y vemos incendios y tormentas más intensos que se pueden atribuir al cambio climático”, ha aseverado.

Asumiendo una visión optimista, las predicciones muestran que la vida es resistente y puede adaptarse a grandes cambios. Sin embargo, la velocidad de la transformación es inédita y, aunque la vida esté a salvo, eso no significa que las especies individuales vayan a superar esta revolución climática intactas.

Fuente: ElPais.com

Regreso a Pangea

La Tierra vista desde la Estación Espacial Internacional. NASA






















Los modelos predicen que todos los continentes volverán a reunirse en 200 millones de años. Los efectos en la evolución serán formidables.

La fragmentación de Pangea ha sido un vector esencial de la evolución de los animales, y su reunificación en el futuro lejano lo será igualmente. Con los datos paleontológicos en la mano, es sumamente improbable que los humanos sigamos aquí dentro de 200 millones de años –las especies marinas más longevas nunca han pasado de los cinco millones de años—, pero es muy posible que la vida terráquea aguante incluso nuestras agresiones más disparatadas y siga medrando. E incluso que una especie más inteligente que la nuestra haya heredado el mundo. Lee en Materia cómo será la Tierra cuando se forme el siguiente supercontinente, que probablemente se llamará Novopangea, si es que todavía hay alguien ahí que pueda ponerle un nombre. Incluso si no es así, los efectos de la geología sobre la evolución serán enormes, como ya lo han sido en el pasado.


Hace 300 millones de años, todos los continentes estaban unidos en una sola masa de tierra firme llamada Pangea. Cincuenta millones de años después, Pangea empezó a fragmentarse, y el éxodo de sus pedazos a lo largo y ancho del planeta condicionó por completo la evolución biológica de los eones ulteriores. Australia fue de los primeros pedazos en separarse de Pangea, y eso explica su biología excepcional: emús, wombats, canguros, cucaburras, koalas y ornitorrincos. Muchos de ellos son marsupiales, un grupo biológico anterior a los mamíferos, pero han desarrollado unas formas y funciones que a primera vista se pueden confundir con las de los mamíferos de otros continentes. Es uno de los casos más chocantes de convergencia evolutiva, donde dos linajes separados alcanzan unas soluciones similares para adaptarse a su función, a su clima y a su posición en ese gran esquema de las cosas que llamamos ecología.

El mamífero vivo más similar al elefante es, curiosamente, el damán africano, que no es mucho mayor que un hámster. Los grandes animales no se agrupan en una rama evolutiva que los predispone a ser grandes. Su evolución, más bien, ha estado condicionada por el fragmento continental en el que estaban viajando por el planeta sin saberlo. Los primeros mamíferos se dividieron en los tres grandes grupos actuales (afroterios como el elefante, boreoterios como los humanos y desdentados como el oso hormiguero) por la sencilla razón de que, hace 100 millones de años, África, Suramérica y Eurasia se separaron de un continente único.

El mismísimo origen de los animales, que ya era en tiempos de Darwin el problema central de la biología evolutiva, y que ahora lo sigue siendo con todavía más fundamento, coincide en el tiempo con otro fenómeno fundamental de la geología continental. Hace 600 millones de años, toda la tierra firme estaba unificada en un supercontinente mucho más antiguo que Pangea. Los geólogos lo llaman Pannotia, y estaba apiñado en las proximidades del polo sur. La fragmentación de Pannotia empezó hace 540 millones de años, en enigmática coincidencia con la explosión cámbrica que originó todos los planes de diseño animal (artrópodos como la gamba, moluscos como el mejillón, cordados como el lector) que persistimos en la actualidad.

Es improbable que los humanos sigamos aquí cuando toda la tierra firme vuelva a ensamblarse en el supercontinente de Novopangea, y mucho menos para ver los efectos de su fragmentación posterior. Ojalá algún geólogo de una especie futura, o al menos un paleontólogo extraterrestre, pueda presenciarlo y aprender algo importante de ello. El tiempo dirá.

Fuente: ElPais.com

viernes, 7 de diciembre de 2018

¿Cómo será la Tierra cuando se forme el siguiente supercontinente?

Los continentes de la Tierra se moverán y formarán un nuevo supercontinente - Fotolia

Existen cuatro escenarios probables que cambiarán la fisonomía del planeta.

La capa externa de la Tierra, la corteza sólida sobre la que caminamos, está hecha de partes rotas, algo parecido a la cáscara hecha pedazos de un huevo. Estas piezas, las placas tectónicas, se mueven alrededor del planeta a una velocidad de unos pocos centímetros al año. Cada cierto tiempo, las placas se juntan y forman un supercontinente que permanece durante más de 100 millones de años, hasta que desaparece al dispersarse las placas. Posteriormente, tras un lapso de tiempo de entre 400 y 600 millones de años, el proceso se repite.

El último supercontinente, Pangea, se formó hace unos 310 millones de años y comenzó a separarse hace 180 millones de años aproximadamente. Se cree que el siguiente se formará en 200/250 millones de años, por lo que actualmente nos encontramos en el ecuador de la fase de dispersión del actual ciclo de formación. La pregunta es, ¿cómo y por qué se formará el futuro supercontinente?

Existen, fundamentalmente, cuatro escenarios probables para dicha formación: Novopangea, Pangea Última, Aurica y Amasia. Cómo se pudiera formar cada uno depende de diferentes factores, pero todos están relacionados con el modo en que Pangea se separó y con el movimiento actual de los continentes.


