Mostrando entradas con la etiqueta Antártida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Antártida. Mostrar todas las entradas

jueves, 13 de junio de 2019

Resuelven el misterio de los enormes agujeros que aparecen en la Antártida


En 2016 y 2017 los científicos f otografiaron dos enormes polinias, espacios abiertos de agua rodeados de hielo marino, en mitad del Mar de Weddell, al oeste de la Antártida. El agujero de 2016 tenía unos 33.000 kilómetros cuadrados, pero el de 2017 tenía una extensión de cerca de 50.000 kilómetros cuadrados, más o menos como la comunidad de Aragón. ¿Por qué aparecen estos enormes agujeros en mitad del hielo?

Un grupo de investigadores de la Universidad de Washington (EE.UU.) ha tratado de averiguarlo, recurriendo a imágenes por satélite, robots y focas equipadas con sensores. Tal como acaban de concluir en Nature, el origen de este fenómeno está en la acumulación de una serie de anomalías oceánicas.

«Pensábamos que este gran agujero era algo raro, quizás un proceso que había desaparecido. Pero los sucesos de 2016 y 2017 nos mostraron que no era así», ha dicho en un comunicado Ethan Campbell, director de la investigación. «Las observaciones nos han mostrado que las recientes polinias se abrieron a causa de una combinación de factores: unos son las inusuales condiciones del océano y los otros una serie de intensas tormentas que se arremolinaron en torno al Mar de Weddell con casi la fuerza de un huracán».
Normalmente las polinias (cuyo nombre viene de la palabra rusa «polynya», que significa «agujero en el hielo»), se forman cerca de la costa, a causa del empuje del viento. Pero también pueden aparecer tierra adentro, caso en el que se convierten en todo un oasis para pingüinos, ballenas y focas, ya que allí pueden emerger y respirar.

En el Mar de Waddell las primeras polinias se detectaron en el 74, 75 y 76, gracias al lanzamiento de los primeros satélites. Por entonces, estos agujeros tuvieron el tamaño de Nueva Zelanda y mostraron su capacidad de persistir a pesar de las bajas temperaturas. Pero no se volvió a saber de este fenómeno hasta las detecciones de 2016 y 2017. Por este motivo, los investigadores se preguntaron por qué estaba ocurriendo de nuevo y si el cambio climático podría alterar este fenómeno.
El cúmulo de circunstancias necesario

El Océano Antártico es un agente fundamental en el clima del planeta, sobre todo a través de las corrientes oceánicas y del ciclo del carbono, el flujo de dióxido de carbono desde la atmósfera a los océanos, y viceversa. Es uno de los océanos con las tormentas más potentes del globo. Sin embargo, su comportamiento resulta difícil de comprender. En esta ocasión, los científicos han recurrido a las observaciones del proyecto SOCCOM («Southern Ocean Carbon and Climate Observations and Modeling»), que está tratando de registrar lo que ocurre en esta extrema región del planeta, por medio de múltiples instrumentos meteorológicos, satélites e incluso sensores acoplados a elefantes marinos.

«Este estudio nos ha mostrado que una polinia es causada por varios factores que se tienen que dar a la vez para ocurrir», ha dicho Stephen Riser, coautor del estudio. «Algunas de estas cosas pueden ocurrir en cualquier año, pero a menos que se den todas, no aparecerá una polinia».

En primer lugar, el estudio muestra los vientos tienen que acercarse hasta la costa, lo que favorece la mezcla del agua en el Mar de Weddell. Allí, en las profundidades, existe una montaña submarina, conocida como la Elevación de Maud, que forma torbelinos que atrapan al agua más densa.

Cuando el agua de la superficie es especialmente salada, los vientos fuertes pueden generar una reversión de la corriente, en la que el agua superficial comienza a circular de forma que el hielo no puede formarse. En concreto, el agua salada y caliente se queda anclada a la superficie, pero el viento la enfría y la hunde, de modo que es reemplazada por agua un poco más caliente que está más abajo. Esto crea un ciclo que permite el intercambio entre el agua superficial y la profunda.
¿Cómo le afectará el cambio climático?

