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sábado, 22 de abril de 2017

El fenómeno de El Niño controla los brotes de cólera en África.

Encuentran un vínculo entre el fenómeno atmosférico y la distribución de esta enfermedadEl Niño causa en el sur de África la peor hambruna desde 2005
MAR DE MIGUELMadrid@MarJungle
10/04/2017 21:05Cada año el cólera se lleva, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la vida de entre 100 y 120 mil personas en Asia, África, América Central y del Sur. La epidemia, endémica en zonas de guerra, hambruna, o condiciones sanitarias deficientes, podría reducirse de forma considerable si se tuviera en cuenta tan solo un pronóstico climático: el de El Niño.Observado desde 1892, este fenómeno atmosférico cíclico se produce cada siete o diez años y, aunque está asociado a la corriente marina de la costa del Pacífico ecuatorial, tiene un impacto notable en todo el planeta. El estudio publicado este lunes por científicos de la Universidad de Baltimore en Estados Unidos establece una relación entre sus efectos en África y la incidencia de la enfermedad del cólera en ese continente.En general, El Niño conlleva un calentamiento de las aguas oceánicas, lo que produce un cambio en la circulación atmosférica y una reducción de las lluvias. En África, en los periodos de El Niño aumentan las precipitaciones en la región oriental y disminuyen las lluvias en la meridional, occidental, y zonas del Sahel, la franja que se encuentra entre el desierto del Sahara y la sabana africana.El cólera es una enfermedad del tracto digestivo producida por la bacteria Vibrio cholerae, que infecta al hombre a través del agua o alimentos contaminados por este patógeno. Un suministro deficiente de agua, debido a sequias o condiciones salubres, contribuye a la transmisión de esta enfermedad, por lo que fenómenos como El Niño y su relación con brotes de cólera son plausibles y de hecho ya se habían demostrado para la región de Bangladesh. Sin embargo, hasta la publicación en la revista PNAS de los resultados del equipo liderado por el epidemiólogo Justin Lessler, no existía una evidencia de este vínculo en África. El uso combinado de mapas de alta resolución y de incidencia de brotes de cólera ha permitido percibir un cambio en la distribución de la infección en toda África en los años de El Niño."Los métodos utilizados aquí se pueden aplicar para entender cómo la incidencia de cualquier enfermedad se relaciona con el clima. Los resultados, sin embargo, son específicos del cólera", ha precisado el científico en declaraciones a EL MUNDO. La investigación muestra un mismo número total de casos de cólera, tanto en la época en la que se da El Niño como en la que no. Pero la distribución geográfica de los casos cambia. La enfermedad se traslada al África oriental durante los años de El Niño, aumentando en unos 50.000 casos adicionales y disminuyendo en 30.000 casos en el sur de África.Una atención eficaz durante un brote de cólera es fundamental para evitar la muerte de los afectados por esta bacteria, que de no recibir los cuidados necesarios, morirían en pocas horas. Las cifras son llamativas, pasando de un 50-60% de fallecimientos al 1% cuando los pacientes son tratados a tiempo. Un pronóstico climático adecuado asociado a El Niño, que puede darse desde 6 a 12 meses de adelanto, podría utilizarse para notificar a los países de África de cuándo es probable que vean un cambio importante en su riesgo de cólera. A este respecto Lessler ha afirmado que "Este trabajo ya se ha utilizado para ayudar a predecir qué años los países en particular son más propensos a hacer solicitudes a la reserva mundial de vacunas".Fenómenos como el de El Niño de 2015 y 2016, cuando se produjeron múltiples epidemias de cólera en África oriental, podrían ahora evitarse y salvarse muchas vidas. "Hemos presentado nuestros resultados en algunas reuniones internacionales con colaboradores africanos. Esperamos que este documento aumente la conciencia del tema", ha concluido el investigador estadounidense.

Fuente: ElMundo.es

domingo, 18 de octubre de 2015

Llega el Niño 'Godzilla'