La ruptura de Pangea condujo a la formación del océano Atlántico, que aún se está abriendo y ampliando. En consecuencia, el océano Pacífico se está estrechando. El Pacífico alberga un anillo de zonas de subducción a lo largo de sus bordes (el Cinturón de Fuego del Pacífico), donde el suelo oceánico es subducido bajo las placas continentales hacia el interior del planeta. De esa manera, el suelo oceánico antiguo se recicla y puede penetrar en las columnas volcánicas. El Atlántico, en cambio, tiene una gran cresta oceánica que produce una nueva placa, pero solo alberga dos zonas de subducción: el Arco volcánico de las Antillas Menores, en el Caribe, y el Arco de las Antillas Australes, situado entre Sudamérica y la Antártida.

Novopangea
Novopangea
De mantenerse las condiciones actuales, es decir, que el Atlántico continúe abriéndose y el Pacífico cerrándose, tendríamos un escenario en el que el siguiente supercontinente se formaría en las antípodas de Pangea. El continente americano chocaría con una Antártida que se encontraría navegando a la deriva hacia el norte, para posteriormente colisionar con los ya reunidos África y Eurasia. Este hipotético supercontinente recibe el nombre de Novopangea o Novopangaea.

Pangea última

Pangea Última
La apertura del Atlántico, sin embargo, podría ralentizarse e, incluso, comenzar a cerrarse en el futuro. Los dos pequeños arcos de subducción del Atlántico podrían extenderse a lo largo de la costa este de toda América, lo que llevaría a una nueva formación de Pangea tras la colisión de América, Europa y África, produciendo un supercontinente llamado Pangea Última, que estaría rodeado completamente por un susperocéano Pacífico.

Áurica

Aurica
Sin embargo, si el Atlántico desarrollase nuevas áreas de subducción, algo que podría estar ocurriendo ya, tanto el Pacífico como el Atlántico podrían cerrarse. Esto significa que debería crearse una nueva cuenca oceánica para reemplazarlos.

En este escenario, la grieta panasiática que atraviesa Asia desde el oeste de India hasta el Ártico se abriría para formar un nuevo océano. El resultado sería la formación del supercontinente Aurica. Debido a la deriva actual de Australia hacia el norte, se situaría en el centro del nuevo continente, ya que el Extremo Oriente y América cerrarían el Pacífico a cada lado. Las placas europeas y africanas se reunirían así con América por el cierre del Atlántico.

Amasia

Amasia
El cuarto escenario predice un destino completamente diferente para la futura Tierra. Algunas de las placas tectónicas se están desplazando actualmente hacia el norte, incluidas África y Australia. Se cree que esta deriva es impulsada por anomalías en el interior de la Tierra (en el manto, concretamente) heredadas de Pangea. Debido a esta deriva hacia el norte, se puede imaginar un escenario en el que todos los continentes excepto la Antártida continúen viajando hacia el norte. Esto significa que, al final, se reunirían en torno al Polo Norte en un supercontinente llamado Amasia. En este escenario, tanto el Atlántico como el Pacífico permanecerían abiertos en su mayoría.

De estos cuatro escenarios, consideramos que Novopangea es el más probable. Obedecería a la progresión lógica de las direcciones actuales que adoptan las placas continentales a la deriva, mientras que los otros tres escenarios necesitarían de procesos adicionales para verse realizados.

Para la formación de Aurica, tendrían que crearse nuevas zonas de subducción en el Atlántico.

Pangea Última solo se formaría con la inversión de la apertura del Atlántico.

Por último, el nacimiento de Amasia dependería de anomalías producidas por Pangea en el interior de la Tierra.

Investigar el futuro tectónico de la Tierra nos obliga a explorar los límites de nuestro conocimiento y a pensar en los largos procesos que rodean a nuestro planeta. También nos lleva a observar el sistema terrestre como un todo, y nos plantea una serie de preguntas: ¿Cuál será el clima del siguiente supercontinente? ¿Cómo se ajustará la circulación oceánica? ¿Cómo evolucionará y se adaptará la vida a su nuevo entorno? Son el tipo de preguntas que ponen a prueba los límites de la ciencia porque hacen lo propio con los límites de nuestra imaginación.

The Conversation
Mattias Green es investigador de Oceanografía física en la Universidad de Bangor.

Hannah Sophia Davies es investigadora en la Universidad de Lisboa.

Joao C. Duarte es investigador y coordinador del Grupo de Geología y Geofísica Marina en la Universidad de Lisboa.

Este artículo se ha publicado originalmente en «The Conversation».


Fuente: ABC.es

domingo, 28 de octubre de 2018

"Un planeta dentro de otro planeta": el estudio que confirma que el núcleo interno de la Tierra es "sólido y blando"

Regresa a tus épocas de colegio y trata de recordar lo que te enseñaron sobre las capas que conforman el planeta Tierra.
Si no recuerdas nada no te preocupes, pues un nuevo hallazgo sugiere que debemos replantear lo que hasta ahora sabíamos del núcleo interno del planeta.

Un equipo de científicos de la Universidad Nacional de Australia afirma que obtuvieron las pruebas para confirmar que el centro de la Tierra es sólido, algo que hasta ahora era solo una sospecha.