Esto tiene relevancia para el clima, porque las corrientes dependen de las aguas profundas, frías y densas, de la Antártida. «Ahora mismo, la gente cree que este agua se forma en la plataforma antártica, pero estas polinias podrían haber sido más comunes en el pasado», según Riser. «Necesitamos mejorar nuestros modelos para estudiar estos procesos, que podrían tener grandes implicaciones sobre el clima».

Aún queda por saber cuáles. Los modelos predicen que el cambio climático aumentará la fusión del hielo y que esto reducirá la formación de polinias, porque el agua de fusión reducirá la salinidad del agua. Sin embargo, otras predicciones indican que los vientos que rodean la Antártida se fortalecerán, lo que implicaría un aumento de la formación de polinias, según las conclusiones de este estudio.

Esto es relevante, porque, aparte de moldear las corrientes oceánicas, las polinias podrían afectar al ciclo del carbono. Dado que el agua profunda almacena grandes cantidades de carbono, encerrado durante siglos por formas de vida ya muertas, no es lo mismo que este agua ascienda a que no lo haga a causa de la aparición de este fenómeno.

«Esta profunda reserva de carbono ha estado bloqueada durante cientos de años, pero puede ser liberada en la superficie a través de esta mezcla violenta –que ocurre gracias a las polinias–», ha dicho Campbell. «Un gran evento de liberación de gas podría trastocar el clima si ocurriera durante varios años seguidos». Por ello, este parece ser otro ejemplo de la gran complejidad de los procesos que regulan el clima del planeta.

domingo, 7 de enero de 2018

China afianza su presencia en la Antártida con su primer vuelo comercial

Sus ciudadanos ya no tienen que recurrir a operadores extranjeros

El avión llegó al continente antártico el pasado fin de semana con 22 pasajeros a bordo y tras más de 20 horas de viaje

Es el segundo país que más turistas envía a la región (44.000 en 2016), sólo por detrás de EEUU

