lunes, 18 de abril de 2011

El mapa del hambre según la ONU.

Se basa en datos del Programa Mundial de Alimentos. Haití, República Dominicana y Bolivia registran los índices más altos de desnutrición en América Latina.

Los datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) contabilizan más de 1.000 millones de personas desnutridas en todo el mundo, "una cifra equivalente a la suma de la población de América del Norte y de Europa", según los datos relevados en esta infografía. La investigación establece seis categorías para clasificar la desnutrición mundial. Por colores, el celeste representa a las naciones con un 5% -o menos- de población desnutrida. En esta categoría aparecen, entre otros, los países europeos, Rusia, los Estados Unidos, Japón y Canadá; pero también se ubican países latinoamericanos como México, Costa Rica, Chile, Uruguay y Argentina. Con menos del 5% de su población desnutrida, además, se registran algunos países africanos y árabes como Marruecos Argelia, Libia, Egipto, Siria, Arabia Saudita y el persa Irán. Del África subsahariana sólo aparecen Sudáfrica y Gabón. El hambre, para las naciones en desarrollo, representa un costo de más 450 mil millones de dólares al año. En este punto es donde entra en acción el PMA: "Durante las emergencias llevamos alimentos a donde más se necesite para salvar las vidas de las víctimas de desastres naturales, de las guerras o conflictos civiles. Una vez que las emergencias han pasado, usamos los alimentos para ayudar a las comunidades a reconstruir sus vidas destrozadas". Según detalla el PMA en su sitio web, una de cada seis personas en el mundo no tiene alimentos suficientes para estar saludable y llevar una vida activa. "El hambre y la desnutrición son consideradas a nivel mundial el principal riesgo a la salud, más que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntas". La mayoría de los países latinoamericanos están calificados en las primeras tres categorías de este mapa. El caso más preocupante es el de Haití que registra una desnutrición "muy alta", mayor al 35 por ciento. República Dominicana y Bolivia, tienen una tasa "moderadamente alta", entre un 20 y un 34 por ciento. Honduras, Nicaragua, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Paraguay entraron en la categoría "moderadamente baja", con niveles de desnutrición de entre el 10 y el 19 por ciento. Y finalmente Brasil, aparece pintada en amarillo con una tasa de entre el 5 y el 9 por ciento. El PMA detalla que entre las principales causas del hambre están los desastres naturales, los conflictos, la pobreza, la falta de infraestructura agrícola y la sobre-explotación del medioambiente. Recientemente, el número de personas con hambre se incrementó debido a las crisis financieras y económicas. El programa de Naciones Unidas, además explica que existe otro tipo de hambre, el oculto "producto de la deficiencia de micronutrientes y hace a las personas más susceptibles a las enfermedades infecciosas, perjudica el desarrollo físico y mental, reduce la productividad laboral y aumenta el riesgo de una sufrir una muerte prematura". Los cinco objetivos estratégicos del PMA son: Salvar vidas y proteger los medios de subsistencia en emergencias. Prevenir el hambre aguda e invertir en medidas de preparación para casos de catástrofe y de mitigación de sus efectos. Reconstruir las comunidades y restablecer los medios de subsistencia después de un conflicto o una catástrofe o en situaciones de transición. Reducir el hambre crónica y la desnutrición. Fortalecer la capacidad de los países para reducir el hambre. Esta iniciativa se financia con aportes voluntarios. En su sitio online se especifica que con sólo 25 centavos de dólar se garantiza "una taza de alimentos que contengan todos los nutrientes necesarios para un día". El eslogan es "llena la taza", con un dólar aportado, se llenan cuatro.

Fuente: DiarioDeCuyo.com.ar

martes, 12 de abril de 2011

El cambio climático amenaza al 58% de las especies protegidas en Europa.

Hacia el año 2080, el 58% de las especies de vertebrados terrestres y de plantas presentes en Europa podría perder las condiciones climáticas para subsistir en las áreas protegidas de cada país. Así lo asegura un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publicado 'Ecology Letters'.