¿Qué hay en el centro de la Tierra?
Descubrieron, además, que es sólido y más blando de lo que se pensaba.

"Esto significa que se puede deformar más fácilmente y tiene varias implicaciones para entender sus composición mineral y el interior profundo de la Tierra", le dice a BBC Mundo el ingeniero físico Hrvoje Tkalčić, coautor de la investigación.
Entre las implicaciones que menciona Tkalčić están la comprensión de fenómenos como la rotación del núcleo central respecto al manto de la Tierra, los cambios en la duración de los días y el campo geomagnético que influye directamente sobre la vida en la superficie de la Tierra.

El misterioso río de hierro líquido que se esconde en el centro de la Tierra y que acaba de ser descubierto
"El núcleo central de la Tierra es una profunda cápsula del tiempo, desde la cual podemos entender el pasado, el presente y el futuro del planeta", dice Tkalčić.

¿Cómo lo lograron?
Tkalčić describe el núcleo central como "un planeta dentro de un planeta".

"Es una esfera caliente con una masa de cien quintillones (1 seguido de 30 ceros) de toneladas de hierro y níquel que yace a 5.150 kilómetros debajo de nuestros pies, a la espera de ser descubierta".
Por ahora llegar a esas profundidades resulta imposible, así que la manera de aprender del núcleo interno es a través de las ondas sísmicas.


¿Cómo sabemos qué hay en el centro de la Tierra?
La clave estuvo en analizar las llamadas "ondas J", un tipo de onda que solo puede viajar a través de objetos sólidos.

Hasta ahora, la rigidez del núcleo central no estaba bien determinada porque no había una observación directa de las ondas que lo atraviesan.

"Con este estudio lo logramos", explica Tkalčić. "Detectamos la presencias de ondas J, medimos su velocidad en el núcleo central y con base en ello, obtuvimos una medida de su rigidez".

Cómo sería el mundo si la Tierra fuera realmente plana, según la ciencia
De acuerdo con la revista Science, donde fue publicado el estudio, este hallazgo "concluye 80 años de búsqueda de la prueba de la solidez del núcleo central".

Las ondas J del interior de la Tierra son tan pequeñas y débiles que siempre ha sido el "Santo Grial" que los sismólogos han querido hallar.

En este caso, en vez de buscar la llegada directa de ondas J, Tkalčić y su colega Thanh-Son Phạm se enfocaron en hallar las similitudes entre varios de sismogramas ubicados en distintas partes del mundo.

El misterioso tercer elemento del núcleo de la Tierra que los científicos creen haber identificado
Esto les permitió construir una "huella digital" de las ondas sísmicas de la Tierra, a partir de la cual pudieron detectar las ondas J y medir su velocidad con una certeza sin precedentes.

¿Qué sigue?
El hallazgo, aunque resulta prometedor, hace que surjan nuevas preguntas.

"Aún nos queda saber cuál es la causa física de que el núcleo central sea menos rígido de lo que esperábamos", dice Tkalčić.

Qué es el "agujero magnético" que abarca gran parte de Sudamérica y donde el escudo de la Tierra se está debilitando de forma "alarmante"
"Aún estamos en una etapa de descubrimiento sobre su composición química, qué otros elementos además del hierro y el níquel la componen, de qué tamaño son los granos, qué tan rápido se solidifican, qué tan viejos son…".

En todo caso Tkalčić es optimista.


"La comprensión de otros planetas se basa en la comprensión de nuestro propio planeta, y un día, cuando la humanidad se embarque en ese viaje espacial en busca de nuevos mundos, ese viaje será posible gracias a este conocimiento".

Fuente: BBC.com

miércoles, 18 de abril de 2018

El sistema circulatorio del planeta se debilita

Este mapa de temperaturas muestra el recorrido de la corriente del Golfo frente a la costa de EE UU. NOAA
Las corrientes marinas del Atlántico que afectan al clima mundial se han frenado en el último siglo.

El principal sistema de corrientes oceánicas se está frenando. Dos grupos diferentes de investigadores, usando métodos distintos, han comprobado que el mecanismo que transporta las cálidas aguas del Caribe hacia el norte y las frías polares al sur lleva décadas fallando. Aunque no coinciden en cuándo empezaron los problemas ni en la causa última de los fallos, sí lo hacen en sus posibles consecuencias y no son buenas. Estas masas de agua son el verdadero sistema circulatorio del planeta, repartiendo calor, nutrientes y gases.


Ni las mareas ni el viento son los principales animadores del mar. El influjo de las primeras no va más allá de la línea de costa y, por muy huracanado que sea el segundo, su soplo no se siente por debajo de los primeros 100 metros de profundidad. Lo que de verdad mueve el agua de mares y océanos en forma de corrientes es algo tan básico como que lo que pesa más se hunde y lo que pesa menos tiende a quedarse arriba, los gradientes de densidad.