El primer vuelo comercial de China a la Antártida aterrizó con éxito este fin de semana con 22 pasajeros a bordo, algo que los medios del país aseguran que marcará una nueva era para el pujante mercado del turismo en el Polo Sur y que servirá a Pekín para elevar y afianzar su posición e influencia en esta estratégica región.El vuelo, operado por Deer Jet, partió el jueves de la ciudad de Hong Kong y llegó a Ciudad del Cabo (Sudáfrica) 15 horas más tarde. Tras repostar combustible, el avión despegó para otro viaje de cinco horas y media que aterrizó con éxito en un aeropuerto de la Antártida. Allí, tras descansar un buen rato, los pasajeros aún tuvieron que cubrir a bordo de una aeronave entre cinco y seis horas más hasta alcanzar el punto más meridional de la Tierra el sábado por la noche, según un comunicado emitido por la compañía.
Un ejecutivo de la firma calificó de "hito" lo sucedido, ya que libera a los ciudadanos chinos de tener que recurrir a los servicios de una agencia extranjera para poder llegar a este destino, la única posibilidad con la que contaban hasta la fecha. Aunque sin restar mérito a lo logrado, la BBC señaló que el tramo desde Ciudad del Cabo en adelante había sido organizado por el operador turístico White Desert, que ofrece desde Sudáfrica viajes al Polo Sur con regularidad, por lo que más bien se trataría de una cooperación entre un organizador de viajes chino y otro de los ya veteranos en el sector.Desplazarse hasta el séptimo continente en avión es la excepción más que la norma. De hecho, la gran mayoría de los turistas acuden en barco, generalmente desde el puerto argentino de Ushuaia. Otra de las opciones más habituales es partir desde Nueva Zelanda, una ruta que suelen escoger las personas interesadas en un itinerario más histórico en el que se siguen los pasos de los famosos exploradores del pasado. La duración de todos ellos varía -desde unos pocos días a varias semanas, generalmente entre los meses de diciembre a febrero-, así como su precio, costando la opción más barata unos 4.200 euros.De acuerdo con la Asociación Internacional de Operadores Turísticos de la Antártida (IAATO, por sus siglas en inglés), una organización de compañías turísticas que operan en este territorio bajo una autorregulación muy exigente, China fue la segunda fuente de turistas más grande para la Antártida en 2016 (la primera es Estados Unidos). El gigante asiático aportó un 12% del total de los 44.000 visitantes que acudieron a este lugar, una cifra que se espera que crezca rápidamente en el futuro.Impacto ecológico del aumento de turistas
La cuestión del turismo y su impacto en un ecosistema tan delicado como este siguen de plena actualidad, más aun teniendo en cuenta la tendencia alcista en el número de visitas que se está registrando. Un estudio publicado hace unos años por los doctores universitarios Javier Benayas y Martí Boada reconocía que el mayor peligro del turismo antártico "no es tanto el impacto físico y/o ecológico", sino el continuo incremento del transporte de turistas y el número de barcos y aviones que se desplazan al continente, "lo que implica un mayor riesgo de accidentes con alta probabilidad de posibles vertidos contaminantes" en un entorno bastante impredecible.Aunque sin menospreciar los peligros, otros ponen el foco en los beneficios que esta actividad acarrea, como el aumento de la conciencia sobre el cambio climático entre los visitantes y la generación de unos ingresos que sirven para financiar expediciones científicas. "Todavía hay espacio para más turistas", aseguró Amanda Lynnes, de la IAATO, al canal británico. "Pero la supervisión continua es absolutamente clave", añadió.Entre sus normas se encuentran la limitación del acceso a buques con más de 500 pasajeros a bordo, que solo 100 de ellos puedan estar en tierra en un momento determinado o incluso la distancia máxima a la que un turista se puede acercar a un pingüino.
El reciente éxito de Pekín también goza de una gran carga simbólica para un país que cada vez busca mayor protagonismo en esta zona. "El vuelo comercial demuestra una vez más que China está cambiando gradualmente de ser un país grande que realiza actividades en la región a ser uno fuerte", dijo Dong Yue, investigador del Instituto de Investigación Polar de la Universidad Oceánica de China, al diario oficialista Global Times. "Sin embargo, la protección viene antes que la utilización. Tenemos que asumir nuestra obligación de proteger los recursos naturales de la Antártida como país consultivo del Tratado Antártico", subrayó en referencia al texto aprobado en 1959.Desde 2013, China ha identificado las regiones polares como una de las nuevas fronteras estratégicas del país, lo que se traduce en una fuerte voluntad política en formar parte del cómo se gobernarán estos territorios en el futuro. Para ello, el reciente Congreso del Partido Comunista estableció en su nuevo plan quinquenal que el Gobierno invertirá grandes cantidades de dinero en proyectos de exploración de los dos polos. "Con el tiempo, las ambiciones chinas contemplan poder presentar su propia propuesta para influir en cómo se gobernarán las dos regiones polares", afirmó Nengye Liu, de la Universidad de Adelaida.

Fuente: ElMundo.es

domingo, 13 de septiembre de 2015

La Antártida se quedará sin hielo si se queman todas las reservas de petróleo, carbón y gas.

El nivel del mar ha crecido en el planeta unos 20 centímetros de media desde el año 1901, según el último informe del Panel Internacional para el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés). Puede parecer que no es una gran cifra, pero sus consecuencias ya han comenzado a notarse en algunas zonas costeras y en países insulares del Pacífico, por ejemplo. Y aunque el deshielo de la Antártida suele servir de icono para ilustrar el aumento del nivel marino, hasta el momento su contribución apenas llega al 10% de la subida.

Sin embargo, el continente helado podría dejar de serlo perdiendo por completo su capa de hielo si se queman todos los combustibles fósiles disponibles en la actualidad, según un estudio recién publicado por la revista científica Science Advances.

El trabajo realizado por científicos de la Carnegie Institution for Science de la Universidad de Stanford (California, EEUU) y del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto del Clima ha analizado por primera vez mediante un modelo climático las consecuencias que tendría para la Antártida -y por tanto para el resto del planeta- la quema de todas las reservas disponibles de petróleo, carbón y gas. Los autores, liderados por el prestigioso investigador de Stanford Ken Caldeira, concluyen que si se llegan a utilizar todas las fuentes fósiles que tenemos al alcance de la mano la Antártida perdería su capa de hielo por completo.
Según el estudio, las reservas que quedan son suficientes para generar un aumento del nivel del mar medio global de 58 metros, lo que dejaría bajo el agua macrociudades como Nueva York, Tokyo, Shanghai, Calcuta o Hamburgo entre muchas otras.