Los autores, liderados por Miguel Araújo, han analizado la eficacia de las políticas de conservación en el 75% de los vertebrados terrestres y el 10% de las plantas del continente. De su análisis también se desprende que estos cambios afectan a más de la mitad de las especies que se incluyen dentro de la red de conservación europea 'Nature 2000', hasta a un 63% de ellas.

Las áreas montañosas, los valles encerrados y las líneas de agua desempeñan un papel fundamental en la adaptación de la biodiversidad al cambio climático. Al proporcionar gradientes de temperatura y humedad acentuados, señala el estudio, facilitan la adaptación de las especies mediante movimientos de corta distancia que son más factibles y menos arriesgados que las migraciones continentales.

La red Natura 2000 abarca 27.661 zonas, lo que se traduce en un total de 117 millones de hectáreas que constituyen el 17% de la superficie de los 27 países que integran la Unión Europea. El objetivo de la red es asegurar la supervivencia de la biodiversidad a largo plazo. Además, cada país designa sus propias áreas protegidas. Todo ello convierte a Europa en la región con la mayor red de conservación del mundo.

Modelos climáticos

Los investigadores han empleado varios modelos climáticos para estudiar la potencial distribución de 1.883 especies, 585 vertebrados terrestres y 1.298 plantas de Europa.

Según explica Miguel Araujo, del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, "hemos observado que las áreas protegidas conservan mejor las especies frente a los efectos del cambio climático, pero la red Natura 2000 es más vulnerable y podría perder más especies".

Las zonas de conservación designadas por cada país son más eficaces porque suelen situarse en zonas montañosas, que actúan como 'refugios climáticos'. En la red Natura 2000, las especies son más vulnerables porque viven en llanuras, donde los efectos causados por el clima se intensifican. La investigación confirma que los mayores impactos los sufrirá el sur de Europa, mientras que las zonas altas de montañas europeas se verán menos afectadas.

Las conclusiones apuntan a la necesidad de designar nuevas áreas de protección tras un proceso de revisión y reclasificación de las ya existentes. Además, los autores sugieren mejorar los sistemas de gestión del paisaje para facilitar el desplazamiento de las especies entre las áreas de conservación.

"Hasta ahora se ha pensado que el éxito en las estrategias de conservación implicaba aislar las áreas protegidas de posibles amenazas. No obstante, para que sean efectivas, deben mitigar los impactos del cambio climático, además de conseguir una gestión sostenible de los hábitats y ecosistemas", destaca Araujo.

Fuente: ElMundo.es

domingo, 10 de abril de 2011

Detectan una destrucción récord del ozono en el Polo Norte.


La capa de ozono en el Polo Norte sufre un nivel de destrucción sin precedentes a causa de excepcionales condiciones meteorológicas, según informa hoy el organismo francés Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS).

A finales del pasado mes, la disminución de la capa que protege a la Tierra de los rayos ultravioleta fue del 40% y se registró en una "zona extensa", un fenómeno nunca antes observado, señala el CNRS en un comunicado.

El motivo de esta degradación se encuentra en "un invierno estratosférico muy fío y persistente" que ha conducido a una destrucción de ozono "importante" y "prolongada excepcionalmente hasta la primavera".

La Agencia Espacial Europea (ESA) detalla que este récord en la capa de ozono se debe a los fuertes vientos conocidos cómo 'vórtice polar'. Este fenómeno aísla la masa atmosférica sobre el Polo Norte e impide que se mezcle con el aire procedente de latitudes medias. Como resultado, la situación -de frías temperaturas- se asemejó mucho a la que se da cada invierno en la Antártida. El satélite Enviasat, de la ESA, ha proporcionado datos para medir los niveles de ozono.
Gases perjudiciales

La destrucción de la capa de ozono está ligada a la presencia en la atmósfera de diversos gases, emitidos por los aerosoles.