En el océano Atlántico, la corriente del Golfo es una inmensa masa de aguas cálidas, es decir, menos densas y pesadas, que viajan hasta el norte desde el Caribe, perdiendo calor en el trasiego, lo que atempera el clima de Europa Occidental. Mientras, en sentido inverso, las aguas frías de mares como el de Labrador, el de Barents o el de Groenlandia aún se hacen más densas y pesadas con el aporte de la sal expulsada por el avance del hielo ártico. Se hunden formando la llamada masa de agua profunda del Atlántico Norte, que se desplaza hacia el sur. Aunque el sistema es más complejo, estos elementos son las arterias principales de la circulación meridional de retorno del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés). Este es el motor que está fallando.
"La AMOC se ha debilitado en los últimos 150 años hasta niveles nunca registrados en más de un milenio", dice el climatólogo y colíder del grupo de predicción climática del Barcelona Supercomputing Center, Pablo Ortega, coautor de uno de los estudios. El flujo se habría reducido, según estiman, entre un 15% y un 20%. En términos absolutos, el caudal habría disminuido en unos tres millones de metros cúbicos por segundo. Para hacerse una idea, todos los ríos del mundo descargan unos 1,2 millones de metros cúbicos por segundo. "La disminución fue muy rápida y sigue bajando, aunque a un menor ritmo", añade Ortega, que participó en esta investigación cuando investigaba la AMOC en el departamento de meteorología de la Universidad de Reading (Reino Unido).

Los flujos de las corrientes oceánicas no empezaron a ser medidos de forma sistemática hasta este siglo, así que, para determinar su caudal en el pasado hay que recurrir a mediciones indirectas. En esta investigación, publicada en la revista Nature, los científicos analizaron el tamaño del grano de los sedimentos del lecho marino: cuanto más grande, más fuertes debieron ser las corrientes en ese momento para arrastrar los más finos. Otros datos indirectos fueron los registros de temperaturas del agua.
"Nuestro estudio ofrece el primer análisis exhaustivo del registro de sedimentos oceánicos, demostrando que este debilitamiento de la AMOC se inició poco después del fin de la Pequeña Edad de Hielo", dice en una nota la investigadora de la Institución Oceanográfica Woods Hole (EE UU) y coautora del trabajo, Delia Oppo. Esta mini glaciación se inició en el siglo XV y se mantuvo hasta el XIX. Lo que los investigadores creen que pasó entonces es que el calentamiento provocó el deshielo de grandes capas de la región ártica. Tanta agua dulce alteró el mecanismo de la AMOC haciendo de tapón: al diluir el agua del mar redujo su densidad, frenando su hundimiento, lo que debió de ralentizar la llegada de las aguas cálidas del sur.

El deshielo es también el posible mecanismo causal apuntado por otro grupo de científicos en su estudio propio sobre la evolución de la AMOC, publicado igualmente en Nature. Como el trabajo anterior, aquí han encontrado una reducción del flujo de este sistema de corrientes de un 15%. Para obtener sus resultados, usaron modelos climáticos y los registros disponibles de la temperatura de las aguas superficiales, de los que hay datos desde el siglo XIX, como indicador del trasiego del agua. Lo diferente es que este trabajo fija el inicio del debilitamiento en una fecha más reciente, en torno al 1950 y culpa al cambio climático, no al fin de la Pequeña Edad de Hielo, del trastorno del sistema.
"Con el calentamiento global, el aumento de las lluvias así como el deshielo del hielo del Ártico y la capa helada de Groenlandia diluyen las aguas del norte del Atlántico, reduciendo su salinidad. El agua menos salina es menos densa y, por tanto, menos pesada, lo que dificulta su hundimiento a las profundidades", explica el investigador del Instituto de Geociencias de la Universidad Complutense y el CSIC, Alexander Robinson, coautor de este segundo trabajo.

Culpabilidades al margen, las consecuencias de este frenazo pueden ser muchas y pocas buenas. La AMOC es parte central de la circulación global termohalina (del griego, calor y sal) que redistribuye el calor de las aguas del planeta. "Si nos situamos en el Atlántico Norte, y la AMOC se debilita, tendríamos, por un lado menos agua caliente que va hacia el norte, lo que supondría más frío en los países de Europa del norte", explica la investigadora del Instituto Francés para el Aprovechamiento del Mar (Ifremer), la española Patricia Zunino, no relacionada con estos dos estudios. Ese calor que no viaja hasta al norte se quedaría en la zona ecuatorial, aumentando aún más las temperaturas de esta zona, lo que podría elevar la frecuencia e intensidad de los huracanes.

Fuente: ElPais.com

viernes, 6 de abril de 2018

Una grieta kilométrica recuerda que África se está dividiendo en dos

La tierra se abrió hace unos días en el suroeste de Kenia (África). A lo largo de varios kilómetros, atravesando campos, agrietando carreteras y agujereando la reserva Masai Mara, la abertura ha alarmado a los lugareños y ha provocado cierto revuelo en algunos medios. Hay quienes dicen que el continente africano se está partiendo en dos. Es cierto, pero aún quedan unos cuantos millones de años para que eso ocurra.


La raja en la tierra es un recordatorio de que la Tierra es un planeta en movimiento. La superficie terrestre está agrietada como un viejo cuadro en varias placas tectónicas que, en su roce, desatan fenómenos como terremotos o erupciones volcánicas, levantan montañas y abren valles. Ese mismo movimiento hace que cada placa sea también inestable. En el caso de la región oriental de la placa africana, el encontronazo constante con las placas arábiga e india, que empujan desde el norte, está desgajando la porción este del continente africano. Su manifestación más visible es el Gran Valle del Rift, una amplia franja de terreno que va desde Mozambique, al sur, hasta el cuerno de África y más allá.
"Por debajo hay una falla en el terreno que está separando África en dos", dice el catedrático del departamento de geodinámica de la Universidad de Granada, Juan Ignacio Soto. Pero el tiempo de la separación es geológico, llevará millones de años. "Sabemos que pasará, pero no cuándo", añade. En cierta medida es el proceso inverso al que produce cordilleras como el Himalaya o los Andes. Mientras estas se elevan por el choque de dos placas que convergen, en este valle se están separando.