"Nuestros datos muestran que si no queremos derretir la Antártida, no podemos seguir sacando energías fósiles del suelo y liberándolas a la atmósfera como CO2 como venimos haciendo", asegura Caldeira en una nota emitida por la Carnegie Institution.

El modelo utilizado por los autores revela que llevaría miles de años la pérdida total del hielo antártico. De hecho, los autores han analizado la posible evolución de la capa de hielo para los próximos 10.000 años, ya que el carbono permanece en la atmósfera durante milenios después de ser liberado.

La Humanidad ha emitido hasta el momento aproximadamente 600 gigatoneladas de carbono (unas 2.200 gigatoneladas de CO2, y cada gigatonelada son 1.000 millones de toneladas: la cifra completa sería 2.200.000.000.000 toneladas de CO2). El estudio revela que la quema de todas las fuentes fósiles disponibles en la actualidad supondría la liberación de 10.000 gigatoneladas de carbono, lo que supondría un inclemento del nivel del mar de unos 3 metros por cada siglo durante los primeros 1.000 años.
Una de las principales conclusiones de los autores es que la capa de hielo de la parte oeste del continente helado podría convertirse en inestable si las emisiones continúan durante unos 60 u 80 años, lo que supondría sólo el 8% como máximo de las 10.000 gigatoneladas previstas por los autores. "La capa oeste de hielo podría haber entrado ya en una rueda de pérdida de hielo imparable, pero si no queremos ver bajo el agua ciudades como Tokyo, Shanghai o Nueva York, necesitamos evitar que la parte Ese llegue al mismo punto", asegura Anders Leverman, uno de los autores perteneciente al Potsdam Institute.

"Si queremos mantener el aumento de temperatura por debajo del límite de 2ºC a partir del cual la comunidad científica internacional reconoce que los riesgos asociados al cambio climático se dispararían, las emisiones totales de la Humanidad no deberían superar las 1.000 gigatoneladas de carbono", asegura a este diario Ricarda Winkelmann, investigadora del Potsdam Institute y primera firmante del artículo.

"Hoy en día las 10.000 gigatoneladas que menciona nuestro estudio parecen un muy largo camino, aunque si las emisiones continúan aumentando como hasta la fecha, en la segunda mitad del próximo siglo las podríamos haber quemado ya todas", explica Winkelmann. "Por supuesto es una supersimplificación que no puede tener en cuenta cosas como el aumento de precios, pero sirve para mostrar que es posible quemar todas las reservas de combustibles fósiles disponibles y no sería algo que tardaría miles de años precisamente", asegura la autora del estudio.

La Antártida tardaría miles de años en perder su capa de hielo completamente, pero nos llevaría sólo unas pocas décadas en desencadenar ese proceso, según el estudio.

"En algún momento cruzaremos una frontera a partir de la cual la pérdida de hielo en la Antártida se convertirá en algo prácticamente imparable. No sabemos cuándo ocurrirá eso, ya que esa frontera tiene que ser definida aún, nuestro estudio se centra en qué ocurrirá al final de ese proceso", concluye Winkelmann.

Fuente: ElMundo.es

miércoles, 25 de marzo de 2015

El calentamiento global hace que nieve más en la Antártida.

El aumento de la humedad provoca mayores nevadas en el Polo Sur pero acelera el deshielo y la elevación del nivel del mar, según un estudio
El hielo de Groenlandia se desvanece

A mayor temperatura, más nieve en la Antártida. Esa es una de las paradojas del calentamiento global. Según un estudio, hay una segunda paradoja relacionada: la cantidad extra de hielo acelera el deshielo del casquete antártico, lo que eleva el nivel del mar. Así de complejo y delicado es el equilibrio que está alterando el cambio climático.
Con todo el hielo que acumula, la Antártida es el continente más seco del planeta. De una extensión casi 28 veces mayor que la de España, allí solo nieva en las zonas costeras. En las elevadas mesetas del interior, el frío es tal que congela hasta la humedad impidiendo las precipitaciones. Sin embargo, el calentamiento global estaría llevando la nieve cada vez más adentro del casquete polar. La alteración del tradicional equilibrio de una masa de hielo tan gigantesca podría afectar a todo el planeta.