A 80ºC bajo cero esos gases se convierten en nocivos para el ozono, un fenómeno "recurrente" en la Antártida, donde las temperaturas son extremadamente bajas" cada invierno, pero menos común en el Polo Norte, donde la temperatura es más elevada y las condiciones meteorológicas más variables.

"No siempre se reúnen las circunstancias para que se produzca una disminución importante del ozono" en esa región, indicó el CNRS, que señaló que "las condiciones meteorológicas extremas son responsables del récord alcanzado" este año.

Los científicos franceses, apoyados en los datos que envían las estaciones de observación destacadas sobre el terreno, tratan ahora de determinar el impacto que este fenómeno tendrá cuando las masas de aire pobre en ozono se desplacen una vez que suban las temperaturas con el avance de la primavera.
Lenta recuperación

El CNRS advirtió de que el deterioro de la capa de ozono hubiera sido mayor si en 1987 no se hubiera firmado el Protocolo de Montreal, que limita el uso de aerosoles.

Estos productos, que emiten gases ricos en cloro y bromo, permanecen durante años en la atmósfera, por lo que los científicos franceses no descartan que una destrucción de la capa de ozono similar a la de este año se repita si vuelve a haber inviernos excepcionalmente fríos.

Según el último informe de evaluación de la capa de ozono, este gas no recuperará su nivel de 1980 hasta los años 2045-2060 en el Polo Sur y una o dos décadas antes en el Norte.

Fuente: ElMundo.es

miércoles, 6 de abril de 2011

La radiactividad amenaza la pesca mundial.

El agua utilizada para refrigerar desde el exterior los reactores dañados por el accidente se ha convertido en un residuo nuclear más en Fukushima. Hasta ahora, la compañía que opera la central (Tepco) la ha estado almacenando en un tanque del circuito de condensación para evitar que fuese a parar al mar de forma incontrolada. Eso en el mejor de los casos, porque la planta atómica aún tiene grietas por las que el agua contaminada está llegando al mar sin control. Los técnicos de la central llevan días tratando de encontrar las vías de agua por donde se filtra, pero aún no han dado con ellas.

En las últimas jornadas, la filtración de agua altamente contaminada hasta los edificios de turbinas de la planta ha obligado a verter 11.500 toneladas de agua radiactiva al océano. Se trata de un agua de radiación baja que Tepco llevará al mar para dejar espacio en el tanque de condensación y poder albergar el agua presente en los edificios de turbinas, que contiene 1.000 veces más radiactividad de la que debe recibir una persona en un año. Los técnicos aún no saben de dónde procede el líquido que ha ido a parar a las turbinas.

Sin embargo, aunque sea un agua de radiactividad baja puede tener un efecto grave sobre los ecosistemas marinos y sobre los productos pesqueros. Los cálculos de Tepco indican que el impacto sobre un adulto que comiera pescado procedente del agua contaminada sería de 0,6 milisieverts al año, el 25% de la dosis anual de radiación a la que la población está expuesta en la naturaleza. Quizá no suponga un problema a corto plazo, pero puede convertirse en una amenaza en los próximos años, según los expertos.

Se acumula en los depredadores marinos

"El mayor problema es que las corrientes oceánicas transportan las partículas radiactivas por todo el mundo. Ya se han detectado en la costa de Estados Unidos niveles de radiactividad que no son tan mínimos", asegura Eduardo Rodríguez-Farré, profesor de investigación del CSIC y miembro del Comité Científico de la UE sobre riesgos para la salud. "Estas partículas entran en la cadena trófica y se van acumulando en los organismos".

Pero el problema está en la acumulación de las partículas de vidas largas. Y no sólo para los consumidores del pescado japonés. Algunos expertos señalan que la presencia de cesio es una amenaza para la pesca mundial a largo plazo. La mayor parte de las partículas radiactivas vertidas al mar son de yodo-131 y no preocupan mucho a las autoridades debido a que se vuelven inocuas en 40 días. Sin embargo, también se ha detectado la presencia de cesio-137, cuya vida media es de 30 años y tarda 150 en volverse inofensivo.