Estos procesos geológicos son lentos para la cronología humana. "A veces se separan unos milímetros y otras muchas la fractura se produce en el interior sin que la veamos", explica el catedrático. En otras, como esta vez, la raja es superficial y de metros de ancho. "Lo llamativo es la longitud de esta", añade. Aunque habría que confirmarlo, se apunta a que las lluvias habrían ensanchado la magnitud de la brecha.
No será la última vez que suceda. Bajo la tierra hay un proceso de división de la placa africana en dos nuevas, la nubia al oeste y la etíope al este. Es ese mismo proceso el que está detrás de algunas de las maravillas de esta parte de África. El Gran Valle del Rift está formado en realidad bajo varias fracturas de la corteza terrestre. Por encima se corresponden con el Rift Albertino el Rift de África Oriental.

El conjunto de valles sobre las fallas tiene una extensión de unos 5.000 kilómetros. A lo largo de las fracturas se encuentran los principales volcanes africanos. Los grandes lagos, desde el Victoria al Tanganica, pasando por el Turkana o el Natrón, se deben a la presencia de estas fallas. Y gracias a ellas también esta zona es la región con la mayor porción de biodiversidad que queda en el planeta. En algún momento, quizá dentro de 50 millones de años, habrá dos áfricas, pero aún no.


Fuente: ElPais.com

lunes, 25 de septiembre de 2017

¿Por qué México es víctima de los terremotos?

La geodinámica de la zona y la ubicación de la capital mexicana explican la repetición e intensidad de los sismos.

Los fatalistas dirían que México, y Ciudad de México en particular, están en mal sitio. Desde un punto de vista geológico casi hay que darles la razón. Casi todo el territorio mexicano se encuentra en el borde de una de las placas de la corteza terrestre bajo las que se está desplazando otra, lo que provoca la alta sismicidad de la región. La intensidad con la que los terremotos, él último producido ayer, castigan la capital mexicana se debe más a factores locales.

¿Por qué se producen tantos terremotos en México?


Desde el devastador terremoto de 1985, en el que murieron al menos 10.000 personas, México ha sufrido una decena de sismos de una magnitud igual a superior a la del sucedido este martes. Salvo uno desatado en Baja California (en el noreste del país) en 2010, todos se han producido en la franja suroeste y central, en estados como Michoacán, Guerrero u Oaxaca. La razón de tal concentración hay que buscarla en el movimiento de las placas en las que está cuarteada la corteza terrestre

La mayor parte de México está sobre el extremo suroeste de la placa norteamericana. Aquí, se encuentra con la placa de Cocos, sobre la que descansa el océano Pacífico que baña las costas occidentales de América Central. Esta placa se está metiendo debajo de la norteamericana y es esta subducción la que genera la tensión que, cada cierto tiempo, se libera en forma de terremotos. Este encontronazo entre placas es también la causa de la gran concentración de volcanes en la región conocida como el Arco Volcánico Centroamericano.
"La placa de subducción, al meterse debajo, se atasca acumulando tensión", explica el profesor José J. Martínez Díaz, experto en geodinámica planetaria de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid. "Al desatascarse, se produce el terremoto", añade.

¿Ha sido el sismo más intenso de México?

"El terremoto de ayer ha sido el más intenso jamás registrado en Ciudad de México", explica Víctor Manuel Cruz, investigador del Departamento de Sismología de la Universidad Autónoma de México. La magnitud de los sismos indican cuán grande es la ruptura en la falla que origina el terremoto. El sismo de ayer tuvo una magnitud de 7,1 mientras que el del 7 de septiembre alcanzó los 8,2. La intensidad indica la velocidad del movimiento del suelo en diferentes puntos a consecuencia del terremoto.

En este sentido, Cruz señala que "seguro estamos ante el más intenso registrado. El terremoto de 1985 tuvo una intensidad máxima de 35 gales [la unidad de aceleración en centímetros por segundo] mientras que el de ayer alcanzó los 58 gales en la estación de medición de Ciudad Universitaria". "Esta estación se asienta en zona de roca firme, no en el terreno de lago sobre el que se levantan algunas de las colonias de México más afectadas", explica el sismólogo, lo que puede explicar en parte por qué la destrucción del terremoto de ayer ha sido mayor. La principal razón de que el temblor haya causado una gran destrucción en la capital se debe a que el epicentro del sismo registrado ayer se estaba a apenas 120 kilómetros de la capital, mientras que el de Tehuantepec sucedió en el estado sureño de Chiapas, informa Nuño Domínguez desde Ciudad de México.

¿Es normal que se produzcan dos terremotos en apenas dos semanas casi en la misma zona y con una magnitud similar?