Climatólogos europeos y estadounidenses han buceado en la historia climática de la Antártida escrita en el hielo. Aunque hay datos de temperatura y precipitaciones del último siglo, las variaciones interanuales hacen muy complicado hacer proyecciones sobre el futuro antártico solo con información del presente. Por eso, los científicos se fueron 20.000 años atrás, cuando empezaba el fin de la última gran glaciación. Tal y como explican en Nature Climate Change, durante los siguientes milenios, los hielos se fueron retirando de grandes zonas del planeta, hecho que, entre otras cosas, ayudó a la expansión de los humanos gracias a un clima global más benigno.

Los investigadores analizaron la información de seis bloques de hielo extraídos de otros tantos puntos de la Antártida. Tres proceden del interior de la gran meseta antártica, otros dos de zonas costeras y un sexto de la Antártida Occidental. Comprobaron que hay una relación entre el calentamiento producido tras la glaciación y el aumento de la acumulación de nieve. Sobre esa información, corrieron varios modelos climáticos para hacer previsiones que se pudieran aplicar a todo el casquete polar y su evolución futura.
"Por cada grado de calentamiento regional, la nieve caída aumenta en un 5%", dice la investigadora del Instituto para la Investigación del Impacto Climático de Postdam (Alemania) y principal autora del estudio, Katja Frieler. La lógica de este incremento de las nevadas es simple: la elevación de las temperaturas hace que se evapore más agua de los océanos que rodean la Antártida y el extra de humedad provoca más precipitaciones cuando la circulación atmosférica lleva ese aire cálido y húmedo hacia el interior del casquete.

Aunque las precipitaciones serán más copiosas y frecuentes en las zonas costeras, los modelos muestran que, en términos relativos, el aumento será mayor en el interior antártico. En la enorme meseta, la nieve caída no supera hoy la media anual de 50 milímetros al año. En principio, esta aparente paradoja de un calentamiento que genera más nevadas, ayudaría a contrarrestar uno de los fenómenos que más preocupan a los científicos: el aumento del nivel del mar por el deshielo.

En la otra punta del planeta, en el Ártico, todo parece más sencillo. El cambio climático está provocando un acelerado deshielo de las zonas árticas, Groenlandia incluida. Eso acabará por elevar el nivel del mar en todo el planeta. En principio, la mayor acumulación de nieve en la Antártida podría compensar al menos en parte este peligro, al retirar de los océanos el agua deshelada en el norte. Sin embargo, la cosa no es tan sencilla. Aquí está la segunda paradoja: más hielo puede suponer mayor deshielo.

Aunque el objetivo del estudio era estudiar cuánta nieve podría ganar la masa antártica por el calentamiento, Frieler explica su particular dinámica. "El deshielo provocado por un aire más cálido es allí un problema menor. Hace mucho más frío que en Groenlandia e incluso en el escenario de un calentamiento debido a las emisiones de efecto invernadero, se calcula que la aportación del deshielo superficial a la pérdida global de hielo de la Antártida será pequeña al menos hasta final de siglo". Pero añade: "un mayor problema es el llamado deshielo basal por la acción del océano sobre la línea de tierra, la transición entre el hielo terrestre y el hielo flotante, que es el mayor vector de la dinámica de descarga de hielo antártico en el mar".
Es una simple cuestión de física. El hielo no es tan estático como aparenta. Como el agua, discurre desde las zonas elevadas a las más bajas por medio de los glaciares. Estos ríos helados llevarían el excedente provocado por las nevadas hasta la costa y allí, el mar, más cálido, hará el resto del trabajo.

"La acumulación de nieve sobre el hielo pesa y empuja, cuanto más alto esté el hielo, mayor presión", explica la investigadora del Instituto de Física de la Universidad de Postdam y coautora del estudio, Ricarda Winnkelman. "Como las nevadas adicionales elevan la capa de hielo de la zona terrestre del continente antártico pero menos en la capa helada flotante, el hielo fluye más rápidamente hacia el océano, contribuyendo a la subida del nivel del mar", añade.