La radiactividad es acumulativa, o que supone un problema grave en las partes altas de la cadena alimenticia. Los depredadores -como el atún o el pez espada- retienen las partículas radiactivas que contienen las presas que se comen durante toda su vida. La radiactividad va aumentando en ellos de forma constante. "Habría que hacer controles rutinarios en el pescado, no de todos los productos, pero sí de una muestra de ellos, por precaución", asegura Rodríguez-Farré.

Fuente: ElMundo.es

lunes, 4 de abril de 2011

La gravedad terrestre en forma de 'patata'.

Modelo de Geoide -

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Después de sólo dos años en órbita, el satélite GOCE de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha recopilado suficientes datos como para crear un mapa de la gravedad de la Tierra con una precisión sin precedentes. Los científicos tienen ahora acceso al modelo más preciso jamás producido del geoide para mejorar nuestra comprensión de cómo funciona la Tierra.

El modelo sirve para ilustrar las diferencias de gravedad en diferentes puntos del planeta. Así, las zonas de la recreación en color amarillo son aquellas donde la gravedad es mayor, mientras que en las azules el nivel es menor.

El nuevo geoide, que recuerda a una patata, se dio a conocer este jueves en el Cuarto Taller Internacional para Usuarios de GOCE organizado en la Universidad Técnica de Múnich, en Alemania.

El geoide es la superficie de un océano global en ausencia de mareas y corrientes, en forma única por efecto de la gravedad. Es una referencia fundamental para medir la circulación de los océanos, el cambio del nivel del mar y la dinámica del hielo, todos ellos procesos afectados por el cambio climático.

El profesor Reiner Rummel, ex jefe del Instituto de Astronomía y Geodesia Física en la Universidad Técnica de Múnich, explicó: "GOCE nos dará la topografía dinámica y patrones de circulación de los océanos con una calidad y resolución sin precedentes. Confío en que estos resultados ayudarán a mejorar nuestra comprensión de la dinámica de los océanos del mundo."

También servirá para terremotos como el de Japón

Además, los datos de gravedad de GOCE están ayudando a desarrollar un conocimiento más profundo de los procesos que provocan terremotos, como el caso de que recientemente devastada Japón.

Dado que este terremoto fue causado por el movimiento de las placas tectónicas bajo el océano, el movimiento no puede ser observado directamente desde el espacio. Sin embargo, los terremotos crean firmas en los datos de gravedad, lo que podría utilizarse para comprender los procesos que conducen a estos desastres naturales y en última instancia, ayudar a predecirlos.

Un satélite europeo

El satélite GOCE fue lanzado en marzo de 2009 y lleva doce meses recogiendo datos de gravedad.

Volker Liebig, Director de Programas de Observación de la Tierra de la ESA, dijo que, beneficiado de un período de excepcional baja actividad solar, GOCE ha sido capaz de permanecer en órbita baja y lograr una cobertura de todo el planeta seis semanas antes de lo previsto.

"Esto también significa que todavía tenemos combustible para continuar midiendo la gravedad hasta final de 2012, duplicando así la vida de la misión, y agregar aún más precisión al geoide GOCE".

GOCE ha logrado muchas novedades en la observación de la Tierra, gracias a su gradiómetro, su órbita de menor altitud pese a su tonelada de peso, y su innovador motor de iones que genera fuerzas pequeñas para compensar la resistencia del satélite.



Fuente: ElMundo.es

sábado, 2 de abril de 2011

Algunos materiales radiactivos de Fukushima durarán miles de años.