El 7 de septiembre pasado se producía en el sur de México, con los estados de Oaxaca y Chiapas como los más castigados, un terremoto de magnitud 8,2, aún superior al de este martes. Murieron unas 100 personas. La cercanía en el tiempo invita a pensar que están conectados. Pero su epicentro se encontró a más de 500 km del segundo sismo. "No hay una conexión directa entre los dos, aunque ambos son consecuencia de la convergencia del fondo del Pacífico (aquí sobre la placa de Cocos) y la placa norteamericana sobre la que se asienta México", asegura el profesor de geociencias de la Open University, David Rothery.

¿Existe el riesgo de fuertes réplicas?

El riesgo de réplicas peligrosas es menor, según explican en el Instituto Sísmico Nacional de México. El organismo ha registrado 31 réplicas hasta las 11 de la mañana de hoy, hora local, la mayor de ellas de magnitud 4. "En los últimos 100 años se han registrado siete terremotos muy parecidos al de ayer y todos ellos tuvieron comparativamente pocas réplicas, con lo que no esperamos muchas réplicas de intensidad considerable en esta ocasión", señala Allen Husker, sismólogo del Servicio Sismológico Nacional de México (SSN). En cambio el sismo del pasado 7 de septiembre lleva contabilizadas 3.400, la mayor de 6,1.

¿Por qué se han producido tantos derrumbes en la Ciudad de México?

La mayoría de las víctimas se han producido en Ciudad de México, a 100 kilómetros del epicentro del terremoto. También allí se han producido la mayoría de derrumbes de edificios. Además de que se trata de una de las zonas de mayor concentración de población del planeta, la Ciudad de México sí que parece estar levantada en mal sitio. Construida sobre la laguna que una vez rodeó Tenochtitlán, la gran ciudad azteca, la capital mexicana se asienta sobre terrenos muy porosos que amplifican el movimiento provocado por las ondas sísmicas.

Nieves Sánchez Guitián, del Colegio de Geólogos, sostiene que el terreno bajo la Ciudad de México "está formado por cenizas volcánicas poco consolidadas, con líquido intersticial que le da al terreno un comportamiento fluido, reduciendo su resistencia".

El temblor de 1985 causó miles de muertos y fue el fenómeno natural más mortífero en la historia de México. A pesar de causar una gran destrucción en la capital, así como en Morelos y Puebla, el temblor de ayer ha sido por ahora menos mortífero, con 225 muertos, aunque la cifra aumenta a medida que avanzan las operaciones de rescate. Husker, señala que están "analizando si los cambios en las edificaciones que comenzaron a hacerse después del sismo del 85 han hecho que la destrucción y las pérdidas humanas hayan sido menores", informa desde Ciudad de México Nuño Domínguez.

¿Un terremoto puede provocar la erupción de un volcán?

Poco después del sismo, el volcán Popocatépetl entró en erupción. El fenómeno, aunque no es habitual, ya se ha producido en otras zonas, como en Japón, Chile o Nicaragua. No se trata de que el terremoto despierte al volcán. De hecho, como explica el vulcanólogo del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera/CSIC, Joan Martí, para que un volcán entre en fase eruptiva tras un terremoto, éste tiene que ser de gran magnitud pero, sobre todo,  "el volcán debe estar ya en fase de desequilibrio". Por eso, este terremoto no ha despertado otros volcanes de la región.

¿Se pueden predecir los terremotos?

Es en lo que anda la ciencia desde hace casi un siglo, pero no parece aún posible. Lo que si se está haciendo es anticipar sus peores efectos. México dispone de uno de los mejores sistemas de alerta temprana que, con un margen de unas decenas de segundos puede avisar a los ciudadanos para que se protejan. Una amplia red de sensores, la mayoría situados en las cercanías de la zona de subducción de la placa de Cocos, registra el más leve temblor y activa las alarmas. El problema esta vez es que el terremoto tuvo su epicentro demasiado cerca de una gran urbe como Ciudad de México y no dio tiempo a avisar con antelación a la población.

Fuente: ElPais.com
imagen placas tectónicas: desismos.blogspot.com

domingo, 10 de septiembre de 2017

Lo que está pasando en este momento en América con tres huracanes y un terremoto.

En pocos días, la región se ha visto afectada por devastadores fuerzas naturales. Hay motivos para el temor en el Caribe, México y Centroamérica.
El huracán Irma, visto desde el espacio


Mientras que Irma, una de las tormentas tropicales más potentes en los registros de observaciones en el Atlántico, azota con fuerza devastadora las islas del Caribe, otro fenómeno meteorológico similar sigue sus pasos, el huracán José. Al mismo tiempo, en el golfo de México gana fuerza Katia, que también alcanzó esa clasificación.

En un momento en que la región está siendo afectada por tres fuertes ciclones, la costa pacífica de México fue sacudida por un fortísimo terremoto. Se ha declarado una alerta de tsunami para México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Honduras y Ecuador.



MINUTO A MINUTO: El 'potencialmente catastrófico' huracán Irma amenaza al Caribe y a EE.UU.

Puerto Rico y el Estado de Florida (EE.UU.) han declarado el estado de emergencia ante la eventual amenaza del huracán.

La tormenta Irma ha alcanzado la categoría 5 para huracanes, con vientos de hasta 280 kilómetros por hora, y amenaza con convertirse en la próxima amenaza climática para EE.UU., según el Centro Nacional de Huracanes (NHC) del país, informa ABC13.


El centro de la tormenta, que avanza en dirección oeste a 20 km/h, se encuentra localizado a 788 kilómetros al este de las Islas de Sotavento. Las autoridades de Puerto Rico han declarado el estado de emergencia en el país ante el avance de Irma.