De hecho, en otra investigación realizada por investigadores del Imperial College de Londres y publicada también esta semana, se mostraba como el glaciar Totten, uno de los mayores de la Antártida, está acelerando su velocidad por el deshielo en la cabecera.

Los investigadores estiman que, por sí solo, el Totten podría elevar el nivel del mar hasta 3,5 metros. "La elevación podría tardar varios siglos en completarse pero el proceso ya ha comenzado y probablemente sea irreversible", sostenía en una nota el director del Instituto Grantham del Imperial College y coautor del trabajo, Martin Siegert. El caso del Totten es similar al de otros glaciares, como se ha comprobado ya en Groenlandia. El agua del mar los va socavando por abajo, acelerando la descarga del hielo.

Así que la doble paradoja no es tal para la ciencia. El calentamiento puede provocar mayores nevadas y estas impulsar la llegada del hielo hasta el mar donde el deshielo se aceleraría. Según estimaciones de los investigadores del instituto de Postdam, hagan lo que hagan los humanos para frenar el cambio climático, el nivel del mar se elevará hasta 23 centímetros en este siglo y eso en el escenario más optimista. En la Antártida hay hielo como para que los océanos se eleven varias decenas de metros, como ya ocurrió en el Plioceno, hace unos tres millones de años. Con esa altura, se inundarían todas las zonas costeras del planeta.

Fuente: ElPais.com

martes, 6 de enero de 2015

El lugar más frío del planeta: -93ºC en el corazón de la Antártida.

Un equipo de científicos ha precisado el lugar más frío del planeta: -93 ºC grados bajo cero (136 ºF) registrados en la Antártida en agosto de 2010. El nuevo récord se ha establecido tras tras analizar las temperaturas de la superficie global registradas durante 32 años por los satélites.

Los autores de la investigación descubrieron que las latitudes más altas de la Meseta del este Antártico contenía bolsas de aire atrapado con una temperaturas que descendían hasta los -93 ºC el 10 de agosto de 2010. Los resultados del estudio se acaban de presentar en la reunión de la Unión Américana Geofísica que se ha celebrado en San Francisco (EEUU).

El anterior récord de temperaturas mínimas se había establecido en 1983, cuando se registraron -89,2 ºC (128,6 ºF) en el este antártico, comprobadas por investigadores de la Estación Rusa de Investigación Vostok, según explicó Ted Scambos, el director del Centro de Nieve Nacional e Información del Hielo en Boulder (Colorado, EEUU).

"Teníamos la sospecha de que esta elevación de la Antártida sería extremadamente fría con toda probabilidad, y más que Vostok, porque es una zona más alta", afirmó Scambos.

El estudio surgio de una investigación sobre las dunas de nieve en la Antártida. Los científicos detectaron la presencia de grietas en la nieve y se preguntaron si la capa más alta se estaba encogiendo. Esto les llevó a buscar datos de temperaturas.

Las temperaturas extremadamente bajas se deben al aire atrapado durante un tiempo. Si el cielo está claro durante unos días, el suelo irradia calor al espacio, creando una capa de aire ultra frío por encima de la nieve. "Al atrapar el aire durante periodos largos de tiempo, al mismo tiempo que se irradia más y más calor al espacio, se generan las temperaturas más bajas que hemos sido capaces de encontrar", explica Scambos.

Fuente: ElMundo.es

domingo, 31 de agosto de 2014

Un Atlas de la vida marina en el océano Antártico.

Un grupo de cerca de 150 científicos ha creado el Atlas Biogeográfico del Océano del Sur, que documenta la biodiversidad marina en el Antártico desde los tiempos de las primeras expediciones a la zona, según ha informado el Comité Científico de la Investigación sobre el Antártico (SCAR, por sus siglas en inglés), que ha coordinado la investigación, presentada en la conferencia científica que se celebra del 25 al 28 de agosto en Auckland (Nueva Zelanda).