Climatólogos e historiadores comparten una broma sobre quién ganó las batallas que libraron tanto Napoleón en 1812 como Hitler en 1941 tratando de invadir Moscú. Ambos fracasaron en su avance hacia la capital rusa debido al azote de sendos inviernos especialmente severos. «No fueron derrotados por ningún ejército, sino por El Niño», dice con intención el experto de la NASA William Patzert a la BBC. Este fenómeno climático -llamado así porque tiene su máximo de actividad alrededor de la Navidad- consiste en un calentamiento del este del océano Pacífico ecuatorial que altera los patrones de lluvias y provoca intensas sequías e inundaciones en una y otra costa pacíficas. Pero sus consecuencias se dejan notar por todo el planeta.«En Europa, los años en los que El Niño es potente se dan inviernos muy fríos en el Este del continente y en la parte occidental de Rusia», explica Verónica Nieves, climatóloga del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JLP, por sus siglas en inglés). Y eso es precisamente lo que ocurrió en esos dos años -1812 y 1941- en los que se registraron dos de los fenómenos de El Niño más potentes de los últimos siglos. La crueldad del invierno terminó agotando a las tropas de Napoleón y Hitler.Este año no hay conflictos bélicos a la vista en las inmediaciones de Moscú. Pero el Pacífico sí está viviendo un fenómeno de El Niño de gran violencia, tanta que podría convertirse en el más potente del registro histórico superando al de los años 1997 y 1998 y al que los expertos ya han bautizado como El Niño Gotzila, «por sus temperaturas inusualmente altas», explica Nieves. «Pero el de este año es comparativamente más fuerte y más extenso que el del 97, según hemos podido comprobar con datos tomados vía satélite», asegura.
La intensidad de este fenómeno climático se mide sobre todo por el aumento de la temperatura de la superficie del océano Pacífico. Si es al menos 0,5ºC mayor que el valor medio ya se considera que El Niño está activo. Este año, la alarma saltó a principios del mes de septiembre. El Centro de Predicciones Climáticas de la Agencia Norteamericana para la Atmósfera y el Océano (NOAA, por sus siglas en inglés) informaba a través de su diagnóstico mensual de que durante el mes de agosto la temperatura del Pacífico ya estaba 2ºC por encima de los valores normales. Ya se trataba de un evento de gran potencia y aún quedaban más de cuatro meses para alcanzar el máximo, que llegará entre diciembre y enero. El evento de 1997 que ostenta el título de El Niño más intenso tuvo su máximo en 3ºC sobre la temperatura media del Pacífico.«En estos momentos, la temperatura del océano ya está 2,5ºC por encima de los valores medios. Lo normal es que tenga su máximo en Navidad y que se atenúe en primavera», explica la investigadora española del JLP de la NASA. «Debido a la gran intensidad del fenómeno de este año puede durar hasta el mes de junio», dice Nieves. «El Niño 2015 ya es muy potente. Todos los modelos indican que será de los más potentes del registro», añade Ernesto Rodríguez Camino, jefe del área de Modelización del Clima de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).Los expertos aseguran que cada fenómeno de El Niño tiene sus propias características y que es muy difícil resumir cuáles serán las consecuencias que traerá un evento concreto basándose en los que han sucedido en ocasiones anteriores. Sin embargo, los efectos sobre las áreas del globo más cercanas a la corriente oceánica que origina este fenómeno suelen ser constantes: grandes sequías en Indonesia y este de Australia y lluvias torrenciales e inundaciones en el sur de Estados Unidos y en la costa oeste del norte de Chile, Ecuador o Perú. Pero sus consecuencias no se limitan a un área geográfica localizada. «Desde luego que las zonas afectadas de una forma directa por este fenómeno son las del Pacífico, donde se produce la oscilación. Pero hay otras como el Medio Oeste americano, el este de África -países como Somalia, Kenia o Tanzania- o Brasil donde los efectos de El Niño también se dejan notar con cierta intensidad», asegura Rodríguez Camino. «Pero lo más interesante es que afecta a zonas remotas», explica el meteorólogo español. Aunque el fenómeno climático aparece localizado en una zona muy concreta del planeta, tiene lo que los expertos llaman teleconexiones, es decir, señales u ondas que se transmiten a áreas alejadas debido a la circulación general de la atmósfera. Y además, en algunas zonas con un retraso de varios meses. «En España, la señal es muy débil, pero puede producir cambios en la precipitación o en la temperatura aunque en diferido», explica Rodríguez