Según el NHC, al término de esta semana la tormenta tropical podría alcanzar territorios de EE.UU., llegando incluso a Florida del Sur este domingo.

10 sep 2017

04:12 GMT
El ojo del huracán Irma se desplaza al oeste de Florida, donde ganará más fuerza, y apunta a San Petersburgo, no a Tampa, informa AP.
02:10 GMT
El Departamento de Estado de EE.UU. ha informado que 1.200 norteamericanos han sido evacuados de la isla caribeña de San Martín, donde la destrucción tras el paso del huracán Irma afecta al 70% de los hogares y edificios.

LATEST: 1,200 Americans have now been evacuated from St. Maarten after Hurricane #Irma, State Dept. says. https://t.co/Ot5AK8q5Rqpic.twitter.com/5ZEuuR77BR— ABC News (@ABC) 10 de septiembre de 2017
9 sep 2017

23:44 GMT
Un tornado afecta a la ciudad de Oakland Park, en el condado de Broward (Florida), informa el Servicio Meteorológico Nacional (NWS).

9/9: Tornado on the ground in Oakland Park #FLwx— NWS Miami (@NWSMiami) 9 de septiembre de 2017
23:05 GMT
Irma llega a Florida: Alerta inminente de tornados y de situación "potencialmente catastrófica"
El gobernador del Estado de Florida, Rick Scott, ha anunciado que el huracán Irma ya ha llegado al Estado y que para la noche del sábado al domingo se prevén tornados. Asimismo, ha definido la situación como "potencialmente catastrófica" y de amenaza para la vida de los residentes.
16:24 GMT
El gobernador de Florida, Rick Scott, ha declarado este sábado que las autoridades han emitido órdenes de evacuación tanto obligatoria como voluntaria para 6,3 millones de residentes, informa CBS News.
15:43 GMT
Irma se ha debilitado a categoría 3, con vientos máximos sostenidos de 205 kilómetros por hora. Sin embargo, los meteorólogos esperan que el fenómeno natural vuelva a recobrar su fuerza mientras se va de Cuba y rumbo al estado estadounidense de Florida.
10:50 GMT
El huracán Irma vuelve a debilitarse a categoría 4 y se dirige hacia el oeste creando "una situación muy peligrosa" para el sudoeste de Florida, informa ABC News.
04:01 GMT
Irma es el primer huracán de quinta categoría que toca tierra en Cuba desde 1924
Irma llega al archipiélago cubano de de Sabana-Camagüey.
03:51 GMT
Irma recupera la categoría 5 y llega a Cuba
Los vientos sostenidos del huracán alcanzaban los 260 kilómetros por hora a su paso por el archipiélago de Sabana-Camagüey. Mientras tanto, el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. ha ampliado las advertencias sobre el huracán y las marejadas ciclónicas en el territorio de Florida, a donde se espera que llegue Irma la madrugada del domingo.
03:45 GMT
El huracán José se torna más y más potente y puede llegar en poco al nivel 5, máximo de peligrosidad, según el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. (NHS, por sus siglas en inglés).

El huracán José alcanza la categoría 3 en el Atlántico

El tercer huracán fuerte de la temporada, que sigue la misma trayectoria de Irma, "seguirá fortaleciéndose durante las próximas 24 ó 36 horas".

El huracán José, que se desplaza por el Atlántico siguiendo el mismo rumbo que Irma, ha alcanzado la categoría 3, lo que lo convierte en el tercer mayor huracán de la temporada de tormentas del Atlántico de este año, informa el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. (NHC, por sus siglas en inglés).

La velocidad máxima de los vientos sostenibles del huracán, que avanza hacia el noreste del Caribe, alcanzan ya los 195 kilómetros por hora, con ráfagas incluiso de mayor intensidad.

Se prevé que José se fortalezca aún más en los próximos 24 ó 36 horas, estima el centro.

El huracán alcanzó este jueves la categoría 2 según la escala de  Saffir-Simpson y, como sigue los pasos de Irma, podría sacudir de nuevo a algunas las islas caribeñas que ya han sufrido daños por el huracán Irma. De momento, no está claro si José tocará tierra en Estados Unidos.


Asimismo, el NHC estima que las precipitaciones que traerá consigo José podrían alcanzarán hasta los 15 centímetros en las islas de Sotavento, desde Dominica hasta Anguilla.

Barbuda, que ya sufrió daños de hasta 90% debido al huracán Irma también será afectada por fuertes lluvias de hasta 25 centímetros. Se estima que las fuertes lluvias podrían causar inundaciones adicionales que supongan una amenaza para la vida.


La tormenta Katia también alcanza nivel de huracán frente a la costa de México

Junto a tormenta tropical José, el ciclón ha alcanzado este miércoles la categoría de huracán, con los vientos sostenibles de 120 kilómetros por hora.


La tormenta tropical Katia, formada en el golfo de México, ha alcanzado este miércoles una intensidad de vientos sostenibles de 120 kilómetros por hora, alcanzando de esa forma el nivel de huracán, informa ABC.

El Gobierno de México ha activado la vigilancia de huracán a lo largo de la costa del Estado de Veracruz, desde Tuxpan hasta Laguna Verde. Se prevé que la tormenta se desplace este jueves por la costa.