Según la organización, la iniciativa ha contado con la participación de 147 investigadores procedentes de 91 instituciones en 22 países como, entre otros, Australia, Bélgica, Canadá, Chile, Dinamarca, Francia, Alemania y también España. Durante los últimos cuatro años, este equipo ha recopilado datos sobre la presencia, evolución, cambios genéticos y efectos del cambio climático sobre más de 9.000 especies de la zona, desde bacterias hasta ballenas.

"Por primera vez, desde los años en los que el Capitán Cook exploraba el Antártico, la comunidad científica ha reunido, analizado y cartografiado la diversidad marina de este entorno en un atlas comprensivo, una base de datos accesible que facilitará la conservación de la vida salvaje", ha destacado el principal editor e investigador del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales, Claude de Broyer.

'Un aumento espectacular'

La cantidad de especies catalogadas por el Atlas constituye un "aumento espectacular" con respecto a los números que se manejaban anteriormente, según el científico del British Antarctic Survey, Huw J. Griffiths, que ha explicado a Europa Press que, gracias a nuevas técnicas como el análisis del ADN, la comunidad científica ha podido revisar el conocimiento existente sobre la vida salvaje en el Antártico y constatar, por ejemplo, que el isópodo gigante Glyptonocus antarcticus, que se consideraba una especie es en realidad "once especies distintas".
Preguntado por los efectos de la actividad del ser humano en la biodiversidad en el Antártico, Griffith ha distinguido entre especies "más amenazadas" como las ballenas, focas y algunos peces, que "todavía se están recuperando" de la explotación humana en el pasado, y otros grupos como los invertebrados que habitan el fondo del mar, que se han mantenido "razonablemente a salvo" de la influencia humana.

No obstante, ha advertido de que tanto unos como otros se enfrentan al "desafío común" que presentaría un potencial aumento de las temperaturas, sumado a la acificación de los océanos y las alteraciones en las fuentes de alimentación, entre otros.

En este sentido, su compañero en la investigación y profesor de Oceanografía Biológica en la Universidad Marie Curie de París (Francia), Philippe Koubbi, ha añadido que la Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos Antárticos (CCAMLR, por sus siglas en inglés) lleva trabajando desde 2005 para la designación de Áreas Marinas Protegidas (AMP) en el Antártico, con espacios ya declarados como la reserva en las Islas Orcadas del Sur, otros en camino de serlo como los del mar de Ross y Antártida del Este y otros todavía por proponer como el mar de Weddell o la Península Antártica.

"Aunque el sector de la pesca está bien controlado por el CCAMLR, todavía existe el problema de capturas ilegales. Por eso es fundamental un Atlas como este, con una base de datos que nos proporcione una comprensión global de la biodiversidad en el Antártico. A partir de ahora, los científicos ya sabrán qué áreas hay que proteger y podrá continuarse así con estudios área por área, a nivel regional", ha subrayado.

Fuente: ElMundo.es

martes, 13 de mayo de 2014

El deshielo irreversible de la Antártida.

La contracción de los glaciares en la Antártida occidental ha cruzado un umbral y es ahora "irreversible" e "imparable", según afirmaron el lunes 12 de mayo científicos que han estudiado los datos recogidos durante cuatro décadas por la NASA.

"Este estudio muestra que hemos cruzado un umbral crítico", afirmó Tom Wagner, científico del programa de criósfera en la agencia espacial estadounidense, y añadió que "no se sustenta en simulacros de computadora o modelos numéricos".

"Esto se apoya en la interpretación empírica de más de cuarenta años de observaciones desde satélites de la NASA", agregó.

Eric Rignot, profesor de Ciencias del Sistema de la Tierra de la Universidad de California y glaciólogo de la NASA, sostuvo que "la observación deja en evidencia un gran sector de retirada irreversible de los glaciares".

"Hemos pasado ya el punto sin retorno y esto tendrá consecuencias mayores para los niveles de los mares en todo el mundo", dijo Rignot, quien agregó que este proceso "podría triplicar su contribución al nivel de los océanos".

Ya desde la década de 1970, los científicos que estudiaban los glaciares señalaron como amenazada la región de la Antártida sobre el mar de Admunsen, donde se encuentran seis glaciares gigantes: Pine Island, Thwaites, Haynes, Pople, Smith y Kohler.