Camino. «Este retraso puede hacer llegar los efectos del El Niño hasta la Península Ibérica entre 6 y 10 meses después», dice el meteorólogo. O lo que es lo mismo, en España probablemente notaremos las consecuencias de este súper Niño que estamos viviendo en 2015 en forma de aumento de las precipitaciones durante el otoño del año 2016.Además, El Niño suele estar asociado a un incremento de la temperatura media global. Si el pasado 2014 ya se convirtió en el año más cálido del registro histórico, todo apunta a que 2015 podría superarlo. Los datos del inicio de año revelados por la NOAA hasta el mes de agosto indican no sólo que ese mes fue el agosto más cálido del registro, sino además que el periodo enero-agosto también es el arranque de año más caluroso desde que se comenzaron a tomar datos globales. «Todo indica que este año será muy cálido», opina Rodríguez Camino. Verónica Nieves va incluso más allá: «2015 será el año más cálido del registro». Los expertos de los principales centros de estudio de este fenómeno climático en EEUU afirman que este año se está produciendo una situación muy particular. «Es la primera vez que vemos una mancha de agua caliente -los anglosajones la han bautizado como The Blob- frente a las costas de Alaska», dice Nieves. «No sabemos con precisión qué ocurrirá, pero creemos que El Niño va a acabar ganando», asegura.La propia Verónica Nieves fue la principal autora de un estudio publicado en Science en el que un equipo científico del JLP de la NASA daba por primera vez una explicación al frenazo que estaba experimentando el calentamiento global durante la primera década de este siglo. «El calor que no veíamos se estaba almacenando en los océanos, pero en realidad el calentamiento no ha disminuido», explica la autora.De alguna forma, este parón se explica también por un proceso climático conocido como la Oscilación Decadal del Pacífico, un patrón que cambia cada cierto número de años -a pesar de su nombre no tiene por qué ser cada 10 años- y que domina en buena medida las temperaturas globales. La última década ha estado en fase fría. Pero eso podría estar cambiando.De hecho, algunos expertos opinan que un fenómeno de El Niño de gran intensidad como este podrían determinar el cambio de esta oscilación del Pacífico hacia una fase cálida, lo que agravaría el calentamiento global que ya se está experimentando y que va a dejar con gran probabilidad a 2014 y 2015 como los años más cálidos del registro. «Hay indicaciones de que ya está cambiando a fase cálida», explica Nieves. «Si es así, 2016 también podría ser un año muy caluroso, pero no podemos saberlo aún».
El papel del cambio climático
La pregunta que surge con facilidad es: ¿Cuánto tiene que ver la intensidad de El Niño de 2015 con el cambio climático? Y la respuesta no es sencilla. Ni siquiera los expertos en este tipo de acontecimientos del clima tienen una postura común. «Yo creo que el cambio climático provocado por el ser humano no está afectando demasiado al fenómeno de El Niño», asegura a este diario Anthony Barnston, jefe de predicción climática del Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia (EEUU). «Es independiente», sentencia.Sin embargo, otros expertos del JLP de la NASA como Patzert o Nieves difieren y le otorgan importancia al calentamiento global debido a la superposición de fenómenos. «El calor que se estaba ocultando en los océanos está comenzando a surgir y provocará una aceleración de las temperaturas en la curva del cambio climático», asegura Nieves. Y en la misma dirección, aunque con reservas, apunta el meteorólogo de Aemet Ernesto Rodríguez Camino. «El cambio climático puede estimular episodios de El Niño más frecuentes, pero esto no está claro», dice. «El Niño se suma a los efectos del cambio climático provocado por los gases de efecto invernadero», afirma, aunque insiste en que en muchas ocasiones existe una menor capacidad de adaptación a la variabilidad natural del clima debido a causas económicas, aludiendo a que el mismo episodio de lluvias torrenciales puede causar graves inundaciones en una zona y sólo causar problemas menores en otro lugar preparado para ese tipo de eventos meteorológicos.Pero el climatólogo de Columbia insiste en restarle importancia. «El efecto del cambio climático sobre la oscilación de El Niño es bastante pequeña hasta la fecha y probablemente continuará así durante bastante tiempo. En el futuro sí podría tener un efecto, pero aún no sabemos cuál. Es bastante incierto aún y, de hecho, podría tanto potenciar el fenómeno de El Niño como reducirlo, o hacer cualquiera de las dos cosas en muy pequeña medida», sentencia Anthony Barnston.