Minutos antes el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. (NHC, por sus siglas en inglés) anunció que la tormenta tropical José ha alcanzado fuerza de huracán y se está "fortaleciendo rápidamente".


Katia se formó la madrugada de este miércoles frente a la costa de México con vientos iniciales de unos 65 kilómetros por hora, según el NHC, si bien el centro advirtió en aquel momento que la tormenta se fortalecería en los próximos dos días. Ahora la intensidad de los vientos máximos de Katia se ha duplicado.


MINUTO A MINUTO: Qué pasa en América Latina tras el fortísimo terremoto de magnitud 8,2 en México

Las últimas noticias sobre las consecuencias del fuerte sismo que ha sacudido este jueves la costa sur de México y que ha afectado a otros siete países: Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Honduras y Ecuador.

Este jueves un terremoto de magnitud 8,2 se ha registrado en la costa sur de México, declarándose a continuación una alerta de tsunami para México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Honduras y Ecuador, informa el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (PTWC, por sus siglas en inglés).

El epicentro del sismo se ha localizado a una profundidad de 33 kilómetros y a 119 kilómetros de Tres Picos.

10 sep 2017

03:30 GMT
México: Ascienden a 92 los muertos por el terremoto
El gobernador del Estado de Oaxaca ha informado que 71 personas han perdido la vida en el terremoto de magnitud 8,2 que se registró este jueves, elevando a 92 el número de muertos por el sismo en todo el territorio mexicano, recogen medios locales.
02:08 GMT
El Banco de Desarrollo de América Latina ha aprobado una donación de 200.000 dólares para ayudar a las víctimas del terremoto en México, informa 'El País'.
9 sep 2017

00:23 GMT
Ascienden a 61 los muertos por el terremeto en México
El mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, ha confirmado que la cifra de los muertos en el sismo ya es de 61 personas.
8 sep 2017

22:52 GMT
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha decretado luto nacional por los fallecidos en el terremoto.

Alerta de tsunami en ocho países de América Latina tras sufrir México un fuerte sismo


Un gran sismo de magnitud 8,2 se ha registrado este jueves en México.


Un terremoto de magnitud 8,2 se ha registrado este jueves en la costa sur de México, informa el Servicio Sismológico Nacional mexicano. El epicentro del terremoto se registró en Tonalá, Estado de Chiapas, a las 23:49, hora local. Se trata del terremoto más fuerte registrado en México desde 1985, según estimaciones de la agencia Reuters.

El epicentro del sismo se localizó a una profundidad de 33 kilómetros y a 119 kilómetros de Tres Picos. Hasta el momento se han registrado tres réplicas de magnitud 6,1, 5,8 y 5,7 al sureste de la ciudad de Salina Cruz, en Oaxaca. El Servicio Geológico de EE.UU. (USGS) ha registrado cuatro réplicas de magnitud 5,2, 5,2, 5,4 y 5,7. 

Al menos 15 personas -2 en Tabasco, 3 en Chiapas, y 10 en Oaxaca- han perdido la vida tras el movimiento telúrico.

Asimismo, se ha declarado alerta de tsunami para México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Honduras y Ecuador, informa el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (PTWC, por sus siglas en inglés). Este mismo centro pronostica "posibles olas extensas y peligrosas de tsunami", informa Sky News.

El sismo se ha sentido en la capital mexicana, donde se produjeron cortes de electricidad en algunos barrios. La gente salió corriendo a las calles cuando empezó el temblor, según una fuente de la agencia Reuters citada por SBS.

En las redes sociales circulan videos en los que se aprecia cómo se tambalea el Ángel de la Independencia, una de los principales atracciones turísticas de la Ciudad de México, durante el sismo.

"La gente salió corriendo de sus hogares", "no hay electricidad" o "fortísimo", fueron algunos de los primeros comentarios que compartieron los testigos del sismo, que se prolongó durante aproximadamente un minuto.

Asimismo, en la capital mexicana se ha registrado un fenómeno aéreo inusual denominado luces de terremoto. Esta luminosidad, que se asemeja a la aurora boreal, aparece en las inmediataciones del lugar donde se registra la actividad tectónica.

Se informa que varias personas se encuentran atrapadas entre los escombros de un hotel parcialmente derrumbado en Matías Romero, Oaxaca. 

"Me dirijo al Centro Nacional de Prevención de Desastres para una evaluación general de los efectos del sismo en el territorio nacional", ha tuiteado el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto. 


El insólito fenómeno aéreo registrado en México durante el fortísimo sismo de 8,2


El fenómeno denominado luces de terremoto se ha manifestado este jueves en la Ciudad de México.





Durante el sismo de magnitud 8,2 registrado a última hora de este jueves en la capital mexicana, se ha registrado un fenómeno aéreo denominado luces de terremoto, que fue observado frente a la costa chiapaneca.

Esta luminosidad, que se asemeja a la aurora boreal, aparece en las inmediaciones del lugar donde se registra la actividad tectónica y es un inusual fenómeno meteorológico que no está totalmente explicado.


Un grupo de científicos estadounidenses y canadienses, que estudiaron el insólito fenómeno natural, vincularon la aparición de las extrañas luces con la presencia en la zona de rifts, fosas tectónicas donde dos partes de la corteza terrestre se estiran en direcciones contrarias.

FUENTE: Actualidad.RT.com