Todos ellos bajan de las montañas hasta el mar y los científicos explicaron que la línea de asentamiento, el área donde la base del glaciar toca el suelo submarino, ha estado retrocediendo de manera rápida en las últimas décadas.

A medida que el agua más templada se desliza debajo del manto flotante de hielo, erosiona la base del glaciar y la línea de asentamiento "ha estado retrocediendo a una velocidad que no se ve en ninguna otra parte de la Antártida".

Derretirse hasta desaparecer

"El hielo que se descarga en el océano ha estado incrementándose continuamente durante más de cuarenta años", añadió Rignot, quien calculó la contracción en el caso del glaciar Smith en unos 35 kilómetros, a razón de 2 kilómetros por año.

"Estos glaciares continuarán derritiéndose hasta que desaparezcan y el hecho de que los glaciares reaccionan casi simultáneamente indica una causa común", que es el "aumento de las temperaturas en el océano", aseguró.

Sridhar Anandakrishnan, profesor de geociencias en la Universidad estatal de Pensilvania, dijo en la misma teleconferencia que "el cambio que está ocurriendo es enorme".

"Es bien claro que el derretimiento del manto de hielo tendrá un papel creciente en el aumento de los niveles del mar", dijo. "La situación en la Antártida occidental -agregó- es particularmente mala, con una retirada acelerada de la línea de asentamiento"

Fuente: ElMundo.es

lunes, 30 de julio de 2012

Encuentran un valle tan profundo como el Gran Cañón bajo el hielo antártico.

Situada en Antártida Occidental, esta depresión ayuda a explicar la importante pérdida de hielo que padece esta región

british antarctic survey
La Corriente de Hielo de Ferrigno desemboca en la bahía de Eltanin, en Antártida Occidental 
Más de 1.500 metros de desnivel escondidos bajo una inmensa capa de hielo. Científicos del British Antarctic Survey (BAS) han encontrado un profundo valle en Antártida Occidental tan hondo como el Gran Cañón del Colorado.
El descubrimiento se ha realizado bajo la Corriente de hielo Ferrigno, en una región considerada remota incluso para los estándares antárticos. Antes de la visita de los científicos del BAS, sólo se había ido una vez, hace medio siglo. Las corrientes de hielo son regiones heladas que se desplazan a mayor velocidad que las de su alrededor. El caso más típico es el de las lenguas glaciares.
Según el grupo de científicos, que ha publicado su trabajo en la revista Nature, este valle bajo el hielo está conectado con el mar. El océano transmite a través de éste su potencial calorífico tierra adentro, y favorece la fusión del hielo. Puesto que ésta es la región de la Antártida que más hielo pierde cada año —y es responsable ella sola del 10% del aumento del nivel de los óceanos—, comprender su geomorfología es de vital importancia científica.

Fusión del hielo

«Durante los últimos 20 años hemos usado satélites para monitorizar las pérdidas de hielo de la Antártida. Y hemos sido testigos de un deterioro del mismo en prácticamente toda su costa», afirma Robert Bingham, glaciólogo y coautor del trabajo. «En algunos glaciares, incluyendo la Corriente de hielo Ferrigno, esta pérdida ha sido especialmente pronunciada. Para entender los motivos necesitábamos saber qué había bajo la superficie helada».
«Lo importante es que este espectacular valle cuadra a la perfección con los registros de descenso de hielo superficial de los que se tenía constancia gracias a las mediciones por satélite», recalca Bingham.
Para llevar a cabo el análisis geomorfológico de la zona, los investigadores arrastraron un radar —capaz de atravesar el hielo— con una moto de nieve a lo largo de más de 2.500 kilómetros. Toda la zona tiene una superficie relativamente plana, lo que ayudó a la tarea. Bajo la planicie helada, otra planicie rocosa atravesada por el escarpado valle de más de 1.500 metros de profundidad. «Si pudieses quitar todo el hielo de ahi, verías algo tan gigante como los valle tectónicos africanos y de una profundidad tan destacada como la del Gran Cañón del Colorado», dice Bingham.
 
Fuente: ABC.es