Se han cumplido 23 días desde que comenzó el accidente de la central nuclear japonesa de Fukushima. Desde que el tsunami dejó sin suministro eléctrico a la planta y se produjo la primera explosión de hidrógeno, los elementos radiactivos que se han liberado a la naturaleza se cuentan por decenas. Pero no todos suponen el mismo riesgo para la salud ni perduran en la naturaleza el mismo tiempo. Sin duda, el plutonio recién detectado en la planta atómica es uno de los que tiene una actividad mayor y supone un riesgo muy elevado para la salud.

Las partículas que salen con mayor facilidad acompañando al vapor de agua que se deja salir de los reactores para evitar que aumente la presión en el interior y se produzcan explosiones son las más ligeras y que tienen una mayor volatilidad. Se trata de elementos como el yodo o el cesio, de los que ya se ha oído hablar, pero también de algunos otros de volatilidad intermedia como el rutenio o el estroncio.

El periodo de semidesintegración -el tiempo que tardan en perder la mayor parte su radiactividad- de cada uno de ellos oscila desde días hasta varios años.

Materiales ligeros y volátiles

El yodo-131, por ejemplo, uno de los elementos que más ha liberado la central de Fukushima, tiene un periodo de semidesintegración de 8 días. Pero los riesgos que supone para la salud son muy elevados. De hecho, es el material responsable de que la población cercana a la central haya tenido que bloquearse la glándula tiroides con pastillas de yoduro de potasio para evitar el riesgo de padecer cáncer de tiroides.

El cesio-134 tarda dos años en perder la mayor parte de su actividad. Y el cesio-137, otro de los elementos que ha salido en grandes cantidades de los reactores de Fukushima, no reduce su radiactividad hasta 30 años después de producirse. El mayor riesgo que supone el cesio para la salud o el medio ambiente está en que se absorbe muy fácilmente a través de la comida o el agua, o también si se inhala en forma de polvo. El cesio, de hecho, supuso uno de los mayores peligros tras el accidente de Chernobil debido a que se ingirió de forma masiva en los productos alimenticios.

En cuanto a los elementos de volatilidad media, el rutenio tiene dos isótopos comunes, el 103 y el 106, con una semidesintegración de 39 días y de un año, respectivamente. El estroncio-90 perdura en la naturaleza durante cerca de 30 años.

Los elementos más pesados y menos volátiles son más peligrosos, pero también es más complicado que se liberen debido a su elevada masa atómica. Sin embargo, ya se ha detectado plutonio en Fukushima.

Materiales pesados y poco volátiles

El plutonio, concretamente el plutonio-239, tiene un periodo de semidesintegración de 24.100 años. El plutonio no está de forma natural en el medio ambiente. Pero se podría hacer una comparación muy sencilla para hacerse una idea del enorme periodo que supone su vida media: si se hubiese liberado plutonio en algún lugar de la Tierra cuando se extinguieron los neandertales, hace 24.000 años, aún seguiría siendo muy radiactivo. En cambio, el plutonio-238, también encontrado en la planta japonesa tiene una vida de 40 años.

Emite radiación de tipo alfa, que puede ser detenida por la ropa o por un simple papel. El mayor riesgo es que entre en contacto con el cuerpo, ya que puede provocar cáncer o alteraciones celulares.

El plutonio es un metal muy pesado y con una volatilidad casi nula. Esto dificulta mucho su transporte por el viento. Cuando se libera en tierra, lo más probable es que se pegue al suelo y permanezca allí hasta que sea limpiado. Sin embargo, si se libera en el mar el plutonio podría diluirse y dispersarse por el océano. en este caso las consecuencias serían imprevisibles.

Por último, otro de los elementos pesados que puede liberarse en un accidente nuclear es el uranio. El isótopo 234, uno de los tres que se puede encontrar de forma natural, tiene un periodo de semidesintegración de 247.000 años. Pero sus formas 238 y 235, las que se utilizan como combustible en la mayoría de los reactores del mundo, tienen una duración de 4.500 millones de años y de 710 millones de años, respectivamente.


Fuente: ElMundo.es