Fuente: ElMundo.es


viernes, 4 de septiembre de 2015

‘El Niño’ será uno de los peores desde 1950 por el cambio climático.

La Organización Meteorológica Mundial avisa de que tendrá su periodo de mayor intensidad entre octubre y enero
El Niño pone en alerta a las costas latinoamericanas del Pacífico

El cambio climático ha creado condiciones sin precedentes para el actual fenómeno de El Niño, que tendrá su periodo de mayor intensidad entre octubre y enero, según dijeron hoy expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Las predicciones del calentamiento de la superficie del mar en las zonas central y oriental del Pacífico tropical apuntan a que El Niño que está en desarrollo probablemente será uno de los cuatro más fuertes desde 1950. Los anteriores más potentes fueron los registrados en los periodos entre 1972/1973, 1982/1983 y 1997/1998.

Para sus pronósticos, los científicos toman en cuenta que, en agosto, las temperaturas de la superficie del mar ya estuvieron entre 1,3 y 2 grados centígrados por encima de la media, superando en un grado los umbrales habituales de El Niño. Los modelos utilizados apuntan a que las temperaturas se mantendrán al menos 2 grados por encima de lo normal y que incluso podrían subir algo más.

Los efectos de El Niño ya se hacen sentir en algunas regiones del mundo de manera muy variada y serán más patentes en los próximos cuatro a ocho meses, según la OMM, una agencia científica de Naciones Unidas y autoridad en la materia.
De manera general, este fenómeno climático puede provocar fuertes precipitaciones -y por consiguiente, inundaciones- en América Latina, Asia, Oceanía y Africa, con episodios de sequías en otras zonas de estas mismas regiones. Sin embargo, los países afectados cuentan ahora con más experiencia, conocimientos e información que nunca antes, lo que puede ayudarles a tomar medidas de prevención efectivas, opinó Maxx Dilley, director de Predicciones Climáticas de la OMM, al presentar la información más reciente sobre la evolución de El Niño.
El experto mencionó el caso de Perú, donde se están tomando acciones preventivas, como simulacros, y se optó por cancelar su participación en el rally Dakar 2016 por el riesgo de inundaciones o deslizamiento de tierra en zonas que formaban parte del recorrido.

Lo que es completamente distinto desde el último fenómeno de El Niño (entre 1997 y 1998) es que el actual está ocurriendo bajo nuevas condiciones, influidas por el cambio climático. Desde entonces, "el mundo ha cambiado mucho" y la capa de hielo del mar Artico se ha reducido a niveles mínimos, al tiempo que se ha perdido hasta un millón de kilómetros cuadrados de superficie nevada en el hemisferio norte, explicó el jefe del Programa de Investigación del Clima de la OMM, David Carlson.

"Han emergido nuevos patrones, y lo que es único ahora es que están coincidiendo por primera vez con El Niño", sostuvo. Desde el periodo 1997/1998 no se había observado la presencia de El Niño o de La Niña (el fenómeno contrario, causado por enfriamiento de las aguas superficiales de ciertas zonas del Pacífico), lo que también se considera inusual.

Carlson dijo que en la situación actual -con la influencia del deshielo en el Artico y el calentamiento del Pacífico tropical- "no sabemos lo que pasará, si ambos patrones se reforzarán uno a otro, se anularán, actuarán en secuencia o influirán en distintas zonas del planeta".

"Realmente no lo sabemos porque no tenemos precedentes para esta situación", insistió el científico. Las características de El Niño conocidas hasta ahora apuntan a que provoca un aumento de la intensidad de las lluvias en la costa oeste de Sudamérica (principalmente Ecuador y Perú), así como en los países del llamado "Cuerno de Africa". En cambio, se sufren sequías en Australia, Indonesia, el sudeste de Asia y el sur de Africa.

Fuente: ElPais.com

domingo, 5 de julio de 2009

Una nueva forma de 'El Niño' aumenta el número de huracanes.


Una nueva forma de 'El Niño' sería la causa no sólo del aumento en la intensidad y el número de huracanes sino también en las posibilidades de que alcancen tierra firme, revela un estudio publicado en la revista Science .

Generalmente el fenómeno meteorológico de "El Niño" se manifiesta al finalizar el año en el océano Pacífico e influye en los patrones climáticos de casi todo el mundo, incluyendo el número de huracanes del Atlántico.

"El Niño equivale a menos huracanes en el Pacífico, pero este nuevo tipo trae como resultado un mayor número, con mayor frecuencia y más posibilidades de embestir tierra firme", indicó Peter Webster, profesor de climatología del Instituto Tecnológico de Georgia.

El científico, que dirigió el estudio publicado por Science, añadió que la nueva forma del fenómeno llamada "El Niño Modoki" se forma en el Pacífico central y no en el Pacífico oriental. (En japonés la palabra "Modoki" significa "similar", pero "diferente").

La temperatura más alta del agua en el Pacífico central se vincula a una mayor frecuencia de las tormentas y a la posibilidad de que irrumpa sobre las costas del Golfo de México y las de América Central, según los científicos. Sin embargo, los meteorólogos señalan que este "El Niño Modoki" es más fácil de predecir que el fenómeno climático regular cuyos efectos se hacen sentir con mayor fuerza en Perú y en Ecuador, en el continente americano.

"No sabemos por qué, pero esto podría significar que recibamos una mejor advertencia de huracanes, probablemente con varios meses de antelación", indicó Webster. Tampoco se conocen con precisión las razones de este cambio sufrido por el fenómeno meteorológico. "Podría ser parte de una oscilación natural de El Niño. O podría ser la respuesta a un recalentamiento atmosférico. Necesitamos tener más datos para saberlo", agregó.

fuente: elmundo.es
imagen: rena.edu.ve